JP Morgan Asset Management ha presentado su análisis sobre el panorama macroeconómico y los principales riesgos que marcarán la evolución de los mercados financieros durante el tercer trimestre de 2025. Lucía Gutiérrez-Mellado, directora de Estrategia para España y Portugal, ha sido la encargada de exponer la visión de la firma en un encuentro exclusivo para clientes profesionales.
Durante su intervención, Gutiérrez-Mellado ha destacado las consecuencias del nuevo entorno arancelario global, las divergencias entre políticas monetariasy las oportunidades que ofrece la renta variable en un contexto de inflación contenida y tipos de interés más bajos en Europa.
“El segundo trimestre ha estado marcado por mucho ruido, especialmente por las noticias procedentes de Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de esa incertidumbre, los mercados de renta variable han mostrado resistencia, y el índice estadounidense ha alcanzado niveles máximos”, señaló la directora.
El informe que presentó la entidad resalta que, tras la fuerte corrección provocada por los aranceles anunciados en abril, los mercados se han estabilizado gracias a una tregua comercial y al inicio de nuevas negociaciones. “Nuestra visión actual es más optimista que la de marzo. Aunque las perspectivas de crecimiento siguen siendo más bajas que a principios de año, el riesgo de recesión se ha reducido”, añadió.
En su análisis, Gutiérrez-Mellado destacó el nuevo plan fiscal aprobado en Estados Unidos, que extiende los recortes de impuestos de 2017, aumenta el gasto en infraestructuras y modifica partidas como Medicaid y el techo de deuda: “Este plan podría impulsar el crecimiento, y esperamos que EE. UU. crezca algo más de lo previsto en marzo, aunque por debajo de su tendencia”, explicó la especialista.
En Europa, J.P. Morgan Asset Management detecta un cambio de mentalidad respecto al gasto fiscal, especialmente en países como Alemania, que podría favorecer la recuperación económica. “Aunque el crecimiento será plano en 2025, las condiciones actuales (tipos más bajos, inflación controlada y mejora del consumo) deberían impulsar una reactivación en 2026”, apuntó.
Respecto a la renta variable, la firma mantiene una estrategia ligeramente sobreponderada, con preferencia por sectores concretos y ajustes tácticos según el entorno macroeconómico.
“Creemos que la renta variable puede seguir rindiendo bien este año, sustentada más en resultados empresariales sólidos que en la expansión de múltiplos”, concluyó Gutiérrez-Mellado, que resaltó además que invertir, incluso en escenarios inciertos, ha demostrado ser rentable a medio y largo plazo.
A medida que nos adentramos en la segunda mitad de 2025, los inversores se encuentran en una encrucijada entre la incertidumbre y la aparición de tendencias que podrían estabilizarlos. Según el balance que hacen desde UBS Global Wealth Management, en la primera mitad del año, tuvieron que lidiar con cambios en las políticas, fluctuaciones en la confianza y acontecimientos geopolíticos.
Sin embargo, bajo la superficie, se están perfilando las líneas maestras de un entorno más constructivo que, previsiblemente, irán ganando visibilidad en los próximos meses. «A corto plazo, vemos un potencial alcista comparativamente mayor en Estados Unidos y los mercados emergentes que en Europa. Nos decantamos por la exposición a oportunidades de crecimiento estructural para aprovechar el rendimiento esperado a corto y largo plazo», señala Mark Haefele, director de Inversiones de UBS Global Wealth Management.
Sobre la asignación de activos, Haefele apunta: «En renta variable, nos decantamos por temas de crecimiento como la inteligencia artificial, la energía y los recursos, y la longevidad. También nos gustan los bonos de calidad a medio plazo y el oro. Consideramos que el dólar estadounidense no es atractivo».
Cinco aspecto a vigilar
En este contexto, Haefele identifica cinco factores clave que, según anticipan, impulsarán los resultados de inversión en los próximos meses. El primero de ellos son las políticas comerciales y fiscales de Estados Unidos, que están tomando forma de manera gradual. Según explica, aunque la expiración de la pausa arancelaria “recíproca” de EE.UU. y los debates legales en torno a la base jurídica de los aranceles podrían generar volatilidad a corto plazo, espera que el contorno final de la política comercial estadounidense se aclare en las próximas semanas. «Mientras tanto, las acciones del Tesoro y del poder legislativo, incluida la Ley de Una Gran y Hermosa Ley (“One Big Beautiful Bill Act”), deberían aportar mayor claridad a la política fiscal. Si bien los aranceles elevados y los déficits persistentes pueden desestabilizar periódicamente a los mercados, no esperamos que pongan fin a la expansión económica general ni que desencadenen una caída sostenida del mercado», señala el CIO.
En segundo lugar apunta que el riesgo geopolítico sigue siendo una característica del entorno actual. Considera que los conflictos en curso en Oriente Medio y Europa del Este representan riesgos extremos, por lo que señala que el reto para los inversores es cómo diversificar y cubrir eficazmente el riesgo de una posible escalada.
«En tercer lugar, esperamos una caída de los tipos de interés y de los rendimientos de los bonos. La Reserva Federal ha mantenido las tasas sin cambios en la primera mitad del año, pero prevemos que reanude los recortes en la segunda mitad. Creemos que los tipos más bajos, el menor crecimiento, la inflación más lenta y los flujos hacia activos refugio darán lugar a rendimientos más bajos en los bonos de alta calidad hacia fin de año», añade como factor decisiones.
En cuarto y quinto lugar, lanza dos ideas: «Por un lado, anticipamos una mayor debilidad del dólar estadounidense. Tras una caída significativa en la primera mitad del año, el ritmo de depreciación podría moderarse, pero esperamos que la tendencia a largo plazo de ‘desdolarización’ continúe. Y, por último, consideramos que las tendencias estructurales de crecimiento —en particular la inteligencia artificial, la energía y los recursos, y la longevidad— seguirán impulsando los rendimientos del mercado de renta variable, respaldadas por una mayor innovación, adopción y monetización durante la segunda mitad del año y más allá».
