Foto cedidaDe izquierda a derecha: Olivier Becker, responsable del equipo de Gestión de Renta Fija de Amiral Gestion, y Fabien Labrousse, gestor de renta fija.
Amiral Gestion ha anunciado la incorporación de Olivier Becker como responsable del equipo de gestión de Renta Fija y de Fabien Labrousse como gestor de renta fija. Según explican desde la gestora, ambos se encargarán de la gestión de los fondos de renta fija, Sextant Bond Picking y Sextant 2027. Además, adelantan que el equipo se completará con la llegada de dos nuevos gestores con perfiles complementarios en las próximas semanas.
A raíz de estos dos nombramientos, Nicolas Komilikis, director general de Amiral Gestion, ha declarado: “Nos complace dar la bienvenida a Olivier y Fabien a nuestros equipos. Sus trayectorias y visiones complementan y diversifican nuestra experiencia en renta fija, reforzando así un eje estratégico para el desarrollo de Amiral Gestion con nuestros socios”.
Olivier Becker, graduado en Gestión por la Escuela de Negocios de Nantes, Audencia, cuenta con el Certificado Internacional en Corporate Finance (ICCF) de HEC París y aporta más de 20 años de experiencia profesional en la gestión de activos y los mercados financieros. Comenzó su carrera en el año 2000 en Accenture como consultor de estrategia para bancos de inversión, antes de unirse a Oddo Securities en 2006 como analista de acciones sell-side. En 2012, se convirtió en gestor de renta fija en Oddo BHF AM, donde asumió la responsabilidad de los equipos de High Yield y convertibles en 2018. Entre 2022 y 2024, Olivier ocupó el puesto de gestor de high yield en la gestora Corum Butler. Se unió a Amiral Gestion en junio de 2024 para liderar el desarrollo y la gestión del equipo de Renta Fija.
Por su parte, Fabien Labrousse, graduado en Economía y Finanzas por la Universidad de Poitiers, comenzó su carrera en 2001 en Cyril Finance como gestor de renta variable en el segmento Midcap y Salud. En 2004, se unió a Schelcher Prince Gestion, donde ha trabajado durante 20 años como gestor senior de retorno absoluto y varias multiestrategias de renta fija. En julio de 2024, se incorporó al equipo de Renta Fija de Amiral Gestion.
Foto cedidaThomas Friedberger, Deputy CEO and Co-CIO of Tikehau Capital.
Para Thomas Friedberger, Deputy CEO and Co-CIO of Tikehau Capital, uno de los principales cambios que ha vivido la industria de gestión de activos durante los últimos años ha sido el desarrollo y la popularidad de la inversión pasiva junto con el crecimiento de los activos alternativos, según el balance que hace ahora que la firma cumple 20 años desde su creación. En su opinión, en estas dos décadas, “el sector se ha vuelto sistémico debido a su tamaño e influencia ampliados”.
¿Qué tendencias han impactado más en el modelo de negocio de Tikehau Capital?
El crecimiento sistémico del sector ha sido una influencia significativa. A pesar de esta tendencia, a los gestores de activos aún se les permite operar con niveles relativamente bajos de capital, desde una perspectiva regulatoria.
¿Y cómo ha evolucionado ese modelo de negocio en los últimos 20 años? ¿Cuáles han sido las prioridades?
Un desarrollo clave ha sido el énfasis en la escalabilidad dentro de las inversiones alternativas, lo que ahora permite a las corporaciones, incluidas las empresas de gran capitalización, aprovechar oportunidades tanto en los mercados de capitales, como acciones y bonos corporativos, como en los mercados privados, incluyendo capital privado y crédito privado. Nuestras prioridades se han centrado en expandir estas capacidades y adaptarnos a las nuevas dinámicas del mercado.
En un entorno industrial mucho más competitivo y exigente, ¿cómo ha evolucionado su visión de inversión y su oferta de productos?
Nuestra visión de inversión ha permanecido consistente: nos enfocamos en ser locales, selectivos, disciplinados y en asegurar una estrecha alineación de intereses. Sin embargo, nuestras ofertas de productos se han adaptado a las demandas del mercado en evolución y para mantenernos a la vanguardia de las tendencias de la industria, guiados por nuestro principio de ‘crear, no competir’. Este enfoque fomenta una cultura emprendedora que nos impulsa a ser pioneros en soluciones innovadoras en lugar de simplemente seguir caminos existentes. Por ejemplo, hemos desarrollado una gama de soluciones innovadoras diseñadas específicamente para permitir a los inversores minoristas acceder a estrategias de inversión privada, anteriormente disponibles solo para clientes institucionales. Además, en 2018, establecimos una estrategia de descarbonización de capital privado en asociación con TotalEnergies, creando uno de los mayores vehículos de capital privado dedicados a apoyar a las empresas que lideran la descarbonización de la economía. Además, en 2019, reconociendo que los secundarios de deuda privada habían demostrado ser una herramienta dinámica tanto para LPs como para GPs, lanzamos una estrategia de deuda privada secundaria, una iniciativa pionera que tiene como objetivo proporcionar soluciones de liquidez en el mercado de deuda privada.
