La Française, nueva división de gestión de activos de Crédit Mutuel Alliance Fédérale

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Crédit Mutuel Alliance Fédérale ha anunciado la creación de su línea de negocio de gestión de activos, La Française. Con 152.000 millones de euros en activos bajo gestión a 30 de junio de 2024 (116.000 millones de euros en activos cotizados y 36.000 millones de euros en activos no cotizados) y 1.000 empleados, La Française es ahora un actor importante en el panorama francés y europeo de la gestión de activos.

Como miembro de Crédit Mutuel Alliance Fédérale, La Française refuerza su posición de grupo de gestión de activos multiespecialista. Tras esta integración, ocho sociedades de gestión, con ámbitos de especialización complementarios, se reúnen bajo un único holding y comparten una dirección, una plataforma operativa y un sistema informático comunes. La Française considera a sus inversores como socios y, como tales, diseña soluciones y servicios innovadores, adaptados a sus necesidades de inversión. La gama completa de soluciones de inversión está ahora disponible a través de una plataforma de distribución mutualizada.

Está presente en diez países, lo que garantiza la proximidad de los mercados locales, a la vez que permite que La Française refuerce su estrategia de desarrollo internacional. El grupo ofrece una gama de soluciones de inversión cotizadas y no cotizadas que combinan objetivos de rentabilidad y sostenibilidad, y reflejan los valores y compromisos compartidos de Crédit Mutuel Alliance Fédérale. Para marcar el comienzo de este nuevo capítulo, La Française ha rediseñado su logotipo corporativo.

“Me gustaría destacar el compromiso de nuestros empleados durante la fase de construcción del grupo La Française recién formado. Juntos, estamos preparados para hacer todo lo que esté en nuestra mano para ofrecer a nuestros inversores una gestión de activos especializada y basada en convicciones, fundamentada en una estrategia de inversión ESG sincera”, declaró Guillaume Cadiou, CEO de Groupe La Française. 

“La arquitectura multiespecializada de nuestra nueva línea de negocio de gestión de activos y su alineación con nuestros valores fundamentales subrayan el deseo de Crédit Mutuel Alliance Fédérale de ofrecer soluciones y servicios de inversión de calidad a nuestros clientes”, añadió Éric Charpentier, CEO de Banque Fédérative du Crédit Mutuel y CIC.

Por su parte, Éric Petitgand, director general de Crédit Mutuel Alliance Fédérale, reconoció estar «especialmente orgulloso de ver surgir nuestra división de gestión de activos» y agregó que «su creación, así como la calidad de sus competencias, permiten a Crédit Mutuel Alliance Fédérale reforzar su posición de actor principal en el panorama de la gestión de activos”.

A partir del 1 de enero de 2024, las filiales del holding Groupe La Française son: Crédit Mutuel Asset Management, La Française Systematic Asset Management, La Française Real Estate managers, CIC Private Debt, Crédit Mutuel Impact, Cigogne Management, Crédit Mutuel Gestion y New Alpha Asset Management.

Las distintas soluciones de inversión de Banque de Luxembourg Investments y CIC Market Solutions también son comercializadas por La Française AM Finance Services, la plataforma de distribución que fusionó Crédit Mutuel Investment Managers el 1 de mayo de 2024. La Française también presta servicios de apoyo a Dubly Transatlantique Gestion.

La industria de ETFs crece con fuerza: 1.192 nuevos lanzamientos de productos de enero a agosto

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El elevado número de nuevos lanzamientos de ETFs es un claro ejemplo de la madurez y potencial que tiene esta parte de la industria de inversión. Según los datos publicados por ETFGI, durante los ocho primeros meses del año se lanzaron 1.192 nuevos productos, lo que supera el récord anterior de 1.140 nuevos ETFs listados en el mismo período de 2021. “Los nuevos fondos listados resultaron en un aumento neto de 845 productos, después de contabilizar 347 cierres”, señalan desde ETFGI.

Los activos invertidos en la industria global de ETFs alcanzaron un récord de 13.99 billones de dólares estadounidenses al final de agosto, experimentando 63 meses consecutivos de entradas netas de capital, acumulando un récord de 1,07 billones de dólares estadounidenses en entradas netas en lo que va del año. Al cierre de agosto, la industria global de ETFs contaba con 12.677 productos, por valor de 13,99 billones de dólares, de 774 proveedores en 81 bolsas de valores en 63 países, según el informe de perspectivas del panorama de la industria global de ETFs de agosto de 2024 de ETFGI.

Según explica el informe, hasta finales de agosto de 2024, el mercado de ETFs ha experimentado un notable aumento, con una acumulación significativa de activos por parte de los ETFs recién lanzados”. En este sentido, destaca el dominio de los ETFs de criptomonedas, con el iShares Bitcoin Trust (IBIT US) con 21.070 millones de dólares en activos, seguido del Grayscale Bitcoin Trust (GBTC US) con 13.250 millones y el Fidelity Wise Origin Bitcoin Fund (FBTC US) con 10.510 millones.

“Reflejando el auge de la inversión en criptomonedas desde la aprobación de los ETFs de Bitcoin en los EE.UU. en enero de 2024, la SEC aprobó los ETFs de Ethereum para su cotización en julio de 2024. El Grayscale Ethereum Trust (ETHE US) alcanzó el quinto lugar en el Top 25 por activos con 4.530  millones de dólares y el Grayscale Ethereum Mini Trust ETH (ETH US) ocupó el puesto 17 con 924.85 millones de dólares, ambos lanzados por Grayscale Advisors en la Bolsa de Nueva York (NYSE)”, apunta el informe de ETFGI.

Además de los ETFs enfocados en criptomonedas, la lista de los Top 25 incluye ETFs de varios sectores, como ETFs de alto dividendo, de renta variable, activos y relacionados con el clima, lo que demuestra la amplia gama de oportunidades de inversión disponibles para los inversionistas en la actualidad.

Estados Unidos reportó el mayor número de cierres con 115, seguido por Asia-Pacífico (excluyendo Japón) con 96, y Europa con 66. Los 1.192 nuevos productos están gestionados por 299 proveedores diferentes, los cuales están distribuidos en 38 bolsas de valores a nivel mundial. iShares listó el mayor número de nuevos productos, con 58, seguido por Global X ETFs con 45 nuevos lanzamientos, y First Trust e Innovator ETFs con 31 lanzamientos cada uno.

