Desde principios de 2024, los fondos de gestión activa están experimentando un desplazamiento de la renta variable hacia la renta fija, una tendencia que se ha mantenido en lo que va de 2025. Para las gestoras internacionales, este movimiento refleja claramente cómo la política monetaria de los principales bancos centrales ha reavivado el interés por los activos de renta fija, así como una mayor búsqueda de diversificación en la cartera y activos menos arriesgados para un contexto donde la incertidumbre es alta.
En opinión de Mark Munro, cogestor del Aberdeen Short Dated Enhanced Income Fund, ante la previsión de que los bancos centrales bajen los tipos, es previsible que el capital pase de fondos monetarios a estrategias de bonos, en particular de bonos corporativos a corto plazo. Según su visión, este desplazamiento podría prolongarse durante algún tiempo, ante el deterioro de las perspectivas económicas debido a los aranceles comerciales y los avatares de la geopolítica.
“El ánimo actual de los inversores es frágil, y los bonos podrían ofrecer un refugio relativamente seguro, sobre todo si la desaceleración se prolonga hasta la recesión. Sin embargo, si las condiciones económicas mejoran y la volatilidad de los mercados bursátiles disminuye, podríamos asistir a un resurgimiento de la inversión en renta variable”, indica Munro.
Los argumentos
“Hay dos razones principales para este mayor interés por la renta fija observado en los últimos periodos: el nivel absoluto de los tipos y la mayor incertidumbre del mercado a la que deben hacer frente los inversores. Los tipos del Tesoro superiores al 4% se sitúan en el extremo superior de la horquilla observada desde la década de 2000, capaz de proporcionar una rentabilidad neta real positiva, habida cuenta de los niveles reales de inflación. Lo mismo puede decirse de los tipos soberanos en la zona euro, que se acercan por término medio al 3% para los vencimientos a diez años, muy por encima del nivel cero observado hace algunos años”, añade Mauro Valle, responsable de renta fija en Generali Asset Management (parte de Generali Investments).
Sobre los bancos centrales, Munro añade que en caso de que la actual política del gobierno presidido por Donald Trump provoque una fuerte caída de la producción mundial, es probable que los bancos centrales reduzcan los tipos de interés. “El BCE está bastante avanzado en su camino hacia un tipo neutral, mientras que a la Fed le queda mucho por recorrer. Estos recortes adicionales de la Fed bien podrían hacer que los bonos del Tesoro estadounidense superasen a los bunds alemanes. La desglobalización debería traducirse en mayores niveles de inflación. Esto hace que los bonos ligados a la inflación sean especialmente atractivos en los mercados desarrollados, ya que la inflación tiene un margen significativo para aumentar desde su nivel actual, mientras que la rentabilidad real ofrecida es históricamente atractiva”, apunta.
Según la visión de Pablo Bernal, Country Head para Vanguard España, el mercado de renta fija ha seguido registrando una volatilidad considerable en abril, ya que los mercados han intentado descifrar lo que los aranceles podrían significar para la política monetaria. “Las curvas de los bonos del Tesoro estadounidense y de la deuda pública británica se empinaron, ya que los inversores se decantaron por la renta fija de corta duración en lugar de las exposiciones a largo plazo. El panorama es diferente en Europa, donde los rendimientos del bund alemán cayeron a lo largo de toda la curva. Una de las principales conclusiones de la reciente volatilidad es que es probable que las políticas estadounidenses tengan repercusiones distintas en función del país de que se trate”, explica Bernal.
Por último, Mitch Reznick, jefe de Grupo de Renta Fija en Londres en Federated Hermes, considera que si bien las expectativas sobre los fundamentales macroeconómicos mundiales se han deteriorado en consonancia con el declive de la confianza en la economía estadounidense, sen pensado que hay algunos puntos positivos relativos desde la perspectiva de la renta fija.
“Aunque hemos reducido nuestras perspectivas para los fundamentales crediticios, nos tranquiliza la solidez de los balances de cara a esta desaceleración autoinfligida en EE.UU. Si bien es posible que el gasto corporativo orientado al crecimiento se mantenga en suspenso hasta que haya más visibilidad o coherencia en la política comercial e industrial, creemos que hay un beneficio para los acreedores cuando se adoptan estas medidas de protección del efectivo a corto plazo. Por supuesto, cuanto más tiempo dure esto, más difícil será para las empresas financieramente más débiles del mercado, que deben aumentar sus balances”, afirma Reznick.
Ideas de inversión
Además de los bonos ligados a la inflación y los bonos corporativos, las gestoras internacionales confían en las oportunidades que presenta el contexto actual para la renta fija. Por ejemplo, el cogestor de cogestor del Aberdeen Investments reconoce que prefieren el crédito a corto plazo menos volátil y el sector financiero a corto plazo, especialmente mientras el sector de servicios financieros no esté expuesto a los aranceles. “Actualmente preferimos los sectores defensivos, como servicios públicos, inmobiliario y sanitario, así como las empresas que generan flujos de caja resistentes. En estos momentos nos inclinamos en menor medida por sectores cíclicos y expuestos a aranceles, como el industrial y el automovilístico”, afirma Munro.
Respecto al apetito por los bonos, matiza que el hecho de que los inversores se centren en la deuda pública o en los bonos corporativos dependerá de su apetito individual por el riesgo. “En comparación con los bonos del Estado, los bonos corporativos ofrecen un retorno total más alto, gracias al diferencial de crédito adicional necesario para compensar el riesgo adicional de prestar a una empresa en lugar de a un gobierno. Los diferenciales de crédito suben y bajan para reflejar las condiciones económicas y las características idiosincrásicas de la empresa emisora. Según nuestra experiencia, centrarse en un análisis fundamental profundo de la empresa, adaptado al entorno económico, puede ofrecer buenas oportunidades en el ámbito de los bonos corporativos para añadir valor a nuestros clientes”, argumenta.
Desde Generali AM creen que no hay que olvidarse del segmento investment grade, “capaz de ofrecer una buena recuperación de los rendimientos frente a inversiones con un riesgo global moderado”. Según Valle, la incertidumbre de los últimos meses, en cuanto al impacto de los aranceles en el escenario económico mundial y las complejas situaciones geopolíticas, ha aumentado el temor a nuevas fases de volatilidad en los activos de riesgo. “Esto puede contrarrestarse con una exposición adecuada al espacio de renta fija. Se cree que esta tendencia puede continuar en los próximos meses, también porque los riesgos de ver nuevos picos de tipos son limitados”, insiste.
Para Bernal, también hay espacio para la gestión pasiva. “En este entorno, es evidente la necesidad de diversificación global en las carteras de los inversores. Si bien en este contexto puede ser útil una cartera de renta fija, como los bonos globales agregados, los inversores preocupados por las perspectivas de crecimiento mundial y, por tanto, por los diferenciales de crédito corporativo, podrían considerar la exposición a un ETF de deuda pública global, que puede servir como una posición defensiva de alta calidad que ofrece ventajas de diversificación global”, argumenta el Country Head para Vanguard España.
Según su visión, mientras que la renta fija ayuda a diversificar las carteras (dada su baja correlación con la renta variable), la globalización permite a los inversores europeos diversificarse más allá de la parte de renta variable de sus carteras. “Por ejemplo, la deuda pública denominada en euros tiene una correlación de 0,16 con la renta variable estadounidense y mundial 4. Pero con la deuda pública mundial, la correlación con la renta variable estadounidense y mundial se aproxima a cero (0,02)”, señala.