Su negocio se centra en los mercados públicos y privados. Estamos más familiarizados con los mercados públicos, pero los mercados privados parecen estar experimentando un auge en la demanda y mejorando su lugar en las carteras. Dada su experiencia, ¿cuál es su impresión al respecto? ¿Qué tendencias observa?
Los mercados privados han experimentado un rápido crecimiento y una mayor demanda. A pesar de este auge, es esencial mantener nuestra disciplina de inversión. Es crucial tener una comprensión integral del entorno del mercado, incluyendo crédito, acciones, activos reales y tanto mercados públicos como privados, para tomar decisiones de inversión informadas.
¿Qué tendencias están impulsando la evolución de su modelo de negocio?
Nuestro modelo de negocio está evolucionando en respuesta a varias tendencias clave: la necesidad de alinear intereses de manera efectiva, la creciente importancia de obtener buenos acuerdos localmente, la necesidad de ser ágil en la estructuración de transacciones y mantener la disciplina en la fijación de precios y la liquidez.
Finalmente, ¿cuáles son sus objetivos empresariales para los próximos cinco años?
Durante los próximos cinco años, nuestro objetivo principal es consolidar y expandir nuestra posición como un gestor de activos global líder. Desde nuestra salida a bolsa en 2017, hemos experimentado un crecimiento significativo, más que triplicando nuestros activos bajo gestión y superando consistentemente nuestras metas. Basándonos en este éxito, aspiramos a seguir innovando y diversificando nuestras ofertas mientras fomentamos nuestra cultura emprendedora. Nuestro sólido balance, con 4.000 millones de euros en activos totales a la fecha, incluyendo 3.100 millones de euros en capital social, proporciona una base sólida para el crecimiento futuro. Esta robusta posición financiera no solo apoya nuestra expansión continua, sino que también actúa como un poderoso facilitador del crecimiento dentro de nuestra empresa. Estamos comprometidos a aprovechar nuestra fortaleza financiera para captar nuevas oportunidades y fomentar un crecimiento sostenible.
El cambio climático es intrínsecamente inflacionista. El aumento de las temperaturas medias con sus fluctuaciones estacionales, las catástrofes naturales y los cambios medioambientales perdurables tendrán efectos negativos en la oferta de bienes y mano de obra, y positivos en la demanda local.
El Banco Central Europeo calcula que, si no se controlan, los efectos físicos del cambio climático podrían aumentar entre un 1% y un 3% la tasa general de inflación anual solo durante la próxima década. Además, es muy posible que esta situación se prolongue más allá de la próxima década por el riesgo añadido de un incremento descontrolado de los precios una vez que se tengan en cuenta sus interacciones con la estabilidad política y social.
Pero a diferencia de un escenario no controlado, los efectos inflacionistas de la transición son más previsibles y limitados en el tiempo. Por tanto, sus consecuencias sociales serían más fáciles de gestionar para las autoridades públicas.
El coste de la transición
Para limitar el aumento de la temperatura al objetivo del Acuerdo de París de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales, cabe esperar que cuatro tipos de inflación —a saber, inflación verde o greenflation, inflación fósil o fossilflation, inflación de demanda o demandflation e inflación de activos varados o strandflation— añadan 1,6 puntos porcentuales a la tasa de inflación anual en los próximos 10 años, según nuestro análisis.
La transición a un sistema de energía verde generará presión de la demanda sobre algunos de los recursos críticos (metales, minerales, mano de obra cualificada) necesarios para la fabricación de nuevos bienes de equipo productores de energía (turbinas eólicas, paneles solares, baterías de vehículos eléctricos, infraestructuras de red, etcétera).
La inflación verde ya está aquí; el coste de los aerogeneradores ha aumentado un 40% debido al encarecimiento de los insumos. La probable duplicación del precio real de los metales verdes (p. ej. níquel, zinc, y cobre) en la próxima década podría añadir un 0,1% a la tasa general de inflación anual, según nuestras previsiones.
La transición también incentivará a los productores de combustibles fósiles para que reduzcan o directamente interrumpan la inversión en mantenimiento y exploración y producción de hidrocarburos. Teniendo en cuenta el rápido ritmo de agotamiento natural de los yacimientos existentes, esto provocará un descenso de la producción mundial de hidrocarburos y, por tanto, un aumento de los precios. A esto lo llamamos inflación fósil. Nuestros estudios sugieren que, para equilibrar la demanda con la producción de petróleo, se necesitan subidas de precios de alrededor del 20% anual, lo que se traduciría en un 0,8% adicional de inflación en la tasa general anual.
La inflación de demanda es el resultado del necesario desvío de recursos de otros usos en la economía. Para un eventual aumento del 1% del PIB en inversión verde, habrá que posponer un porcentaje similar de consumo, mediante una combinación de precios más altos y tipos de interés reales más elevados. Además, la reasignación de los factores de producción (capital y puestos de trabajo) a las industrias ecológicas creará ineficiencias (desempleo, necesidades de formación, quiebras de empresas, etc.) que lastrarán la productividad global de la economía.
En la actualidad, solo se adoptan las tecnologías verdes de forma generalizada cuando se consideran superiores o cuando sus costes son competitivos. Por ejemplo, la generación de electricidad con fuentes renovables es competitiva en comparación con la generada mediante combustibles fósiles o energía nuclear, incluso cuando se tienen en cuenta los costes de las mejoras de la red y similares.