De enero a agosto

Al revisar los datos acumulados del año, para los primeros 8 meses del año desde 2020 hasta 2024, la industria global de ETFs ha experimentado un aumento significativo en el número de nuevos lanzamientos, pasando de 657 a 1.192. En 2024, Estados Unidos y Asia-Pacífico (excluyendo Japón) han registrado los mayores lanzamientos, alcanzando 403 y 390, respectivamente, mientras que América Latina ha tenido el menor número de lanzamientos, con solo 10.

“Estados Unidos, Asia-Pacífico (excluyendo Japón), Canadá y Japón han alcanzado su punto máximo de lanzamientos en 2024, con 403, 390, 136 y 32, respectivamente. Europa alcanzó su mayor número de lanzamientos en 2021, con 290; América Latina registró 26 lanzamientos en 2021; mientras que Oriente Medio y África alcanzaron 59 en 2021”, indican desde ETFGI.

En cambio, el número de cierres de productos acumulados hasta finales de agosto disminuyó en todas las regiones en comparación con el mismo período en 2023. En 2024, Estados Unidos y Asia-Pacífico (excluyendo Japón) registraron el mayor número de cierres, con 115 y 96, respectivamente, mientras que América Latina tuvo el menor número, con solo 2 cierres. “En comparación con los últimos cinco años de cierres, Estados Unidos registró su mayor cantidad de cierres en 2020, con 174, mientras que Europa tuvo su mayor número de cierres con 108 en 2020. Asia-Pacífico (excluyendo Japón) registró 116 cierres en 2023, y Canadá reportó 52 en 2023”, concluye el informe.

La inversión en mercados privados: una mirada a los fondos evergreen con ventanas de liquidez

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Foto cedidaAxel Cardin Poggi, especialista de Producto de BBVA AM

La inversión en mercados privados ha crecido significativamente en las últimas décadas, atrayendo tanto a inversores institucionales como a particulares con apetito por retornos superiores a los obtenidos en mercados públicos. En este contexto, los fondos evergreen, también conocidos como fondos con ventanas de liquidez, han emergido como una alternativa atractiva frente a los tradicionales fondos cerrados. A continuación, exploraremos las principales ventajas de los fondos evergreen y por qué cada vez más inversores los eligen para maximizar sus retornos.

Totalmente invertidos desde el principio

Uno de los principales beneficios de los fondos evergreen es la posibilidad de estar totalmente invertido desde el inicio. A diferencia de los fondos cerrados, donde los inversores deben realizar múltiples llamadas de capital a medida que el gestor encuentra oportunidades de inversión, los fondos evergreen ponen el dinero a trabajar de inmediato. Esto elimina las ineficiencias administrativas, ya que no hay necesidad de realizar llamadas de capital ni distribuciones periódicas. En lugar de eso, los inversores permanecen completamente invertidos hasta que deciden reembolsar.

Adicionalmente, las suscripciones pueden realizarse de manera mensual o trimestral. Los reembolsos, por su parte, son trimestrales y están sujetos a un límite de hasta cierto porcentaje de la posición lo que garantiza una gestión adecuada del flujo de efectivo y evita problemas de liquidez.

Otro punto clave es que las gestoras de estos fondos solo aceptan un volumen de suscripciones acorde con su capacidad de inversión, lo que evita la dilución de los activos y asegura que cada inversor participe en las mismas oportunidades que en los fondos cerrados. Esto significa que las compañías en las que invierten y desinvierten son las mismas, gestionadas por el mismo equipo y al mismo tiempo, asegurando una alineación de intereses entre todos los participantes.

El poder del interés compuesto

La capacidad de estar completamente invertido desde el principio potencia de manera significativa el efecto del interés compuesto. Cuando el capital está en uso continuo, el rendimiento generado se reinvierte, lo que acelera el crecimiento de la cartera. En comparación con los fondos cerrados, esta estructura mitiga el impacto negativo de mantener parte del compromiso del capital en liquidez ociosamente. Asimismo, reduce el riesgo de tener que reinvertir distribuciones de capital en condiciones de mercado desfavorables.

Al permanecer invertidos desde el primer momento, los inversores pueden ahorrar los cuatro o cinco años que suelen ser necesarios para completar el período de inversión en un fondo cerrado. De esta manera, el horizonte de inversión se acorta a un esquema más eficiente de 5+1+1 años (5 años de inversión inicial con la posibilidad de dos extensiones anuales).

Esta combinación entre la inversión completa y el interés compuesto se traduce en una multiplicación de los retornos a lo largo del tiempo. Cuanto antes y durante más tiempo esté el capital en activo, mayor será el efecto acumulativo en los rendimientos.

Diversificación

Los fondos evergreen ofrecen una ventaja significativa en términos de diversificación. Los gestores seleccionan inversiones en una amplia gama de clases de activos, estrategias, sectores, geografías y añadas. Esto no solo permite mitigar los riesgos asociados a la concentración de inversiones, sino que también brinda a los inversores acceso a una mayor variedad de oportunidades.

Además, tienen la capacidad de ajustar su exposición de manera más dinámica, lo que permite a los gestores tomar decisiones de asignación de activos en función de las condiciones del mercado. Esta diversificación mejora el perfil de riesgo-retorno, proporcionando una mayor resiliencia frente a fluctuaciones del mercado.

Ventanas de liquidez

Una de las características más atractivas de los fondos evergreen es su estructura de ventanas de liquidez, que permite a los inversores solicitar reembolsos trimestrales hasta un determinado porcentaje del valor total del fondo.

La liquidez proviene, en gran parte, de la inversión en activos líquidos (alrededor del 10% de la cartera) y de la capacidad de los activos subyacentes para generar flujos de caja. Esta estructura no solo garantiza que el fondo pueda satisfacer las solicitudes de reembolso sin comprometer su gestión, sino que también proporciona una mayor estabilidad a los inversores que valoran la accesibilidad a su capital.

Gestión activa y ajuste dinámico

La gestión activa es otro pilar fundamental. Debido a su carácter continuo, los gestores pueden realizar ajustes dinámicos en la cartera, mejorando el rendimiento relativo de las inversiones. Este enfoque proactivo permite que el fondo se adapte a las condiciones cambiantes del mercado, optimizando la asignación de activos en función de las perspectivas económicas.

Conclusión

Los fondos evergreen con ventanas de liquidez ofrecen una alternativa convincente frente a los tradicionales fondos cerrados. Su capacidad para estar completamente invertidos desde el inicio, aprovechar los efectos del interés compuesto, proporcionar diversificación y mantener ventanas de liquidez trimestrales hace que sean una opción atractiva para los inversores que buscan flexibilidad, eficiencia y retornos consistentes. Esta combinación de ventajas, junto con una gestión activa y dinámica, lo convierte en una poderosa herramienta dentro del universo de la inversión en mercados privados.

