Tecnología sanitaria: oportunidades interesantes, pero con precaución hacia la sobreexpectación

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AdvertisementEl aumento y el envejecimiento de la población ejerce una enorme presión sobre el sistema sanitario. Para 2050, Naciones Unidas estima que una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, frente a una de cada 11 en 2019. No solo envejecen los beneficiarios de la asistencia sanitaria, sino también los proveedores. Más del 50% de los médicos en activo en EE. UU. y un tercio de las enfermeras tienen más de 50 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2021 hubo un déficit de 7,2 millones de trabajadores sanitarios, y que esta cifra aumentará a 12,9 millones en 2035.

La Ley de Eroom (Ley de Moore escrita al revés) establece que existe una disminución exponencial en la productividad de los medicamentos aprobados por mil millones de dólares de gasto en investigación y desarrollo (I+D) desde 1950. En última instancia, las subidas de los costes se transfieren a los gobiernos y al consumidor en forma de aumentos en el precio de los medicamentos. Los centros de servicios de Medicare y Medicaid (CMS) de EE. UU. prevén que, para 2028, se gastará alrededor de una quinta parte del producto interno bruto estadounidense (PIB) en atención sanitaria, y se espera que los gastos en atención sanitaria alcancen casi los 7.000 millones de dólares para 2030 (gráfico 1).

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El coste sanitario mundial está aumentando, impulsado por una combinación del envejecimiento de la población (véase el gráfico 2), como se ha mencionado anteriormente, y un aumento de las enfermedades crónicas con comorbilidades como la diabetes y la obesidad. Además, la escasez de mano de obra representa otro problema, ya que el crecimiento del personal sanitario es insuficiente para satisfacer el aumento de la demanda.

Las presiones sin precedentes a las que están sometidos los sistemas sanitarios de todo el mundo a causa de la COVID-19 han puesto de manifiesto estas debilidades. Pero la pandemia también puso de manifiesto el valor de muchas soluciones tecnológicas para la atención sanitaria y estimuló más innovaciones y casos de uso de la tecnología existente. Por ejemplo, las plataformas de I+D ayudaron al rápido desarrollo de vacunas, la telemedicina permitió a los médicos realizar consultas virtuales, mientras que las cirugías mínimamente invasivas asistidas por robots redujeron los tiempos de hospitalización.

En adelante, a medida que los sistemas de atención médica cambien su enfoque a una atención basada en el valor y no en el volumen, los datos digitales y los análisis serán cruciales para reducir los costes, aumentar la productividad y mejorar los resultados de los pacientes.

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Creemos que la tecnología es la ciencia de resolver problemas. Se trata de abordar no solo el problema de la oferta sanitaria, sino también el aumento del coste de esta, y mejorar el acceso a una asistencia sanitaria de calidad. Esto concuerda con el Objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 3 de las Naciones Unidas, que consiste en garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas y todos en todas las edades.

No hay una única definición de empresa de tecnología sanitaria

Por lo general, las tecnologías de atención sanitaria tienen como objetivo reducir los costes médicos, aumentar la productividad de sus proveedores y mejorar los resultados en la atención sanitaria. Por lo tanto, este ámbito resulta atractivo para los inversores, ya que ofrece la posibilidad de generar rendimientos y, al mismo tiempo, tener un impacto social positivo, dado que las empresas se esfuerzan por estar en el lado correcto de la política y la normativa gubernamental.

Existe una amplia variedad de empresas dentro de las áreas de telemedicina, registros electrónicos de atención sanitaria, diabetes y cirugía robótica, y la lista se está expandiendo. En comparación con otros sectores, existen algunos retos específicos cuando se trata de vender nuevas tecnologías al sector sanitario. Entre ellos se encuentran la necesidad de aprobaciones normativas, el cumplimiento de la legislación específica sobre datos sanitarios y una vía de reembolso para las entidades que pagan por los servicios administrados (p. ej.: empleadores, gobiernos y aseguradoras de salud). Incluso cuando se cumplen estos criterios, los proveedores de servicios sanitarios, los hospitales y los pacientes pueden ser reacios a adoptar nuevas tecnologías.

Interés sin precedentes de los inversores debido a la pandemia y al aumento de la inversión temática

En EE. UU., tras un crecimiento anual constante de las operaciones e inversiones de capital riesgo de atención sanitaria digital desde 2010, el crecimiento se aplanó en 2018 y 2019 a alrededor de 8.000 millones de dólares por año. Sin embargo, la pandemia provocó un cambio de marea, con un salto en la inversión de 15.000 millones de dólares en 2020 y un aumento cercano a los 29.000 millones de dólares en 2021 (1). Este entusiasmo se extendió también a los mercados públicos. Tras un 2017 y un 2018 estériles, en 2019 salieron a bolsa cinco nuevos títulos sanitarios.

La fuerte demanda de inversores durante 2020 y 2021 vio la salida de 14 nuevas empresas a bolsa y la formación de 17 sociedades de adquisición con fines específicos (SPAC). Numerosos fondos temáticos de salud digital y fondos cotizados (ETF) surgieron como compradores de estas nuevas acciones, muchas de las cuales a menudo no eran rentables. El entusiasmo de los inversores se ha hecho evidente en la fuerte actividad de fusiones y adquisiciones. El proveedor de la plataforma de telemedicina Teladoc adquirió la empresa de gestión de diabetes Livongo por alrededor de 18.500 millones de dólares en 2020, mientras que, más recientemente, Oracle anunció su intención de comprar el proveedor de registros sanitarios digitales Cerner por unos 28.000 millones de dólares.

Un ámbito altamente competitivo

La pandemia volvió a centrar la atención de los inversores en el sector, lo que potenció niveles significativos de inversión privada y pública, como se ha explicado anteriormente.

El fuerte aumento de la inversión y la actividad del mercado indicó que las expectativas de los inversores en el ámbito de la atención sanitaria y respecto a ciertas empresas estaban potencialmente abultadas y que el “ciclo de sobreexpectación” había alcanzado su punto máximo. Profundizando, parecía que las barreras de entrada habían disminuido en algunas áreas; por ejemplo, los reguladores estadounidenses relajaron las reglas de reembolso para las consultas virtuales, lo que redujo la necesidad de los médicos de usar plataformas de telemedicina específicas. Niveles significativos de inversión en el sector han aumentado la competencia por las acciones cotizadas en este ámbito, mientras que las nuevas ofertas de atención sanitaria de las empresas tecnológicas más tradicionales también han aumentado la intensidad competitiva.