Sin embargo, en muchos sectores como los de cemento, acero, calefacción, aviación y transporte marítimo calculamos una prima de precios verde de entre el 25% y el 300% si no se producen avances en el tamaño, la innovación o las normativas. Si se produce una creación forzada o natural de activos redundantes y en desuso —por ejemplo, debido a la intervención estatal—, se producirá un choque negativo de la oferta sobre la productividad, y otro efecto inflacionista de la transición, la inflación de activos varados. En conjunto, creemos que la inflación de demanda y la de activos varados podrían sumar un 0,7% adicional a la tasa general de inflación cada año.
Un quebradero de cabeza para los bancos centrales
Estimamos que la transición energética podría añadir aproximadamente 1,6% anuales a la inflación a lo largo de una década, para después comenzar a diluirse a medida que la inflación fósil se va convirtiendo en deflación y el ciclo de inversiones alcance su punto álgido. Pero está claro que este sería el menos malo de dos males, ya que la alternativa sería un período de inflación más elevada, menos previsible y menos controlable. No obstante, este largo periodo de transición seguirá planteando retos considerables a los bancos centrales, guardianes de la estabilidad de precios.
Deben decidir si esta inflación transitoria debería dejarse pasar a riesgo de desanclar las expectativas a largo plazo sobre los precios, o si deberían usarla como justificación para provocar deflación en otras áreas de la economía.
Sin duda, una cooperación monetaria internacional ayudaría a mitigar los efectos distorsionadores no deseados en los precios de importación, el impacto en las divisas y los tipos de interés mundiales. Sin embargo, ésta no parece muy probable a corto plazo. Por el momento, la Reserva Federal estadounidense —el eje del sistema mundial— prefiere mantenerse al margen. Ansiosa por preservar su independencia, la institución opta por no abrir un asunto tan politizado y considera que es mejor que tome las decisiones su órgano supervisor, el Congreso.
Como mínimo, los bancos centrales podrían aislar algunos costes climáticos de las definiciones de inflación o dotarse de mayor flexibilidad sobre el horizonte temporal en el que debe interpretarse su objetivo de “estabilidad de precios”. Lo que está claro, no obstante, es que la inflación de la transición energética se acelerará. Los responsables de la política monetaria y los Gobiernos deben encontrar la mejor manera de gestionar sus efectos, y deben hacerlo pronto.
Tribuna elaborada por Lloyd McAllister, responsable de inversiones sostenibles de Carmignac, Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac , y Michel Wiskirski, especialista en materias primas de Carmignac.
Vanguard ha anunciado que reduce el importe mínimo para acceder a su plataforma de inversión automatizada, Digital Advisor, pasando de 3.000 a 1.001 dólares. De esta forma, la gestora quiere aumentar el acceso de su servicio de asesoramiento digital para aquellos inversores interesados en gestionar de forma online sus objetivos financieros.
Vanguard Digital Advisor se lanzó en 2020 para proporcionar un servicio de planificación financiera y asesoramiento de inversiones completamente digital y ofrecer asesoramiento “personalizado, conveniente y de bajo coste”. Según explican desde la compañía, esta plataforma ayuda a los clientes a identificar sus objetivos de jubilación y no jubilación, y luego diseña y gestiona carteras de inversión personalizadas, diversificadas y fiscalmente eficientes para lograrlos. A fecha de 30 de junio de 2024, Asesor Digital gestiona más de $19 mil millones en activos.
“Reducir el mínimo de inversión para Vanguard Digital Advisor es un paso importante en nuestro esfuerzo por ampliar el acceso de los inversores al asesoramiento y empoderarlos más temprano en su viaje financiero. Creemos que el asesoramiento fortalece la capacidad de los inversores para gestionar sus necesidades de finanzas personales e inversiones, y puede generar mejores resultados de inversión”, ha explicado Brian Concannon, Head of Vanguard Digital Advisor.
Esta decisión llega, según explica la firma, tras un período de crecimiento acelerado e innovación para Digital Advisor, ya que Vanguard ha invertido significativamente en la experiencia del cliente en la plataforma. En concreto, ha realizado diversas mejoras, entre las que destacan un servicio de coaching personalizado para alcanzar metas financieras, una mayor de carteras entre las que elegir, mayor eficiencia fiscal y la posibilidad de realizar la planificación financiera en pareja.
“El asesoramiento es fundamental para nuestra misión de dar a los inversores la mejor oportunidad de éxito en sus inversiones. Entendemos que las necesidades de nuestros inversores están en constante cambio, y estamos dedicados a evolucionar e innovar continuamente nuestras ofertas de asesoramiento para garantizar que los clientes tengan las herramientas, la orientación y, lo que es más importante, el acceso que necesitan para alcanzar sus objetivos financieros”, ha añadido Doug Mento, Head of Vanguard Advice.
Foto cedidaDe izquierda a derecha, Ariel Rivero y Juan Martín Longhi, Co-Heads de International Sales & Trading de Adcap Grupo Financiero .