Análisis realizado por Axel Cardin Poggi, especialista de Producto de BBVA AM.

¿Qué pueden hacer las utilities para resolver el problema del almacenamiento de energía renovable?

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Tendencias seculares a largo plazo
Pixabay CC0 Public DomainAutor: Rudy and Peter Skitterians from Pixabay

El rápido crecimiento de las fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar, ha puesto sobre la mesa un problema crucial: cómo almacenar y distribuir eficazmente esta energía intermitente. En un momento en que las utilities tienen que lidiar con el constante aumento de la demanda y se esfuerzan por alcanzar sus objetivos de descarbonización cero neto, se enfrentan a una pregunta acuciante: ¿cuánta energía renovable pueden integrar antes de toparse con limitaciones prácticas?

Basándonos en nuestras conversaciones con utilities de varios lugares, el límite superior para la penetración de las renovables en su mix energético sin soluciones de almacenamiento significativas o grandes mejoras en la interconexión se sitúa entre el 30% y el 40%. Más allá de este umbral, la intermitencia de la energía eólica y solar empieza a plantear problemas.

Aunque los planes varían, muchas utilities aspiran a una cuota de energías renovables en su mix energético del 70%-80% a principios de la década de 2030. Mientras que la penetración de las energías renovables es ya alta en ciertas zonas, como Texas y California, a los estados de las regiones estadounidenses Atlántico Medio, Nordeste y Pacífico Noroeste les será más difícil alcanzar estos objetivos debido a una generación de energía eólica y solar menos intensa dadas sus condiciones meteorológicas.

Durante más de una década, el almacenamiento en baterías de larga duración a la escala de las compañías eléctricas ha sido el santo grial para aumentar la penetración de las energías renovables. Idealmente, esta solución almacenaría energía durante más de 24 horas, y preferiblemente hasta una semana. Sin embargo, pese a las investigaciones en curso, aún no ha surgido una opción económicamente viable que funcione a la escala necesaria para suministrar electricidad a ciudades o regiones enteras.

La necesidad de un mejor almacenamiento es doble: estar preparados para los déficits de energía renovable de varios días y reducir el despilfarro. En algunas regiones, como California, el exceso de energía renovable generada durante las horas punta queda sin utilizar por falta de capacidad de almacenamiento.

A pesar de estos retos, las eléctricas están invirtiendo mucho en el almacenamiento de energía. El mercado mundial casi se triplicó el año pasado y va camino de superar los 100 gigavatios hora (GWh) de capacidad por primera vez en 2024 (Gráfico 1). Las grandes utilities reguladas, como NextEra, Xcel y AES, están a la cabeza en la construcción de almacenamiento a escala de red.

Los modelos actuales suelen utilizar baterías de iones de litio que solo pueden almacenar de dos a cuatro horas de energía. Estas soluciones de corta duración ayudan a gestionar las fluctuaciones diarias, almacenando electricidad durante los períodos pico de generación renovable y devolviéndola a la red cuando la demanda de electricidad es alta, pero no abordan los desfases energéticos a largo plazo ni la planificación de la resiliencia.

Al reconocer las utilities que las baterías de iones de litio no son probablemente la solución definitiva a sus necesidades de almacenamiento a gran escala y de larga duración, las tecnologías alternativas están cobrando protagonismo. Las baterías de flujo y las baterías de iones de sodio, por ejemplo, utilizan materiales baratos y abundantes, lo que podría resolver los problemas de abastecimiento y disponibilidad asociados con el litio. Si bien su peso y tamaño los hacen poco prácticos para los vehículos eléctricos, podrían funcionar bien para el almacenamiento estacionario.

El hidrógeno es otra opción que se discute con frecuencia, aunque su promesa lleva tiempo siendo «a 10 años vista». Las principales barreras para la adopción generalizada de estas tecnologías son el coste y la eficiencia. Por ejemplo, la producción de hidrógeno verde necesita un funcionamiento constante y de alta disponibilidad para ser económicamente viable, lo que supone un reto cuando se depende de fuentes de energía renovables intermitentes.

La falta de una solución viable de almacenamiento de energía de larga duración tiene implicaciones de gran alcance:

  1. Es posible que las utilities tengan que posponer la retirada de las centrales de combustibles fósiles y depender más del gas natural como solución a corto plazo, posiblemente construyendo nuevas centrales térmicas de gas. Si bien esto podría ralentizar el avance hacia los objetivos de descarbonización, ayudaría a garantizar la fiabilidad de la red a medida que aumente la demanda de electricidad derivada del crecimiento de los centros de datos de IA y el paso a una economía más electrificada durante la próxima década. Si las utilities públicas reguladas dan prioridad a la consecución de los objetivos de cero emisiones netas frente a la construcción de nuevas centrales de gas, la energía podría ser generada potencialmente por el sector privado. Alternativamente, los precios de la electricidad podrían aumentar, frenando potencialmente el crecimiento de los centros de datos y haciendo que la demanda de electricidad vuelva a un nivel más manejable.
  2. La expansión de las instalaciones eólicas y solares podría enfrentarse a limitaciones, ya que los operadores de la red tienen dificultades para equilibrar la oferta y la demanda intermitentes. Esto podría ralentizar el ritmo de adopción de energías renovables en algunas regiones. Además, las instalaciones podrían ralentizarse en regiones con abundancia de energías renovables y precios negativos de la electricidad. Añadir más energías renovables podría agravar el problema de la sobresaturación en estas regiones sin una rentabilidad favorable para los promotores.
  3. Los centros de datos, que necesitan electricidad constante y tienen clientes Big Tech con ambiciosos objetivos de sostenibilidad, pueden explorar opciones alternativas, como reactores nucleares a pequeña escala, para satisfacer sus necesidades energéticas sin incumplir sus compromisos de sostenibilidad.
  4. La estabilidad de la red se torna más complicada sin una capacidad de almacenamiento adecuada, lo que puede provocar un aumento de la volatilidad en los mercados energéticos y problemas de fiabilidad durante periodos prolongados de baja generación renovable.

La senda a seguir para un almacenamiento de energía renovable satisfactorio sigue siendo incierta, pero es probable que aumenten los incentivos para desarrollar e implementar soluciones de almacenamiento a gran escala y larga duración. La innovación en este ámbito será crucial, en la medida en que utilities y empresas tecnológicas presionen para encontrar soluciones y la frecuencia y duración de los cortes de electricidad aumenten debido a la creciente incidencia de los fenómenos meteorológicos extremos.

