Pixabay CC0 Public Domain. Eurizon amplía su capacidad en China con el lanzamiento del Eurizon Fund - China Opportunity
Eurizon ha ampliado su capacidad en China con el lanzamiento, en septiembre, del Eurizon Fund – China Opportunity, un fondo mixto delegado a Eurizon SLJ Capital, la gestora de activos de Eurizon con sede en Londres.
Según explica la firma, se basa en la estrategia de bonos en RMB (renminbi) ya existente, gestionada por Stephen Li Jen y Monica Wang, ambos hablantes de mandarín y con una experiencia conjunta de 37 años en el contexto y los mercados chinos, combinada con las capacidades en renta variable china desarrolladas por la filial Eurizon Capital Asia, con sede en Hong Kong.
La gestora considera que, en tiempos de tensión en el mercado, los bonos chinos en renminbi han demostrado ser algunos de los activos con mejor comportamiento en el mundo. Además, los bonos en renminbi han contribuido a reducir la volatilidad y a mejorar la rentabilidad total cuando se combinan con otras estrategias globales de renta fija y variable. En su opinión, en contraste con otros grandes mercados de renta fija, los bonos chinos han ofrecido históricamente un mayor retorno y el mercado de bonos en renminbi se ha comportado como un activo de refugio durante los periodos de riesgo global.
“La profundidad y la amplitud del mercado de renta variable nacional de China ofrece a los inversores extranjeros ventajas de diversificación, especialmente en los sectores de rápido crecimiento de la nueva economía china. Esto, combinado con la influencia única de las políticas económicas y monetarias, da como resultado una oportunidad única, con una baja correlación con las clases de activos tradicionales”, aseguran desde la entidad.
El Eurizon Fund – China Opportunity combina las características de activo refugio del mercado de bonos chino, de 20 billones de dólares, con las oportunidades de crecimiento a largo plazo de la renta variable china. En el momento de su lanzamiento, el fondo tiene una ponderación del 80% en los bonos onshore más líquidos y de alta calificación, y una asignación del 20% a renta variable. “Una combinación que ofrece un ratio de sharpe óptimo”, señalan desde Eurizon. El proceso de asignación de activos estructural y táctico se determinará sobre la base de un análisis cualitativo/discrecional, complementado con modelos cuantitativos, matiza la gestora.
Pixabay CC0 Public Domain. Schroders compra la división de River and Mercantile Group en el Reino Unido
Schroders ha anunciado que ha llegado a un acuerdo para adquirir la unidad de negocio de asesoramiento, gestión fiduciaria y derivados de River and Mercantile Group PLC (RMG), en el Reino Unido.
Según ha explicado la gestora en un comunicado, la transacción está valorada en aproximadamente 230 millones de libras. A 30 de septiembre de 2021, este negocio de River and Mercantile Group contaba con 42.000 millones de libras de activos gestionados. Desde Schroders indican que la transacción está sujeta a la aprobación de los accionistas de RMG y de los organismos reguladores y se espera que se complete en el primer trimestre de 2022.
Una vez completada la transacción, James Barham, director ejecutivo de RMG, se unirá a Schroders y continuará dirigiendo esta división desde la gestora. Desde este cargo, reportará a Peter Harrison, director ejecutivo del Grupo Schroders.
“Esta adquisición mejora nuestra capacidad para satisfacer las necesidades cada vez más complejas de los clientes de fondos de pensiones y es coherente con nuestra estrategia de crecimiento. La empresa aporta un equipo muy respetado, con un sólido historial de éxitos, y encaja bien con la cultura de Schroders. Vemos importantes oportunidades en esta asociación”, ha explicado Peter Harrison, director ejecutivo del Grupo Schroders.
Pixabay CC0 Public Domain. DWS se asocia con BlackFin para aprovechar todo el potencial de la plataforma de inversión digital IKS
DWS Group (DWS) y BlackFin Capital Partners (BlackFin) han firmado una asociación estratégica a largo plazo para trabajar conjuntamente en la plataforma de inversión digital IKS, para convertirla en un ecosistema que ofrezca soluciones y servicios integrales de inversión digital a socios de distribución, inversores institucionales y clientes retail.
Según han explicado, el objetivo es “adaptar la plataforma de inversiones a las oportunidades que ofrece el mercado, que en el futuro evolucionará rápidamente como consecuencia de las nuevas tecnologías”. Además, ambas partes han acordado transferir la plataforma digital de inversión a una joint venture, en la que DWS mantendrá una participación del 30%.
“Nuestro objetivo es proporcionar una experiencia y un servicio best-in-class a los clientes, Las capacidades y soluciones digitales son clave para este objetivo y, por ello, creemos firmemente en el gran potencial de crecimiento del negocio de la plataforma. BlackFin es el partner adecuado para ayudarnos a desarrollar todo el potencial de nuestra plataforma digital de inversión IKS. Así, nuestra misión conjunta será crear un verdadero actor paneuropeo y esperamos trabajar con nuestros nuevos socios y convertir a IKS en un sólido canal de ventas para DWS a largo plazo», ha explicado Dirk Goergen, miembro del Executive Board de DWS Group y, como Head of Client Coverage Division, responsable de la gestión de ventas y de la estrategia global de ventas.
Por su parte, Laurent Bouyoux, presidente y socio fundador de BlackFin Capital Partners, ha añadido: “Compartimos la visión de DWS de ofrecer soluciones best-in-class a sus clientes. Para lograrlo, desde BlackFin se apoyará en nuestro demostrado historial de aprovechamiento de la experiencia tecnológica, operativa y normativa para ejecutar sin problemas complejas escisiones con el fin de crear eficientes líderes independientes. Durante más de dos décadas, hemos desempeñado un papel clave en la transformación de la industria europea de servicios financieros, con una trayectoria consolidada en la creación y el crecimiento de plataformas de inversión digitales, mejorando al mismo tiempo la satisfacción de los clientes. Además, nuestras profundas relaciones con el sector de los servicios financieros en toda Europa han permitido un crecimiento constante a través de la expansión internacional. Al asociarnos con DWS, BlackFin ha consolidado nuestro compromiso con la región de DACH y nuestra posición como socio de referencia de capital privado para las principales instituciones financieras europeas. Estamos encantados de embarcarnos en este viaje con una organización con tanta historia».
Desde la gestora recuerdan que “la plataforma de inversión digital IKS es el principal proveedor de servicios de plataformas de fondos en Alemania”, lo que permite una conectividad perfecta entre inversores, distribuidores y proveedores de fondos, y en Europa se encuentra entre los diez primeros. IKS cubre todos los canales de distribución relevantes, desde el B2B hasta el B2C, pasando por el B2B2C, manteniendo relaciones duraderas con los clientes. Su modelo de negocio diversificado, incluyendo las capacidades de soluciones digitales, es una fortaleza clave.
En este sentido, con su oferta de ETFs y unit-linked, IKS está particularmente bien posicionada para capitalizar estas áreas de crecimiento. Por último, las partes implicadas han acordado mantener la confidencialidad sobre el precio de la operación y otros detalles financieros. La transacción está aún sujeta a la aprobación de las autoridades pertinentes y su cierre se espera para el segundo semestre de 2022.
