Los cambios políticos dan a los inversores motivos para el optimismo en Asia
| Por Cecilia Prieto | 0 Comentarios

En la festividad de las regatas de botes de dragón, la velocidad de una embarcación depende no sólo de la fuerza con que reman los participantes, sino también de cómo el timonel dirige al equipo. Es una combinación de fuerza muscular e inteligencia que impulsa al equipo hacia la línea de meta. Hay una analogía con los mercados asiáticos, muchos de los cuales se ven apoyados no sólo por medidas políticas para estimular las economías locales (los «músculos»), sino también por reformas del mercado de capitales y transiciones económicas encaminadas al crecimiento a largo plazo (los «cerebros»). Cuando ambos funcionan en tándem, la región atrae a los inversores.
La reforma del gobierno corporativo ha sido un tema común en Asia en los últimos meses. China, Japón y Corea del Sur han redoblado sus esfuerzos para que las empresas repartan más dividendos y recompren más acciones.
La Directriz de Nueve Puntos de China, presentada en abril, incluye medidas para fomentar el pago de dividendos y colmar lagunas en el gobierno corporativo. A principios de este año, Corea del Sur introdujo su Programa de Revalorización de las Empresas para reducir el llamado «descuento coreano». En Japón, los planes de reforma del gobierno corporativo recibieron un impulso hace más de un año, cuando la Bolsa de Tokio empezó a presionar a las empresas para que aumentaran la rentabilidad para los accionistas.
Los cambios en curso deberían elevar las ratios de reparto de dividendos en toda la región. En los últimos cinco años, las ratios medias de reparto de dividendos de las empresas chinas, surcoreanas y japonesas (véase el gráfico 1) han sido del 31%, 33% y 40%, respectivamente. La media mundial es del 48%; en Europa es del 65%, así que queda camino por recorrer. Puede que los «gallos de hierro» de Asia -término que utilizan los chinos para referirse a las empresas que no pagan dividendos en acciones- tarden en cambiar de actitud, pero este año ya hemos visto claras mejoras. Este tipo de reformas contribuirán a aumentar el atractivo de las empresas con un crecimiento constante de los dividendos y aportarán un avance positivo a los mercados de capitales locales.
Nuestras perspectivas de «estabilización controlada» de China este año se mantienen intactas, ya que siguen apareciendo brotes verdes en algunos rincones de la economía del país.
El más evidente es el del sector manufacturero, apoyado por el resurgimiento de la demanda exterior y la apuesta de Pekín por la producción de alta tecnología. Los fabricantes de vehículos eléctricos, equipos médicos de diagnóstico por imagen y maquinaria pesada miran a los mercados extranjeros mientras la demanda interna se mantiene moderada.
El consumo también emite algunas señales alentadoras, como el repunte de los viajes de vacaciones. Pero la atonía del sector inmobiliario, que representa una gran parte de la riqueza de los hogares chinos, sigue lastrando la confianza de los consumidores.
En mayo, las autoridades aumentaron el apoyo a este mercado en dificultades, tratando de absorber los apartamentos sin vender y evitando al mismo tiempo nuevas burbujas de activos. Pero estas políticas no pretenden impulsar una nueva aceleración del crecimiento económico. Se trata más bien de estabilizar el sector inmobiliario para facilitar una transición plurianual hacia un nuevo modelo de crecimiento impulsado por el consumo y la industria de gama alta.
Esperamos que los responsables políticos sigan centrándose en los objetivos de transición económica, pero que también utilicen políticas de relajación selectivas y anticíclicas para estimular la economía y restablecer la confianza de las empresas y los consumidores.
Mientras China se recupera, sus homólogos asiáticos también avanzan.
La India se beneficia de un sólido impulso de crecimiento, una población en edad de trabajar considerable y un fuerte gasto de los consumidores. Al mismo tiempo, el sorprendente resultado de las elecciones, en las que el primer ministro Narendra Modi no alcanzó la mayoría esperada, ha introducido cierta volatilidad en los mercados indios. Prevemos un gobierno limitado de la Alianza Democrática Nacional (NDA), pero esto no perturbará el crecimiento a largo plazo del país. Un gobierno de coalición con más controles y equilibrios debería contribuir a la confianza de los inversores. A corto plazo, esperamos cierta consolidación en los sectores de pequeña y mediana capitalización, donde las valoraciones se encuentran en niveles efervescentes, mientras que las empresas financieras y de consumo deberían registrar movimientos positivos.
Por último, pero no por ello menos importante, Taiwán, sede de las principales empresas mundiales de semiconductores y alta tecnología, que ahora forman una parte importante de las cadenas de suministro mundiales. Todavía nos encontramos en las primeras fases del ciclo tecnológico de la IA, y la evolución de la historia de la IA seguirá alimentando la demanda de chips avanzados, lo que respalda el optimismo en torno a las principales empresas de Taiwán.
Aunque los puntos brillantes se multiplican, somos conscientes de los riesgos de los próximos meses, que van desde la geopolítica hasta el impacto de unos tipos de interés estadounidenses más altos a largo plazo en las divisas asiáticas. Sin embargo, las políticas de apoyo y las reformas a largo plazo deberían dar a los inversores muchos motivos para alegrarse en el tercer trimestre.
Tribuna de Martin Dropkin, director de renta variable de Asia-Pacífico en Fidelity International.