Adcap Grupo Financiero ha anunciado el nombramiento de Ariel Rivero y Juan Martín Longhi, con más de 20 años de experiencia combinada en el sector financiero, como nuevos Co-Heads of International Sales & Trading. Según explica la firma, este nuevo equipo buscará potenciar el crecimiento de Adcap en los mercados globales, con un fuerte enfoque en la atención al cliente.
Ambos profesionales cuentan con una dilatada carrera. Ariel Rivero, quien posee un Executive MBA del IAE, ha trabajado en reconocidas entidades financieras y ALYCs, destacándose en la mesa de dinero con proyección internacional. A raíz de su nuevo cargo, ha comentado: “Estoy contento de este reconocimiento y de que nos den el espacio para poder seguir creciendo. Esperamos poder llevar a Adcap a otro nivel y guiar a las nuevas generaciones. Es un placer enorme compartir el puesto con Juan, que además de ser un excelente profesional es un amigo de hace varios años”.
Por su parte, Juan Martín Longhi cuenta con una destacada trayectoria en la mesa de PUENTE y fue Executive Director del área de Sales & Trading en TPCG Valores. “Me entusiasma este nuevo desafío y asumir este rol con Ariel que es un excelente profesional. Vamos a desarrollar todas las herramientas para que el negocio de Adcap de Sales & Trading crezca en volumen y mejore el servicio para nuestros clientes”, ha señalado Longhi.
Sobre ambos nombramientos, Agustín Honig, Managing Partner de Adcap Grupo Financiero, destacó su relevancia para la empresa: “Estamos muy orgullosos de anunciar la promoción de Ariel Rivero y Juan Martín Longhi como Co-Heads of International Sales & Trading. Ambos han demostrado un compromiso y liderazgo destacables a lo largo de estos años en Adcap. Confío plenamente en que, bajo su dirección conjunta, continuaremos ampliando nuestra presencia en los mercados globales y ofreciendo un servicio de primer nivel a nuestros clientes internacionales”.
Cómo gestiona un administrador de carteras con sede en el Lejano Oriente un portafolio de acciones de mercados emergentes? ¿Cuál es su posicionamiento? Steve Sun, especialista senior de portafolios de renta variable de mercados emergentes de Morgan Stanley IM, lo explica.
Sun comenzó en Morgan Stanley en 2016 y tiene 30 años de experiencia como inversionista. “Estoy aquí en el Lejano Oriente, específicamente en Singapur, porque realmente queremos estar al tanto de lo que está sucediendo en estos mercados locales. Es mucho más difícil seguir estos mercados desde, por ejemplo, Londres, París o Frankfurt. Las cosas también se mueven muy rápido aquí, y la construcción de una red local es muy importante. Singapur es una base ideal en este sentido”.
Los países emergentes están retrasados, especialmente al compararlos con Estados Unidos (EE. UU.). Las Siete Magníficas efectivamente han tenido un buen desempeño. ¿Cómo lo ve?
En los últimos doce a trece años, el desempeño de los países emergentes ha sido menor que el de los países desarrollados. Parte de esto proviene del hecho de que los países emergentes tuvieron un mejor desempeño que el mercado estadounidense desde el año 2000 hasta el 2010. Creo que la gente ha olvidado esto debido a la historia reciente, en donde el S&P 500 tuvo un rendimiento negativo desde el 2000 hasta el 2010. Por lo tanto, los países emergentes registraron una rentabilidad superior. Los últimos diez años han sido más o menos revertidos, pero estamos llegando a un punto en el que el valor relativo está volviendo a ser interesante. Esto ofrece oportunidades para los inversionistas en estos mercados.
¿Los disturbios en el Medio Oriente afectarán a los mercados emergentes?
Puedes darle el giro que quieras, pero la economía mundial sigue dependiendo del petróleo, a pesar de todos los esfuerzos hacia la ecologización y la sostenibilidad. Como inversionista en países emergentes, realmente hay que tener esto en cuenta porque es un riesgo tanto financiero como de sostenibilidad. El precio del petróleo y sus fluctuaciones son determinantes para el bienestar de los países del Medio Oriente y, en consecuencia, para los precios de las acciones.
El Estrecho de Malaca es la ruta de transporte marítimo más transitada y también la ruta principal para el transporte de petróleo a Asia desde el Golfo Pérsico. China importa la mayor parte de su petróleo a través de esta ruta. Así que ahí está el problema. El canal de Philip en Singapur tiene solo 2,8 km de ancho, y los estadounidenses podrían cerrarlo y dañar gravemente la economía china. Por lo tanto, es esencial tener en cuenta los riesgos geopolíticos.
Países como la India importan toda su energía. Corea del Sur también importa mucha energía, y China todavía depende de los combustibles fósiles para estimular el crecimiento. En mi opinión, la volatilidad del mercado a nivel geopolítico es inherente a los mercados emergentes. Cuando hay 24 países en el universo como nosotros, algo siempre está sucediendo en algún lugar del mundo. Los clientes también preguntan sobre lo que está sucediendo en China y Taiwán. La gente no habla de ello a menudo, pero Corea del Norte sigue lanzando misiles. Seguimos no solo los problemas macroeconómicos, sino también los factores políticos de la región».
¿Qué sectores está observando más de cerca?