Los fondos de inversión españoles siguieron creciendo en octubre. El excelente comportamiento de los mercados de renta variable en el mes, unido a la preferencia inversora de los partícipes por este instrumento, permitieron a los fondos registrar un nuevo máximo histórico de patrimonio, situando su volumen en 311.537 millones de euros, según los datos provisionales de Inverco.
La cifra supone un incremento en el mes superior a los 5.000 millones de euros (un 1,6% más que el mes anterior), y 36.439 millones de euros por encima del cierre de 2020, lo que equivale a un crecimiento del 13,3% en lo que va de año.
En octubre, el crecimiento se explica en dos terceras partes por las rentabilidades ofrecidas por los mercados de acciones, mientras la tercera parte restante se debe a nuevas suscripciones de los partícipes.
De hecho, el último trimestre del año comenzó con el mismo ánimo inversor en el partícipe que los meses precedentes, y los fondos registraron nuevas captaciones netas positivas por valor de 1.772 millones de euros. En el conjunto del año 2021 los fondos acumulan casi de 22.000 millones en suscripciones netas.
Renta fija mixta, globales y renta variable internacional centran las suscripciones
En octubre, los fondos de renta fija mixta y los globales centraron el objetivo inversor de los partícipes y registraron suscripciones netas positivas superiores a los 1.290 millones en su conjunto.
También los de renta variable internacional registraron suscripciones de cierta magnitud (411 millones de euros en total). Los mixtos registraron en su conjunto 869 millones de euros, centrados en su vertiente de renta fija.
Casi la mitad de categorías experimentaron flujos positivos; sin embargo, los fondos garantizados y de gestión pasiva fueron los que más reembolsos netos registraron.
Rentabilidades del 5% en lo que va de año
Los inversores son los principales responsables del crecimiento de los fondos en lo que va de año, pero también los mercados, que en octubre fueron los que más aportaron. A fecha de elaboración del informe por Inverco, los fondos de inversión ganaban en octubre de media un 0,85%. Las categorías que mayor rentabilidad obtenían corresponden a la renta variable internacional (3,19%).
En el conjunto del año, los fondos acumulan una rentabilidad del 5,25%, donde la práctica totalidad de las categorías presentan rendimientos positivos, siendo cercanas al 13% en aquellas vocaciones centradas en renta variable pura, en el mercado nacional y siendo superiores al 18% en el mercado internacional.
Pixabay CC0 Public DomainAndrea Cairone. Andrea Cairone
El otoño en el hemisferio norte suele ser una época propicia para que proliferen las setas. Pero los hongos más cotizados —las trufas blancas tan apreciadas por su sabor— permanecen obstinadamente bajo la tierra. Su maravilloso aroma solo le es revelado a quien está dispuesto a realizar un tenaz esfuerzo de búsqueda. Esto puede requerir de la combinación de años de experiencia, un ayudante canino con un sentido del olfato desarrollado y el conocimiento de la topografía y la biología.
Podemos ver paralelismos entre la búsqueda de setas y los crecientes esfuerzos necesarios para descubrir oportunidades en los mercados de crédito. En parte, esto es una consecuencia de las altas valoraciones y, en parte, del reconocimiento de que los nubarrones para las economías están remitiendo parcialmente. La volatilidad podría aumentar, y los riesgos idiosincráticos están por todas partes. El valor existe, sí, pero a menudo permanece oculto bajo la superficie.
Niveles de deuda y valoraciones
Gran parte de 2021 se ha caracterizado por las campañas de vacunación de la población mundial, si bien es cierto que los países desarrollados de mayor renta han estado a la cabeza de dichos esfuerzos. La posibilidad, hoy ya hecha realidad, de la reapertura económica ha generado condiciones idóneas para que los beneficios empresariales se disparen y los flujos de caja se recuperen. Tal como cabría esperar de unos mercados con perspectiva de futuro, los activos de riesgo han repuntado con fuerza a medida que los inversores anticipaban esta mejora. A principios de septiembre, la renta variable estadounidense, representada por el índice S&P 500®, marcó un nuevo máximo histórico. Los diferenciales de los bonos high yield estadounidenses, aunque todavía por encima de sus mínimos históricos, se han contraído después de ampliarse a causa del COVID-19. Una historia similar se ha repetido en Europa, aunque Asia Pacífico y los mercados emergentes han experimentado mayor inestabilidad en 2021.
La deuda se disparó durante la pandemia, pero está viéndose apoyada por unos costes de servicio de la deuda contenidos. Unida a la política de dinero barato, la liquidez ha hecho que el apetito por los activos de riesgo crezca aún más. El debate sobre si unas condiciones laxas de financiación configuran un entorno positivo o invitan más bien a cometer excesos seguirá presente durante todo el año que viene. El stock agregado de deuda —sumando deudores soberanos y corporativos— está en niveles récord como se observa en el gráfico 1a. Por otro lado, el gráfico 1b muestra que la deuda como porcentaje de la renta variable se encuentra en niveles históricamente bajos. Esto puede explicar más las elevadas valoraciones alcanzadas por los mercados de renta variable que los niveles de deuda corporativa.
¿Cuánta deuda es demasiada? Ambos indicadores nos dicen poco sobre esta cuestión. Unos niveles altos de deuda deben ponerse en contexto con la capacidad para atender dicha deuda y con la probabilidad de perder el acceso a nuevo capital. Por su parte, los ratios deuda-renta variable podrían sugerir un entorno en el que una gran inversión de recursos propios ofrece un colchón contra las pérdidas de capital para los tenedores de bonos. La realidad es que con frecuencia señalan unas valoraciones de la renta variable excesivas y anticipan un cambio de tendencia en el ciclo. Mínimos anteriores tuvieron lugar antes de la crisis del petróleo de 1973, el pinchazo de la burbuja de las «puntocom» en 2000 y la crisis financiera mundial de 2007-2009; en todos esos casos, las correcciones en los mercados bursátiles provocaron que los niveles de deuda como porcentaje de la renta variable se disparasen.
Los diferenciales de crédito suelen exhibir una correlación positiva con los mercados de renta variable, y unas valuaciones sobrecargadas en alguno o ambos de esos mercados invita a ser prudentes. Los fundamentales económicos, sin embargo, siguen siendo sólidos, y con la última crisis tan reciente, cabría presumir que cualquier ola vendedora en la renta variable tendría poca fuerza y duración, y que cualquier episodio de ampliación de diferenciales en el crédito sería, igualmente, modesto. Las tendencias de liquidez serán probablemente el principal determinante de estos mercados, salvo un deterioro de los fundamentales.