Para los inversores, el mercado del almacenamiento de energía presenta un panorama complejo con muy pocas oportunidades de inversión en valores ‘pure play’ cotizados. Muchas empresas se encuentran aún en las primeras fases de desarrollo y afrontan problemas de rentabilidad, sobre todo las que necesitan mucha liquidez en un entorno de tipos de interés elevados. El sector también puede ser volátil y depender de las ayudas públicas, lo que lo hace potencialmente más adecuado para carteras diversificadas.

Confiamos en que las grandes utilities que lideran el desarrollo de las renovables, como NextEra, AES e Iberdrola, impulsen el progreso a largo plazo en el almacenamiento de energía. Aunque están reguladas, están a la vanguardia de las construcciones actuales de almacenamiento y están invirtiendo en tecnologías de almacenamiento de próxima generación como el hidrógeno.

En nuestra opinión, las utilities pueden acabar resolviendo el problema del almacenamiento de las energías renovables. Por ahora, sin embargo, a pesar de sus progresos, el santo grial del almacenamiento de energía sigue estando fuera de su alcance.

 

 

Tribuna de Noah Barrett, analista de investigación de Janus Henderson. 

¿Es posible que las utilites resuelvan el problema del almacenamiento de energía renovable?

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Tendencias seculares a largo plazo
Pixabay CC0 Public DomainAutor: Rudy and Peter Skitterians from Pixabay

El rápido crecimiento de las fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar, ha puesto sobre la mesa un problema crucial: cómo almacenar y distribuir eficazmente esta energía intermitente. En un momento en que las utilities tienen que lidiar con el constante aumento de la demanda y se esfuerzan por alcanzar sus objetivos de descarbonización cero neto, se enfrentan a una pregunta acuciante: ¿cuánta energía renovable pueden integrar antes de toparse con limitaciones prácticas?

Basándonos en nuestras conversaciones con utilities de varios lugares, el límite superior para la penetración de las renovables en su mix energético sin soluciones de almacenamiento significativas o grandes mejoras en la interconexión se sitúa entre el 30% y el 40%. Más allá de este umbral, la intermitencia de la energía eólica y solar empieza a plantear problemas.

Aunque los planes varían, muchas utilities aspiran a una cuota de energías renovables en su mix energético del 70%-80% a principios de la década de 2030. Mientras que la penetración de las energías renovables es ya alta en ciertas zonas, como Texas y California, a los estados de las regiones estadounidenses Atlántico Medio, Nordeste y Pacífico Noroeste les será más difícil alcanzar estos objetivos debido a una generación de energía eólica y solar menos intensa dadas sus condiciones meteorológicas.

Durante más de una década, el almacenamiento en baterías de larga duración a la escala de las compañías eléctricas ha sido el santo grial para aumentar la penetración de las energías renovables. Idealmente, esta solución almacenaría energía durante más de 24 horas, y preferiblemente hasta una semana. Sin embargo, pese a las investigaciones en curso, aún no ha surgido una opción económicamente viable que funcione a la escala necesaria para suministrar electricidad a ciudades o regiones enteras.

La necesidad de un mejor almacenamiento es doble: estar preparados para los déficits de energía renovable de varios días y reducir el despilfarro. En algunas regiones, como California, el exceso de energía renovable generada durante las horas punta queda sin utilizar por falta de capacidad de almacenamiento.

A pesar de estos retos, las eléctricas están invirtiendo mucho en el almacenamiento de energía. El mercado mundial casi se triplicó el año pasado y va camino de superar los 100 gigavatios hora (GWh) de capacidad por primera vez en 2024 (Gráfico 1). Las grandes utilities reguladas, como NextEra, Xcel y AES, están a la cabeza en la construcción de almacenamiento a escala de red.

Los modelos actuales suelen utilizar baterías de iones de litio que solo pueden almacenar de dos a cuatro horas de energía. Estas soluciones de corta duración ayudan a gestionar las fluctuaciones diarias, almacenando electricidad durante los períodos pico de generación renovable y devolviéndola a la red cuando la demanda de electricidad es alta, pero no abordan los desfases energéticos a largo plazo ni la planificación de la resiliencia.

Al reconocer las utilities que las baterías de iones de litio no son probablemente la solución definitiva a sus necesidades de almacenamiento a gran escala y de larga duración, las tecnologías alternativas están cobrando protagonismo. Las baterías de flujo y las baterías de iones de sodio, por ejemplo, utilizan materiales baratos y abundantes, lo que podría resolver los problemas de abastecimiento y disponibilidad asociados con el litio. Si bien su peso y tamaño los hacen poco prácticos para los vehículos eléctricos, podrían funcionar bien para el almacenamiento estacionario.

El hidrógeno es otra opción que se discute con frecuencia, aunque su promesa lleva tiempo siendo «a 10 años vista». Las principales barreras para la adopción generalizada de estas tecnologías son el coste y la eficiencia. Por ejemplo, la producción de hidrógeno verde necesita un funcionamiento constante y de alta disponibilidad para ser económicamente viable, lo que supone un reto cuando se depende de fuentes de energía renovables intermitentes.

La falta de una solución viable de almacenamiento de energía de larga duración tiene implicaciones de gran alcance:

  1. Es posible que las utilities tengan que posponer la retirada de las centrales de combustibles fósiles y depender más del gas natural como solución a corto plazo, posiblemente construyendo nuevas centrales térmicas de gas. Si bien esto podría ralentizar el avance hacia los objetivos de descarbonización, ayudaría a garantizar la fiabilidad de la red a medida que aumente la demanda de electricidad derivada del crecimiento de los centros de datos de IA y el paso a una economía más electrificada durante la próxima década. Si las utilities públicas reguladas dan prioridad a la consecución de los objetivos de cero emisiones netas frente a la construcción de nuevas centrales de gas, la energía podría ser generada potencialmente por el sector privado. Alternativamente, los precios de la electricidad podrían aumentar, frenando potencialmente el crecimiento de los centros de datos y haciendo que la demanda de electricidad vuelva a un nivel más manejable.
  2. La expansión de las instalaciones eólicas y solares podría enfrentarse a limitaciones, ya que los operadores de la red tienen dificultades para equilibrar la oferta y la demanda intermitentes. Esto podría ralentizar el ritmo de adopción de energías renovables en algunas regiones. Además, las instalaciones podrían ralentizarse en regiones con abundancia de energías renovables y precios negativos de la electricidad. Añadir más energías renovables podría agravar el problema de la sobresaturación en estas regiones sin una rentabilidad favorable para los promotores.
  3. Los centros de datos, que necesitan electricidad constante y tienen clientes Big Tech con ambiciosos objetivos de sostenibilidad, pueden explorar opciones alternativas, como reactores nucleares a pequeña escala, para satisfacer sus necesidades energéticas sin incumplir sus compromisos de sostenibilidad.
  4. La estabilidad de la red se torna más complicada sin una capacidad de almacenamiento adecuada, lo que puede provocar un aumento de la volatilidad en los mercados energéticos y problemas de fiabilidad durante periodos prolongados de baja generación renovable.