Por ejemplo, en Estados Unidos, Amazon introdujo recetas con descuento (Prime Rx) y amplió su oferta de atención virtual (Amazon Care), algo aparentemente disruptivo para la industria farmacéutica. A las empresas que no eran rentables, incluso con la oleada orgánica y libre de nuevos clientes durante los cierres de la pandemia, les resultaría aún más difícil lograr beneficios en un futuro más competitivo tras la reapertura económica. Los numerosos equipos de gestión que se centraron en el crecimiento y en establecer objetivos de equilibrio a largo plazo probablemente vieron el precio de las acciones de su empresa peligrar en un entorno de mercado más sensible a las valoraciones.

Se justifica la cautela 

El alejamiento de los valores growth que comenzó el año pasado ha provocado fuertes movimientos de precios en el sector tecnológico en general, incluidos los nombres más populares. Como respuesta, algunas empresas tecnológicas de alto nivel han cambiado su enfoque, con el objetivo de garantizar que el crecimiento futuro se equilibre con la rentabilidad y la generación de flujo de caja. Esto puede resultar más difícil para las empresas de tecnología sanitaria, sobre todo en subsectores altamente competitivos sobre los que se cierne la amenaza de que las grandes plataformas tecnológicas perturben el espacio. Además, las dificultades para prever los ingresos y el crecimiento tras la pandemia crean una mayor incertidumbre.

Por tanto, los inversores deben tener cuidado. Incluso después de algunas caídas bruscas, las empresas del sector sanitario con modelos de negocio que parecen rentables y más sostenibles podrían seguir teniendo valoraciones elevadas en relación con el crecimiento futuro, especialmente si se comparan con el universo tecnológico más amplio. Únicamente los inversores con una fuerte disciplina de valoración han conseguido evitar la importante corrección del mercado en el sector de la tecnología sanitaria que se ha producido desde finales de 2021.

La tecnología es un sector diverso con un potencial de crecimiento significativo a largo plazo. Adoptar una estrategia selectiva a largo plazo con un enfoque marcado en las valoraciones puede ayudar a evitar los peligros del “ciclo de sobreexpectación” y permitir identificar inversiones “más saludables”.

 

Tribuna de Alison Porter, responsable de la gestión conjunta de las estrategias Global Technology Leaders y Sustainable Future Technologies en Janus Henderson Investors.

 

Anotaciones:

(1) Rock Health Digital Health Venture Database, datos a 31 de marzo de 2022.

 

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La inflación tendrá que dar sorpresas positivas para mover la aguja de la Fed

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Los que siguen semanalmente esta publicación saben que llevamos tiempo compartiendo datos que nos hacen pensar en un punto de inflexión: en inflación primero y en el discurso de la Fed (y del BCE) después. Este artículo o este otro son muestra reciente de ello.

A corto plazo, como vimos esta semana, los indicios de ralentización en el IPC no han cambiado los planes de Powell respecto a su objetivo «incondicional» de terminar con la escalada en el coste de la vida, aunque a partir de septiembre abandonará temporalmente el forward guidance –alegando la falta de visibilidad– para ir «reunión a reunión» a la hora de ajustar su política monetaria.

La subida de 0,75% no sorprendió en absoluto, pero sí lo hizo el optimismo en la respuesta del mercado que –erróneamente en mi humilde opinión – hizo una interpretación demasiado dovish de los comentarios de Powell. En concreto, llama la atención la sorpresa positiva ante el anuncio respecto a la disminución en el ritmo de subidas (desde 75 a 50 puntos básicos), cosa que venía descontando la curva de futuros desde hace tiempo. En las juntas de marzo, mayo y junio, la reacción de los inversores fue similar, y las ganancias acabaron evaporándose días después. No olvidemos que el presidente del banco central estadounidense nos remitió en la rueda de prensa, y en varias ocasiones, al resumen de proyecciones económicas de junio como guía para pronosticar dónde estarán los tipos en diciembre (quizá alrededor del 3,5%).

Aunque es posible que la publicación del dato de empleo el 5 de agosto, la del ISM Manufacturas (el 1 de agosto) y el del IPC de julio (el 10 de agosto) comiencen a desvelar un panorama macro más pausado, la Fed no modificará su plan de acción a las primeras de cambio y, por lo tanto, es previsible que espere a confirmar la efectividad de su política reciente con la cifra de inflación de agosto (el 13 de septiembre).

Suponiendo que efectivamente después del verano el giro en la tendencia de las series de precios se haya consolidado, la conferencia de prensa del 21 de septiembre podría representar un punto de inflexión en el mensaje de la Reserva Federal, habida cuenta de que, después de esa reunión y de acuerdo a la curva OIS, los fed funds quedarán ubicados cerca del 3% (superando, o a punto de hacerlo, la tasa natural para los tipos de interés).

A priori, todo esto tendría una lectura positiva para la bolsa y el crédito, aunque las evoluciones del mercado las últimas dos semanas justificarían cierto escepticismo. En primer lugar, porque el S&P ha rebotado un 11% desde los mínimos de junio (9% en el caso del MSCI World), dejando de manifiesto que también el mercado viene descontando este escenario. En segundo lugar, porque el hecho de que esta visión sea cada vez más de consenso eleva la exigencia respecto al IPC de agosto, que tendrá que sorprender de manera realmente positiva para mover la aguja. Finalmente, porque una Fed menos «halcón» no necesariamente implica la suspensión definitiva de las subidas de tipos: aún no está claro que la caída en lecturas de inflación sea uniforme y existe la posibilidad de un estancamiento en las mejoras que acabe forzando la mano de Powell.

Y esto nos lleva a los beneficios por acción. Con 263 empresas de las 498 que componen el S&P 500 habiendo presentado su desempeño para el segundo trimestre, observamos cómo el porcentaje capaz de batir el pronóstico del consenso en ventas y beneficios comienza a disminuir notoriamente en lo relativo a la tendencia de los últimos 8 trimestres. El resultado arroja, hasta la fecha, un saldo negativo en crecimiento de -1,13% y, a pesar de ello, los analistas de renta variable de EE.UU. anticipan una aceleración en generación de beneficios para el tercer y cuarto trimestre (+2,9% en la primera mitad del año y +8,8% en la segunda, de acuerdo con los datos de S&P). Si excluimos del crecimiento trimestral la aportación del sector energético (+260%), los beneficios habrían caído un 3% desde abril hasta junio.

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Y a pesar de todo, la sensación que queda es de alivio ante la reacción del mercado a números –en el mejor de los casos, aceptables– de compañías de referencia como Netflix, Alphabet o Microsoft, Amazon o Apple (estas dos últimas ofreciendo un resultado brillante teniendo en cuenta la pérdida de poder adquisitivo). Algo entendible si tenemos en cuenta el ajuste de expectativas que se deriva del castigo sufrido por las FANG desde noviembre, que llevaba a este grupo de compañías a ofrecer una rentabilidad acumulada en 5 años a la par con la cosechada por el S&P 500, y que dejaba el listón a una altura asequible (la prima en valoración de este tipo de acciones respecto al mercado ha pasado del 52% en noviembre al 31% en julio 2022).