Las tasas de impago son bajas y en descenso. Las tasas de impago de Moody’s para periodos consecutivos de 12 meses en los segmentos especulativos de Europa y EE.UU. se han desplomado, pasando de los máximos del 5,1% y 8,9% respectivamente en el último año hasta el 3,7% y 3,1% hacia finales de julio de 20211. Los ratios de apalancamiento (que se calculan dividiendo la deuda bruta entre los beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) se han reducido. Morgan Stanley señaló que la media del apalancamiento bruto (deuda sobre beneficios) entre los emisores de deuda corporativa estadounidenses con calificación investment grade ha caído hasta 2,4 veces los beneficios desde cerca de 3 veces en 2020, mientras que en el segmento high yield el apalancamiento bruto ha caído desde 4,8 veces los beneficios en 2020 hasta menos de 3,9 veces hacia finales del 2T de 20212. Creemos que esta dinámica podría haber continuado durante el 3T.
Una gran parte de esta mejora ya está reflejada en los diferenciales, que cotizan cerca de la parte más baja de sus rangos de largo plazo. Por ejemplo, a principios de septiembre de 2021, los diferenciales del high yield global, medidos por el índice ICE BofA Global High Yield, estaban unos 50 puntos básicos (pb) por encima del mínimo de cinco años de 311 pb registrado en 2018 y unos 130 pb por encima del mínimo histórico de 233 pb registrado en 20073. Aunque esto sigue dejando cierto margen de estrechamiento, el ratio remuneración-riesgo se está acercando más al equilibrio.
Un entorno como el descrito requiere un esfuerzo más concertado en términos de análisis de crédito. Un área de atención para nosotros consiste en identificar rising stars (o estrellas ascendentes, es decir, emisores que verán probablemente revisada al alza su calificación de crédito desde high yield hasta investment grade). El paso a una categoría crediticia más alta suele ir acompañado de una compresión de los diferenciales a lo largo del tiempo. Actualmente, existe un sano margen de diferenciales entre los bonos BB (high yield) y los BBB (investment grade), como se observa en el gráfico 2. De hecho, el ratio de los diferenciales de crédito de los bonos BB respecto a los BBB se acerca a la parte alta del rango de 10 años.
Retorno de la multiplicidad
De no mediar alguna nueva variante del virus, el obstáculo para la economía representado por el COVID-19 irá remitiendo. Entonces, ¿qué factor puede perturbar la relativa calma de los mercados de crédito?
La política es siempre una incógnita difícil de prever. Se ha producido un notable giro del tono en China, pues el Partido Comunista está interviniendo en las que considera áreas anticompetitivas de su economía con el fin de reducir las desigualdades sociales. Esto ha generado una onda expansiva en otros sectores a medida que los inversores tratan de recalibrar el potencial de beneficios de las empresas.
Las subidas de impuestos están penetrando en la agenda política global, ya sea como vía para financiar el cambio demográfico estructural —véase la tasa para cuidados sociales del 1,25% anunciada en el Reino Unido, destinada a ayudar a sufragar la atención social de una población cada vez más envejecida— o bien por el cambio de postura de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) respecto a la imposición a las ventas digitales. Los argumentos sobre la elevación del techo de deuda en EE.UU., un debate recurrente, animarán probablemente el Congreso estadounidense y pondrán un foco más acusado sobre los niveles de deuda en general. Estos temas probablemente irán disipándose, aunque existen riesgos.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26) que tendrá lugar en Glasgow (Escocia) en noviembre también pone de manifiesto la creciente importancia del cambio climático y los problemas más amplios de sostenibilidad. Desde la revisión del precio de las emisiones de carbono a posibles impuestos sobre el metano, existen numerosos factores capaces tanto de encarecer los costes para las empresas conforme se fija un precio por las externalidades como de crear oportunidades para aquellas empresas que están abrazando el cambio. Como resultado de este y otros factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), vemos ganadores y perdedores.
Sin embargo, la principal área que podría plantear un reto a los mercados en los próximos meses es cómo responden a los datos de inflación y a la política de los bancos centrales. La continua disrupción en las cadenas de suministro está complicando la valoración por los bancos centrales de las perspectivas sobre inflación. Ya hemos visto cómo algunos bancos centrales de Europa del Este y Latinoamérica aumentaban sus tipos de interés este año a medida que comenzaba un desacoplamiento de las políticas a nivel global. Con los rendimientos en niveles bajos, el riesgo de tipos de interés se vuelve una preocupación más acuciante para el mercado de crédito, incluso en áreas donde tradicionalmente ha revestido una menor importancia. Deutsche Bank observó a principios de septiembre que el 85% de los bonos high yield estadounidenses mostraban un rendimiento inferior a la tasa de inflación estadounidense medida por el IPC4. Los mercados están apostando fuerte a que la inflación es transitoria.
Inflación: la preocupación que no desaparecerá
Es una simplificación asumir que la inflación es mala para la renta fija. No cabe duda de que aquellos bonos con cupón fijo verán descender el valor real de dicho cupón. Pero el que esto se traduzca en una rentabilidad total positiva o negativa para el inversor dependerá de otros factores. ¿Cuál es el rendimiento corriente? ¿Cuál es la duración del bono? ¿Qué rendimientos ofrecen otras inversiones alternativas? Pero sobre todo, la inflación se convierte en una preocupación cuando obliga a los responsables de los bancos centrales a reaccionar a ella muy en serio. El endurecimiento de la política monetaria suele ser el principal factor detonante de un cambio en el ciclo.
Unos niveles elevados de inflación y rendimientos reales no tienen por qué ser malos para el crédito ya que típicamente son indicativos de expansión económica. Un entorno de crédito en fase de mejora compatible con una contracción de los diferenciales puede actuar como amortiguador de la presión alcista sobre los rendimientos. De hecho, el análisis de Morgan Stanley comparó el excedente de rentabilidad en el segmento investment grade y high yield estadounidense bajo diferentes condiciones (gráfico 3) y concluyó que unos niveles de inflación al alza eran típicamente positivos para la rentabilidad, mientras que producían resultados más ambiguos sobre los rendimientos reales.
No debemos tampoco pasar por alto el impacto que la inflación puede tener sobre los agentes económicos. De hecho, los mayores precios ya están empezando a afectar a los consumidores, como se observa en el gráfico 4. Los consumidores están empezando a ver los incrementos de precios con un prisma negativo en términos de intención de compra.
La inflación puede ser perjudicial si lastra la demanda o hace que los responsables de política reaccionen agresivamente para combatirla. Los mercados están percibiendo el repunte de la inflación como transitorio y parecen estar viendo el gradualismo de la respuesta de los bancos centrales (reducciones del PEPP por el BCE, tapering por el Banco Federal de Australia y cambio de lenguaje por la Reserva Federal) como una reacción adecuada ante una mejora de la economía. Esto representa un giro abismal respecto al discurso que suele provocar rabietas en los mercados.
Estamos de acuerdo en que gran parte del repunte de la inflación es transitorio. Si a los mercados les entrasen miedos, lo consideraríamos como oportunidad de compra. El mundo rebosa de excedentes de ahorro que normalmente acuden en masa de nuevo a la caza de rendimientos. Sin duda, una corrección nos ayudaría a detectar un mayor número de oportunidades aún ocultas bajo tierra.
Tribuna de Jim Cielinski, director global de renta fija de Janus Henderson Investors.
Anotaciones:
1Fuente: Moody’s, a 10 de agosto de 2021.
