T. Rowe Price convierte 12 de sus fondos a responsables y amplía a 16 su gama de vehículos de inversión bajo el artículo 8 del SFDR

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Pixabay CC0 Public Domain. T. Rowe Price convierte 12 de sus fondos a responsables y amplía a 16 su gama de vehículos de inversión bajo el artículo 8

T. Rowe Price ha comunicado su decisión de convertir 12 de sus fondos de inversión en responsables, ampliando así a 16 su gama de vehículos de inversión clasificados bajo el artículo 8 del Reglamento de Divulgación EU Sustainable Finance Disclosures Regulation (SFDR).

Según explican desde la gestora, estos fondos responsables tienen como criterio promover características medioambientales y sociales mediante la integración de parámetros ESG. Esto se logrará, añade la firma, “a través de una gestión activa, excluyendo aquellos sectores o empresas cuyas actividades puedan ser consideradas perjudiciales para el medio ambiente o la sociedad”.

Para ello, T. Rowe Price aplicará una lista de exclusión y se descartarán determinadas empresas cuyas actividades comerciales impliquen ciertas armas (municiones de racimo, minas antipersonas, armas incendiarias, químicas, biológicas, nucleares y de asalto para uso civil), la producción de tabaco y de carbón, el entretenimiento para adultos y ciertas las actividades de juego.

Con ello, T. Rowe Price busca dar a los inversores la oportunidad de alinear sus inversiones con sus valores de responsabilidad. Los fondos reclasificados son: Responsible Asia Credit Bond Fund; Responsible Diversified Income Bond Fund; Responsible Emerging Markets Corporate Bond Fund; Responsible Euro Corporate Bond Fund; Responsible European High Yield Bond Fund; Responsible Global Aggregate Bond Fund; Responsible Global Investment Grade Corporate Bond Fund; Responsible US Aggregate Bond Fund; Responsible US Investment Grade Corporate Bond Fund; Responsible Asian ex-Japan Equity Fund; Responsible European Select Equity Fund; y Responsible European Smaller Companies Equity Fund.

Según explica la gestora, esta medida forma parte de los esfuerzos de T. Rowe Price en materia de ESG y se produce tras el registro en España en junio de 2021 de cuatro fondos responsables (bajo la Sicav III): Responsible Global Focused Growth; Responsible Global Growth; Responsible US Large Cap Growth; y Responsible US Large Cap Value.

Según Alfonso del Moral, responsable de T. Rowe Price en España y Portugal: «La ESG sigue ganando terreno en el mundo de la inversión y en T. Rowe Price llevamos varios años construyendo nuestras capacidades de inversión en materia de sostenibilidad. La reconversión de 12 de nuestros fondos a responsables es un paso más en la evolución natural de T. Rowe Price en materia ESG».

Los sólidos datos económicos y la inflación “transitoria” desmontan el argumento de la estanflación

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Pixabay CC0 Public Domain. Los datos económicos sólidos y la inflación “transitoria” desmontan el argumenta de la estanflación

La potencial subida de los precios de la energía a nivel mundial durante un período más largo ha hecho que se establezcan paralelismos con la década de 1970. En aquel momento, los precios del petróleo fueron muy volátiles durante un largo periodo y los salarios aumentaron en muchas economías occidentales. Genesis y Pink Floyd sonaban de fondo, pero según la visión de las gestoras, la música de ahora es diferente y la estanflación no es la melodía principal.

Según explica Simon Keane, experto en renta variable de Schroders, como resultado de aquellos años 70, varias de las grandes economías experimentaron estanflación, una combinación de desaceleración del crecimiento y aceleración de la inflación subyacente. “Esto se conoce a menudo como inflación por el lado de la oferta, que puede ocurrir cuando las economías tienen menos capacidad de la esperada como resultado de la escasez de mano de obra o de cuellos de botella, por ejemplo”, apunta Keane.