La senda a seguir para un almacenamiento de energía renovable satisfactorio sigue siendo incierta, pero es probable que aumenten los incentivos para desarrollar e implementar soluciones de almacenamiento a gran escala y larga duración. La innovación en este ámbito será crucial, en la medida en que utilities y empresas tecnológicas presionen para encontrar soluciones y la frecuencia y duración de los cortes de electricidad aumenten debido a la creciente incidencia de los fenómenos meteorológicos extremos.

Para los inversores, el mercado del almacenamiento de energía presenta un panorama complejo con muy pocas oportunidades de inversión en valores ‘pure play’ cotizados. Muchas empresas se encuentran aún en las primeras fases de desarrollo y afrontan problemas de rentabilidad, sobre todo las que necesitan mucha liquidez en un entorno de tipos de interés elevados. El sector también puede ser volátil y depender de las ayudas públicas, lo que lo hace potencialmente más adecuado para carteras diversificadas.

Confiamos en que las grandes utilities que lideran el desarrollo de las renovables, como NextEra, AES e Iberdrola, impulsen el progreso a largo plazo en el almacenamiento de energía. Aunque están reguladas, están a la vanguardia de las construcciones actuales de almacenamiento y están invirtiendo en tecnologías de almacenamiento de próxima generación como el hidrógeno.

En nuestra opinión, las utilities pueden acabar resolviendo el problema del almacenamiento de las energías renovables. Por ahora, sin embargo, a pesar de sus progresos, el santo grial del almacenamiento de energía sigue estando fuera de su alcance.

 

 

Tribuna de Noah Barrett, analista de investigación de Janus Henderson. 

¿Pueden las utilities resolver el problema del almacenamiento de energía renovable?

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Tendencias seculares a largo plazo
Pixabay CC0 Public DomainAutor: Rudy and Peter Skitterians from Pixabay

El rápido crecimiento de las fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar, ha puesto sobre la mesa un problema crucial: cómo almacenar y distribuir eficazmente esta energía intermitente. En un momento en que las utilities tienen que lidiar con el constante aumento de la demanda y se esfuerzan por alcanzar sus objetivos de descarbonización cero neto, se enfrentan a una pregunta acuciante: ¿cuánta energía renovable pueden integrar antes de toparse con limitaciones prácticas?

Basándonos en nuestras conversaciones con utilities de varios lugares, el límite superior para la penetración de las renovables en su mix energético sin soluciones de almacenamiento significativas o grandes mejoras en la interconexión se sitúa entre el 30% y el 40%. Más allá de este umbral, la intermitencia de la energía eólica y solar empieza a plantear problemas.

Aunque los planes varían, muchas utilities aspiran a una cuota de energías renovables en su mix energético del 70%-80% a principios de la década de 2030. Mientras que la penetración de las energías renovables es ya alta en ciertas zonas, como Texas y California, a los estados de las regiones estadounidenses Atlántico Medio, Nordeste y Pacífico Noroeste les será más difícil alcanzar estos objetivos debido a una generación de energía eólica y solar menos intensa dadas sus condiciones meteorológicas.

Durante más de una década, el almacenamiento en baterías de larga duración a la escala de las compañías eléctricas ha sido el santo grial para aumentar la penetración de las energías renovables. Idealmente, esta solución almacenaría energía durante más de 24 horas, y preferiblemente hasta una semana. Sin embargo, pese a las investigaciones en curso, aún no ha surgido una opción económicamente viable que funcione a la escala necesaria para suministrar electricidad a ciudades o regiones enteras.

La necesidad de un mejor almacenamiento es doble: estar preparados para los déficits de energía renovable de varios días y reducir el despilfarro. En algunas regiones, como California, el exceso de energía renovable generada durante las horas punta queda sin utilizar por falta de capacidad de almacenamiento.

A pesar de estos retos, las eléctricas están invirtiendo mucho en el almacenamiento de energía. El mercado mundial casi se triplicó el año pasado y va camino de superar los 100 gigavatios hora (GWh) de capacidad por primera vez en 2024 (Gráfico 1). Las grandes utilities reguladas, como NextEra, Xcel y AES, están a la cabeza en la construcción de almacenamiento a escala de red.

Los modelos actuales suelen utilizar baterías de iones de litio que solo pueden almacenar de dos a cuatro horas de energía. Estas soluciones de corta duración ayudan a gestionar las fluctuaciones diarias, almacenando electricidad durante los períodos pico de generación renovable y devolviéndola a la red cuando la demanda de electricidad es alta, pero no abordan los desfases energéticos a largo plazo ni la planificación de la resiliencia.

Al reconocer las utilities que las baterías de iones de litio no son probablemente la solución definitiva a sus necesidades de almacenamiento a gran escala y de larga duración, las tecnologías alternativas están cobrando protagonismo. Las baterías de flujo y las baterías de iones de sodio, por ejemplo, utilizan materiales baratos y abundantes, lo que podría resolver los problemas de abastecimiento y disponibilidad asociados con el litio. Si bien su peso y tamaño los hacen poco prácticos para los vehículos eléctricos, podrían funcionar bien para el almacenamiento estacionario.

El hidrógeno es otra opción que se discute con frecuencia, aunque su promesa lleva tiempo siendo «a 10 años vista». Las principales barreras para la adopción generalizada de estas tecnologías son el coste y la eficiencia. Por ejemplo, la producción de hidrógeno verde necesita un funcionamiento constante y de alta disponibilidad para ser económicamente viable, lo que supone un reto cuando se depende de fuentes de energía renovables intermitentes.