2Morgan Stanley, a 27 de septiembre de 2021. Apalancamiento bruto = Deuda/beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones.
3Fuente: Bloomberg, índice ICE BofA Global High Yield, a 9 de septiembre de 2021.
4Fuente: Deutsche Bank, Chart of the Day, 7 de septiembre de 2021.
Glosario de términos:
Punto básico (p.b.): centésima parte de un punto porcentual. 1 pb = 0,01%, 100 pb = 1%.
Correlación: la relación que existe entre dos variables. Una correlación positiva sugiere que los dos activos se mueven en la misma dirección., si bien no necesariamente con la misma magnitud.
Impago: el incumplimiento por un deudor (como un emisor de bonos) de su obligación de pagar intereses o reembolsar la cantidad original prestada a su vencimiento.
Duración: mide la sensibilidad del precio de un bono a los cambios en los tipos de interés. Cuanto mayor es la duración de un bono, mayor es su sensibilidad a los cambios en los tipos, y viceversa.
Dinero fácil (Easy money): política acomodaticia del banco central consistente en, por ejemplo, mantener los tipos de interés bajos o realizar compras de activos; lo contrario es una política restrictiva.
Producto interior bruto: una de las variables que mide la actividad económica.
High yield:bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en impago, por lo que normalmente se emiten con un cupón (pago de intereses) más alto.
Índice ICE BofA Global High Yield: el índice hace un seguimiento de la rentabilidad de la deuda corporativa denominada en USD, CAD, GBP y EUR de calificación inferior a investment grade y emitida al público en los más importantes mercados nacionales o de eurobonos.
Riesgos idiosincráticos: se trata de riesgos específicos al deudor en lugar de causados por factores económicos más generales.
Inflación: tasa a la que aumentan los precios de los bienes y servicios en una economía.
Bono investment grade: bono emitido normalmente por gobiernos o empresas de los que se considera que tienen un riesgo relativamente bajo de impago de su deuda.
Liquidez: la facilidad con la que los activos pueden ser negociados y/o el flujo de dinero a través de la economía.
Política monetaria/del banco central: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria. estímulo monetario es cuando el banco central aumenta la oferta monetaria y reduce los costos de endeudamiento. La restricción monetaria se da cuando el banco central actúa para frenar la inflación y desacelerar el crecimiento de la economía, elevando las tasas de interés y reduciendo la oferta de dinero.
Diferencial ajustado a opciones (OAS): mide el diferencial entre el tipo de interés de un valor de renta fija y la tasa de rentabilidad libre de riesgo, que se ajusta para tener en cuenta una opción implícita.
PEPP: Pandemic Emergency Purchases Programme – un programa del Banco Central Europeo destinado a la compra de activos, como bonos de deuda pública y privada, para ayudar a reducir los costes de financiación y estimular la economía de la zona euro con el fin de contrarrestar los efectos económicos negativos del coronavirus.
Rendimiento real: rendimiento nominal de un bono menos la tasa de inflación.
Activos de riesgo: valores financieros que pueden experimentar considerables movimientos en su precio (con el consiguiente mayor riesgo). Como ejemplos cabe citar las acciones, las materias primas, los inmuebles y los bonos con calificaciones de crédito bajas.
Diferencial/diferencial de crédito: la diferencia de rendimiento entre valores con un vencimiento similar, pero con una calidad crediticia diferente. Los diferenciales de amplitud creciente indican generalmente un deterioro de la solvencia de los prestatarios corporativos, y si se están estrechando indican una mejora.
Rentabilidad total rentabilidad global teniendo en cuenta los ingresos y cualquier variación de valor en el capital invertido.
Volatilidad: fluctuación al alza o a la baja del precio de un activo.
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La semana pasada explicábamos que el riesgo de lecturas de inflación incómodas durante más tiempo va en aumento, espoleados por los ciclos de incremento en costes de producción que se trasladan al consumidor y que se retroalimentan ante las mayores exigencias salariales de los empleados o los que están buscando trabajo. Los ejemplos han pasado de ser anecdóticos a aparecer allí donde uno pone la mirada. Esta semana, Disneyland anunció un encarecimiento del 6% en el precio de sus entradas y el servicio de estudios de la Fed de San Luis, siguiendo los pasos de sus compañeros en San Francisco, publicó un documento que describe cómo las presiones en el precio son más amplias que las asociadas directamente a la reapertura o la escasez de semiconductores.
Como vemos en la gráfica, la distribución de porcentaje de componentes del PCE, por rangos de incremento mensual en precio, se mueve hacia la derecha a consecuencia del efecto del COVID (barras naranjas). Resulta llamativo cómo el gasto concentrado en productos o servicios que en un mes determinado experimentan un encarecimiento superior al 25% se dispara entre marzo 2020 y agosto 2021.
El análisis del equipo de San Luis concluye que, incluso depurando el cálculo de inflación de lecturas extremas (o outliers, aquellas en rangos de inflación entre -10% y +10%), el PCE (Price Consumption Expenditures, la medida para el coste de la vida favorita de la Fed), solo se vería rebajado desde un 3,1% al 2,6%. Para llevarlo más cerca del objetivo de la Fed (hasta el 1,9%) tendríamos que obviar más de un 20% del total de servicios y productos consumidos en EE.UU., lo que significa que el encarecimiento afecta a un amplio abanico de bienes y servicios (y no solamente de coches, billetes de avión o hoteles que solo representan un 15% aproximadamente de la cesta).
Existen también riesgos a la baja, como los efectos de base, que podrían reducir el IPC (aunque están saliendo rápidamente del calculo), la posibilidad de que los retrasos en entregas de insumos y las crisis de precios asfixien la demanda, y la posibilidad de que las autoridades monetarias cometan un error de cálculo al endurecer la política monetaria demasiado rápido; esta última es la más relevante para entender algunos de los comportamientos en renta variable y renta fija de esta pasada semana y es sobre la que nos enfocamos hoy.
En octubre, los inversores de renta fija han estado poniendo en valor la posibilidad de un cuadro inflacionista más duradero. La rentabilidad del bono EE.UU. a 10 años alcanzó un 1,7%, y está cerca de concretar una figura técnica alcista (en la gráfica semanal) que podría llevar a este instrumento a cotizar cerca de la parte alta del rango donde ha operado desde 2011. Primero debemos superar la resistencia que plantea la media móvil de 200 semanas (1,86%), y la lectura de nuestro modelo de valoración fundamental –que incluye la tasa de paro U3, los fed funds, y el 2º y 6º vencimiento de futuros de eurodólar, entre otros componentes– que apunta al 2,5%.
La curva llevaba un par de semanas en bear flattening, con los tipos cortos subiendo más rápido que los largos afectando negativamente a la pendiente. Este ajuste, en el ámbito de la curva OIS, se traduce en que el mercado había acercado el inicio de subidas de tasas en EE.UU. a septiembre 2022, inquietando a los bonistas. Si tomamos esta proyección al pie de la letra –incluyendo los tres incrementos que se proyectan para 2023– y asumimos una tasa terminal de interés en el objetivo de la Fed (2,5% aproximadamente), el riesgo de perdida para el soberano a 12 meses vista (incluyendo cupón) superaría el 3%; por eso consideramos que sigue vigente la recomendación de una infraponderación moderada en duración para carteras de renta fija.