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Incluso asumiendo que la Fed se quede entre un 3% y un 3,5%, la 1 y ½  bajadas que contempla la curva para 2023 parecen excesivas: los tipos se mantendrán cerca del 3% por algún tiempo presionando unas valoraciones que, incluso dando por bueno el número de BPA 2023 de consenso, estarían ya cerca de las 17x. Algo que da que pensar con la Fed all in en su plan de doblegar la inflación tensionando los tipos y con la economía en recesión técnica (tras la publicación del dato preliminar del PIB del segundo trimestre).

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​​Singular Bank obtiene las autorizaciones regulatorias para cerrar la compra de la unidad de banca privada de UBS en España

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Culmina la operación en el sector de la banca privada en España entre Singular Bank y UBS. La entidad ha obtenido las autorizaciones regulatorias requeridas para culminar el proceso de adquisición de la unidad de banca privada doméstica (Wealth Management) de UBS en España y de UBS Gestión SGIIC. De esta forma, la operación cumple con los plazos previstos, que contemplaban su cierre en el tercer trimestre de 2022.

Según explican desde la entidad, tras la adquisición, Singular Bank contará con un equipo de casi 400 profesionales, una red de once oficinas, ubicadas en Barcelona, La Coruña, Las Palmas, Madrid, Málaga, Murcia, León, Sevilla, Valencia y Zaragoza y una plataforma operativa digital para que “cada uno de sus clientes pueda elegir en cada momento su canal de relación con el banco”, destacan. 

Además matizan que una vez se complete la transacción, los clientes de banca privada doméstica de UBS en España y los equipos de profesionales correspondientes al negocio de banca privada se integrarán en Singular Bank.

“Con la adquisición del negocio de UBS en España, nos convertimos en el banco líder especializado en banca privada en España. Ampliamos y mejoramos nuestra propuesta de valor a los clientes, con el objetivo de adaptar el banco a las necesidades de cada cliente y ayudarle a alcanzar sus objetivos financieros”, ha destacado Javier Marín, consejero delegado de Singular Bank.

Por su parte, Christl Novakovic, consejera delegada de UBS Europe SE y responsable de UBS Wealth Management Europe, ha señalado: “La aprobación regulatoria es uno de los últimos hitos antes de cerrar la transacción en el tercer trimestre de 2022. Con la sólida plataforma digital de Singular Bank y sus servicios altamente personalizados nuestro negocio doméstico de Wealth Management en España cuenta con todo lo necesario para continuar su historia de éxito”.

Según explican desde Singular Banck, la operación se ajusta a la estrategia de crecimiento anunciada por la entidad en su lanzamiento en 2020 de integrar negocios que aporten sentido estratégico y económico y que estén alineados con sus valores centrados en el cliente. En este sentido, apunta que “continuará combinando su estrategia de crecimiento orgánico con el análisis de otras oportunidades que tengan sentido financiero y estratégico para la entidad”.

 

Diversificación, sostenibilidad y sin restricciones: la receta de las estrategias multiactivo de M&G para este entorno complejo

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En un contexto de mercado tan complejo como el actual, los gestores son cautos a la hora de hablar de activos concretos. En opinión de Maria Municchi, gestora del fondo M&G (Lux) Sustainable Allocation y responsable de las estrategias sostenibles dentro del equipo de multiactivos en la gestora, lo más relevante es cómo enfocar la inversión y las estrategias, en especial en el caso de las multiactivo. Sobre ello ha hablado en su última entrevista con Funds Society. 

P. ¿Qué factores consideran que marcarán más el entorno de mercado?

R. De cara al futuro hay que tener en cuenta que estamos ante una situación de mercado muy compleja: estamos saliendo de dos años de pandemia, que se ha enfrentado con medidas que no tienen precedentes desde el punto de vista monetario como fiscal. Hemos pasado de un cierre abrupto de las economías a una rápida reapertura, lo que ha generado consecuencias como, por ejemplo, las vistas en las cadenas de suministro. A esto hay que sumar la situación catastrófica de Ucrania que, además de las vidas personales, está pesando en el precio de la energía y, en consecuencia, en las economías mundiales. Completando esta complejidad están los bancos centrales, que tratan de navegar en este entorno totalmente inexplorado para ellos mientras comienza a endurecer sus políticas monetarias y a reducir sus balances. Estos tres factores -la salida de la crisis, la guerra y su impacto en la energía, y los bancos centrales y el control de la inflación- actúan de forma simultánea.

P. En su opinión, ¿cuáles han sido las mayores sorpresas que se han llevado los inversores?

R. Creo que lo que más ha sorprendido ha sido la debilidad que hemos visto en el mercado de renta fija durante este año. Durante los últimos 20 años, se ha considerado un activo con muy poco riesgo y al que acuden los inversores cuando quieren evitar el riesgo, pero el activo ha perdido atractivo porque su rendimiento inicial era extremadamente bajo. En segundo lugar, la inflación ha sido el otro elemento que más sorpresa ha generado en los inversores, ya que ha alcanzado niveles que no veíamos en décadas. No es de extrañar que haya un nivel de conmoción en los mercados debido a las cifras tan altas de inflación.

P. Ante este contexto de mercado, es difícil preguntar por el comportamiento de los activos. ¿Cómo se ve esto desde las estrategias multiactivo?

R. Si se piensa en la cartera histórica de 60/40 o en la cartera equilibrada desde el punto de vista de las estrategias multiactivo, cuando empezamos el año en enero estaba probablemente en uno de los puntos más bajos que habíamos visto en mucho tiempo, en términos de rendimientos esperados. Ahora, esto ha cambiado dramáticamente, sobre todo en términos de valoración y calificación, tanto en la renta fija como en la variable. La clave está en el enfoque de la propia estrategia multiactivo, buscando en la diversificación rendimientos potencialmente más atractivos. 

P. ¿Qué puede aportar un fondo multiactivo en este entorno? 

R. Para mí, en este contexto, y especialmente después de los últimos seis meses, resulta muy interesante las estrategias multiactivo en términos de diversificación en renta fija y variable, sobre todo ante retos como la inflación y el crecimiento. En el caso de una recesión severa,   podríamos ver una menor subida de tipos permitiendo que algunos bonos gubernamentales no pierdan todo su atractivo; o si los beneficios siguen siendo sólidos, podríamos encontrar rendimientos interesantes en renta variable. Además, en un entorno con potencial de grandes sorpresas, con estas estrategias puedes hacer una asignación táctica de activos, que resulta útil para evitar que el inversor reaccione de forma brusca y también sirve de herramienta adicional para buscar rendimientos. 