En opinión de DWS, si comparamos la situación actual con aquella crisis del petróleo, vemos que estamos ante fenómenos muy distintos. “Parafraseando la famosa frase que se atribuye, entre otros, a Maslow, para un martillo, todo son clavos, lo que puede ayudarnos a entender por qué últimamente se habla tanto de estanflación. Durante la década de los 1970, la inflación marcó máximos a consecuencia de las dos crisis del petróleo, poco antes de que el crecimiento se desplomase, lo que se tradujo en unas brechas de producción amplias y persistentes. Dicho de otro modo, mucha gente que quería trabajar no pudo encontrar empleo, en parte porque los sindicatos exigían unos salarios altos para proteger el poder de compra de los que sí tenían trabajo. El término estanflación surgió entonces para referirse a esta paradójica situación, caracterizada por unas tasas de inflación y de desempleo persistentemente altas”, explican desde la gestora. 

Según Olivier de Berranger, director de gestión de activos en La Financière de l’Echiquier (LFDE), la situación actual es radicalmente distinta. Según explica, “la demanda mundial da muestras de gran fortaleza, sobre todo en los países desarrollados, y es precisamente esta sobredemanda, en un contexto de oferta temporalmente restringida a causa de las secuelas de la crisis del coronavirus, lo que provoca la inflación. Además, resulta difícil hablar de estancamiento de la actividad económica con un crecimiento mundial que se cifra en el 4,5% en 2022 y que rozará el 6% este año”.

“Los datos económicos han seguido siendo sólidos. Vemos un crecimiento económico robusto hasta 2022, mientras que la inflación se modera hasta una tasa superior a la anterior a la pandemia. La justificación de nuestra hipótesis de crecimiento se basa en que los responsables políticos mantienen su postura de apoyo, así como en que el ahorro de los consumidores sigue siendo elevado y los balances de las empresas privadas están saneados”, añaden James Beaumont, Head of Multi Asset Portfolio Management de Natixis IM, y Nuno Teixeira, Head of Cross-Asset Diversified Beta Solutions de Natixis IM.

De todas formas, Berranger reconoce que  estamos ante una ralentización de la actividad más fuerte y más precoz de lo previsto, lo que está suscitando inquietud, pero no justifica calificarlo de estanflación. “La escasez de energía, una inflación que terminará erosionando la demanda, el riesgo inmobiliario chino y las perturbaciones de las cadenas de producción y suministro son elementos que enfrían los ánimos de los inversores. Todo ello lleva a preferir las acciones de crecimiento visible y a dar la espalda a las acciones más cíclicas, que tienen un perfil más value. Así, mientras que algunos sectores que cotizan con descuento (como la banca o la energía) monopolizan las primeras posiciones aupados por la subida de los tipos y la escalada de los precios de las materias primas, otros (como el turismo y los bienes de equipo) se sitúan en el furgón de cola debido a las inquietudes que pesan sobre la pervivencia del ciclo económico”, añade.

Respecto al papel que juega el mercado laboral y los salarios, ya que, actualmente, preocupa a los economistas que la mano de obra se ha reducido desde la crisis del COVID-19. “Si la mano de obra se ha reducido realmente en EE.UU., hay menos capacidad disponible en términos de brecha de producción. La brecha puede ser más pequeña de lo que quizás nos imaginamos y eso podría significar que la inflación subyacente sea más duradera», explica Keith Wade, economista jefe de Schroders. Sin embargo, los datos no muestra este aumento de desempleo ni falta preocupante de mano de obra.

Posibles escenarios

Para Keane analizar si podemos caer en esa misma dinámica constituye una posibilidad marginal: “Si no se lleva a cabo una gestión económica adecuada, existe el riesgo de que se produzca un aumento de los salarios y los precios, la denominada espiral de precios salariales a la que se refería el economista jefe del FMI, Gita Gopinath, a principios de octubre. En este caso, las expectativas de inflación se convierten en una profecía autocumplida. Los precios suben – o se desanclan- como resultado.  En la actualidad, algunos elementos de la inflación subyacente, que aumentaron con la reactivación de la economía estadounidense a principios de año (coches de segunda mano, billetes de avión y ropa, por ejemplo), se han moderado, lo que da motivos para el optimismo”.