Este movimiento de aplanamiento se aceleró el miércoles, con el TBond 2yrs (que refleja más fielmente las intenciones de la Fed) subiendo un 0,05%, mientras que la TIR de 10 años, más asociada a las expectativas de crecimiento nominal, ajustaba cerca del 0,09%. La mayoría de los mercados de soberanos en países desarrollados también sufrieron, en algunos casos por factores técnicos: en Reino Unido, la última emisión de Gilts se quedó mucho más corta de lo que se proyectaba poniendo presión a la baja sobre los rendimientos; en EE.UU. unos 3 pbs de aplanamiento se explican también por la diferencia en TIR entre el TBond a dos años de vencimiento a septiembre frente al nuevo de octubre.
Muchos de los comentarios, de las casi 100 empresas estadounidenses que ya han publicado su desempeño para el tercer trimestre de 2021 – entre ellas, pesos pesados como CocaCola, McDonalds, Amazon, Apple o Kraft– tienen que ver con el incremento en presiones inflacionistas y problemas con suministros, y cómo éstos les han obligado a ajustar costes y, sobre todo, a subir precios para defender sus márgenes operativos. Esta semana además, venía lloviendo sobre mojado con las malas noticias acerca de la inflación acumulándose; las más recientes desde Australia y Europa (el IPC alemán y español marcaron en octubre máximos de 28 y 29 años respectivamente) y la finalización del programa de expansión cuantitativa en Canadá.
En este escenario, los inversores comienzan a descontar la mayor probabilidad de un error de cálculo del lado de los grandes bancos centrales que, ante la persistencia de lecturas elevadas en índices de precios, puedan acabar actuando demasiado rápido y con exceso de contundencia, asfixiando la expansión económica. Ante este riesgo, los inversores buscan refugio en empresas con balance sólido y modelos de negocio impermeables al chaparrón que acompañaría una brusca desaceleración macro. Como claros candidatos, las megacaps tecnológicas, que gozan de pricing power y disponen de generosísimos cofres de liquidez; adicionalmente, el miércoles coincidieron este renacido espíritu conservador en el mercado con los optimistas informes de Microsoft (MSFT) y Alphabet (GOOG), y el resultado de la sesión fue el observado en la grafica abajo (el índice growth, en amarillo, mejoró en casi un 1,5% el desempeño del índice value). Los inversores escapan como pueden de las acciones más ligadas al devenir del ciclo económico y de aquellas cuyo precio puede verse más afectado por factores de carácter técnico (flujos, por ejemplo). Así, esta discrepancia entre crecimiento y valor queda también plasmada en el relativo large caps – small caps.
Aunque la tesis que subyace al violento movimiento de la sesión del miércoles tiene un claro soporte teórico, se antoja algo exagerado al no contar con evidencias suficientes respecto a: i) la duración de lecturas de inflación muy por encima de la zona de confort de los bancos centrales y ii), aunque algunos como Nueva Zelanda, Noruega o Canadá sí están siendo más agresivos, el discurso y la postura del BCE y de la Fed –a pesar de haberse endurecido marginalmente– continúa siendo claramente acomodaticio.
Si tratamos de enfocar más allá de la volatilidad de una sola sesión, la foto se ve algo más nítida. Es cierto que los “tres grandes” están comenzando a retirar estímulos de carácter extraordinario, pero de forma muy gradual. El BCE recortará la dotación del PEPP, pero potenciará a la vez las atribuciones del APP y podría lanzar un TLTRO para suavizar la transición.
El crecimiento mundial, después del bache del tercer trimestre como consecuencia de la cepa Delta, se mantendrá por encima del potencial al menos durante el año próximo. Powell seguirá adelante con su particular tapering, pero a un ritmo pausado (unos $10 mil millones al mes) que permitirá mantener el programa de compras vivo hasta la segunda mitad de 2022. Y no olvidemos el fuerte incremento en endeudamiento público, consecuencia de las generosas contramedidas adoptadas a nivel global para paliar los efectos económicos de la de la pandemia, así como los planes de incremento en gasto público que se manejan tanto en EE.UU. como en Europa (Next Generation). En este contexto es probable que las autoridades monetarias pequen por defecto y sean más pacientes antes de endurecer en exceso la política monetaria y dificultar el servicio de la deuda.
Con respecto a la inflación –sobre la que ya hemos estado hablando largo y tendido en las ultimas entregas–, si bien los niveles del breakeven 5 años avanzado 5 años no está aún en zona roja (como en el periodo entre 2005 y 2015), la encuesta de la Fed de Nueva York respecto a expectativas a 3 años sí amenaza con la posibilidad de desamarre; el dato de PIB 3T, no tan malo a pesar del impacto de la variante Delta y de la cadena de producción en el sector automotriz (2% vs 2,6% esperado), escondía la sorpresa del índice de precios (que sube desde 5,3% a 5,7%) y maquillaba la realidad económica del país, mucho más saludable.
Y a pesar de los esfuerzos de la “paloma” Lagarde para convencer al mercado en la reunión del BCE el jueves, la curva forward del Euribor y el mercado de swaps han pasado a descontar con claridad subidas de tasas (casi 40pbs). Son días extraños.
Foto cedidaChristine Lagarde, presienta del BCE. . El BCE no teme, por ahora, a la inflación y esperará a diciembre para dar más pistas sobre la retirada de estímulos
La inflación centró la reunión de ayer del Banco Central Europeo (BCE), que se mantiene firme en su hoja de ruta y sus premisas. Su presidenta, Christine Lagarde, reconoció que el aumento de los precios comienza a durar «más de lo esperado», pero transmitió un mensaje de tranquilidad e indicó que prevé que baje en 2022. Según las primeras valoraciones que hacen las gestoras, la institución monetaria no ha mostrado nerviosismo ante el debilitamiento de la recuperación europea, pese al contexto de inflación creciente. Es más, el comunicado de prensa en el que se anunciaban las decisiones de política monetaria ha sido casi idéntico al del mes pasado.
«El BCE trató de rebajar las expectativas del mercado en su reunión de ayer, pero sigue pensando firmemente que la inflación es transitoria y que volverá a caer hacia el objetivo el año que viene. Europa está soportando la peor parte de la subida de los precios de la energía y, con la falta de suministro, el endurecimiento de las normas medioambientales y el invierno que aún queda por delante, es difícil que la situación se resuelva de forma inminente, por lo que las presiones inflacionistas seguirán existiendo durante un tiempo. El BCE está decidido a mirar a través de esta inflación, pero el mercado sigue sin estar convencido, los bonos se vendieron y el euro subió después de la reunión», resume Jon Day, gestor de carteras de renta fija de Newton Investment Management, parte de BNY Mellon Investment Management.
En este sentido, la institución monetaria ha vuelto a defender que la inflación probablemente sea algo transitorio, además sigue considerando que el crecimiento es fuerte aunque sí reconoce que este se está moderando y que los riesgos están ampliamente equilibrados. Para Peter Allen Goves, analista de renta fija de MFS Investment Management, esta reunión se caracterizó quizás por su énfasis en los factores que impulsan la inflación.