Estamos mirando compañías que se benefician del crecimiento estructural. Y cuando hablamos de historias de crecimiento estructural en los mercados emergentes, pensamos inmediatamente en los consumidores. Por ejemplo, la inclusión de personas en países latinoamericanos que anteriormente no tenían acceso al sistema bancario. Brasil se ha beneficiado mucho de esto. Los servicios financieros y los bancos forman parte del tema general en el que invertimos.
Adicionalmente, la otra área en la que estamos enfocados es el aumento de la sostenibilidad y las compañías que se benefician de este cambio, como los fabricantes de vehículos eléctricos, así como algunas materias primas como el cobre. Y, por supuesto, el auge de la IA.
¿Es importante estar presente en la región?
Sí, porque la selección de países sigue siendo muy importante. Somos muy proactivos a la hora de hacer esa selección. Todo sigue ciclos, y es importante pensar a largo plazo. Es por eso que muchos de nuestros gestores de cartera han trabajado durante más de veinte años dentro del mismo equipo, y creo que es importante tener ese horizonte a largo, desplegar esos recursos y sentir lo que está sucediendo en el terreno.
¿Cuáles son actualmente sus convicciones más fuertes?
Si nos fijamos en nuestra estrategia principal, tenemos nuestras mayores ponderaciones en países como India y China. Para los servicios financieros en la India, varios de los bancos más grandes siguen siendo muy interesantes. En el norte de Asia, estamos observando a las compañías de semiconductores que fabrican chips. Adicionalmente, nuestra estrategia de mercados emergentes más enfocada con fuertes convicciones también se ha beneficiado del auge de una de las mayores compañías de comercio electrónico de Latinoamérica. También, más recientemente, los neobancos digitales que actualmente están basados en Brasil, pero también activos en Colombia y México, han ganado cuota de mercado frente a las compañías establecidas. Tenemos esto tanto en nuestra estrategia central como en nuestras estrategias de alta convicción.
La Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés) recuerda en su documento “The EU Must Adopt a New Deal to Mobilize EU Savings” que, según la Comisión Europea, se necesita invertir más de 600.000 millones de euros anuales para lograr una transición verde exitosa y otros tantos millones de fondos para apoyar la transición digital. A la luz de esta realidad, desde Efama reclaman que se creen las condiciones de inversión necesarias para enfrentar estos desafíos.
Ahora bien, ¿en qué consistirían esas medidas para crear esas «condiciones de inversión necesarias»? Según Bernard Delbecque, director senior de Efama, «se requiere un cambio decisivo en las políticas de la UE, particularmente en las políticas de competencia e industriales, para mejorar las oportunidades de inversión, impulsar la valoración de las empresas con sede en Europa en los índices bursátiles globales e incrementar las inversiones de los propietarios de activos hacia las empresas de la UE. Una vez que los propietarios de activos vean perspectivas más prometedoras en la UE, aumentarán sus inversiones en la región, apoyando así la financiación de las transiciones verde y digital».
Según el informe elaborado por Efama, para desbloquear la inversión privada y financiar las necesidades de capital de la UE, es crucial aprovechar el potencial del Mercado Único y desarrollar una Unión de Mercados de Capitales (UMC) efectiva que ofrezca más oportunidades y mejores resultados para las empresas y ahorradores de Europa. Además, es imperativo reorientar la Estrategia de Inversiones Minoristas de la Comisión Europea para alentar a los ciudadanos de la UE a invertir más en instrumentos de mercado de capitales y promover el ahorro para la jubilación, con el fin de aumentar el fondo de ahorros disponible para apoyar las ambiciones de la UE.
El impacto en los fondos UCITS
Para Efama abordar estos retos es urgente, ya que, según demuestra su informe, esta situación está teniendo un impacto en la creciente asignación de activos de UCITS a acciones estadounidenses y atribuye esta tendencia al mejor desempeño de los mercados bursátiles de EE.UU.. «A finales de 2023, el 44,6% de la cartera de UCITS de renta variable estaba invertida en activos estadounidenses, en comparación con el 19.2% en 2012. La alta exposición de los UCITS de renta variable a activos extranjeros es específica de Europa, según el estudio. En 2023, los fondos de renta variable domiciliados en la UE y el Reino Unido tenían el 27% y el 29% de sus carteras invertidas en acciones locales, respectivamente, en comparación con el 78% y el 84% de los fondos de renta variable en EE. UU. y la región de Asia-Pacífico», argumenta el informe.
El documento señala que hay varios factores pueden explicar el menor sesgo doméstico entre los inversores europeos, como por ejemplo: los beneficios de las inversiones transfronterizas, el papel de los asesores financieros, el desarrollo de plataformas de fondos que facilitan inversiones en fondos que siguen índices globales, el tamaño relativamente pequeño de los mercados bursátiles de la UE y el entusiasmo por las principales empresas tecnológicas estadounidenses.
«El fuerte rendimiento de los mercados estadounidenses, que llevó a un aumento en la asignación de activos de renta variable a acciones estadounidenses, refleja una combinación de factores y políticas, incluida un crecimiento robusto de la población, mayor gasto en investigación y desarrollo, estímulos fiscales sustanciales y precios de energía más bajos», argumenta el informe.