 P. ¿Considera que los inversores comprenden lo que puede aportar una estrategia multiactivo en sus carteras o inversiones?

R. Si los bancos centrales son exitosos controlando la inflación o esta se reduce, creo que puedes encontrar rendimientos muy interesantes en renta fija y renta variable. Pero ahora estamos más centrados en el potencial descorrelación entre ambos tipos de activos y cómo beneficiarnos de ella. Pensando en los inversores y a la hora de ofrecerles un fondo multiactivo, con una parte de renta fija y otra de renta variable, hay que recordar que un fondo multiactivo no tiene por qué tener menos riesgo, lo que sí estará es más diversificado. Si ambos activos caen, el fondo va a caer, pero aun así tiene un fuerte elemento de diversificación. Y si la renta fija y la renta variable muestran una gran descorrelación, o al revés, una gran correlación, las estrategias multiactivo también pueden beneficiarse de ello. 

En el caso de nuestras estrategias, nos diferencia que invertimos sin ningún tipo de restricciones, ni en el caso de la renta fija ni en la renta variable. Tenemos una visión muy muy abierta en términos de dónde podemos invertir, lo que también nos permite invertir con un enfoque totalmente sostenible.

P. En este sentido, ¿es fácil ser ESG en una estrategia multiactivo en comparación con una estrategia solo de renta fija o renta variable?

R. Históricamente era duro porque la ESG realmente empezó en la parte de la renta variable. Aunque en nuestro caso rápidamente los parámetros que hemos creado y usado para los activos de renta variable, los hemos trasladado y aplicado a los diferentes activos de renta fija, en particular a los corporativos. Una de las cosas en las que hemos estado trabajando durante los últimos cinco años en la cartera de este fondo es la habilidad de lograr obtener beta de la parte ESG. 

P. Los datos sobre sostenibilidad que tenemos sobre los activos de renta variable y renta fija no son iguales, ¿qué reto representa esto? 

R. Bueno, en la parte de activos corporativos, básicamente, usamos los mismos datos porque coinciden los temas que analizamos. Considero que la parte difícil viene realmente con la deuda pública, que es más compleja de interpretar. Para ello, nosotros comenzamos asignando puntuaciones ESG y luego lo combinamos con un análisis cualitativo de los aspectos sociales y climáticos.  Ahora la industria ha avanzado mucho en este sentido y, por ejemplo, desde junio de este año, usamos una nueva herramienta de sostenibilidad que nos ofrece una aproximación muy definida a la hora de considerar los activos en nuestra asignación. Principalmente, miramos que los emisores cumplan con tratados internacionales u objetivos concretos. 

Toda esta evolución ha hecho que el universo de inversión haya aumentado, por ejemplo, hemos visto mayor número de emisiones de bonos verdes por parte de los países emergentes, en particular. Además, al aumentar las oportunidades de deuda sostenible, aumenta también el potencial diversificador de las carteras.  

P. ¿Hacéis más cambios en este fondo a raíz de la apuesta sostenible y la actual volatilidad del mercado?

 R. En primer lugar, esta estrategia nació como un fondo sostenible y siempre ha invertido de forma sostenible, y eso no ha cambiado con el tiempo. Es decir, no ha variado la composición core del fondo, ya que está enfocada a albergar los instrumentos que creemos que mayor beta sostenible pueden ofrecer. Después tenemos una amplia gama de instrumentos y activos que usamos en un sentido más táctico.

La mayor volatilidad del mercado nos ha obligado a mover más las carteras. Iniciamos el año con mucho cash, el 17,5%, y durante este periodo de fluctuaciones hemos ido reduciéndolo poco a poco y buscando oportunidades, como por ejemplo en la renta fija. Creemos que, a corto plazo, el mercado puede ir hacia cierto pánico, por lo que habrá que estar atento porque las oportunidades no serán tan evidentes. Es cierto que las valoraciones se van a seguir moviendo y se verán valoraciones más atractivas, pero también se van a mover los fundamentales, que es lo más relevante. Nos vamos a quedar con un poco de cash, ligeramente sobrependerados en renta variable, tirando a neutrales, e infraponderados en renta fija, siendo neutrales en las duraciones.

Allfunds adquiere una participación mayoritaria en MainStreet Partners, plataforma de servicios ESG

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De nuevo, Allfunds sale de compras. En el marco de la presentación de sus resultados del primer semestre, ha anunciado la adquisición de una participación mayoritaria en el capital de MainStreet Partners, una plataforma ubicada en el Reino Unido que ofrece servicios centrados en ESG, modelo ventanilla única o one-stop-shop en materia de asesoramiento (diseño de soluciones de inversión, construcción de carteras modelo multiactivo y multi manager) y de análisis ESG (scoring & reporting para carteras). 

Según explica la compañía, ha cerrado un acuerdo para entrar en el capital de la firma, reforzando así su apuesta por la sostenibilidad y la ESG. Con sede en Londres, “MainStreet Partners es el socio ESG de confianza de los grupos financieros de primer nivel, proporcionando una ventanilla única para sus requisitos de sostenibilidad”, destacan desde Allfunds.

Fundada en 2008, MainStreet Partners ha desarrollado una plataforma que ofrece puntuaciones ESG propias, estrategias de inversión ESG a través de carteras modelo e informes empoderados. Según afirman desde Allfunds, las soluciones de MainStreet Partners se alinean fuertemente con su estrategia de proporcionar servicios de valor añadido a sus clientes, cubriendo una creciente brecha de servicios especializados relacionados con ESG 

En este sentido, esta operación permitirá a Allfunds ofrecer a los distribuidores un conjunto completo de herramientas ESG para ayudarles a construir una oferta centrada en la sostenibilidad. Además, les ayudará a evaluar adecuadamente el perfil ASG de los fondos y carteras e informar de los resultados extra-financieros de una manera transparente y fácil de usar. Y, en el caso de las casas y firmas de fondos, esta plataforma les ayudará a analizar la alineación de sus fondos con las regulaciones ESG pertinentes, evaluar el perfil de sostenibilidad de las participaciones y producir informes de impacto avanzados. 