Posicionamiento de las carteras
Ante este panorama, el director de Inversiones de UBS Global Wealth Management considera que los inversores deberían alinear sus carteras con estos factores clave mientras gestionan el riesgo de una volatilidad renovada. «Para quienes tienen una asignación insuficiente a renta variable, aumentar progresivamente la exposición a acciones globales diversificadas o a carteras equilibradas puede ayudar a posicionarse para obtener mayores rendimientos potenciales en los próximos años. Dado que los tipos sobre el efectivo ya son bajos o están próximos a caer, recomendamos destinar efectivo a bonos de calidad y estrategias de ingresos diversificadas, lo que puede ayudar a mejorar el rendimiento y la durabilidad de los ingresos», afirma.
Además, Haefele cree que este es un buen momento para revisar las exposiciones cambiarias y considerar la reducción de las tenencias excesivas en dólares mediante coberturas o diversificación. «Vemos el oro como una cobertura eficaz contra los riesgos geopolíticos. Es probable que el metal también reciba apoyo adicional por parte de un dólar estadounidense más débil, la caída de los tipos de interés reales, y la demanda tanto de bancos centrales como de inversores. Dado que los diversificadores tradicionales como el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro de EE.UU. se han mostrado menos fiables, creemos que los inversores también deberían considerar activos alternativos, incluidos los fondos de cobertura y los mercados privados», concluye.
El segundo semestre de 2025 arrancó bajo el signo de la incertidumbre y tras una primera mitad de año que ha puesto de relieve un entorno financiero especialmente complejo, cargado de tensiones geopolíticas y una elevada volatilidad macroeconómica. Los bancos centrales han optado por una mayor prudencia, lo que complica la toma de posiciones direccionales en duración, mientras que los inversores buscan refugio en activos que ofrezcan estabilidad y diversificación real.
En este contexto, el Grupo de Estrategias e Información de MFS (SAIG), parte de la unidad de distribución de MFS Investment Management, identifica a la renta fija como un pilar estratégico renovado: desde el crédito corporativo con diferenciales menos ajustados de lo que aparentan, hasta la deuda emergente en divisa local, favorecida por la presión creciente sobre el dólar. En este escenario, la gestora identifica cinco ejes estratégicos que, a su juicio, marcarán el rumbo de los inversores profesionales durante los próximos meses.
1. Duración: un respiro sin convicción
Desde MFS subrayan que mantener una posición neutral en duración parece la opción más adecuada en este momento. La Reserva Federal se encuentra en pausa a la espera de evaluar el impacto de los aranceles y otras disrupciones comerciales, y, en palabras de Jerome Powell, dichas presiones inflacionistas ligadas a los aranceles deberían ser temporales, mientras que será la evolución del empleo el verdadero “juez de paz” para la política monetaria estadounidense.
Por su parte, el Banco Central Europeo está a punto de concluir su ciclo de flexibilización en un contexto de mayor estímulo fiscal y recuperación macroeconómica en la eurozona. La institución ha señalado que la inflación se mantiene en torno a su objetivo del 2% a medio plazo, que las presiones internas continúan moderándose y que sus decisiones seguirán un enfoque dependiente de los datos, ajustando la política según la evolución de los precios y los riesgos económicos.
En este entorno, apostar con firmeza por posiciones largas en duraciónresulta cada vez más difícil. Solo países como el Reino Unido y Australia ofrecen argumentos para inclinaciones largas. En EE. UU., la elevada prima de riesgo fiscal ha impulsado los tipos a largo plazo, reduciendo el atractivo relativo de extender vencimientos.
El mayor riesgo, advierte MFS, sigue siendo la incertidumbre macroeconómica: aranceles con impacto en el crecimiento, débil confianza empresarial y perturbaciones en el comercio internacional. Según la información disponible hasta principios de agosto, los países que han alcanzado acuerdos arancelarios con EE.UU. incluyen Reino Unido, China (que ha entrado en otra prórroga hasta el 10 de noviembre), Vietnam, Filipinas, Indonesia, Japón, la UE, Corea del Sur, Pakistán, Tailandia, Camboya y Canadá, lo que aporta cierto alivio al comercio global. Sin una señal clara de deterioro económico acompañada de un giro más acomodaticio por parte de los bancos centrales, el panorama de la duración seguirá marcado por la cautela.
2. Crédito corporativo: diferenciales más atractivos de lo que parecen
Otro punto clave que destaca MFS es la valoración de los diferenciales de crédito investment grade (IG) en EE. UU. Tradicionalmente calculados frente al rendimiento del Tesoro estadounidense, estos spreads podrían estar ofreciendo una visión engañosa tras la erosión de la calidad crediticia soberana del país.
MFS propone un enfoque ajustado que incorpora la prima de riesgo fiscal implícita en los bonos del Tesoro. Bajo esta métrica, los diferenciales corporativos IG se sitúan en torno a 140 puntos básicos, un nivel históricamente atractivo al compararse con la serie de diez años.
La conclusión es clara: el crédito corporativo puede estar infravalorado respecto a la percepción general, lo que convierte a esta clase de activos en una alternativa más interesante frente a la deuda soberana estadounidense, especialmente en un contexto de crecientes riesgos fiscales.
3. La actual normalización de la correlación entre bonos y acciones: la renta fija recupera atractivo
Uno de los grandes cambios de régimen que detecta MFS es la corrección a la baja en la correlación entre bonos y acciones. Tras un periodo marcado por el “miedo a la Fed”, en el que las agresivas subidas de tipos dispararon la sincronía entre mercados, y posteriormente por el escenario de Goldilocks —con política monetaria laxa y fuerte apetito inversor—, el nuevo entorno se caracteriza por volatilidad, riesgosgeopolíticos y elevadaincertidumbre.
En este marco, los bonos vuelven a ofrecer potencial de diversificación en las carteras. La renta fija no se apoya ya en la compresión de diferenciales o tipos, sino en un carry históricamente atractivo que puede servir de base sólida para la rentabilidad esperada.