La falta de una solución viable de almacenamiento de energía de larga duración tiene implicaciones de gran alcance:

  1. Es posible que las utilities tengan que posponer la retirada de las centrales de combustibles fósiles y depender más del gas natural como solución a corto plazo, posiblemente construyendo nuevas centrales térmicas de gas. Si bien esto podría ralentizar el avance hacia los objetivos de descarbonización, ayudaría a garantizar la fiabilidad de la red a medida que aumente la demanda de electricidad derivada del crecimiento de los centros de datos de IA y el paso a una economía más electrificada durante la próxima década. Si las utilities públicas reguladas dan prioridad a la consecución de los objetivos de cero emisiones netas frente a la construcción de nuevas centrales de gas, la energía podría ser generada potencialmente por el sector privado. Alternativamente, los precios de la electricidad podrían aumentar, frenando potencialmente el crecimiento de los centros de datos y haciendo que la demanda de electricidad vuelva a un nivel más manejable.
  2. La expansión de las instalaciones eólicas y solares podría enfrentarse a limitaciones, ya que los operadores de la red tienen dificultades para equilibrar la oferta y la demanda intermitentes. Esto podría ralentizar el ritmo de adopción de energías renovables en algunas regiones. Además, las instalaciones podrían ralentizarse en regiones con abundancia de energías renovables y precios negativos de la electricidad. Añadir más energías renovables podría agravar el problema de la sobresaturación en estas regiones sin una rentabilidad favorable para los promotores.
  3. Los centros de datos, que necesitan electricidad constante y tienen clientes Big Tech con ambiciosos objetivos de sostenibilidad, pueden explorar opciones alternativas, como reactores nucleares a pequeña escala, para satisfacer sus necesidades energéticas sin incumplir sus compromisos de sostenibilidad.
  4. La estabilidad de la red se torna más complicada sin una capacidad de almacenamiento adecuada, lo que puede provocar un aumento de la volatilidad en los mercados energéticos y problemas de fiabilidad durante periodos prolongados de baja generación renovable.

La senda a seguir para un almacenamiento de energía renovable satisfactorio sigue siendo incierta, pero es probable que aumenten los incentivos para desarrollar e implementar soluciones de almacenamiento a gran escala y larga duración. La innovación en este ámbito será crucial, en la medida en que utilities y empresas tecnológicas presionen para encontrar soluciones y la frecuencia y duración de los cortes de electricidad aumenten debido a la creciente incidencia de los fenómenos meteorológicos extremos.

Para los inversores, el mercado del almacenamiento de energía presenta un panorama complejo con muy pocas oportunidades de inversión en valores ‘pure play’ cotizados. Muchas empresas se encuentran aún en las primeras fases de desarrollo y afrontan problemas de rentabilidad, sobre todo las que necesitan mucha liquidez en un entorno de tipos de interés elevados. El sector también puede ser volátil y depender de las ayudas públicas, lo que lo hace potencialmente más adecuado para carteras diversificadas.

Confiamos en que las grandes utilities que lideran el desarrollo de las renovables, como NextEra, AES e Iberdrola, impulsen el progreso a largo plazo en el almacenamiento de energía. Aunque están reguladas, están a la vanguardia de las construcciones actuales de almacenamiento y están invirtiendo en tecnologías de almacenamiento de próxima generación como el hidrógeno.

En nuestra opinión, las utilities pueden acabar resolviendo el problema del almacenamiento de las energías renovables. Por ahora, sin embargo, a pesar de sus progresos, el santo grial del almacenamiento de energía sigue estando fuera de su alcance.

 

 

Tribuna de Noah Barrett, analista de investigación de Janus Henderson. 

La nueva frontera de la renta fija: la inversión sistemática

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Los inversores en renta fija han estado buscando un enfoque que ofrezca rendimientos activos atractivos, repetibles y no correlacionados. ¿Ha terminado la espera?

La subida de los tipos significa que los mercados de renta fija vuelven a ofrecer rentabilidades reales interesantes, mientras que unas condiciones económicas más difíciles están creando un mayor margen para la selección activa de valores de renta fija. Pero, ¿cómo pueden los inversores aprovechar estas oportunidades de forma sistemática? Creemos que los enfoques de inversión sistemática en renta fija pueden ayudar a encontrar la respuesta, y ofrecen un alto grado de personalización.

¿Qué es un enfoque sistemático de los mercados de renta fija?

La inversión sistemática en renta fija es un enfoque activo cuyo objetivo es superar los índices de referencia del mercado de renta fija. En este enfoque, un proceso multifactorial dinámico dirige las decisiones de inversión, utilizando factores predictivos con vínculos demostrables con la rentabilidad superior. Un proceso de decisión cuantitativo y basado en la IA clasifica cada bono en el mercado en función de su alineación con estos factores predictivos, con el fin de generar una rentabilidad superior (alfa) mediante una selección de valores ascendente.

Esta metodología sistemática contrasta con los enfoques activos tradicionales, que priorizan sobre todo la duración y la exposición al mercado crediticio (beta) y las inclinaciones sectoriales.

Dado que los enfoques sistemáticos dependen de diferentes factores de rendimiento, es probable que sus rendimientos sean diferentes -y complementarios- a los de las estrategias activas tradicionales. Los rendimientos activos de la selección de valores en las estrategias sistemáticas están, por su diseño, en gran medida descorrelacionados tanto con el índice de referencia como con importantes primas de riesgo. En consecuencia, estas estrategias pueden ser eficaces diversificadores en una cartera de renta fija.

Además, los enfoques sistemáticos pueden personalizarse fácilmente, lo que permite a los gestores adaptar las carteras exactamente a las preferencias de los clientes, manteniendo al mismo tiempo el potencial de rentabilidad.

¿Cómo funcionan los factores predictivos?

Los factores de riesgo, como el riesgo de tipo de interés (duración) o la duración del diferencial (la sensibilidad del precio de un bono a los cambios en su diferencial de crédito), identifican las formas en que los factores del mercado pueden influir en los precios de los valores. El objetivo de las estrategias sistemáticas es descubrir factores que tengan poder predictivo para encontrar repetidamente valores con el mejor potencial de rentabilidad ajustada al riesgo, es decir, factores predictivos. Pueden basarse en el valor de mercado (por ejemplo, el valor y el impulso) o en factores fundamentales específicos de la empresa (como la calidad). Los factores predictivos se utilizan para analizar sistemáticamente grandes volúmenes de datos históricos del mercado y seleccionar valores con las características adecuadas para tener una probabilidad superior a la media de superar al mercado.

La gestión de estrategias basadas en factores en la práctica

Los principales gestores sistemáticos cuentan con profundas bases de datos de investigación y plataformas cuánticas internas de vanguardia, que les permiten identificar y acceder a cientos de factores propios. No todos se aplicarán de forma continua en una cartera sistemática, pero los gestores pueden rotarlos en función de las condiciones del mercado, ya que los regímenes de inversión cambian y la eficacia de los factores varía con ellos.