Desde la compañía consideran que estas soluciones complementan las que actualmente ofrecen. “Allfunds reforzará su oferta actual y su sólido conjunto de productos con las mayores capacidades y oportunidades de venta cruzada que ofrece MainStreet Partners. Esto está en consonancia con el compromiso de la empresa de invertir y desarrollar continuamente el ecosistema digital de Allfunds para las casas de fondos y los distribuidores y seguir construyendo el conjunto de soluciones más sólido disponible para todo el sector de los fondos”, indican. 

Se espera que la transacción, que está sujeta a las condiciones habituales de cierre, incluyendo las aprobaciones regulatorias, se cierre en los próximos meses. Por ahora, no se han revelado los términos de la transacción.

«El primer semestre de 2022 ha demostrado la resistencia de Allfunds a la volatilidad del mercado. A pesar del comportamiento negativo del mercado, impulsado por el impacto económico global de la guerra en curso en Ucrania y el aumento de la inflación, hemos logrado un crecimiento de los ingresos netos y hemos seguido ganando cuota de mercado en comparación con el primer semestre de 2021. Nuestras perspectivas para el ejercicio 2022, suponiendo un comportamiento plano del mercado durante el resto del año, son de un crecimiento de un solo dígito en los ingresos netos. Sigo entusiasmado con las excepcionales oportunidades que Allfunds tiene por delante, especialmente en el ecosistema digital mejorado que estamos creando para nuestros clientes. Nuestro enfoque estratégico sigue estando totalmente alineado con las necesidades de nuestros clientes y con la aportación de valor a nuestros socios; la mejor prueba es la mejora continua de nuestra plataforma, atestiguada por las inversiones orgánicas o inorgánicas como las que hemos realizado en los primeros seis meses de 2022”, ha declarado Juan Alcaraz, consejero delegado y fundador de Allfunds.

DWS amplía su gama de Xtrackers con cuatro ETFs temáticos centrados en “los motores de la innovación de las industrias del futuro”

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DWS continúa ampliando su gama de Xtrackers a través del lanzamiento de cuatro ETFs temáticos con, según indican, “exposición a los motores de innovación de sectores como el de tecnología financiera, la genómica o la nueva generación de internet”. Los ETFs empezaron a cotizar en XETRA el 19 de julio de 2022 y en la Bolsa de Londres el 20 de julio de 2022. 

Desde la gestora explican que, evitando las clasificaciones sectoriales tradicionales, los índices subyacentes de los ETFs seleccionan valores que tienen una exposición significativa a la innovación tecnológica en sus respectivas áreas de interés. “Los valores subyacentes están formados por empresas de gran, mediana y pequeña capitalización, tanto de mercados desarrollados como emergentes”, indican

Además, la ponderación de los valores en el índice depende de la capitalización bursátil y de la relevancia de la acción, medida por los ingresos generados por los temas de inversión seleccionados. En este sentido matizan que la ponderación máxima está limitada al 4,5% y se ajusta trimestralmente. 

Sobre los nuevos fondos, señalan que el ETF de Xtrackers MSCI Fintech Innovation UCITS se centra en empresas activas en pagos móviles o digitales, y en plataformas digitales, entre otros ámbitos; y el ETF de Xtrackers MSCI Genomic Healthcare Innovation UCITS incluye empresas con actividades de diagnóstico molecular, biotecnología agrícola y bioinformática, entre otras áreas. 

El tercero de los fondo es el ETF de Xtrackers MSCI Next Generation Internet Innovation UCITS tiene como objetivo replicar un índice que incluye empresas centradas en áreas como la el “cloud computing”, el «internet de las cosas» (conexión masiva de dispositivos), el aprendizaje automático, los medios sociales y la inteligencia artificial. Y, por último, explican que el ETF de Xtrackers MSCI Innovation UCITS es un producto único compuesto por los tres ejes de inversión anteriores más el de la tecnología autónoma y la innovación industrial. 

Según destacan desde DWS, los índices que replican los ETFs también siguen la metodología ESG Screened de MSCI. De este modo, se excluyen las empresas que superan determinados umbrales de volumen de negocio en ámbitos como el tabaco, los combustibles fósiles y la fabricación de armas, las empresas que tienen una calificación MSCI ESG de «CCC» y las compañías implicadas en armas controvertidas o nucleares. 

«Estamos viendo un gran interés por parte de los inversores en los ETFs temáticos, ya que son una forma eficiente de capturar el potencial de crecimiento de las tendencias de inversión individuales. Algunos segmentos de la economía han experimentado un rápido desarrollo tecnológico, especialmente en los últimos años. Nuestro objetivo es que los motores que impulsan estas innovaciones sean accesibles a los inversores a través de estos ETF de Xtrackers», afirma Simon Klein, Global Head of Passive Sales DWS.

Cinco puntos clave del SFDR: nivel 2, definición, integración en MiFID II, plantilla ESG y taxonomía

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En marzo de 2021, una ola normativa llegó a la Unión Europea, el nivel 1 del SFDR. En opinión de Candriam, esta ha sido la primera de una serie de normas y reglamentos para algo transcendental: el cambio climático y las emergencias medioambientales y sociales que conlleva. 

“El Plan de Acción de la UE sobre Finanzas Sostenibles ha puesto en marcha iniciativas como el Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR) y la Taxonomía de la UE, así como los índices de referencia y etiquetas ecológicas relacionados con la sostenibilidad. En marzo de 2021 comenzó la entrada en vigor gradual del SFDR. Tras la introducción del SFDR nivel 1, se han publicado las normas técnicas regulatorias para el nivel 2 de la SFDR, que será vinculante en enero de 2023. Los preparativos para el nivel 2 del SFDR están en marcha. Para el otoño de 2022, el SFDR y la Taxonomía de la UE se integrarán en MiFID II, la Directiva sobre OICVM y la Directiva sobre fondos de inversión alternativos (AIFMD) a través de Leyes delegadas de la UE”, explican en uno de sus últimos informes sobre normativa sostenible. 

Así pues, en abril de 2022, la Comisión Europea (CE) publicó la esperada Norma técnica regulatoria para el nivel 2 de SFDR para ofrecer nuevas directrices sobre contenido, metodologías y presentación de información. Según destaca la gestora, en este nuevo nivel se aclaran las definiciones de los productos conformes a los artículos 9 y 8. Pero, ¿cómo de claras son estas definiciones modificadas? 

“Las Normas técnicas regulatorias especifican que los productos conformes al artículo 9 deben contener inversiones sostenibles casi exclusivamente, es decir, deben consistir en inversiones en actividades económicas que contribuyan a objetivos medioambientales o sociales, deben garantizar la buena gobernanza, y deben seguir el principio de no causar grandes perjuicios , incluido en la medida en que se aplica a los principales impactos adversos y las salvaguardias mínimas. Sin embargo, el porcentaje exacto de inversiones sostenibles y la determinación de lo que significa contribuir a los objetivos medioambientales o sociales sigue siendo definido individualmente por cada participante en el mercado financiero”, explican.