Mientras tanto, las bolsas presentan valoraciones que parecen descontar un escenario perfecto, con la expansión de múltiplos como principal motor de las subidas. Este verano, el S&P 500 ha mostrado movimientos relativamente planos tras acercarse a máximos históricos, mientras que el Ibex 35 experimentó una notable subida, superando el 21% en lo que va de año y acercándose a niveles no vistos desde 2007. Aunque el S&P 500 cotiza cerca de sus máximos históricos y a una valoración comparable a la de finales de 2021, la fuerza del impulso alcista dependerá de cómo se desarrolle la situación global los próximos meses. Ante esta vulnerabilidad, la renta fija se perfila nuevamente como cobertura frente al riesgo de la renta variable.
4. Mercados emergentes: los planetas se alinean para la deuda en moneda local
La deuda de mercados emergentes (ME) en moneda local emerge como una de las grandes oportunidades del semestre. El equipo de MFS señala dos motores principales: el final del ciclo del dólar fuerte y la necesidad de diversificación internacional tras el cuestionamiento del excepcionalismo estadounidense.
Con rendimientos reales superiores al 3% a cierre de mayo —más del doble de los registrados en mercados desarrollados—, desde MFS insisten en que la deuda local de emergentes ofrece un trinomio atractivo: altos rendimientos, potencial de compresión de tipos gracias a la continuidad de políticas monetarias acomodaticias y apreciación cambiaria en un contexto de debilidad del dólar.
El índice J.P. Morgan GBI EM Diversified, que agrupa 19 países, refleja además la ventaja estructural de diversificación entre regiones. Aunque MFS advierte que conviene vigilar repuntes inesperados del dólar o turbulencias en el crecimiento emergente, la posición de esta clase de activos es, en sus palabras, “ideal para aprovechar las fuerzas actuales del mercado”.
5. Contratiempos en la deuda privada
La postura de la firma respecto a la deuda privada, uno de los activos más populares en la última década, difiere notablemente de la opinión mayoritaria, dado que los expertos de MFS consideran que esta clase de activo se enfrenta ahora a obstáculos significativos. En concreto, tras crecer hasta alcanzar alrededor de 1,2 billones de dólares en activos gestionados, desde la gestora consideran que la deuda privada está mostrando síntomas de saturación.
Según el equipo de MFS, la fuerte competencia ha elevado el dinero en efectivo o pólvora para gastar disponible y reducido las oportunidades atractivas, lo que presiona a la baja las rentabilidades esperadas. En 2024, los fondos de crédito privado de tipo cerrado ofrecieron un rendimiento del 6,9%, inferior en 130 puntos básicos al índice de alto rendimiento estadounidense.
A ello se suma el problema de liquidez, cada vez más relevante para los inversores institucionales. La imposibilidad de negociar estos activos en mercados secundarios convencionales (equivalen en torno al 5%del mercado de private equity y un 1-2% del mercado de private debt según diversas fuentes) supone un coste potencialmente elevado en episodios de tensión financiera, como se vio en la crisis de pensiones británica de 2022 o las turbulencias bancarias de 2023.
En este sentido, MFS recomienda a los inversores revisar el peso del crédito privado en cartera y considerar alternativas líquidas como la renta fija cotizada, especialmente para aquellos con necesidades de liquidez significativas.
Un semestre de ajustes estratégicos
El informe de MFS dibuja un panorama complejo en el que la cautela y la diversificación se convierten en principios rectores de la asignación de activos. La duración exige neutralidad, el crédito corporativo ofrece oportunidades ocultas, la renta fija recupera su papel diversificador, los emergentes destacan por rentabilidad real y la deuda privada encara retos de liquidez.
Para los inversores institucionales, el reto no es menor: navegar un semestre en el que las fuerzas macroeconómicas y políticas seguirán dictando el rumbo de los mercados globales. La clave, según MFS, será equilibrar el apetito por rentabilidad con una gestión activa del riesgo, en un entorno donde la volatilidad y la incertidumbre parecen haber llegado para quedarse.
Foto cedidaRay Jian, director de renta fija emergente de Amundi
Latinoamérica es una región que cada vez atrae más talento profesional generando oportunidades para trabajadores más calificados, revirtiendo en parte su viejo estigma de ser una zona con altos niveles de exportación de talento y mano de obra no calificada.
Un entorno cada vez más receptivo al talento internacional, así como el crecimiento sostenido de sectores clave como tecnología, finanzas, salud y servicios, además del impulso de nuevas políticas de migración laboral, son los factores que explican este fenómeno, de acuerdo con un informe de EMS – Employee Mobility Solutions.
«Vemos una creciente demanda de talento internacional en sectores que requieren conocimientos técnicos específicos, pensamiento estratégico y una fuerte adaptabilidad cultural. Esta combinación de habilidades se ha vuelto indispensable para empresas que buscan mantenerse competitivas en un entorno global», afirma Ana Gazarian, CEO de EMS.
“La movilidad hacia América Latina ya no es solo una opción atractiva para el desarrollo personal, sino una estrategia viable para el crecimiento profesional, especialmente en industrias donde la escasez de talento local es una realidad”.
De acuerdo con el reporte, entre los sectores con mayor dinamismo destacan la tecnología de la información, las energías renovables, la biotecnología, el comercio electrónico, la salud digital, el agro-tech y los servicios financieros.
Las empresas que se desempeñan en estas áreas buscan profesionales con dominio de herramientas digitales, inteligencia artificial, experiencia internacional y habilidades blandas como la capacidad de liderazgo y trabajo en equipo, así como la sensibilidad intercultural o la proactividad.
Respecto a las competencias, las organizaciones latinoamericanas valoran especialmente el manejo de IA generativa, marketing digital, finanzas y multilingüismo, además de una clara orientación a resultados, resolución de problemas y flexibilidad ante entornos cambiantes.
La experiencia previa en contextos internacionales también es altamente valorada, ya que facilita la adaptación a culturas laborales diversas.
Algunos desafíos
No obstante el incremento de las oportunidades en la región, también es cierto que aquellos que planean mudarse a trabajar en América Latina deben tener en cuenta ciertos desafíos: desde requisitos migratorios complejos y procesos de homologación de títulos en profesiones reguladas, hasta diferencias en estilo de trabajo o infraestructura institucional.