Los enfoques predictivos basados en factores se originaron en los mercados de renta variable, donde los índices de referencia son relativamente fáciles de construir y la fijación de precios es en gran medida transparente. Los enfoques basados en factores llegaron más recientemente a los mercados de renta fija, que son más grandes, más complejos y están fragmentados en grupos de negociación dispares. Todas estas características hacen que la liquidez y la fijación de precios sean más difíciles de descubrir en los mercados de renta fija.

Por estas razones, la tecnología avanzada y el análisis son vitales para que los enfoques sistemáticos funcionen en los mercados de renta fija. Y aunque la investigación académica respalda los factores predictivos en la inversión en renta fija, se necesitan pruebas rigurosas y habilidades de implementación práctica para crear carteras exitosas.

Creación de una cartera sistemática: Combinación de factores predictivos

Con un enfoque sistemático, cada bono del índice de referencia recibe una puntuación en función de una serie de factores predictivos. Esto da como resultado una serie de puntuaciones para cada valor. Por ejemplo, un bono puede tener una puntuación alta en valor pero baja en impulso. A continuación, un modelo de combinación de factores suma las puntuaciones de los distintos factores para obtener una única puntuación factorial total compuesta para cada valor.

El modelo adopta dos criterios para crear una cartera utilizando las puntuaciones de los factores: la eficacia predictiva y la correlación con otros factores. Los pondera mediante un algoritmo determinado por una técnica de aprendizaje automático. De este modo, clasifica la puntuación factorial total de cada bono sujeta a otras restricciones de optimización y riesgo, principalmente: bono, emisor, sector, ESG, duración, diferencial, liquidez y límites de costes de transacción. De este modo, el modelo busca rendimientos superiores ajustados al riesgo equilibrando la eficacia predictiva con rigurosos controles de riesgo.

Jupiter AM liquidará sus fondos de deuda emergente tras la partida del equipo de gestión y explica a sus clientes los pasos a seguir

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Jupiter AM ha anunciado el cierre de sus fondos de deuda de países emergentes tras la salida del equipo gestor, asegurando que sus estrategias seguirán estando respaldadas por su equipo global, según un documento oficial de la gestora al que tuvo acceso Funds Society.

Matthew Morgan, director de Renta Fija de Jupiter, aseguraba además en declaraciones oficiales que, «tras comunicar la semana pasada que Alejandro Arévalo abandonaba Jupiter, podemos confirmar que Reza Karim y Alejandro Di Bernardo también dejarán la empresa».

Una situación que ha llevado a la gestora a la decisión de cerrar sus fondos de deuda emergente: «A pesar de contar con un sólido historial, nuestros fondos Emerging Market Corporate y Emerging Market Short Duration no han conseguido la suficiente aceptación entre nuestros clientes, especialmente en el mercado institucional, que es uno de los principales objetivos de Jupiter. Tras considerarlo detenidamente, hemos decidido cerrar ambos fondos, a reserva de las aprobaciones reglamentarias. Reza y Alejandro dejarán Jupiter a su debido tiempo tras el cierre ordenado de los dos fondos», explica el responsable de Renta Fija.

“Las estrategias se liquidarán siguiendo las normas de mercado. Una vez lograda la aprobación regulatoria, se dará aviso a los clientes con al menos 30 días de anticipación”, detallaba la gestora en la nota enviada a sus clientes.

Asimismo, Morgan añade que «Jupiter se centra en la creación de empresas a escala, cada una con enfoques de inversión diferenciados, y el cierre de estos dos fondos es coherente con esta estrategia. Creemos en las oportunidades de crecimiento estructural y en el atractivo diversificador de la deuda de mercados emergentes como clase de activo. Nuestro objetivo es construir una franquicia de mercados emergentes con un mayor atractivo para los clientes institucionales y minoristas, y estamos comprometidos a hacerlo».

Sin impacto en otras estrategias

Sobre el impacto de la partida del equipo de emergentes sobre el resto de la renta fija, Morgan asegura que «no hay ningún impacto en ninguna de las otras estrategias de renta fija, que siguen contando con el apoyo de nuestro amplio y profundo equipo de analistas de crédito, que proporcionan cobertura sectorial en todos los mercados desarrollados y emergentes».

Algo en lo que hace hincapié el comunicado enviado a clientes: «No se debería esperar un impacto en los procesos de inversión o performance de los otros equipos. El impacto está limitado al input del equipo en relación con debates y opiniones secundarias en cuanto a algunos créditos específicos, que también están presentes en otras estrategias. Jupiter tiene un equipo de analistas de crédito global, que abarca tanto mercados desarrollados como emergentes. Todos nuestros fondos están respaldados por el equipo global, y así ha sido y seguirá siendo. Estamos muy orgullosos del éxito de nuestro equipo de crédito a lo largo de los años”.

La gestora enfatiza que los fondos Dynamic Bond y Global High Yield “nunca dependieron ni dependen del equipo de deuda emergente. El Dynamic Bond tiene una cantidad relativamente pequeña de créditos de mercados emergentes, los cuales son inversiones a largo plazo muy bien conocidas por el equipo existente. Tanto el Dynamic Bond como el Global High Yield continúan estando respaldados por el equipo de créditos global, y continuaremos asegurando que en el futuro todos los fondos reciban la cobertura de crédito adecuada”.

Jupiter AM añade que, hasta la fecha, mantendrá su filosofía de inversión y de riesgo/retorno.

Sobre la continuidad del resto de equipos de gestión, la entidad señala que “ha creado un ambiente de trabajo que permite a los profesionales de inversión a tener independencia e invertir con un alto nivel de autonomía. Evaluamos constantemente nuestras tasas de retención y las estructuras de incentivos y creemos que son muy competitivas. Hemos demostrado que esta cultura y estructura ha permitido atraer y retener a profesiones altamente calificados, evidenciado, por ejemplo, por la reciente contratación de Alex Savvides y Adrian Gosden con sus respectivos equipos”.

Aún vemos a México con grado de inversión, pero hay temas de preocupación (Moody´s)

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Wikimedia CommonsBolsa Mexicana de Valores (BMV), Ciudad de México. Bolsa Mexicana de Valores (BMV), Ciudad de México

México todavía es un país aceptable para tener grado de inversión, pero hay factores que tienen preocupadas a las calificadoras.