Otro aspecto relevante es que las Leyes delegadas de la UE, que se publicarán en otoño de 2022, integrarán el SFDR y la Taxonomía de la UE en MiFID II. Según la gestora, uno de los requisitos más notables es que los proveedores de productos financieros prueben las preferencias de sostenibilidad de los inversores y tengan en cuenta estas preferencias en el asesoramiento de sus productos. Esta evaluación debe incluir los siguientes criterios: un producto con una proporción mínima invertida en inversiones medioambientalmente sostenibles, según la definición de la Taxonomía de la UE (artículos 1-2); o un producto con una proporción mínima invertida en inversiones sostenibles, según la definición del SFDR (artículos 2-17); o específicamente, en virtud de la MiFID II; o un producto que tiene en cuenta los principales impactos adversos en los factores de sostenibilidad, cuando el cliente determina los elementos cualitativos y/o cuantitativos que demuestran que se tienen en cuenta. 

En su opinión, “el calendario provoca una especie de desajuste, ya que las modificaciones de MiFID entran en vigor en el verano/otoño de 2022, mientras que la divulgación de información del SFDR sobre los porcentajes de inversiones sostenibles será obligatoria a partir del 1 de enero de 2023”.

Durante el periodo de transición, la Plantilla europea de información ESG desarrollada por el sector debería facilitar la comunicación de datos fundamentales entre fabricantes de productos y distribuidores, según explica la gestora. “La plantilla recoge varios reglamentos, entre ellos el SFDR, MiFID y la Taxonomía, para reflejar los datos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) que exige el nuevo entorno regulatorio a nivel de entidad y los fondos”, indican. Por ejemplo, la plantilla debería permitir a los distribuidores y los selectores de fondos acceder y filtrar productos basados en criterios ESG vinculados a la evaluación de preferencias de sostenibilidad de MiFID. “Se invita a los gestores de activos a que publiquen sus primeras plantilla en junio de 2022. Esta debería ser una primera prueba para los bancos, las aseguradoras y otros distribuidores para evaluar concretamente la disponibilidad de datos y la forma en que estos datos se integran en sus procesos de inversión”, añaden desde Candriam. 

Por último, la otra gran clave para consolidar el desarrollo de la inversión sostenible es la Taxonomía, tanto la medioambiental como la social. “Dado que estos criterios relacionados con la Taxonomía están ahora estrechamente interrelacionados con el SFDR y las consiguientes modificaciones de MiFID, las plantillas precontractuales de nivel 2 del SFDR y las evaluaciones de sostenibilidad de MiFID incluyen referencias a los niveles de armonización de la Taxonomía. Sin embargo, cabe señalar que actualmente no es posible medir de forma automática y precisa la armonización de la Taxonomía de la mayoría de las empresas debido a la falta de normas de información y datos pertinentes. Esta dificultad afecta a todos los gestores de activos y, en cierta medida, a todo el sector financiero”, advierten.

Según reclaman desde Candriam, una vez más, se trata de la falta de datos de calidad para evaluar rigurosamente la armonización de la Taxonomía. “Esto solo puede resolverse cuando haya disponibles más y mejores datos. Aunque la entrada en vigor de la Directiva sobre la presentación de información de sostenibilidad de las empresas (CSDR) debería proporcionar cierta ayuda al respecto a partir de 2024, al menos para los emisores de la UE, es importante que los participantes del mercado financiero sigan utilizando su influencia, especialmente a través del voto y el compromiso, para promover una mayor divulgación de información no financiera”, concluyen.

BME e ISDE extienden a Braindex su acuerdo de colaboración

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BME e ISDE han anunciado en el Palacio de la Bolsa de Madrid un acuerdo de colaboración a través del cual Braindex, la plataforma de formación financiera 100% online de BME, ampliará su oferta con cursos de ISDE. BME e ISDE ya firmaron un acuerdo en 2020 por el que Instituto BME se encargaría de impartir a los alumnos de grado en Derecho un Máster en Bolsa a la vez que cursan sus estudios universitarios, dotando a los alumnos de una preparación excepcional.

De esta forma, Braindex la plataforma MOOC de BME, incluirá cursos de ISDE y sus usuarios podrán acceder así a la calidad y el prestigio de los cursos de esta universidad. Al acto de la firma del acuerdo han acudido Javier Hernani, consejero delegado de BME; Juan José Sánchez Puig, consejero delegado de ISDE y Enrique Castellanos, director de Instituto BME.

Braindex, que fue lanzada por BME en septiembre de 2021, ofrece ya 44 cursos orientados a distintos niveles, desde quien desea adquirir nociones básicas sobre los mercados financieros hasta profesionales del sector que quieran ampliar sus conocimientos. Los cursos pertenecen a estas categorías: Mercados y Productos Financieros, Divulgación, Tecnología y Regulación aplicada al sector. ISDE es así la segunda universidad en sumarse a Braindex después de que lo hiciera en febrero CUNEF Universidad.

Braindex se consolida así como una ventana al mundo para que cualquier persona, esté donde esté, pueda acceder a formación financiera de calidad con profesores e instituciones de prestigio.  

“Estamos muy satisfechos con este acuerdo ya que es un paso más en el ámbito de colaboración entre Instituto BME e ISDE.  Llevamos colaborando más de dos años en el Máster en Bolsa y nos encontramos muy a gusto. ISDE es una institución prestigiosa y que se preocupa mucho por el rigor y la calidad de su oferta formativa, igual que nosotros”, afirma Javier Hernani, consejero delegado de BME.

Por su parte, Juan José Sánchez Puig, consejero delegado de ISDE, explica que “para ISDE es muy importante poder contar con partners excelentes como BME, una institución ejemplar, bien dirigida, con una gestión impecable y que goza de un gran prestigio nacional e internacional. Entendemos que la seguridad jurídica y optimización fiscal se convierten en elementos claves a la hora de prestar un servicio de asesoramiento financiero óptimo”.

La evolución histórica de las criptomonedas

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Hasta hace algún tiempo, las criptomonedas eran una clase de activo de nicho de los que solo habían oído hablar los expertos en informática y algunos iniciados. Sin embargo, todo eso cambió en 2017 cuando estos instrumentos comenzaron a dominar los titulares, tras alcanzar ganancias sin precedentes en tan solo unos meses. De hecho, a finales de ese mismo año, el bitcoin había subido un 2000% para alcanzar un máximo diario de 19.650 dólares, analizan desde Libertex.