Por ejemplo, en Colombia se requiere convalidación de títulos universitarios extranjeros para ejercer profesiones reguladas, y en Chile, los médicos deben presentar el EUNACOM.
En paralelo, países como El Salvador, Chile, Colombia y Costa Rica han desarrollado programas como visas tech, iniciativas de nómadas digitales y apoyo a start-ups extranjeras, con el objetivo de atraer talento e inversión internacional.
Además de las iniciativas públicas, muchas empresas están implementando programas de diversidad e inclusión, beneficios competitivos y oportunidades de internacionalización, como parte de su estrategia para atraer y retener profesionales extranjeros.
El giro en las tendencias estructurales, desplazando el momento positivo desde EE.UU. hacia otras regiones, ha sido una de las narrativas que están dominando este 2025. Los inversores profesionales consideran que la agresiva política comercial resta visibilidad a EE.UU. y que la entrada en vigor de la “Big, beautiful Bill” no tendrá el impacto positivo de la magnitud que anticipa la nueva administración. Además, la sobrevaloración de algunas partes del mercado estadounidense también está alentando a una revisión de los activos en cartera. En Funds Society hemos preguntado a una serie de de gestoras internacionales, y su reacción ha sido unánime: es la hora de buscar más exposición a los mercados europeos y a Japón.
La hora de Europa
“Europa continúa siendo una región atractiva para los inversores, tanto en renta variable como en renta fija, gracias a unos fundamentos sólidos y unas valoraciones que resultan especialmente atractivas en comparación con otros mercados desarrollados” resume William Davies, director global de inversiones de Columbia Threadneedle Investments. Davies considera que el entorno de desinflación y el ciclo de bajadas de tipos de interés del BCE “ha favorecido el apetito inversor”, e indica que sectores como tecnología, salud, consumo básico y lujo “siguen mostrando resiliencia y potencial a largo plazo”.
Para Davies, la gestión activa será clave para navegar este entorno, entendida como la capacidad para “identificar compañías europeas bien posicionadas estructuralmente”. “El mercado europeo ha demostrado una notable capacidad de adaptación y sigue ofreciendo múltiples palancas de valor para los inversores que buscan exposición diversificada con criterios de calidad y valoración razonables”, insiste.
Desde Capital Group, Mario González, responsable para Iberia, US Offshore y Latam, explica que también son “relativamente optimistas” con Europa, concretamente respecto al estímulo fiscal de Alemania y sus beneficios para el resto del continente: “Podríamos ver un ciclo industrial más fuerte en los próximos tres años”.
González también constata la creciente necesidad de autosuficiencia en la región: “Es probable que el hecho de que Europa se centre en apoyar su economía frente a lo que consideran una política estadounidense adversa tenga ramificaciones positivas para muchas empresas”.
En cuanto a ideas de inversión, González apunta a los bancos comerciales europeos: “Se han vuelto más rentables y han acumulado importantes reservas de capital, y están preparados para beneficiarse del gasto público”. También apunta a oportunidades de inversión en empresas relacionadas con la defensa, los materiales de construcción y las infraestructuras.
Finalmente, desde Capital Group se fijan en el atractivo de valores del sector asegurador, telecomunicaciones y proveedores de servicios públicos, por considerar que albergan empresas atractivas que “se consideran valores resistentes que pagan dividendos con una exposición arancelaria mínima”.
“En Europa, se espera que el aumento del gasto en defensa impulse a los valores industriales, mientras que Japón se está beneficiando de las reformas de gobierno corporativo y de los indicios de que el estancamiento económico a largo plazo está llegando a su fin”, destaca Sabrina Denis, estratega sénior de carteras en Janus Henderson.
Denis destaca las valoraciones atractivas de ambas regiones frente a la renta variable estadounidense, así como su exposición a una mayor variedad de sectores que el mercado estadounidense, dominado por la tecnología. Dicho esto, la experta matiza que “los inversores deberían mostrarse oportunistas con la renta variable no estadounidense, pero selectivos”.
Así, desde Janus Henderson coinciden en encontrar oportunidades en empresas europeas de defensa o industriales con potencial para beneficiarse del aumento del gasto público. Denis también señala el buen posicionamiento de los bancos europeos: “Han pasado años acumulando reservas de capital que ahora están devolviendo a los accionistas en forma de dividendos y recompras de acciones”. Añade como otro punto positivo la mejora de las perspectivas de desregulación del sector bancario “gracias a la campaña desreguladora en Estados Unidos, lo que podría impulsar aún más la rentabilidad”.
En cambio, desde Janus Henderson desaconsejan la exposición a empresas con cadenas de suministro largas, como los fabricantes de automóviles, por considerar que “se enfrentan a un abanico más amplio de resultados derivados de los aranceles”. La estratega propone como alternativa que los inversores se fijen en empresas con modelos de negocio basados en suscripciones: “Tienen una exposición mínima a las políticas comerciales y, por lo tanto, podrían mostrarse más resistentes en el entorno actual”.
En último lugar, Denis menciona a las empresas chinas de Internet, de las que indica que “cotizan con algunas de las valoraciones más bajas que hemos visto” y afirma que tendrían potencial de revalorización “si los estímulos fiscales impulsan el consumo interno (lo que impulsaría el gasto en publicidad online) y se mantiene el apoyo gubernamental a la tecnología avanzada”.
El retorno de Japón
Japón ha sido el otro mercado bursátil desarrollado que también ha atraído la atención de los inversores. Como explican desde Wellington Management los estrategas Andrew Heiskell y Nicolas Wylenzek, son varias las dinámicas favorables de las que se está beneficiando la renta variable nipona: mayor inversión nacional, activismo accionarial, incrementos salariales, transición hacia la automatización y la eficiencia, aumento de los dividendos y las recompras y una inflación estructuralmente más alta. “Si bien esto genera oportunidades cada vez más atractivas en renta variable japonesa, conviene destacar que las reformas fiscales y las medidas de política económica benefician sobre todo a compañías nacionales de pequeña y mediana capitalización”, aclaran ambos expertos.