Durante el evento anual «Moody’s inside Latam México«, el analista soberano para México de la agencia, Renzo Merino, dijo que considera poco probable una baja en la calificación del país, actualmente en el rango de «Baa2» con perspectiva estable, ya que para ello debería presentarse un escenario de una mayor debilidad macroeconómica, así como deterioro de las instituciones en el país. Sin embargo, sí existe preocupación.

«A pesar de la reforma judicial y otros cambios estructurales que se aprobarán en el país, Moody’s sigue viendo a México con grado de inversión, pero hay preocupaciones e incertidumbre por el deterioro fiscal del país, debilidad en el crecimiento y la presión que representa el apoyo a Pemex», dijo el especialista.

«Un cambio brusco en la calificación es poco probable sin que haya un choque material que afecte el perfil crediticio. Para poner en contexto eso solo ocurrió en la pandemia», dijo el analista.

En ese sentido, dijo que para que se registre una pérdida del grado de inversión, se tendría que reportar un deterioro institucional mayor y que las perspectivas macroeconómicas del país sean débiles.

Según el analistas, hace un año la expectativa para el país aún era buena, pues se esperaba que la llegada de empresas extranjeras detonara una mayor inversión y crecimiento económico, impulsada por el nearshoring.

«No obstante, muchos de los anuncios de inversión o proyectos no se han materializado, al tiempo que surgieron preocupaciones en el ámbito político después de las elecciones presidenciales y los cambios esperados por la próxima administración», explicó.

“En junio, nuestra expectativa era que México iba a desafiar la historia, porque normalmente los años electorales tienden a no ser buenos en términos de crecimiento, pero con todo y nearshoring esperábamos una tendencia de crecimiento de entre 2.5 y 3 por ciento para los próximos años”, dijo Renzo Merino.

Pemex, el gran riesgo

Por su parte, Roxana Muñoz, analista de Moody’s, para Pemex, dijo que la empresa podría requerir hasta 20.000 millones de dólares en apoyo gubernamental en 2026 debido a su delicada situación financiera.

Por lo tanto, el nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum enfrentará un rompecabezas fiscal, presionada por el elevado apoyo a Pemex y presiones en el gasto por programas sociales, alertó Moody’s.

Muñoz explicó que la petrolera comenzó y finalizará el sexenio enfrentando numerosos desafíos, ya que las refinerías siguen generando pérdidas, las presiones fiscales aumentan y no se prevé una mejora en el corto plazo.

En un escenario optimista, agregó que la próxima administración podría sorprender con medidas como una mayor apertura a la inversión privada o nuevos acuerdos con el sindicato sobre el tema de pensiones.

Moody´s despeja así las dudas al inicio de un nuevo mandato en México, esta vez encabezado por primera ocasión por una mujer, Claudia Sheinbaum, y confirma que mantendrá el grado de inversión del país.

Claudia Sheinbaum heredará un gobierno con anclas económicas y dudas en la seguridad jurídica

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El nuevo gobierno que inicia el próximo martes en México, encabezado por primera ver por una mujer en la persona de Claudia Sheinbaum Pardo, contará con importantes puntos a favor en lo relativo a las cuentas externas o la fortaleza del sistema financiero. Pero también hay sombras, como el creciente gasto público y el temor a que cambie el marco de seguridad jurídica del país por un exceso de poder en manos del partido gobernante.

Franklin Templeton presentó su análisis «Horizonte México 2024-2030, entre desafíos y oportunidades», elaborado en colaboración por Carlos Ramírez Fuentes, directivo también de la consultora Integralia.

Las oportunidades: anclas de estabilidad económica

Por el lado positivo, Franklin Templeton destaca varios datos clave:

Endeudamiento moderado: México no se endeudó en exceso como en otras épocas, los niveles de deuda como porcentaje del PIB del país están en niveles aproximados de 55%, totalmente manejable para una administración que se augura mantendrá los fundamentos económicos vigentes desde hace décadas.

Cuentas externas en orden: remesas, turismo e IED se sostienen: Las cuentas externas del país, otrora fuentes de colapso económico, hoy lucen sólidas, las remesas del año pasado llegaron a niveles históricos de 60.000 millones de dólares, los ingresos por turismo son crecientes y la Inversión Extranjera Directa también alcanza niveles no vistos al superar los 30.000 millones de dólares el año pasado.

Sistema financiero resiliente: muy sólido, con bancos comerciales más que capitalizados y sin presiones relevantes de corto y largo plazo.

Tipo de cambio flexible: el tipo de cambio es la válvula de escape de las presiones financieras y macroeconómicas, lejos están los tiempos de un tipo de cambio atado a políticas de control, hoy es flexible y eso es un factor esencialmente positivo para el país.

Autonomía del banco central: esencial para la economía de México, este factor ha sido intocable para todos los gobiernos y lo será también en este, Banxico se mantendrá autónomo.

Primero socio comercial de Estados Unidos: aunque es una posición riesgosa en un eventual regreso de Donald Trump a la presidencia, en lo económico el beneficio para México es evidente, su sector externo basado en las exportaciones al mercado de mayo consumo del planeta es el motor de la economía mexicana.

Los retos: herencia complicada

Estrechas finanzas públicas y presiones en el gasto: las finanzas públicas del país son frágiles, el margen de maniobra para la nueva presidenta será estrecho, los mercados estarpan muy atentos a dicho factor.

Pemex: La petrolera y su situación es un riesgo para México, será esencial saber qué sucederá con la empresa en los próximos años ya que puede ser factor para una degradación de la calificación crediticia del país.

Cuellos de botella en energía, agua e infraestructura: las inversiones que México requiere pasan por la falta de recursos, aprovechar la ventaja del nearshoring requerirá enfrentar retos en rurbos como energía, servicios de agua e infraestructura en general y no habrá más opciones, el gobierno requerirá de la iniciativa privada para llevar a cabo proyectos, dada la frágil situación de las finanzas públicas.

Seguridad física y jurífica: Este es quizás uno de los mayores retos y riesgos para el nuevo gobierno, que pasa desde luego por las inversiones y la economía, los mercado todavía están evaluando los alcances de la recien aprobada reforma judicial, pero hay factores como la inseguridad que serán evaluados muy de cerca.

Tensiones relacionadas con el T-MEC: El acuerdo comercial con Canadá y Estados Unidos será revisado en el año 2026, pero desde ahora se observa un panorama de riesgos, especialmente por algunos cambios y decisiones como expropiaciones de empresas en México, que enrarecerán el ambiente.

 

Franklin Templeton es optimista en el futuro del país, asegura que tiene bases sólidas y que hasta ahora ha sido resiliente a los choques externos que inevitablemente le han impactado desde hace muchos años.