La mayoría de las gestoras internacionales reconocen que se está produciendo un viraje hacia la renta variable europea. Según explican, el mayor interés se debe a que las acciones tienen valoraciones más atractivas y a que los compromisos de mayor gasto por parte de los principales países mejoran las perspectivas para el Viejo Continente. Ahora bien, desde BofA advierten de que hay tres razones por las que la bolsa europea no se beneficiará del todo de la crisis de EE.UU.
“Durante nuestras reuniones con clientes en Nueva York esta semana, varios inversores argumentaron que el alejamiento de los activos estadounidenses tras la escalada arancelaria debería dar lugar a un aumento de los flujos de fondos hacia Europa, lo que impulsaría el rendimiento relativo de la región. De hecho, los fondos de renta variable centrados en Europa acaban de experimentar la mayor entrada semanal en ocho años. Entonces, ¿por qué el rendimiento superior de Europa desde el 2 de abril ha sido tan moderado hasta ahora?”, apunta Sebastian Raedler, Head of European Equity Strategy at Bank of America.
Tres motivos clave
Sobre por qué el alejamiento de los activos estadounidenses no ha dado lugar a un mejor rendimiento de las acciones europeas, Raedler señala tres motivos. El primero de ellos es la “ralentización del impulso relativo del crecimiento”. Según explica tras la fuerte mejora del PMI de la zona euro frente al de EE.UU. desde noviembre del año pasado, que lo elevó de un descuento de 8 puntos a uno de 3 puntos en febrero, el PMI de la zona euro se ha deteriorado de nuevo en términos relativos en los dos últimos meses, con una caída de alrededor de 0,5 puntos, mientras que el PMI de EE.UU ha subido alrededor de 0,5 puntos.
“El nivel de sorpresas macroeconómicas de la zona euro, una medida alternativa del impulso del crecimiento, ha pasado de un máximo de casi un año, en torno a los 35 puntos a finales de marzo, a volver a territorio negativo, un deterioro más acusado que el observado durante el mismo periodo en la medida equivalente de EE.UU.”, afirma.
En segundo lugar, considera determinante las “crecientes dificultades cambiarias”. Según explica, el índice ponderado por el comercio del euro ha subido alrededor de un 4% desde el 2 de abril, ayudado por la debilidad del dólar estadounidense, lo que supone un obstáculo para la renta variable europea a través de los efectos de conversión de los ingresos extranjeros. “En las últimas dos semanas, las expectativas consensuadas bottom up para el beneficio por acción del Stoxx 600 en 2025 se han reducido un 2,5%, más del doble que la rebaja registrada para el beneficio por acción del S&P 500 en 2025”, señala.
Por último, la tercera clave que apunta es que “muchas buenas noticias ya estaban descontadas”, lo que explica, en parte, que la renta variable europea superase a la renta variable mundial en un 15% entre finales del año pasado y mediados de marzo. “Probablemente, esto ya reflejaba la mejora económica subyacente observada en Europa, así como el impulso de las medidas de estímulo fiscal alemanas, aunque nuestros economistas destacan que es probable que esto no se refleje en los datos hasta el año que viene. El sólido rendimiento de Europa a principios de año nos llevó a rebajar nuestra postura sobre la renta variable europea frente a la global, pasando de sobreponderada a neutral el mes pasado”, reconoce Raelder.
Mirando a la renta variable global
Según resume Felipe Mendoza, analista de Mercados Financieros ATFX LATAM, la jornada financiera global cierra una semana marcada por indicadores laborales mixtos en Estados Unidos, un repunte técnico sostenido en los índices bursátiles, nuevas presiones y distensiones comerciales entre potencias, y señales divididas entre los balances corporativos y la macroeconomía. “Las declaraciones de alto calibre político han vuelto a posicionar a Washington y Pekín en el eje de las tensiones internacionales, al tiempo que Europa busca reafirmar sus relaciones comerciales con EE.UU. y la dinámica asiática muestra una postura crítica ante políticas arancelarias. El mercado, aunque aún respaldado por el momentum bursátil, navega sobre fundamentos estructurales cada vez más volátiles y fragmentados”, señala.
Desde Schroders, Lesley-Ann Morgan, responsable global de Pensiones y Jubilación de Schroders, Alex Tedder, CIO de renta variable de Schroders, Lukas Kamblevicius, co-responsable de QEP de Schroders y Nick Kirrage, responsable de inversión value global de Schroders, señalan que la concentración del mercado es un riesgo que afecta a todo el universo de la renta variable global y no es exclusivo de Estados Unidos. Sin embargo, más allá de los “7 Magníficos” es posible ver cómo los fundamentales del “S&P 493” tienen más en común con otros mercados de lo que comúnmente se piensa.
En este sentido, los expertos de Schroders consideran que para aprovechar las oportunidades que ofrece la renta variable global en el actual entorno macro es preciso tener claros algunos factores que nos comparten desde Schroders: no hay que ignorar al resto de mercados, ni a los 7 Magníficos; hay cambios en la dinámica de crecimiento de los beneficios; la concentración del mercado estadounidense no es exclusiva de EE.UU.; hay que valor el riesgo de concentración en todo el universo de la renta variable; y no hay que ignorar los riesgos del excepcionalismo estadounidense.