Desde Columbia Threadneedle, William Davies puntualiza que Japón ofrece oportunidades “para los inversores a largo plazo”, gracias a la combinación de fundamentales sólidos, beneficios empresariales al alza, repunte de la actividad de fusiones y adquisiciones y el ya citado incremento de la recompra de acciones.
El experto afirma que “la transformación estructural del país hacia un modelo económico enfocado en la rentabilidad y la eficiencia del capital está consolidando una base sólida para el crecimiento sostenido”, de ahí que, aunque la desaceleración del crecimiento global suponga un riesgo, “esta situación ha contribuido a generar valoraciones más atractivas, especialmente en términos de precio/valor contable”.
En conjunto, concluye Davies, se trata de un entorno propicio “para una inversión selectiva en compañías de calidad con potencial estructural”.
¿Qué hacemos con la asignación a EE.UU.?
Pese al mayor interés por acciones europeas y niponas, no son pocas las gestoras que piden pragmatismo para abordar el mercado estadounidense. En palabras de Martin Moryson, economista jefe de DWS, “no conviene dar por descartado a Estados Unidos, sobre todo por el dominio de sus empresas tecnológicas”. La postura del experto es que “no se trata de si nos gusta o no la política estadounidense, sino de si los beneficios empresariales están creciendo. Y, por ahora, en EE. UU. siguen creciendo a buen ritmo”.
Desde Allianz Global Investors indican que “muchos de los factores que han convertido a EE. UU. en un entorno empresarial excepcional permanecen intactos”, como la elevada rentabilidad de las empresas estadounidenses, su liderazgo en inteligencia artificial (IA) o una demografía favorable. Dicho esto, consideran que “la actual ponderación de EE. UU. en los índices mundiales podría estar sobrevalorada”.
Para los expertos de la gestora, “la prima de las acciones estadounidenses puede estar justificada solo en los sectores que presentan mejores rentabilidades”, por lo que recomiendan tener un enfoque selectivo y centrarse en tendencias como la tecnología y ciertos sectores industriales, y reducir exposición a sectores estadounidenses cuya prima no está justificada frente a otros mercados.
Desde Federated Hermes Charlotte Daughtrey, Directora de Inversiones para US SMID, mantiene que “la agenda proeconomía y procrecimiento de la administración Trump apoyará a las empresas estadounidenses y, en particular, a los valores estadounidenses de pequeña y mediana capitalización, que son la columna vertebral de la economía estadounidense”.
De hecho, considerando que los ingresos de empresas medianas y pequeñas están más orientadas al mercado nacional que las grandes capitalizadas (70-80% frente al 50%), Daughtrey considera que la “Big Beautiful Bill” las podría beneficiar “desproporcionadamente”. “Las empresas de pequeña y mediana capitalización pagan casi la totalidad del impuesto de sociedades de EE.UU., por lo que cualquier reducción del tipo impositivo tendría un impacto directo”, explica. La experta también considera que la relajación prevista de los requisitos reglamentarios también beneficiaría a este conjunto de empresas, al reducir su carga e incrementar las fusiones y adquisiciones.
Si a esto se suma la flexibilidad de la Reserva Federal para recortar los tipos, y que EE.UU. alberga a numerosas empresas innovadoras y líderes del mercado, la experta considera que, a medida que se vaya comprendiendo mejor el contexto político, no sólo small y midcaps estadounidenses se verán favorecidas, sino que se pondrá de relieve que “el excepcionalismo de EE.UU. está lejos de haber terminado”.
Los expertos de las gestoras internacionales consideran que la incertidumbre comercial podría estar disminuyendo a medida que Estados Unidos logra acuerdos con sus principales socios; ahora bien, recuerdan que aún queda ver el impacto que tendrán todos estos aranceles en la inflación y, sobre todo, en la economía estadounidense y global. Mientras esperamos a que se visibilice este impacto, toda la atención está puesta en las negociaciones y los acuerdos.
En opinión de Chris Iggo, director de Inversiones (CIO) de AXA IM, los acuerdos comerciales estadounidenses son “una idea ingenua”. Según su argumento, éstos no forzarán una redirección del gasto estadounidense de bienes extranjeros hacia bienes producidos en el país. “Si tiene éxito, el déficit comercial estadounidense debería disminuir y habría entradas en la cuenta de capital de la balanza de pagos en forma de inversiones directas y de cartera. En tal escenario, se esperaría un dólar fuerte, no solo por un menor déficit comercial y mayores flujos de inversión, sino también desde un punto de vista de sentimiento: América está ganando y es excepcional”, afirma.
Vigilando la inflación
El director de inversiones de AXA IM advierte que “en cambio, los precios de las importaciones subirán y eso significará márgenes de beneficio más bajos para las empresas que importan bienes intermedios o finales para distribuir en el mercado estadounidense. Y probablemente signifique precios más altos para los consumidores de EE.UU. y, por tanto, más inflación”.
En este contexto, Iggo indica que “los proveedores extranjeros podrían ver cierta caída de la demanda y tal vez reduzcan sus precios de venta, soportando un golpe en sus beneficios”. Según su visión, para los mercados europeos, el panorama es menos claro: “Habrá un impacto de los aranceles estadounidenses sobre la rentabilidad europea. Ese es un viento en contra para el crecimiento y puede haber sido un factor en la caída de la tasa de crecimiento trimestral del PIB de la Eurozona al 0,11% en el segundo trimestre, desde el 0,57% en el cuarto trimestre. Sin embargo, tasas más bajas en Europa y un posible estímulo de la política fiscal alemana deberían permitir una ligera mejora en los próximos trimestres”.
Según Patrick Artus, senior economic advisor en Ossiam (affiliate de Natixis IM), algunos economistas e inversores estadounidenses creen que los exportadores a Estados Unidos recurrirán a sus márgenes de beneficio, y que, como resultado, no habrá un efecto inflacionario en Estados Unidos por los aranceles más altos. Sin embargo, Artus advierte que es “imposible para los exportadores a Estados Unidos compensar aranceles más altos con sus márgenes de beneficio” ya que, tal y como explica, “es imposible que los exportadores reduzcan sus precios entre un 15% y un 30% para compensar por completo el aumento de los aranceles”.