Una reflexión en que también coincide Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers, quien ve en la estanflación “el escenario menos probable”. En sus palabras: “Existe el riesgo de recesión, pero un cambio persistente a la baja en el crecimiento y un cambio al alza en la inflación parece ser una opción muy poco probable. El consenso estima un crecimiento del PIB del 4% en Estados Unidos y la zona euro el próximo año. Prefiero apostar por eso y una moderación de la inflación que por volver a los años 70”.

Por otro lado, según Iggo, “en el peor de los casos”, el escenario más probable sería, que ante “la acumulación de  evidencia sobre el incremento de la inflación”, los responsables de la política monetaria decidan “ajustar las condiciones de manera mucho más rápida y agresiva” que la prevista. “Esto provocaría un aumento en los tipos de interés reales y las primas de riesgo, endureciendo las condiciones financieras y reduciendo expectativas de crecimiento y beneficios. Sería una recesión clásica impulsada por la inflación y los tipos de interés”, concluye el experto.

La industria de gestión de activos reclama su papel como nexo entre la inversión y la transición ecológica

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Pixabay CC0 Public Domain. La industria de gestión de activos reclama su papel como nexo entre la inversión y transición ecológica

En esta primera semana de la COP26 se ha puesto de manifiesto el papel relevante que juega el sector financiero para canalizar parte de los recursos económicos necesarios para cumplir los objetivos en la lucha contra el cambio climático y en la transición hacia la sostenibilidad. 

Ese papel se concreta en hacer más ecológico el sistema financiero, mejorando su resistencia a los riesgos relacionados con el clima y el medio ambiente, y fomentando el aumento de los flujos de financiación necesarios para apoyar la transición hacia una economía sostenible, según Chris Kaminker, responsable de Inversión Sostenible de Lombard Odier. “Se está prestando cada vez más atención a los riesgos relacionados con la naturaleza y el clima, lo cual es nuevo y muy importante”, añade. 

Para su colega Thomas Hohne-Sparborth, responsable de Sustainability Research de Lombard Odier, el sector financiero, en muchos sentidos, es un aliado natural del movimiento climático. “El cambio climático no es sólo un problema medioambiental, sino también económico. El cambio climático plantea crecientes riesgos físicos y de responsabilidad civil para las empresas, y los costes ocultos de la contaminación atmosférica y otros peligros medioambientales actúan como un lastre para nuestros sistemas sanitarios, la sociedad y la economía. A medida que las tecnologías verdes se vuelven más rentables y el comportamiento de los consumidores cambia, las empresas que no se adapten a la rápida descarbonización se enfrentarán a crecientes riesgos transitorios, y se verán excluidas de las oportunidades que se generen de esta transición. Por lo tanto, el sector financiero tiene un fuerte incentivo natural para fomentar la rápida descarbonización y transformación de las empresas en las que invierte y de la economía en general”.

Inversión y transición ecológica

En opinión de Adrienn Sarandi, director de Renta Fija ESG de Janus Henderson, los mercados financieros tendrán que facilitar, mediante la asignación de capital, la transición a un modelo económico sostenible. “Los gobiernos y los reguladores tendrán que proporcionar las señales e incentivos adecuados para que los mercados de capitales financien esta transición. Se calcula que necesitamos invertir al menos 120-150 billones de dólares para la transición a un mundo con bajas emisiones de carbono de aquí a 2050”, comenta Sarandi. 

Este trabajo de transitar hacia menos emisiones puede suponer que los inversores comiencen a evitar aquellas empresas que están más rezagadas o tengan un mayor trabajo por delante. En opinión de Samuel Grantham, Investment Manager Fixed Income de abrdn, es importante no evitar sectores de forma precipitada. “Sea cual sea el sector o la empresa, en la transición hacia una economía de cero neto, debemos asegurarnos de que el capital se asigna donde se necesita y donde puede tener el mayor impacto. Nadie debe quedarse atrás”, apunta con una visión constructiva.