Cuestión de competitividad
La principal conclusión que sostiene Efama es que para competir de manera efectiva en el escenario global y fomentar la aparición de líderes industriales con sede en Europa, la UE debe embarcarse en un camino transformador para impulsar su crecimiento económico, mejorar las oportunidades de inversión, generar mayores rendimientos de inversión y aumentar la capitalización de mercado de las empresas europeas. En su opinión, estas son condiciones necesarias para atraer más capital de inversión a la UE y asegurar que las empresas europeas accedan a financiamiento durante todo su desarrollo.
«Esto, a su vez, puede iniciar un círculo virtuoso en el que un mayor crecimiento económico refuerce la confianza de los propietarios de activos en la economía de la UE, fortaleciendo así la capacidad de los gestores de activos para proporcionar una fuente crítica de financiación estable y a largo plazo para los gobiernos, las empresas y los proyectos de infraestructura europeos», concluyen desde Efama.
Vivimos en un mundo cada vez más conectado, donde la digitalización es la base de nuestras vidas. Desde nuestras casas inteligentes y vehículos con sistemas de asistencia, hasta el almacenamiento de datos en la nube y las aplicaciones que utilizamos para trabajar y comunicarnos, la tecnología forma parte esencial de nuestro día a día. En este contexto, la ciberseguridad juega un papel fundamental para proteger lo que más importa: nuestra información, que las empresas sigan operando sin problemas y que la sociedad siga funcionando con normalidad.
Lejos de ser solo una barrera frente a amenazas, la ciberseguridad es un sector que impulsa la innovación tecnológica y la transformación digital. Permite que empresas operen con confianza y que nuevas tecnologías puedan implementarse sin comprometer la seguridad ni la privacidad. Por eso, el crecimiento de este sector es imparable y se está convirtiendo en uno de los grandes pilares económicos y tecnológicos de los próximos años.
Factores que impulsan el crecimiento de la ciberseguridad
Varias tendencias están acelerando esta expansión. En primer lugar, la digitalización y la conectividad han alcanzado niveles sin precedentes. Actualmente, ya hay más de 20.000 millones de dispositivos conectados a internet (desde electrodomésticos hasta sensores industriales) y se espera que esta cifra siga creciendo. Cada uno de estos dispositivos puede ser una puerta de entrada para ciberdelincuentes, por lo que la demanda de soluciones de seguridad es constante.
En segundo lugar, el contexto geopolítico añade un componente estratégico a la ciberseguridad. Los conflictos entre países y la competencia global se trasladan cada vez más al ciberespacio, con ataques que van más allá de la interrupción de servicios: afectan infraestructuras críticas, propiedad intelectual y seguridad nacional. Por ello, tanto gobiernos como empresas están invirtiendo en su protección digital.
Además, la aparición de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y la automatización, está transformando el panorama de la ciberseguridad. Si bien estas herramientas pueden ser utilizadas para diseñar ataques más sofisticados, también ofrecen nuevas formas de defensa, permitiendo detectar y responder a las amenazas con mayor rapidez y eficacia.
Finalmente, la regulación y la legislación en materia de protección de datos y seguridad digital son cada vez más estrictas. Esto obliga a empresas de todos los sectores a implementar medidas sólidas y a invertir más recursos para cumplir con estas normativas, lo que a su vez impulsa la demanda de servicios y productos especializados en ciberseguridad.
Oportunidades de inversión en un sector en auge
El conjunto de estas dinámicas está dando lugar a un mercado en constante crecimiento. Según estudios recientes, el gasto global en soluciones de ciberseguridad superará los 200.000 millones de dólares en el corto plazo y se espera que crezca a un ritmo anual cercano al 12,6% durante los próximos años, hasta 2030. Esta demanda creciente no solo implica una mayor inversión en productos tecnológicos, sino también la aparición de nuevas empresas especializadas, startups innovadoras y grandes compañías que amplían sus capacidades en esta área. Además, los avances en inteligencia artificial aplicada a la ciberseguridad están permitiendo desarrollar soluciones que detectan amenazas en tiempo real, gestionan riesgos y protegen infraestructuras cada vez más complejas.
Por tanto, este crecimiento sostenido convierte al sector en una oportunidad atractiva para inversores que buscan exposición a una industria con fuerte potencial de desarrollo y solidez ante ciclos económicos adversos.
El fondo Allianz Cyber Security, lanzado en 2021, está especialmente diseñado para ofrecer exposición a empresas líderes en este mercado, con foco en compañías de mediana capitalización que destacan por su innovación y capacidad de expansión. Su objetivo es identificar negocios con ventajas competitivas claras y un sólido potencial a largo plazo. De este modo, Allianz Cyber Security permite a los inversores posicionarse en un sector estratégico que, además de proteger el mundo digital, ofrece oportunidades reales de rentabilidad.
Artículo escrito por Erik Swords, gestor del fondo Allianz Cyber Security en Allianz GI.
A medida que se calma la última oleada de aranceles y parece que la mayoría de los aranceles anunciados están destinados a perdurar en lugar de ser «invitaciones a negociar» (con Suiza y la India como principales excepciones), es hora de resumir el nuevo orden mundial comercial, económico y geopolítico que está surgiendo de las cenizas del antiguo.