“La inflación ha sido el tema principal de la reunión, de acuerdo con la presidenta Christine Lagarde. En este contexto, Lagarde señaló tres factores que impulsan la inflación: las dificultades de la cadena de suministro que mantienen tensa la oferta mientras la demanda de la economía se ha recuperado, los precios de la energía y los efectos de base. Aunque el Consejo admite que las tasas de inflación seguirán subiendo a corto plazo y disminuirán más lentamente el año que viene de lo que se esperaba en un principio, el BCE mantiene el mantra del carácter transitorio de la actual subida de las tasas de inflación. Por ello, Lagarde ha indicado que las expectativas del mercado de una subida de tipos ya en 2022 no están en consonancia con la orientación futura del BCE”, explica Johannes Müller, Head of Macro Research para DWS, en este sentido.
Por su parte, Goves añade: “Tal vez lo más interesante del BCE de octubre sea la interacción entre las orientaciones del BCE y sus perspectivas de inflación en comparación con las expectativas de los tipos de interés del mercado. Lagarde se refirió a una desconexión que, en nuestra opinión, es poco probable que dure para siempre. O el BCE sube en línea con las expectativas del mercado o no lo hace”.
Su férrea posición contrasta con la postura tomada esta misma semana por el Banco de Inglaterra y el Banco Central de Canadá, quienes están marcando ya el camino hacia el fin de sus políticas expansivas. En opinión de Pietro Baffico, economista de abrdn, el BCE se mantendrá en una posición dovish entre los principales bancos centrales, lo que debería contribuir a apoyar los precios de los activos de la zona euro.
“Como era de esperar, en su reunión de hoy, el BCE mantuvo sin cambios el marco de condiciones de financiación. Dado que las previsiones económicas de los miembros de la institución no se publicarán hasta diciembre, el BCE dispondrá de cierto tiempo para evaluar la evolución de la inflación antes de tomar cualquier decisión. Aunque es poco probable que el BCE se desvíe de su actual discurso de que los recientes repuntes de precios son temporales, el riesgo de presión inflacionista está erosionando la confianza de los inversores, que ahora esperan ansiosos la reunión de diciembre, en la que también se reevaluará el futuro de los programas de QE”, apunta Baffico.
Política monetaria y QE
Respecto a la evolución de la política de QE, las gestoras coinciden en que la reunión de diciembre será decisiva para saber más sobre el futuro de la compra de activos. “Seguimos creyendo que el APP se ampliará ligeramente en diciembre hasta aproximadamente 40.000 millones de euros. Las compras netas semanales han alcanzado los 18.400 millones de euros en las últimas tres semanas, frente a los 17.700 millones de media del tercer trimestre y los 18.300 millones del segundo. Definitivamente, es bastante difícil entender este enfoque holístico y multifacético», reconoce Hugo Le Damany, economista de AXA Investment Managers.
Tal y como recuerda Charles Diebel, director de renta fija de Mediolanum International Funds Ltd (MIFL), la intención es claramente reducir el PEPP para el próximo mes de marzo, pero a su vez tendrá algún programa de sustitución para continuar con las compras de activos.
“El mercado había empezado a valorar una subida de tipos del BCE en 2022 y la presidenta Lagarde se mostró claramente contraria a estas expectativas, afirmando que no están en línea con las directrices y que no prevé subidas en un horizonte a 3 años. A pesar de ello, el mercado sigue siendo cauteloso en cuanto a un cambio de postura en las perspectivas de inflación, aunque Lagarde fue categórica al afirmar que estaban convencidos de que las presiones inflacionistas eran transitorias y disminuirán en 2022. E mercado continúa nervioso respecto al riesgo de inflación a corto plazo, pero su mensaje steady as she goes fue claro”, matiza Diebel.
A la espera de diciembre
En este sentido Konstantin Veit, Portfolio Manager at PIMCO, añade: “En diciembre esperamos que el BCE anuncie el fin del PEPP, que indique un total de compras netas de activos muy por encima de la actual tasa de ejecución del APP durante el segundo trimestre del próximo año, que mantenga la reevaluación trimestral de las cantidades de compra y que anuncie operaciones adicionales de refinanciación a largo plazo con objetivo.
“Normalmente, evitar un precipicio en las TLTRO formará parte de la decisión de diciembre. Asimismo, el período previo a la reunión de diciembre será clave para configurar el debate del Consejo sobre la reforma del programa de compra de activos (PPA) para el período posterior al PEPP). Existen varias opciones: aumentar el PEPP para que se reduzca gradualmente; ampliar el APP para salvar el final del PEPP; hacer que el APP sea tan flexible como el PEPP en cuanto a límite de emisores y claves de capital”, añade Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier.
En su opinión, también en diciembre, el BCE podría eliminar la palabra «en breve» de su compromiso de poner fin al PPA «poco antes» de subir los tipos. Según la valoración de Chaar, “eso reforzaría su forward guidance sobre los tipos, pero no vemos una subida de tipos del BCE antes de 2024, ya que la inflación tendría que superar el objetivo del 2% del banco central para contrarrestar los periodos de inflación por debajo de su objetivo”.
Por último, Le Damany destaca que, durante el discurso de Lagarde, los mercados financieros se han movieron de forma bastante importante. “Es difícil extraer información precisa, ya que las cifras preliminares del PIB del tercer trimestre de EE.UU. y las solicitudes de subsidio de desempleo se han publicado al mismo tiempo, pero el bono alemán a 10 años subió 6 puntos porcentuales antes de retroceder hasta el -0,13%, mientras que el euro se depreció un 0,5% en pocos minutos frente al dólar», concluye Le Damany.
Pixabay CC0 Public Domain. Mitigar, adaptar, financiar y colaborar: las cuatro acciones clave de la COP26
Con un año de retraso debido a la pandemia del coronavirus y en la ciudad escocesa de Glasgow, el domingo arrancará la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26), que reunirá a los líderes mundiales hasta el próximo 12 de noviembre para abordar los retos y compromisos del cambio climático, la descarbonización y el objetivo de reducir el 25% de las emisiones de cara a 2030.
Según explican desde Mirabaud, a esta combre se llega con varios avances logrados: el compromiso del 70% de las economías mundiales hacia el objetivo de emisiones netas cero en 2050, frente al 30% acordado cuando el Reino Unido asumió la presidencia; el consenso sobre que solar y eólica son las fuentes de energía más competitivas y actualmente más baratas que las nuevas plantas de carbón y gas en dos tercios de los países del mundo; y el incremento en la movilización de recursos para la financiación del clima -en 2018 la OCDE calcula que se movilizaron 78.900 millones de dólares y sigue avanzándose-.