Sin embargo, aún pasaron otros tres años antes de que las monedas digitales se convirtieran en un elemento habitual en la mayoría de las carteras institucionales.

Los primeros días (2009-2012)

Inmediatamente después del lanzamiento de la criptomoneda original en 2009, por parte de Satoshi, los precios rondaron el cero durante casi dos años. No fue hasta 2011 que BTC alcanzó la paridad con el dólar estadounidense. Lo que siguió no fue diferente a lo visto durante el gran auge y caída de 2017. Los precios en Mt. Gox aumentaron de 1 a 30 dólares, antes de volver a caer a 5 a finales de 2011.

A pesar de las ganancias porcentuales, que fueron tan impresionantes como las vistas en mercados alcistas recientes, todo este episodio pasó más o menos desapercibido en los medios. Más allá de los primeros aficionados a las criptomonedas y los delincuentes de la web oscura, casi nadie poseía BTC o sabía lo que era. De hecho, en 2010, el usuario de BitcoinTalk, SmokeTooMuch, intentó subastar 10000 BTC (actualmente con un valor de 350 millones de dólares), por solo 50 dólares… pero no pudo encontrar un comprador.

El punto de inflexión

Hace diez años, la única empresa de renombre que aceptaba bitcoin era WordPress y usar BTC, legítimamente, era bastante difícil. Pero todo esto cambió a principios de 2013, cuando Internet Archive comenzó a aceptar donaciones de bitcoin e, incluso, ofreció pagar parte de los salarios de sus empleados en la moneda digital.

Poco tiempo después, OkCupid y Foodler comenzaron a permitir que los usuarios pagaran los servicios en BTC. A esto le siguió la apertura del primer cajero automático bitcoin del mundo en Vancouver. Incluso, la Universidad de Nicosia, en Chipre, comenzó a permitir que los estudiantes pagaran sus tasas de matrícula en criptomoneda. Todo esto allanó el camino para que muchas más empresas agregaran bitcoin a sus métodos de pago y se produjo la primera ola de inversionistas minoristas ordinarios, que ingresaron al mercado a un precio promedio de alrededor de 500 dólares.

El gran auge de bitcoin 1.0

Bitcoin comenzó 2013 en alrededor de 13 dólares, pero en diciembre valía más de 1.000. A pesar de las fluctuaciones y correcciones a corto plazo, todos los hodlers que ingresaron en ese momento han tenido retornos que les cambiaron la vida, en menos de una década.

No obstante, no fue hasta 2017 que BTC realmente llegó al radar de los principales medios. Las ganancias fueron realmente espectaculares: bitcoin pasó de un precio de alrededor de 900 dólares en enero a un máximo de 19.650 el 15 de diciembre, duplicando su recuperación del 1000% de cuatro años antes. La diferencia clave esta vez fue que bitcoin nunca volvió a caer a sus mínimos anteriores a 2017.

Esta carrera alcista hizo que ingresaran un gran número de nuevos inversores minoristas. Si bien muchos tuvieron pérdidas significativas en 2018, aquellos que aguantaron obtuvieron importantes ganancias. Además, el rumor en torno a bitcoin también ayudó a proyectos incipientes como ethereum (2015) y cardano (2017), a atraer nuevos usuarios y capital a medida, comenzando a tomar forma el llamado mercado de «altcoin».

Un mundo de posibilidades

Quizás la faceta más interesante del auge criptográfico reciente fue el impulso, en gran medida, por la tan esperada llegada de instituciones e inversores heredados. De hecho, la asombrosa cifra de 9.300 millones de dólares de capital institucional fluyó hacia los activos digitales en 2021, lo que supuso un aumento de casi el 36% frente a los 6.800 millones de dólares de 2020 y prácticamente nada en 2017. La criptomoneda original ha asumido nuevos roles como reserva de valor en Turquía, afectada por la inflación y como un medio seguro de intercambio transfronterizo gratuito, en países devastados por la guerra en todo el mundo.

Pero uno de los desarrollos más emocionantes desde 2020 es el surgimiento de los segmentos DeFi y NFT, que tienen CAGR respectivas del 47% y el 35%. Además, este mercado es prácticamente todo altcoin. Bitcoin apenas está presente; en cambio, son ethereum, cardano, solana, terra luna y otras monedas las que gobiernan el espacio.

Estos podrían ser los proyectos que experimenten el mayor crecimiento en el futuro y muchos inversores con visión ya los están acumulando, como los pioneros de Bitcoin Hodlers de principios de la década de 2010.

 

Todo lo que debes saber sobre el nuevo test de preferencias de sostenibilidad de Green MiFID

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Agosto traerá novedades regulatorias. El próximo día 2 entra en vigor Green MiFID, que introduce el requisito de analizar las preferencias de sostenibilidad como parte de la actual evaluación de idoneidad de MiFID II

Para comprender su trascendencia y las claves que introduce, Schroders ha analizado los nuevos requisitos de evaluación de las preferencias de sostenibilidad y cómo se inscriben en la agenda más amplia de las finanzas sostenibles en toda Europa; cómo podría funcionar en la práctica la evaluación de las preferencias de sostenibilidad; cuáles son los principales desafíos de implementación y qué podrían hacer los asesores.

¿Qué es la evaluación de las preferencias de sostenibilidad de MiFID II?

Elisabeth Ottawa, responsable adjunta de políticas públicas de Schroders, explica que «lo esencial de las preferencias de sostenibilidad de MiFID es que se debe preguntar a cualquier cliente, tanto a los existentes como a los nuevos, sobre sus preferencias de sostenibilidad». 

Hay tres opciones para elegir: una alineación con la Taxonomía, un porcentaje en inversiones sostenibles según lo definido por el SFDR, o una consideración cuantitativa o cualitativa de los Principales Impactos Adversos (PAIs, por sus siglas en inglés). Como recordatorio, los PAIs pretenden captar cualquier efecto negativo material que las inversiones tengan sobre el medio ambiente y/o la sociedad.

«Una vez que el cliente elige una de estas opciones o una combinación de ellas, el asesor debe asegurarse de que el producto ofrecido se ajusta a las preferencias de sostenibilidad del cliente. Si no es así, el producto no puede ofrecerse a menos que el cliente cambie sus preferencias de sostenibilidad», aclara. 

¿Cómo se inscribe el requisito de las preferencias de sostenibilidad en el programa más amplio de financiación sostenible de la UE?

Según explica Ottawa, el objetivo último del programa de finanzas sostenibles de la UE es canalizar más inversiones hacia activos sostenibles y, por tanto, hacer más ecológica la economía de la UE. La forma en que se pretende que esto funcione en toda la cadena de inversión es la siguiente.