Para ser claros, seguiremos viendo cambios, amenazas y «acuerdos» en el futuro, pero parece que ahora nos encontramos en un periodo algo análogo al otoño de 2021, cuando el pánico inicial por la pandemia de COVID-19 dio paso a una perspectiva más pragmática. Aunque se seguían vigilando de cerca el número de casos, las tasas de hospitalización y la eficacia de las vacunas —al igual que hoy se siguen vigilando los aranceles recíprocos, los aranceles sectoriales y las promesas de inversión—, la conversación ya no estaba dominada por un único tema y los inversores podían tener una visión más general del entorno en desarrollo.
¿Trump ganó?
Puede ser difícil de admitir, pero el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, parece haber logrado lo que pocos creían posible: imponer aranceles enormemente desequilibrados sin apenas represalias. Es un «resultado» de 15 % a 0 %, incluso en el caso de los «mejores acuerdos», como los firmados con Japón o la Unión Europea, y además recibió titulares impresionantes como incentivo adicional. (Dicho esto, no está claro si las inversiones de 600 000 millones de dólares y los 750 000 millones de dólares en energía acordados con la UE, por ejemplo, serán diferentes en su ejecución a los términos acordados con China en el primer mandato de Trump, que simplemente nunca se materializaron. Si se llevaran a cabo, las inversiones a esta escala en una economía que ya funciona casi a plena capacidad podrían ser menos eficientes y más inflacionistas).
Al amenazar con tipos tan altos que probablemente habrían empujado a los propios Estados Unidos y a varios de sus socios comerciales a la recesión (especialmente en el caso de represalias generalizadas), al mezclar el comercio con muchas cuestiones no relacionadas —sobre todo, por ejemplo, el contexto de seguridad de la UE o Japón— y al eliminar uno a uno a sus oponentes comerciales, que no lograron coordinarse en un dilema del prisionero de manual, Trump logró reordenar unilateralmente las reglas del comercio mundial.
Los mercados financieros se rebelaron inicialmente y le obligaron a cambiar de rumbo el 9 de abril. Sin embargo, durante la pausa de 90 días que siguió, la probabilidad de una recesión y de inestabilidad financiera en Estados Unidos pareció disminuir. Salvo un breve episodio con China, no hubo represalias significativas por parte de los socios comerciales. Fundamentalmente, el «Big Beautiful Bill» se aprobó en una forma más favorable para el mercado de lo que se temía inicialmente, menos irresponsable desde el punto de vista fiscal y sin riesgos para la estabilidad financiera, como sanciones a los titulares extranjeros de activos estadounidenses. Aunque sigue habiendo preocupación por el impacto a largo plazo del aumento de la deuda estadounidense, los mercados se han vuelto más optimistas con respecto a los aranceles estadounidenses. En lugar de una probabilidad al 50 % de recesión, los inversores volvieron a reevaluar el crecimiento estadounidense, que podría descender un 1,5 % en los próximos dos o tres años, pero amortiguado por un estímulo de aproximadamente un 1 % procedente del proyecto de ley, financiado en parte por los ingresos arancelarios, en un contexto de inflación que aumentará aproximadamente un 2 % durante el mismo periodo.
¿Estados Unidos ha salido perdiendo?
Aunque se trata de una gran victoria política para Trump, la economía estadounidense y, en especial, su motor principal, el consumidor estadounidense, podrían ser los grandes perdedores de este nuevo acuerdo comercial. Podría decirse que las decisiones políticas tomadas por Estados Unidos en los últimos cuatro meses han supuesto un esfuerzo de redistribución de la riqueza de los estadounidenses comunes y corrientes hacia los estadounidenses ricos y las grandes empresas. Son los consumidores estadounidenses, y predominantemente la parte más pobre de la población, con altas tasas de consumo, quienes pagarán en mayor medida los aranceles, principalmente en forma de una mayor inflación a largo plazo. En muchos casos, también renunciarán al acceso a la asistencia sanitaria, mientras que los ricos se beneficiarán de una reducción permanente de los impuestos de sociedades. Las medidas populares, como las exenciones fiscales para las propinas, no cambian significativamente esta ecuación, sino que son más bien simbólicas en proporción.
Con la publicación el 1 de agosto de los datos sobre nóminas, y especialmente las revisiones de los dos meses anteriores, también parece que el daño económico de cuatro meses de grave incertidumbre ha sido mayor de lo que se suponía. La caída de la tasa de crecimiento del mercado laboral es significativa si se sitúa en su contexto histórico (Anexo 1). El crecimiento del empleo en Estados Unidos rara vez ha caído tan bajo —a unos 35 000 nuevos puestos de trabajo al mes, según las estimaciones— sin entrar en territorio negativo y significar una recesión.
Estos datos se suman al crecimiento algo débil del PIB en el segundo trimestre. Si bien la cifra general se mantuvo en una tasa anualizada del +3 %, esto se debió principalmente a distorsiones en el calendario de importaciones y exportaciones. El crecimiento del «PIB básico» de las ventas finales a compradores privados nacionales ha experimentado un descenso continuo durante tres trimestres. Su último valor fue del +1,2 % anualizado, lo que también es un nivel que rara vez se alcanza, salvo en el preludio de una recesión (gráfico 2). Las excepciones recientes, en las que el crecimiento del PIB subyacente cayó por debajo del 1,2 % pero no hubo recesión, se produjeron en 2022 y a finales de 2018, que fueron momentos difíciles para los activos de riesgo.
