El perfil del inversor está cambiando, y con él, el flujo del capital. Los grandes fondos de inversión están reconfigurando sus carteras: lo que antes se dirigía a inmuebles, petróleo o bonos tradicionales, ahora fluye cada vez más hacia activos vinculados a la transición energética.
Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en 2025 el 66% de la inversión global en energía se destinará a tecnologías limpias como la solar, la eólica o las redes eléctricas inteligentes.
En paralelo, el inversor minorista busca cada vez más opciones que combinen rentabilidad con impacto. Y ahí es donde entra Crowmie, la green fintech española especializada en proyectos de inversión en infraestructura energética, tanto generación fotovoltaica como almacenamiento en baterías , que abre el acceso a activos antes reservados a fondos institucionales.
«Estamos viendo cómo los grandes fondos entran con fuerza en el sector energético, pero el pequeño inversor seguía fuera del juego. Nuestro modelo lo cambia todo», afirma Pablo Valverde, CMO de Crowmie.
Fondos que ya están liderando el cambio
Algunos de los principales fondos europeos están acelerando su apuesta por las renovables: Alantra lanzó en España su Energy Transition Fund, con un objetivo de 210 millones de euros, centrado en renovables, hidrógeno y eficiencia energética. Azora Capital, también española, cerró un fondo de 270 millones para energías limpias, principalmente solar, en la península ibérica.
Amundi, el mayor gestor de activos de Europa, ha comprometido más de 10.000 millones para transición energética a través de sus fondos temáticos. BlackRock, a nivel europeo, canaliza más de 43.000 millones de euros hacia activos verdes, incluyendo vehículos como el Climate Infrastructure Fund. El fondo Next Generation EU canaliza miles de millones hacia proyectos energéticos sostenibles, muchos de ellos en colaboración con actores privados como bancos o gestoras locales.
Acceso, impacto y sentido
Mientras los grandes fondos manejan tickets de decenas de millones, Crowmie permite acceder al mismo tipo de activos, infraestructura energética renovable, desde 5.000 euros, con un modelo basado en contratos PPA de hasta 25 años, retornos del 9,5% anual, liquidez mensual y total transparencia.
Pero su propuesta va más allá de la rentabilidad. Apuesta por una nueva forma de entender la inversión: invertir con propósito para vivir mejor.
“La fórmula LET (Libertad – Elección – Tiempo) da nombre a una filosofía que transforma el enfoque tradicional de acumulación de capital”, explica Valverde. “Lo que realmente cambia la vida no es cuánto tienes, sino qué haces con ello. En Crowmie ayudamos a multiplicar patrimonio, sí, pero sobre todo a ponerlo al servicio de una vida con más sentido”.
Este enfoque ha calado especialmente en una nueva generación de inversores que exige propósito, impacto y retorno. Y Crowmie lo articula con un mensaje claro: “Invertimos en energía con el propósito de vivir mejor”.
Cada proyecto que lanza la plataforma está estructurado bajo estrictos criterios de seguridad y transparencia: contratos PPA con empresas de consumo real, aval bancario que cubre hasta 6 meses de ingresos, planes de contingencia para mitigar impagos, retorno mensual a través de préstamo participativo, acceso a un entorno privado de intercambio para garantizar liquidez, opción de reinversión para activar el interés compuesto. Gracias a este modelo, más del 90% de los inversores reinvierte en nuevos proyectos, creando un ecosistema sostenible, rentable y escalable.
Un cambio de paradigma financiero
Los datos lo confirman: el 66% de la inversión global en energía irá a tecnologías limpias en 2025 (IEA). El private equity internacional destinó más de 25.900 millones de dólares a renovables en 2024 (Reuters). Por cada 1 dólar invertido en combustibles fósiles, los fondos públicos ya destinan 0,48 dólares a energías limpias; y los privados, 1,2, según BloombergNEF. Más de 600 inversores activos en 35 países y más de 7 millones de euros financiados en Crowmie en proyectos reales y operativos.
«Las energías limpias ya no son solo una apuesta ética: son la nueva gran tesis financiera», concluye Valverde. «Y queremos que cualquier persona pueda formar parte del cambio, no solo los grandes capitales».