Hablando en términos de activos, Ostrum Asset Management, firma afiliada a Natixis IM, considera que los bonos verdes, en particular, son bonos que guían a los fondos hacia proyectos con un impacto positivo en el clima y el medio ambiente, son un activo clave para aunar inversión y transición ecológica. Según su visión, otro activo que aúna inversión y transición ecológica son los bonos sostenibles, cuyo desempeño está indexado con métricas establecidas que promueven la neutralidad de carbono de los emisores, son también herramientas interesantes.

Los bonos verdes se han convertido en una clase de activo obligatoria para los inversores interesados en poner en práctica estrategias bajas en carbono. El 2021 ya ha demostrado ser un año récord, con nuevos temas relacionados con la sostenibilidad que se estima alcancen cerca de 900.000 millones de dólares en valor, incluyendo más de 400.000 millones de dólares en bonos verdes. Este impresionante crecimiento puede atribuirse a continuos temas gubernamentales, por ejemplo, en Italia y España, junto con factores de bonos corporativos. Además, se espera que esta tendencia se siga fortaleciendo en los próximos años: la Unión Europea por sí sola planea emitir unos 250.000 millones de euros en bonos verdes en los próximos años. La oleada verde ha llegado para quedarse, y nuestros criterios para seleccionar bonos necesitan volverse más estrictos”, señala Olivier Vietti, gestor de carteras de renta fija senior en Ostrum AM.

Una visión que también comparte Grantham: “Al desarrollar fondos de bonos que buscan ayudar a la transición hacia una realidad cero neto, pueden ayudar a canalizar el capital donde más se necesita. Para los inversores, esto crea oportunidades para poner su dinero a trabajar en las áreas más necesitadas, al tiempo que buscan asegurar su propio futuro financiero.

Los responsables políticos también están ayudando. Por ejemplo, en marzo la UE puso en marcha su Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR). Esto obliga a los participantes en el mercado financiero y a los asesores a proporcionar información más detallada sobre la sostenibilidad. El objetivo es dar a la población la información crítica que necesita para tomar decisiones de inversión en línea con sus objetivos de sostenibilidad.

Por último, un tema clave en la agenda de la COP26 está siendo las emisiones de carbono. Según Andrew McCaffery, CIO Global de gestión de activos de Fidelity International, es necesario ponerles un precio para alcanzar la neutralidad. En este sentido, argumenta que, con un precio de alrededor de 3 dólares por tonelada, el precio internacional del carbono sigue siendo demasiado bajo para instigar un cambio y tiene que subir. “El FMI espera que los precios internacionales alcancen los 100 dólares por tonelada en 2030, (lo que podría ser incluso una estimación conservadora si la inflación se mantiene en niveles elevados. En mayo, el precio del carbono en la UE alcanzó un récord de 50 dólares por tonelada en previsión de los impuestos al carbono, un 50% más que a comienzos de 2021, y desde entonces ha seguido subiendo, dado que el bloque trata de incorporar más sectores a sus marcos de precios del carbono”, señala.  

Un compromiso también de la industria

No se trata solo de activos e inversiones, también de la actitud proactiva de la industria. El ejemplo más evidente de todo esto es el compromiso que han alcanzado más de 450 entidades bancarias para destinar 130 billones de dólares durante las próximas tres décadas a actividades que contribuyan a descarbonizar la economía y a reducir las emisiones de CO2, así como las suyas propias. Hasta el momento, 35 países acordaron acciones obligatorias para garantizar que los inversores tengan acceso a información fiable sobre el riesgo climático para orientar sus inversiones hacia áreas más ecológicas. Para canalizarlo, se ha puesto en marcha la creación de un nuevo organismo internacional: el Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB).

Desde la Asociación Europea de Fondos de Inversión y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés) han aplaudido y apoyado esta iniciativa, y destacan que la industria de gestión de activos está dispuesta a “participar activamente en su gobernanza y su labor técnica”, a medida que se vaya desarrollando. Según sostiene Efama, los gestores de activos aún no pueden integrar plenamente las consideraciones relativas al cambio climático en sus decisiones de inversión, debido a la fragmentación global de la información relacionada con el clima, la modesta comparabilidad de la información divulgada y la ausencia de un marco único y global de información obligatoria.