En primer lugar, empresas comunican información no financiera, de «sostenibilidad», y la alineación de sus actividades económicas con la taxonomía. Los participantes en el mercado financiero utilizarían entonces esta información para divulgar información sobre el nivel de sostenibilidad de sus productos, y también para informar sobre cómo integran las consideraciones de sostenibilidad en conjunto. 

En el siguiente paso, los asesores tendrían que preguntar a los clientes sobre sus preferencias en materia de sostenibilidad y ajustar los productos en consecuencia. «Entonces el inversor tendría la seguridad de que invierte en un producto financiero que se ajusta a sus preferencias. Y como todos los productos sostenibles tendrían que cumplir estas normas de divulgación, habría más comparabilidad y, por tanto, más competencia entre esos productos», explica la experta. 

¿Cuáles son los primeros pasos de los asesores a la hora de abordar las preferencias de sostenibilidad?

Anastasia Petraki, directora de Inversiones ESG de Schroders, responde señalando que «hay dos cosas que los asesores tendrían que hacer. La primera es la de siempre, es decir, seguirán teniendo que recopilar toda la información para evaluar la situación del cliente, su situación financiera, cuál es su nivel de conocimiento y experiencia, y sus objetivos de inversión. El siguiente paso sería explicar al cliente qué son los factores ASG y las diferentes formas en que pueden expresarse». 

Los asesores también deberían exponer la diferencia entre los productos con enfoque de sostenibilidad y los productos que no tienen ese enfoque. Una vez establecido el escenario, los asesores pasarían a la pregunta propiamente dicha: «¿Tiene usted preferencias en materia de sostenibilidad? Sí o no».

Si el cliente dice que no, el asesor puede recomendar el producto sostenible, siempre que lo considere adecuado en función de sus conocimientos, su situación financiera y sus objetivos de inversión. En cambio, si el cliente dice sí, lo que esperamos que haga la mayoría, entonces el cliente tendría que hablar sobre si su preferencia es por esa alineación con la taxonomía, o el porcentaje de inversión sostenible, o las principales consideraciones de impacto adverso.

¿Qué ocurre si eligen varias opciones?

«Las directrices no dicen nada sobre lo que ocurre si un cliente elige una combinación de opciones, pero esto es algo en lo que quizás veamos más orientaciones a finales de este año. Si el cliente elige la alineación con la Taxonomía, el siguiente paso sería identificar un rango o el porcentaje mínimo de esa alineación. Si el cliente opta por el porcentaje en la inversión sostenible, entonces, de nuevo, la idea es identificar ese porcentaje mínimo, pero también discutir si la atención debe centrarse en la E, la S o la G. Si el cliente opta por las consideraciones del principal impacto adverso, es una cuestión que el cliente debe discutir si quiere centrarse más en la E, o la S o la G», aclara Petraki.

¿Y si las preferencias del cliente no coinciden con un producto que se ofrece?

Si el cliente expresa sus preferencias de una forma en la que no se identifica inmediatamente ningún producto como adecuado para recomendar, Petraki explica que probablemente seguirá un proceso bastante reiterativo. «Habrá que ver hasta qué punto el cliente está dispuesto a adaptar la forma en que expresa sus preferencias de sostenibilidad», apunta.

«Si adaptan esas preferencias, entonces este proceso reiterativo vuelve a empezar. Si no lo hacen, es prácticamente el final de la discusión. Creemos que es muy importante que los asesores registren y documenten todo, independientemente de cuál sea el resultado. Esperaríamos un enfoque específico en los casos en los que un cliente adapte sus preferencias», añade. 

¿Qué herramientas hay para los asesores?

Nathaële Rebondy, responsable de Sostenibilidad de Schroders en Europa, explica que una de las herramientas clave a disposición de los asesores para ayudarles a filtrar y elegir los productos pertinentes en función de las preferencias expresadas por sus clientes es la Plantilla Europea ESG (EET). En ella se reúnen todos los datos ESG útiles y necesarios para que los distribuidores puedan tener en cuenta los requisitos normativos y responder a ellos.

Aunque la EET es voluntaria, es probable que sea el principal medio a través del cual los “fabricantes” de productos puedan informar sobre las tres opciones de preferencia de sostenibilidad en sus productos. 

¿Cuáles son los retos de la aplicación?

Al observar el calendario del reglamento, Petraki identifica al menos cuatro problemas.

Las directrices definitivas sobre cómo realizar la evaluación de las preferencias de sostenibilidad estarán disponibles en el regulador a finales de año, es decir, un par de meses después de que los cambios entren en vigor a principios de agosto.

Las declaraciones detalladas reales para los productos artículo 8 y 9 que ayudarán a esta evaluación de las preferencias de sostenibilidad, aparecerán dentro de las plantillas de divulgación del Nivel 2 del SFDR que entran en vigor en enero de 2023.

La Taxonomía, que es una de las opciones clave para la evaluación de las preferencias de sostenibilidad, sigue en proceso.

Las empresas solo informarán de los datos no financieros necesarios, ya que el Reglamento sobre la Taxonomía solo se aplica actualmente a un pequeño número de empresas y la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD) no entrará en vigor antes de 2024.

¿La evaluación en torno a las preferencias debe centrarse en esas tres opciones?

Según Petraki, los reguladores fueron bastante explícitos cuando enmarcaron las preferencias de sostenibilidad, lo que significa que la evaluación real tendrá que girar en torno a esas tres opciones. «Creo que, en el contexto de intentar explicar el marco a los clientes, puede haber un debate más amplio en torno a la ASG, los diferentes enfoques de inversión y cómo pretenden lograr la sostenibilidad. Entender el enfoque de inversión es quizás más importante que entender los números individuales, porque los números aislados y fuera de contexto no te dirán mucho sobre cómo se gestiona un fondo», apunta.

«Yo tomaría la analogía de hojear el menú de un restaurante. La conversación podría ir en una dirección en la que se empieza explicando: «¿Qué suele ser un entrante? ¿Qué suele ser un plato principal? ¿Qué suele ser un postre?». No hace falta que vengas a explicar la receta exacta de cada plato, pero sí que expliques un poco cuál es el concepto de cada uno de esos grupos de platos y cuál es quizá su característica principal», explica Ottawa.

«¿Es un plato vegetariano? ¿Es algo con carne o es pescado? En un siguiente paso, tu cliente expresaría qué categoría de plato quiere y cuál es su preferencia de sabor particular. Y entonces tendrá que ver si tiene un plato que ofrecer de la categoría elegida. Entonces es de esperar que se inicie una conversación, que no se salga completamente de los requisitos regulatorios, porque no se empieza y se acaba sirviendo únicamente los platos que se tienen», aclara.