Ante este escenario, el experto de Ossiam advierte que “podemos esperar un aumento significativo de la inflación en EE.UU. Ésta será una inflación transitoria, no permanente […] Por lo que el escenario más probable es que la inflación subyacente en EE. UU. será alrededor del 3,4% a finales de año”.
El caso de Suiza
Como bien señalan las firmas de inversión, mientras vigilan las posibles dinámicas de la inflación, el otro foco de atención está puesto en las negociaciones y acuerdos entre los países y EE.UU. Un caso llamativo es el de Suiza. Si nos remitimos al argumento de la Administración Trump, cabe señalar que, en 2024, el déficit de bienes de EE.UU. con Suiza alcanzó aproximadamente 38.500 millones de dólares, lo que representa un incremento del 56,9% respecto a 2023. De hecho, las exportaciones estadounidenses a Suiza fueron 25.000 millones, mientras que las importaciones desde Suiza fueron 63.400 millones de dólares durante ese año. Unas cifras que, dentro del argumentario de Trump, justificarían un arancel del 39%.
En opinión de Christian Gattiker, director de Investigación de Julius Baer, este nivel de impuestos es “dramático” e “inesperado”. Sin embargo, reconoce que hay margen de sobra para llegar a un acuerdo. “Ambas partes siguen en contacto, y aún es posible alcanzar una solución negociada similar al marco entre EE.UU. y la UE. Para los inversores en activos suizos, este es un momento para mantener la calma, no para actuar. El impacto en los mercados probablemente será inicial y concentrado, con un repunte de la volatilidad a medida que se asimilan las implicaciones. Conviene evitar desplegar liquidez prematuramente: espere señales claras de una dislocación extrema o capitulación, por un lado, o de una resolución inmediata, por el otro, antes de volver a posicionarse”, destaca Gattiker.
Para Nannette Hechler-Fayd’herbe, responsable de Estrategia de Inversión, Sostenibilidad e Investigación y CIO EMEA de Lombard Odier, Filippo Palloti, economista, y Serge Rotzer, analista de renta variable de Lombar Odier, la previsión es similar: “Esperamos que las negociaciones acerquen el arancel del 39% para Suiza al 15% pactado con la UE y Japón, aunque con concesiones potencialmente complejas y un posible aumento de inversiones estadounidenses”.
En este sentido, reconocen que, aunque el sector farmacéutico queda excluido y productos de alto valor añadido como relojes, maquinaria de precisión y dispositivos médicos podrían trasladar parte del coste, si se confirma el 39%, los márgenes podrían verse afectados o incluso producirse una fuerte caída en las ventas a EE.UU. “En el improbable caso de que esta disputa comercial no se resuelva, revisaremos nuestra previsión de PIB real suizo para 2025, así como nuestra expectativa de que los tipos de interés no bajen del 0%”, comentan.
Respecto a la implicación que tendrá para los inversores, los expertos de Lombard Odier señalan que, aunque es probable que las acciones suizas se resientan durante este periodo de incertidumbre, los bonos corporativos suizos y el sector inmobiliario pueden seguir ofreciendo fuentes atractivas de renta. “Nuestra previsión a 12 meses para el dólar/franco suizo se sitúa en 0,79”, concluyen.
“El modelo híbrido nos hace bastante únicos”, asegura Joaquín Rhodius, director comercial y cofundador de Betterplan. En ese sentido, un elemento que está en el corazón de las ambiciones de la fintech de gestión patrimonial chilena es la tecnología, que apalancan para llevar el servicio de asesoría de inversiones independiente a clientes del segmento mass affluent.
¿Qué quiere decir que sea un modelo híbrido? Según explica el ejecutivo a Funds Society, esto significa que atienden a los clientes a través de una plataforma digital. En esta herramienta, además de gestionar y monitorear sus inversiones, los clientes pueden operar activos –sin incentivar el trading de corto plazo–, “siempre acompañados por la asesoría humana de un asesor financiero certificado por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF)”.
Así, el modelo de Betterplan se basa en una asesoría personalizada, “con portafolios a medida construidos con productos de las mejores administradoras globales y locales”, en palabras de Rhodius. Y, por el lado de los clientes, el punto de foco es el mass affluent, entendido en la fintech como patrimonios entre los 100.000 y el millón de dólares, aunque también atienden a clientes con montos más altos.
Hacia delante, la compañía busca seguir consolidando su negocio, que ha estado operando desde 2019. La meta, de momento, es superar los 100 millones de dólares en AUA en el corto plazo. “Si todo marcha bien, cerraremos el año cerca de los 120 millones de dólares bajo asesoría y con de 2.000 clientes aproximadamente”, augura el profesional.
También hay luces de una posible expansión regional. Rhodius comenta que están evaluando la factibilidad de replicar su modelo híbrido en otros países. “Argentina nos atrae especialmente y estamos en una etapa de análisis preliminar”, indica, agregando que uno de los principales desafíos es encontrar un broker con la tecnología necesaria para conectar con la plataforma de Betterplan y automatizar proceso, para asociarse.
Betterplan y el modelo de MFO
Desde la firma aseguran que la mayor similitud de la fintech con los multi-family offices más tradicionales es el alineamiento con los clientes. En ese sentido, su cofundador y director comercial destaca tres variable clave.
Por un lado, está la asesoría personalizada. La plataforma, acota, permite a los inversionistas crear sus propias carteras y estrategias. “No trabajamos solamente con soluciones ‘pre-armadas’ iguales para todos”, comenta.
Además, cuentan con una comisión única, en línea con los MFOs “más grandes y ‘puros’”. Esto quiere decir que sólo cobran una tarifa de asesoría, sin costos por transacción o rebates de los fondos en los que invierten sus clientes.
