La economía, el COVID-19 y los mercados definen la elección en EE.UU. a pocos días de la votación
| Por Marcelo Soba | 0 Comentarios

Cuando resta menos de una semana para las presidenciales de EE.UU., los sondeos muestran que el exvicepresidente demócrata, Joe Biden, goza de una decisiva ventaja frente al presidente, pero todavía hay posibilidades para Donald Trump, destacan los expertos de varias gestoras.
Un análisis de Robeco destaca otras ocasiones en las que la situación ha dado un vuelco en tan solo 48 horas, como en los comicios presidenciales de 1968, La ‘Paz de Halloween’ para Vietnam, y 1980, el debate final.
Aunque los mercados de derivados parecen haber reflejado en sus precios un cierto aumento de la volatilidad en torno al 3 de noviembre, por ahora las acciones y los diferenciales crediticios parece que no se han posicionado de cara a ningún riesgo potencial significativo, asegura Robeco.
Desde el verano, la administradora ha insistido en que la intención de voto seguiría la misma evolución que la pandemia y la recuperación económica, asegura el informe firmado por Regina Borromeo, gestora senior, Jamie Stuttard, responsable de macro de renta fija global, y Rikkert Scholten, estratega del equipo de macro de renta fija global de Robeco.
“La gestión de la pandemia de coronavirus que ha hecho Trump se ha comparado con la deficiente manera en que George W. Bush afrontó el desastre del huracán Katrina, que coincidió con una caída en las encuestas y los índices de popularidad del entonces presidente”, asegura el informe al que accedió Funds Society.
Los mercados han empezado a infravalorar el riesgo de impugnaciones
Actualmente, Biden goza de una cómoda ventaja, tanto en las apuestas como en los sondeos nacionales de intención de voto, y parece estar a la cabeza en estados indecisos clave como Pennsylvania, Wisconsin y Michigan, después de un primer debate caótico y de la posterior hospitalización de Trump por COVID-19.
Biden ha ampliado recientemente su ventaja en las encuestas nacionales a más del 10%, un margen mayor que el registrado en 2016, cuando Hilary Clinton se presentó contra Trump.
No hay que olvidar que, debido al sistema de colegios electorales de Estados Unidos, una ventaja nacional del 3% para Biden podría no trasladarse al nivel estatal (electoral), como sucedió en 2016.
El reciente ascenso de Biden ha llevado a los mercados a posicionarse conforme a un supuesto de base en que los demócratas se harían con el control de las dos cámaras del Congreso (el Senado y la Cámara de Representantes); un escenario que ha llegado a llamarse la “Ola Azul”.
Ante la amplia ventaja de Biden en las encuestas, los mercados han empezado a infravalorar el riesgo de resultado electoral dividido y/o demorado por las impugnaciones legales y el malestar social. Esta posibilidad sería sin duda un evento de riesgo a corto plazo que haría aumentar la volatilidad.
A pesar del liderazgo de Biden en los sondeos, el índice de popularidad de Trump se ha mantenido relativamente estable, con un sólido apoyo subyacente por encima del 35%. Con más del 40%, el actual presidente todavía tendría posibilidades de ganar.
No hay mejores ni peores para los mercados
La historia dice que, a la larga, ningún partido político es mejor o peor para las carteras de inversión, dice Sean Markowicz, responsable de Estrategia, Estudios y Análisis de Schroders.
Sin embargo, históricamente, las bolsas han sido un buen indicador para predecir el resultado de las elecciones presidenciales. Siempre que las acciones de EE.UU. subieron en los tres meses anteriores al día de las elecciones, el partido en el poder ganó y siempre que bajaron, el partido en el poder perdió.
Desde 1932, esta metodología ha predicho correctamente el ganador el 86% de las veces, o 19 de las últimas 22 elecciones presidenciales. Así que con el índice S&P 500 subiendo alrededor del 4% desde agosto, los mercados parecen estar cotizando una victoria de Trump.
Hasta mediados de septiembre, las acciones de EE.UU. se han movido en tándem con las probabilidades que los mercados de apuestas daban a la reelección de Trump. El problema ahora es que estos dos indicadores han empezado a moverse en direcciones opuestas (es decir, las acciones han subido y las probabilidades de reelección de Trump han bajado).
Una posible explicación es que la creciente ventaja de Biden en las encuestas ha reducido la posibilidad de un resultado ajustado, que es percibido como más negativo para las acciones (al menos a corto plazo) que los temores de subida de impuestos o mayor regulación bajo una presidencia demócrata.
Al mismo tiempo, las cotizaciones bursátiles no sólo dan una posible indicación de quién podría ocupar la presidencia, sino también del estado de la economía, que se ha ido recuperando de las consecuencias del COVID-19.
En 2016, los mercados de apuestas le asignaron a Clinton un 80% de posibilidades de ganar la presidencia. En cambio, la bolsa bajó un 3,5% en los tres meses anteriores a las elecciones, lo que podría interpretarse como que los inversores habían predicho que Clinton perdería.
Señales mixtas bajo la superficie
Aunque el mercado de valores puede estar indicando una victoria de Trump, bajo la superficie, está enviando señales mixtas. De hecho, las acciones que se espera que se beneficien de Biden en el poder han subido a medida que su ventaja en las encuestas se ha ampliado.
Con este escenario, no es fácil conocer quién vencerá el próximo martes, sobre todo porque el resultado puede estar reñido, reflexiona Markowicz, quien además advierte que independientemente de quién gane, los inversores deben ser cautos y no tomar decisiones basadas únicamente en el resultado de las elecciones presidenciales.
Por último, el PIB volvió a crecer el tercer trimestre al rebotar un 7,4% lo que será aprovechado por los dos flancos, tanto demócratas como republicanos, como una prueba de la fuerza del rebote económico posterior al confinamiento o como una advertencia de que los beneficios evidenciados por él podrían tener una corta duración, comenta James McCann, Senior Global Economist de Aberdeen Standard Investments.
«La realidad es que las cifras del PIB demuestran que la economía de los Estados Unidos se recuperó con fuerza cuando se levantaron las medidas de confinamiento”, explica McCann.
Sin embargo, en un momento en el que el impulso ha quedado atrás, los contagios están aumentando de nuevo y el Congreso no puede ponerse de acuerdo sobre otro paquete de estímulos, estos buenos números no van a durar.
“Sea quien sea quien gane las elecciones va a tener que salir rápidamente del punto muerto en el que se encuentra el Congreso y poner en marcha un estímulo adicional”, concluyó.