A la hora de analizar los mercados emergentes, la mayoría de las gestoras internacionales y sus expertos coinciden en que estos países destacan por sus sólidos fundamentales y por su resiliencia. Se trata de dos atributos de los que han hecho gala los últimos años. Si bien en el pasado los fundamentales no era razón suficiente para atraer a la comunidad inversora de manera masiva, el aumento en la incertidumbre de Estados Unidos parece ser la gota que rebalso el vaso, y estamos comenzando a ver rotación de activos norteamericanos a carteras Emergentes en busca de mejores fundamentales.
Carlos Carranza, gestor de carteras de mercados emergentes en Allianz GI, comparte esta opinión y, es más, reivindica que esta visión sigue vigente. “La fortaleza de emergentes no es nueva, pero no era suficiente en el pasado para atraer capitales. Sin embargo, este paradigma parece estar cambiando a medida que los riesgos fiscales y políticos aumentan en Estados Unidos. Los indicadores de fortaleza en emergentes son: la sólida posición fiscal; los niveles bajos de inflación; el exitoso duro de los bancos centrales de estabilizar la moneda, el crecimiento y las expectativas inflacionarias; y los riesgos idiosincráticos políticos que han bajado para emergentes en general (por ejemplo, para la mayoría de los países de grado de inversión). Algo que podemos observar si nos fijamos en que, de media, sus bancos centrales han aumentado las reservas o en su política monetaria o la evolución de sus balanzas comerciales. La macroeconomía de los emergentes sigue teniendo signos de solidez, y esto se está haciendo evidente en esta incertidumbre global”, argumenta Carranza.
Carranza coincide con que esta solidez y resiliencia no se habían traducido en un boom de flujos de inversión hacia emergentes en años anteriores, pero esto parece estar cambiando. La falta de flujos en años recientes ha tenido más que ver falta de apetito por renta fija y el excepcional crecimiento de la economía norteamericana, donde activos como el S&P (Índice de Renta Variable de Estados Unidos) era el preferido de los inversores. Sin embargo, la volatilidad de los activos de Estados Unidos y la falta de claridad en política económica están generando apetito por diversificar y comprar Emergentes.
“Se está rompiendo el mito de que los mercados emergentes son riesgosos”. Muy presente en la percepción de los inversores europeos está la preconcepción de que “los mercados emergentes tienen alto riesgo y alta volatilidad”. «Rápidamente piensan que todo es high yield y donde los activos están penalizados por el entorno político. Esto sucede porque piensan en emergentes como Argentina, Venezuela o Bolivia, sin tener en cuenta que dentro de la categoría de emergentes existen países como Uruguay, Chile, o República Checa», que tienen situaciones fiscales más solidas que la mayoría de los países considerados desarrollados.
Para luchar contra este mito, Carranza apunta dos argumentos clave: entender la heterogeneidad del término «mercados emergentes» y analizar las rentabilidades. Sobre el primero de sus argumentos, añade que es una cuestión de conocer el mercado y las dinámicas de cada país. En su opinión, muestra de ello es que los inversores basados en Latinoamérica no tienen esta barrera. En cambio, si desplazamos el foco hacia el norte del continente, los prejuicios empiezan a aparecer. «Hay que entender que, por ejemplo, Uruguay y Argentina están al lado, pero Uruguay es un crédito super sólido, marcadamente estable, y grado de inversión, y está a 60 kilómetros en barco de un crédito mucho más volátil como Argentina. “La incertidumbre de Estados Unidos está generando que inversores institucionales tengan menos miedo a Emergentes como producto de diversificación”, señala.
Esta tendencia se explica por el segundo argumento que defendía Carranza: las rentabilidades. Para el gestor resulta relevante que los mercados emergentes hayan rendido más que el high yield estadounidense y más que el bono a 10 años de EE.UU.. «Lo llamativo es que cuando un inversor quiere un activo de bajo riesgo, piensa en el Treasury estadounidense, aunque el activo emergente tenga un rendimiento superior y menos volatilidad.