En tercer lugar, Rhodius enfatiza en el diseño de arquitectura abierta que aplican, con acceso a todos los fondos disponibles en Chile, “con una curaduría previa hecha por nosotros para seleccionar los mejores”. Actualmente, los vehículos locales con los que trabajan incluyen a Moneda Asset Management, BTG Pactual, Toesca, LarrainVial, Falcom, Frontal Trust, MBI y Singular, entre otros. Por su parte, los nombres internacionales incluyen a BlackRock, JP Morgan, Vanguard, Pimco y Goldman Sachs.
“Estamos convencidos de que nuestro modelo es más eficiente y más alineado con el cliente en comparación a lo que ofrecen bancos y corredoras en este segmento”, comenta el ejecutivo.
El rol de la tecnología
Con todo, el profesional recalca que la combinación de asesoría humana y herramientas tecnológicas los diferencian de la competencia. “Existen plataformas de trading y también plataformas de fondos mutuos, pero no hemos visto ninguna wealthtech con el nivel de desarrollo tecnológico que tenemos ni asesores tradicionales que se alineen con el cliente como nosotros. Esto explica en parte el buen desempeño que hemos tenido”, señala.
La tecnología en particular juega un papel fundamental, considerando su rol en amplificar las capacidades de asesoría a más clientes, ofreciendo sus servicios a patrimonios más pequeños que los que suelen acceder los MFOs tradicionales.
“Hoy tenemos seis asesores y cada uno atiende, en promedio, cerca de 300 clientes. Este ratio sería imposible sin el soporte tecnológico”, ilustra Rhodius.
En ese sentido, desde la fintech apuntan a complementar la asesoría patrimonial tradicional con las herramientas tecnológicas.
“Todas nuestras iniciativas buscan tomar las mejores prácticas del mundo tradicional, replicarlas y escalarlas gracias a la tecnología. El término que más usamos es ‘personalización a gran escala’. Ese es nuestro lema”, señala.
Otros negocios
Si bien la asesoría de inversiones está en el corazón del modelo de Betterplan, han ido incorporando más aristas a su negocio, según describe Rhodius.
Además de la plataforma que usan sus inversionistas, la fintech desarrolló una plataforma interna para asesores independientes, un grupo que ha ido en auge en Chile y que ha tomado creciente protagonismo en los últimos años.
Esta tribuna ofrece un abanico de herramientas e información para manejar las carteras de sus clientes. Esto incluye, detalla el profesional, datos proporcionados por los clientes, reuniones por Microsoft Teams guardadas, interacciones del cliente con la plataforma y el desempeño de sus inversiones, entre otros.
La herramienta también incorpora inteligencia artificial, funcionando como un asistente virtual que optimiza la gestión comercial del asesor.
Además, están expandiendo la oferta para incluir seguros. En el último trimestre, relata el director comercial de la firma, Betterplan selló un acuerdo con Chubb, una aseguradora de talla mundial.
“Destacamos especialmente poder ofrecer una alternativa completa a nuestros clientes, sobre todo a los más jóvenes (30-45 años). En esta etapa de la vida, muchos aún no tienen resuelto su futuro financiero y contar con un seguro de vida e invalidez disminuye significativamente el riesgo de que un imprevisto afecte sus objetivos familiares”, explica.
Con el objetivo de mejorar la eficiencia de los asesores y los resultados de los clientes, las herramientas de optimización fiscal se han convertido en un punto focal para las plataformas financieras. Las firmas que no logren avances significativos podrían verse en riesgo de una reducción de las entradas de capital y la pérdida de asesores, según el último informe de Cerulli Edge.
Las plataformas buscan oportunidades de diferenciación en el contexto de la transición que vienen realizando hacia un enfoque de hogares administrados unificados (UMH, por su sigla en inglés), que permite a los asesores implementar estrategias de inversión de forma integral.
El estudio cita herramientas de transición fiscalmente eficientes, herramientas de localización de activos y mejoras en la recolección de pérdidas fiscales como características clave necesarias para facilitar este tipo de programa.
“La recolección de pérdidas fiscales no es en absoluto una oferta nueva, pero está en constante evolución para ofrecer mejores beneficios tanto a asesores como a clientes”, afirma Scott Smith, director sénior de Cerulli.
Actualmente, la mayoría de las plataformas gestionan la recolección de pérdidas fiscales mediante automatización (72%), y solo el 24% aún depende de procesos manuales en sus firmas. La automatización de transiciones fiscalmente eficientes (48%), retiros fiscalmente inteligentes (44%) y la ubicación de activos (36%) se encuentran rezagadas, pero al menos se encuentran en fase de planificación en todas las plataformas de los encuestados.
“Para mantener su posición como líderes en el sector de la gestión patrimonial, las plataformas deben estar dispuestas a priorizar la automatización de su paquete de optimización fiscal, o se enfrentarán a una pérdida de satisfacción y lealtad tanto de sus asesores como de sus clientes”, concluye Smith.
En México, actualmente el Congreso del país analiza la propuesta de reforma legislativade la presidencia para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, con un horizonte de implementación que terminaría en 2030. Sin embargo, podrían registrarse efectos económicos importantes, cuando menos en el corto plazo, según un análisis del área de estudios económicos de Banamex.
«Considerando que las MiPyME’s, que representan más del 99% del total de empresas, generan 40% del PIB del país y 65% del empleo, podrían ser más vulnerables a los incrementos en costos y que esta reforma generaría presiones en ese sentido, es muy probable que la misma tenga un impacto negativo en la actividad y el empleo, por lo menos de este sector», explica la firma en su reporte.
Con el objetivo de mitigar el impacto económico estimado en un aumento de costos laborales, el gobierno propone una serie de subsidios dirigidos a las MiPyME’s. Estos incluyen incentivos fiscales (reducciones en el ISR), créditos blandos a través de Nacional Financiera o el Banco del Bienestar, y programas de capacitación y digitalización del Servicio Nacional de Empleo para mejorar la productividad.