En opinión de Ostrum AM (filial de Natixis Investment Managers), a pesar de la postura particular de los gobiernos y de la política en torno a la COP26, “existe un impulso considerable en el sector privado sobre el tema del cambio climático en Europa, en Estados Unidos y, más recientemente, incluso en Asia”, enfocado a “converger hacia el compromiso de cero emisiones netas de carbono”. Tal y como indican, “más allá de los compromisos gubernamentales, es la sensibilización de la sociedad civil, las empresas y las autoridades locales la que hace posible que se produzcan avances concretos en la lucha contra el cambio climático”. Según la gestora, hay cuatro retos principales que se deberán abordar durante esta cumbre: “mitigación, adaptación, financiación y colaboración”.
La industria de gestión de activos considera que este encuentro es clave porque marcará las principales tendencias de inversión a corto, medio y largo plazo y, lo que es aún más importante, consolida su papel y capacidad para movilizar los recursos económicos necesarios en la consecución de objetivos climáticos. “El cumplimiento de estos ambiciosos objetivos mundiales para 2030 requerirá entre 5 y 7 billones de dólares estadounidenses de financiación anual. Este capital debe provenir tanto de actores públicos como privados, incluyendo el capital riesgo, los bonos verdes y el capital público, siendo este último cada vez más importante”, señala Pascal Dudle, Head of Listed Impact, Portfolio Manager en Vontobel.
Objetivos, retos y puntos conflictivos
Pese a estos avances, Álvaro Navarro, analista de renta variable en Mirabaud Research España, recuerda que los compromisos aún son desiguales entre países y lejanos a los objetivos. “De los 191 países firmantes del Acuerdo de París solo 113 (59% del total) han actualizado/revisado recientemente sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (NDC). Estos países más diligentes representan el 49% de las emisiones mundiales y prevén reducirlas un 12% en 2030 respecto a 2010. Cada plan climático refleja la ambición del país de reducir las emisiones, teniendo en cuenta sus circunstancias y capacidades nacionales, además de una base de equidad, un contexto de desarrollo sostenible y los esfuerzos por erradicar la pobreza. La COP26 tratará de aumentar la ambición de todos los países y especialmente de aquellos que no han presentado sus objetivos”, explica Navarro.
En este sentido, la COP26 se propone aprobar todas las normas para implementar el Acuerdo de París e impulsar acciones concretas para cumplir los objetivos. “En nuestra opinión hay un hecho claro: el compromiso con la descarbonización crece, será costoso pero se ha apostado fuerte por él. Esta transición y el desarrollo de renovables debe preservar la competitividad y realizarse con criterios exigentes para avanzar a gran velocidad y en la dirección correcta. Sustituir los combustibles fósiles en un plazo tan corto es un reto complicado y que afecta a todo el mundo”, destaca Navarro.
Según explica Silvia Dall’Angelo, economista senior en el negocio internacional de Federated Hermes, los puntos conflictivos son el papel de China, la falta de liderazgo creíble de Estados Unidos y la necesidad de financiar el desarrollo ecológico en los mercados emergentes. En este sentido, considera que la discrepancia entre los planes de descarbonización de China y los objetivos de París es muy pronunciada. La trayectoria de las emisiones chinas significa que China por sí sola utilizaría más del 50% del presupuesto mundial de carbono restante conforme a París.
“El compromiso de EE.UU. de reducir las emisiones en un 50% por debajo de los niveles de 2005 para 2030 parece muy improbable. Hay una gran incertidumbre en torno al destino del proyecto de ley plurianual de 3.500 millones de dólares de la administración Biden para reconstruir mejor, que incluye importantes disposiciones para las inversiones verdes. Respecto a las economías avanzadas, deben asegurarse de que los mercados emergentes dispongan de los recursos necesarios para alcanzar sus objetivos de desarrollo dentro de los límites medioambientales. Hasta ahora, no han cumplido su promesa de proporcionar 100.000 millones de dólares al año a los mercados emergentes para apoyar su transición energética. Dados los retos, las expectativas de acciones concretas de la COP26 son modestas, pero hay un amplio margen para las sorpresas positivas”, añade Dall’Angelo.
Para Jean-Philippe Desmartin, responsable de inversión responsable en Edmond de Rothschild AM, una prioridad de la COP26 será “ladotación completa y regular del fondo anual de 100.000 millones de dólares por parte de los países ricos en favor de los países más pobres, para ayudarles a financiar su transición energética y medioambiental, de acuerdo con el compromiso adquirido en la COP21. En la práctica, estamos más cerca del 80%, con una visibilidad que demasiado a menudo se puede poner en duda”.
El papel de la gestoras
Según Ophélie Mortier, estratega de inversión responsable de DPAM, considera que los resultados de la COP26 impactarán y guiarán nuestra estrategia sobre el clima en el futuro. “Es nuestro deber fiduciario que así sea. La financiación del clima es un determinante clave del éxito de la COP26. Como inversores institucionales, jugamos un papel decisivo a la hora de contribuir al éxito del Acuerdo de París
En opinión de Rebeca Cordero, asesora en sostenibilidad de Portocolom AV, ni la industria de fondos ni la industria en general espera mucho de la COP26. “Las entidades gestoras de fondos actualmente están más centradas en la adaptación a la legislación SFDR y las posibles acusaciones de posible green washing. Ya hemos visto a varios reguladores, entre los que se encuentran el regulador sueco y el inglés, alertando de la posible mala praxis a la hora de clasificar los fondos en los artículos 8 y 9 de la SFDR. Otro de los aspectos en los que está centrada la industria es en su propio compromiso con la neutralidad de emisiones cero en 2050, un reto al que sin duda a día de hoy es difícil dar respuesta puesto que todavía no todas las empresas se han comprometido, y las que lo han hecho, plantean dudas en cuanto al grado de cumplimiento y en cuanto a los objetivos que se han marcado a corto plazo”, explica Cordero.
En esta misma línea, Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers, considera que para los inversores es importante que “comprendan que la política avanza en la dirección correcta” y advierte: “los inversores deberían centrarse en lo que se espera de la reunión de líderes mundiales y, supongo, que podría ser bastante fácil decepcionarse»
El impacto en la inversión
Todos estos objetivos colocan a las firmas de gestión de activos e inversiones en un lugar destacado para ser un motor de cambio, sin por ello dejar de lado la obtención de rendimientos atractivos para los inversores. Según apunta Nina Lagron, responsable de renta variable de gran capitalización de La Française AM, “la clave para lograr un impacto a largo plazo sobre el calentamiento global pasa por dirigir el estímulo posterior a la pandemia hacia las infraestructuras verdes mientras disminuye el apoyo a los combustibles fósiles”.
En los últimos 18 meses, los gobiernos del G20 sólo han asignado “363.000 millones de dólares a sectores o proyectos que pretenden impulsar la economía y reducir las emisiones o ayudar a la adaptación al clima, frente a los 1,2 billones de dólares destinados a sectores intensivos en carbono, como la aviación y la construcción, sin ningún elemento ecológico”, advierte Lagron. Los dos únicos países que destinan un estímulo similar a los sectores verdes y a los intensivos en carbono son Francia y Japón. Mientras que China, por ejemplo, con 247 GW de nueva capacidad en energía de carbón, ya sea en construcción o anunciada y autorizada, ha asignado 2.100 millones de dólares a estímulos verdes frente a 215.000 millones de dólares a sectores intensivos en carbono.