¿Ha perdido Estados Unidos aliados?
Aunque el régimen arancelario de Trump evolucionara, sus repercusiones podrían sentirse durante algún tiempo. El carácter unilateral de los «acuerdos» y la humillación sufrida por los líderes nacionales plantean la pregunta de cuáles serán las consecuencias económicas de la paz comercial a largo plazo.
Las lecciones aprendidas en los últimos cuatro meses permanecerán en la memoria de los socios comerciales de Trump, lo que, como mínimo, fomentará el deseo de reducir la exposición y la dependencia de los Estados Unidos. Quizás también traten de unirse a otros y busquen venganza. Transformar un mundo en el que la mayoría de los actores clave eran aliados comprometidos de los Estados Unidos en uno habitado por antagonistas, en solo cuatro meses, sería una pérdida asombrosa de poder blando.
Los ataques contra aliados en el extranjero también han ido acompañados de una campaña interna contra las instituciones independientes. Trump despidió al director de la Oficina de Estadísticas Laborales después de que el informe sobre el empleo de julio revelara que el crecimiento del empleo se había estancado. También ha atacado a la Reserva Federal (Fed). Estas incursiones corren el riesgo de erosionar aún más la confianza de los mercados financieros y las instituciones de Estados Unidos.
Esto nos lleva a una pregunta clave, que se hace urgente debido a este deterioro a largo plazo: si Estados Unidos se acercara a una recesión, ¿con qué arsenal cuenta para combatirla? La ratiodeuda/PIB se sitúa en el 120% y el déficit presupuestario ha sido del -6 % anual, mientras que la inflación está expuesta a una presión alcista inusual debido a los aranceles, incluso en un escenario de desaceleración. Los responsables políticos estadounidenses podrían enfrentarse a dos opciones poco envidiables: una austeridad estricta que prolongaría la duración y la gravedad de la desaceleración, o dejar que la inflación supere el objetivo mientras se monetizan los estímulos fiscales. La segunda opción, que requeriría una Fed más complaciente que la actual, podría abrir la puerta a una estanflación a largo plazo.
Tras un repunte a corto plazo, podría ser prudente adoptar un enfoque selectivo con respecto a EE. UU.
Si los datos macroeconómicos de EE. UU. siguen siendo, como mínimo, ambiguos a corto plazo, las acciones mundiales y quizá incluso las estadounidenses podrían beneficiarse. Además de la disminución de la incertidumbre, existen factores positivos en muchas regiones, como el crecimiento de los beneficios empresariales, los estímulos fiscales alemanes y los vientos favorables de la política monetaria.
Sin embargo, a medio plazo, podría haber argumentos más sólidos para adoptar una posición más selectiva con respecto a EE. UU., tanto en renta variable como en divisas. Los inversores de EE. UU. y de todo el mundo siguen sobreponderando los activos estadounidenses, especialmente la renta variable, y estas acciones siguen cotizando con valoraciones elevadas, no solo en las empresas innovadoras en crecimiento, sino en todos los sectores. Esto supone un punto de partida incómodo. Una desaceleración de la economía estadounidense, sin un margen fiscal suficiente para adoptar las medidas adecuadas, sería un escenario difícil de gestionar.
A corto plazo, parece que la apuesta de Trump por los aranceles no ha afectado a las perspectivas de los activos de riesgo. A largo plazo, al poner fin a un periodo de liberalización e integración comercial mundial que ha durado décadas, es posible que haya introducido una serie de riesgos complejos que los inversores tendrán que sortear en los próximos años.
Artículo escrito por Andreas de Maria Campos, jefe de equipo de Asignación Activa Minorista y director de Investigación de asignación de Renta Variable en Allianz GI.
Chicago Atlantic ha anunciado el nombramiento de Kushal Kshirsagar como managing partner de Private Wealth Solutions.
Kshirsagar llega procedente de BlackRock y será responsable de llevar las estrategias de mercados privados de Chicago Atlantic a los inversores particulares y sus asesores, dice la información de la empresa.
Anteriormente, Kshirsagar desempeñó diversas funciones en las divisiones de Estrategias Multiactivos, Asesoramiento Patrimonial Estadounidense e iShares de BlackRock, entre las que se incluyen las de portfolio manager de los Modelos de Renta Estadounidenses de BlackRock, estratega principal de Carteras UHNW para Asesoramiento Patrimonial Estadounidense y Responsable de Estrategia y Desarrollo de Negocio para iShares en Asia. Antes de BlackRock, Kshirsagar trabajó en UBS, Credit Suisse y Vanguard y se doctoró en Finanzas por la UNC – Chapel Hill.
«Me atrajo la combinación única de experiencia en suscripción, rigor analítico, trayectoria demostrada y espíritu emprendedor de Chicago Atlantic. En un mercado abarrotado de estrategias de crédito privado indiferenciadas que participan en las mismas operaciones de club respaldadas por patrocinadores, Chicago Atlantic destaca por su experiencia en sectores y mercados en los que existen razones estructurales para una oferta insuficiente de capital», afirmó Kshirsagar.