Sin embargo, la iniciativa todavía carece de detalles sobre el diseño de los subsidios, lo que ha generado incertidumbre sobre su suficiencia para cubrir costos, especialmente para microempresas, según la firma financiera. La falta de un plan claro, sobre todo para sectores con altas tasas de informalidad (como el comercio y la construcción), limita su alcance, ya que los trabajadores informales no están protegidos por la LFT. Además, no aborda explícitamente cómo incentivar la productividad en empresas con recursos limitados, un desafío crítico dado el rezago histórico
de México en este ámbito.
Posible reducción del crecimiento PIB en el horizonte
«Especialmente en sectores intensivos en mano de obra, la reducción de horas laborales implica una disminución inicial en la producción por trabajador. La reducción de 16% en las horas trabajadas (de 48 a 40 horas) aplicaría para la parte formal del 25% de la población ocupada que trabaja más de 48 horas (la cual estimamos entre el 30% y el 80%)», señalan los analistas de Banamex.
«Considerando que el 75% del PIB es formal y la elasticidad productividad-horas trabajadas basada en estudios internacionales es entre 0,6 a 0,8, esto arroja caídas brutas en el PIB de entre 0,1-0,3 pp si no hubiera nuevas contrataciones para mantener la producción constante (considerando adopción rápida y generalizada de nuevas tecnologías) y hasta una reducción de 1,0 pp (sin adopción tecnológica)«, explican.
Adicionalmente, los expertos del banco mexicano indican que cuando sea el turno de cumplimiento de las MiPyME’s, si estas reducen contrataciones, la tasa de desempleo podría aumentar entre 0,2 y 0,4 pp. El empleo formal privado, que ya muestra un claro estancamiento, podría verse afectado con destrucción de plazas formales desde el primer año en caso de que las empresas decidan que no es óptimo mantener su nivel de producción previo. Sin embargo, Banamex también considera probable que los trabajadores desplazados por el aumento en el costo laboral unitario en el sector formal puedan ser absorbidos por el mercado laboral informal, dada la dominancia de este último, o bien que las empresas decidan mantenerlos pero de manera informal, con el riesgo de ser sancionadas.
«Además, considerando un traspaso de costos a precios de alrededor de 70%, estimamos un aumento en los costos laborales en 6,5% en caso de que las empresas decidan mantener sus niveles de producción sin cambios. Estos representan a su vez el 30% de los costos totales de las empresas, por lo que el impacto en costos sería de 2%, que estimamos podría verse reflejado en un aumento entre 0,1 y 0,4 pp para la inflación en un esquema sin gradualidad si subsidios», dijo Banamex.
Beneficios en el largo plazo
Eso sí, desde Banamex aseguran que la economía podría verse beneficiada en el largo plazo. Los economistas de la compañía consideran que los trabajadores laborarán menos horas pero seguirán recibiendo el mismo salario, por lo que aumentará la masa salarial, en caso de que las empresas decidan mantener sus niveles de producción y hacer contrataciones o pagar horas extra para ello.
La remuneración de asalariados representa el 30% del PIB, pero la correspondiente a la economía formal es el 24,4%. En la medida que las empresas contrataran nuevo personal, y que sus salarios fueran mayores, aumentaría la masa salarial y, por lo tanto, el consumo, lo que mitigaría el potencial efecto adverso sobre el PIB.
«En resumen, se vería afectada la rentabilidad de las empresas o las finanzas públicas. Estosalvo un incremento abrupto en la productividad laboral, por lo que existe el riesgo de ver una combinación de menor actividad y empleo formal, mayores precios y destrucción de empresas», dice Banamex.
Con un crecimiento proyectado de 0% en 2025, la reforma enfrenta un entorno económico frágil, al que se le suma la debilidad de las finanzas públicas que limitan el margen para financiar subsidios.
«La reforma incrementará los costos laborales, afectando principalmente a sectores como manufacturas, comercio y servicios 24/7, donde las MiPyME’s podrían enfrentar cierres o mayor informalidad sin subsidios suficientes. La transición plantea varios desafíos, incluyendo la duración del periodo de adaptación, la capacidad de supervisión y el monitoreo del cumplimiento. En México la productividad laboral está estancada y la informalidad disminuye a un ritmo muy lento, lo que aumenta los riesgos potenciales de esta reforma, en términos de crecimiento, empleo e inflación», advirtió Banamex en sus conclusiones.
Foto cedidaFelipe Espínola, gerente Family Offices de Ameris Capital
Después de seis años y medio dedicado al mundo de los fondos de inversión inmobiliarios, Felipe Espínola vuelve a las pistas de la gestión de altos patrimonios, de la mano de Ameris Capital. Con el objetivo de potenciar su área de family offices, la firma chilena de inversiones reclutó al ejecutivo, con el cargo de gerente del área.
Según detallaron desde la firma a Funds Society, el profesional se incorporó en julio de este año a la casa de inversiones y reporta directamente al socio Martín Figueroa.
Sus principales funciones son atender y potenciar el segmento de family offices, un área que, en palabras de Ameris, “requiere no sólo de oferta de productos, sino también de un servicio cercano que empatice con sus necesidades familiares y ayudar a solucionar sus requerimientos con eficiencia y transparencia”.
Espínola tiene más de 17 años de trayectoria en la industria financiera, ocupando una variedad de roles similares. En los últimos años, trabajó en Cameron Partners, como fundador y Managing Partner, una casa de inversiones dedicada a los fondos de inversión privados de renta inmobiliaria.
Además, según consigna su perfil de LinkedIn, se desempeñó como gerente Multi-Family Office de Nevasa, gerente de Single Family Office de Inversiones de Inversiones Aries FO, Investment Manager de Grupo Security y banquero privado de Banco Penta.
El objetivo de la contratación, acotaron desde la compañía, es potenciar y profundizar las relaciones con los clientes de la firma y aportar a la oferta de productos y servicios a medida. En ese sentido, aseguran que este segmento de clientes “ha sido muy relevante para Ameris desde sus inicios”.
La casa de inversiones chilena ofrece servicios de asset management, con estrategias en todas las grandes categorías de activos alternativos –inmobiliario, deuda, private equity, infraestructura, secundarios e inversión de impacto–, distribución de fondos, finanzas corporativas y securitización.