Abbie Llewellyn-Waters, responsable de Inversión sostenible en la gestora británica Jupiter AM, considera que todo el debate en torno al carbono se ha convertido en un elemento esencial para los inversores: “Estar preparado en las diferentes carteras y clases de activos para estos inevitables cambios en las políticas será determinante para las rentabilidades a largo plazo”. Para poder lograrlo, espera que la divulgación de los riesgos relacionados con el clima se generalice y estandarice, y que mejore su calidad. “Los mercados de capitales están cambiando y necesitamos un marco de inversión que mire al futuro. Como gestores de fondos, es importante que ayudemos a nuestros clientes a entender que la asignación de capitales puede desempeñar un papel clave a la hora de impulsar cambios para un mundo mejor y cómo sus ahorros pueden brindar resultados reales para el planeta, para la sociedad y para su bolsillo”, subraya Llewellyn-Waters.
Para Keith Wade, economista jefe de Schroders, dos medidas clave que la industria tendrá que tener en cuenta a la hora de orientar sus inversiones serán los impuestos y el cumplimiento normativo. En su opinión, estas dos herramientas ayudaría a cumplir los objetivos de las emisiones: “La primera sería establecer un impuesto global sobre el carbono. Este impuesto, a veces también llamado precio al carbono, se aplicaría a través de un canon sobre el contenido de carbono de los combustibles fósiles o sobre sus emisiones de CO2. También habría que conceder subsidios y compensaciones a los países más necesitados, muchos de los cuales ven el uso de combustibles fósiles baratos como algo esencial en el camino hacia los niveles de ingresos más altos que se encuentran en sus homólogos de los mercados desarrollados”. Dos catalizadores que, sumado al desarrollo tecnológico, serán muy relevantes para identificar oportunidades de inversión.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Se puede realizar recomendaciones de inversión a través de redes sociales?
Uno de los aspectos más delicados de esta industria es la difusión de la información sobre productos, estrategias de inversión o recomendaciones de activos. En este sentido, la proliferación de las redes sociales plantea nuevos desafíos a las compañías de gestión de activos, pero sobre todo a los reguladores.
Desde la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) recuerdan que compartir y contribuir a los debates, en internet o en las redes sociales puede considerarse una recomendación de inversión con arreglo al Derecho de la UE. Por lo tanto, insisten desde el regulador, se deben aplicar normas específicas a la hora de prestar dicho asesoramiento.
En concreto, difundir recomendaciones de inversión de forma incorrecta o sin ajustarse a la normativa puede conllevar un riesgo de manipulación del mercado, incluso multas. “El Derecho de la UE define una recomendación de inversión como información en la que se recomienda o sugiere una estrategia de inversión, explícita o implícitamente, relativa a uno o varios instrumentos financieros o a emisores, incluida cualquier opinión sobre el valor o el precio presente o futuro de dichos instrumentos, destinada a los canales de distribución o al público. Los canales de difusión pueden ser informes de analistas, artículos, medios de comunicación tradicionales o incluso redes sociales”, explica la ESMA en su última declaración.
El principal problema es que se puede inducir a error a los inversores. “Las recomendaciones de inversión deben hacerse de una manera específica y transparente, de modo que los inversores, antes de tomar cualquier decisión de inversión, puedan conocer y evaluar: la credibilidad de la recomendación y su objetividad; y los intereses de quienes formulen las recomendaciones. De este modo, todo el mundo tiene libertad para expresar su opinión sin perjudicar a los demás en el proceso”, aclaran desde la ESMA.
Normalmente, este tipo de recomendaciones son realizadas por empresas como bancos e intermediarios financieros, pero también analistas financieros. Desde ESMA aclaran que cualquier otra persona que proponga una estrategia de inversión puede entrar dentro de esta categoría si su recomendación de inversión está destinada a un público más amplio. “Esto incluiría la publicación en las redes sociales. Además, si se formulan recomendaciones de inversión con frecuencia, se pretende llegar a un público amplio y esa persona se presenta a sí misma como alguien con experiencia financiera, dicha persona puede ser considerada como un experto. En tal caso, la ley exige que esa persona proporcione información adicional. 28 de octubre 2021” aclaran desde la ESMA.
Información relevante y homogénea
La calidad, veracidad y transparencia de la información no solo se exige cuando se difunde a un público general, sino que los reguladores trabajan para que el “lenguaje” de la industria sea común, en especial ante los nuevos fenómenos del sector como es, por ejemplo, el caso de la ISR.
En este sentido, el Parlamento europeo está estudiando la posibilidad de extender el plazo de entrada en vigor de la directiva UCITS para los PRIIP. En un principio, la fecha que se marcó fue julio de 2022, pero ahora se ha propuesto retrasarlo hasta el 1 de enero de 2023, coincidiendo con la petición que se hacía desde las organizaciones de la propia industria.
BNP Paribas amplía su compromiso en la lucha contra el cambio climático con la creación del Grupo de Transición a bajas emisiones de carbono y la incorporación de más de 100 profesionales. Según ha explicado la entidad, este Grupo reunirá a más de 150 profesionales de todo el mundo especializados en la transición baja en carbono.
Este grupo, encabezado por Séverine Mateo, que cuenta con más de 20 años de experiencia en el asesoramiento a empresas, proporcionará acceso a todo el espectro de experiencia en el Grupo BNP Paribas incluidas las soluciones de energía limpia, movilidad y entorno construido. Además, el equipo apoyará y asesorará a los clientes corporativos en su transición hacia la descarbonización, la inversión en nuevos negocios, la compensación de su huella de carbono residual y la alineación de su estructura de capital en función de los requisitos de sostenibilidad; así como respaldará la innovación en proyectos aceleradores de esta transición en sus fases de escalado y desarrollo.
El Grupo de Transición a bajas emisiones de carbono movilizará una amplia gama de capacidades relevantes y una red de expertos en transición sostenible en todo el modelo integrado de BNP Paribas. En los últimos años, BNP Paribas ha desarrollado una gama completa de servicios dedicados a la transición, así como estrategias para canalizar los flujos financieros hacia proyectos y empresas que están construyendo un mundo bajo en carbono, con el propósito de contribuir a erradicar la crisis climática.
«Como miembro de la Alianza Bancaria Net-Zero, estamos decididos a fortalecer nuestra acción climática, con el fin de ayudar a nuestros clientes y a nuestro mundo a enfrentar los desafíos del futuro”, ha destacado Jean-Laurent Bonnafé, Director and Chief Executive Officer of BNP Paribas.
Además de la extensa gama de soluciones de banca corporativa e institucional, el Grupo también se apoyará en la competencia en movilidad de Arval, Leasing Solutions y Personal Finance; la experiencia en edificios de alto rendimiento de BNP Paribas Real Estate; los fondos sostenibles y temáticos de BNP Paribas Asset Management; la experiencia en inversiones de BNP Paribas Cardif y BNP Paribas Principal Investments; así como la experiencia en asesoramiento para clientes particulares a través de BNP Paribas Wealth Management y en clima y biodiversidad de BNP Paribas Company Engagement/CSR.