Las tensiones comerciales y riesgos geopolíticos también dejan ganadores y perdedores en emergentes. Carranza considera que el contexto actual de tensiones comerciales y riesgos geopolíticos abre una oportunidad de inversión para emergentes, generando también «ganadores y perdedores». En su opinión, la región ganadora es Centroamérica, porque «Tiene el privilegio de tener déficit de cuenta corriente contra Estados Unidos y bajo riesgo político.” En promedio, los países de Centroamérica importan de Estados Unidos más de lo que le exportan al país, por lo que sus tarifas arancelarias son cero». Según su análisis, además cuentan con acuerdos comerciales con Estados Unidos que facilita que, por ejemplo, haya un poco de nearshoring desde estos países centroamericanos a Estados Unidos, “lo cual puede ser una oportunidad para que otros países, como por ejemplo China, busquen exportar a través de acuerdos de comercio bilaterales”.
El experto explica que otro gran ganador es México a pesar de la percepción de que tiene mucho que perder bajo la administración de Trump: La razón por la cual México puede seguir siendo favorecido es en parte gracias a la excelente labor de coordinación de la presidenta Claudia Sheinbaum, que siempre ha buscado la conciliación y coordinación con Estados Unidos. Según su análisis, hay que tener en cuenta que los tres países firmaron durante la primera presidencia de Trump el acuerdo USMCA que actualizó el NAFTA-, «por lo que criticar o derrocar totalmente ese tratado sería reconocer que en su anterior mandato no hizo un buen trabajo». En este sentido, Carranza matiza que está previsto que este acuerdo se revise en la segunda mitad del año, por lo que es pronto para tener una valoración completa sobre cómo quedará el marco arancelario.
Además, sobre México, Carranza reconoce que están vigilando qué ocurre con las remesas y qué medidas fiscales toma finalmente la Administración de Trump. Según explica, este es un tema relevante no solo para el país mexicano, sino para toda la región centroamericana: «Hay una gran cantidad ciudadanos en Estados Unidos que transfieren periódicamente remesas para familiares a países como Honduras, El Salvador, Guatemala y también, aunque en menor medida, a Panamá y Costa Rica», entre otros. Estas remesas a representan en algunos casos entre 10% y 20% del Producto Interno Bruto del país, es decir que es un número muy relevante.
Joyas ocultas o países “aburridos”
Carranza destaca que países como Uruguay y Chile tienen el privilegio de ofreciendo rendimientos super estables, y por encima de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Coloquialmente se conocen como “aburridos” dada su alta predictibilidad y su baja volatilidad, en especial comparado con otros países de la región. Esto es un privilegio que solo se logra luego de muchos años de exitosas políticas macroeconómicas. Uruguay, por ejemplo, es conocida como “la Suiza de Latinoamérica”, y es un país con fenomenales métricas ESG (casi las mejores del universo emergente). Es un país que está casi 100% electrificado, con energía renovable, con un banco central altamente estable y con un ciclo político también estable, ya que apuestan por medidas de largo plazo sin importar quien sea el Gobierno de turno”, explica.
Sobre Chile destaca características similares, a las que añade su gran riqueza en materias primas. En su opinión, ofrece una gran oportunidad de valor en renta variable y en renta fija, en concreto en los bonos locales. “Sí, definitivamente Chile, con las elecciones en noviembre, es un país que hay que mirar muy de cerca, es una oportunidad de inversión. Yo creo que es una oportunidad bien interesante de invertir, creo que pueden tener un cambio de ciclo político y va a ser importante”, añade.
Los más damnificados en Latinoamérica
La respuesta a quiénes son los más dañados en el contexto actual es sencilla para Carranza. “Los países emergentes con alta tasa de importación a estados unidos y con algo riesgo político son los más damnificados en este contexto global. En la región de Latinoamérica, Bolivia y Colombia son dos países con problemas fiscales altos. Bolivia tiene un déficit fiscal corriente de 10% por año, y de deuda cercana al 100% del producto. Estos y otros retos tendrán que afrontar en el próximo gobierno que será elegido el 25 de agosto», concluye en su repaso por la región.