“Es esencial que la ISSB se centre en la convergencia de las numerosas normas existentes en una base común para un marco obligatorio de información sobre sostenibilidad a nivel mundial. Dado que algunas jurisdicciones, como la UE con su organismo de normalización EFRAG, pueden adoptar marcos más ambiciosos, elogiamos el anuncio del ISSB de un mecanismo de coordinación formal con dichas jurisdicciones. En este contexto, también nos gustaría que el ISSB se comprometiera a ampliar el enfoque de las NIIF sobre la materialidad en los informes de sostenibilidad, incluyendo los impactos climáticos positivos y negativos de las empresas, además del impacto de los riesgos medioambientales en las empresas; es decir, la doble materialidad”, reclaman desde Efama.

A esto se suma otra iniciativa puesta en marcha esta semana, la  Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ, por sus siglas en inglés), que estará liderada por Mark Carney, ex gobernador del Banco de Inglaterra. Según se ha explicado esta semana, los miembros de la GFANZ están obligados a establecer objetivos sólidos y de base científica a corto plazo en los 12-18 meses siguientes a su adhesión, y más de 90 de las instituciones fundadoras ya lo han hecho. Uno de sus principales objetivos es apoyar a los países en desarrollo y a los mercados emergentes.

Deirdre Cooper (Ninety One): “La descarbonización es compleja porque la correlación entre las emisiones de carbono y el PIB es superior al 90%”

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Pixabay CC0 Public DomainDeirdre Cooper, Ninety One. Deirdre Cooper, Ninety One

“Estamos en el ojo del huracán”. Así lo explicó Deirdre Cooper, co-responsable de renta variable temática dentro del equipo de Multiactivos y co-gestora de la estrategia Global Environment de Ninety One, durante la celebración del foro “Investing for a World of Change”, organizado por la gestora coincidiendo con la COP 26, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En la opinión de Deirdre, este es un momento único en el que los gestores de activos tienen un enorme papel que desempeñar en la financiación de la transición energética.

En el evento, la experta habló con José Sáinz, director financiero de Iberdrola, una empresa de electricidad centrada en la transición hacia las energías renovables. Dentro de su sector, Iberdrola ha sido una de las empresas que más rápido ha actuado, con una comprensión real de lo importante que es el cambio climático. Cerca del 65% de su capacidad es energía renovable y anualmente invierten alrededor de 10.000 millones dólares en energía eólica y solar. Para poner en contexto esa cifra de 10.000 millones, la financiación global del clima es de unos 700.000 millones de dólares, con lo que Iberdrola es una parte importante en el proceso de financiación de la descarbonización a nivel mundial. Con esta inversión la empresa incrementa su capacidad de almacenamiento en energías renovables y mejora el alcance de sus redes eléctricas para distribuir electricidad verde a hogares, fábricas y edificios. En la opinión de Deirdre Copper, son precisamente las empresas que, al igual que Iberdrola, están invirtiendo para descarbonizar, las que están en el ojo del huracán, pues deben realizar esta transición de una forma inclusiva, tener en cuenta a todas las partes implicadas y mantener su vida útil.

En los próximos cinco años será necesario duplicar la inversión, y en los siguientes diez habrá que triplicarla. Según José Sáinz, las inversiones deben ser mayoritarias, tienen que venir del sector privado y deben estar impulsadas por el sector regulador, que debe establecer un marco predecible y atractivo para que se materialice la inversión con unas reglas transparentes y consistentes. Otro elemento que los gobiernos deben mejorar, en especial en los mercados emergentes, es la burocracia relacionada con la inversión que en ocasiones crea frustración para los inversores. Además, es importante apoyar aquellas tecnologías que suponen un cambio en las normas del juego, por ejemplo, el hidrógeno.

Iberdrola todavía produce un 35% de su electricidad a través de combustibles fósiles. Debido a la forma en que muchos gestores puntúan y miden la exposición a emisiones de carbono en sus carteras, muchos de ellos no considerarían Iberdrola en sus estrategias con factores medioambientales. Sin embargo, en Ninety One consideran que no sólo se puede invertir en carteras con bajas emisiones de carbono, sino que para impulsar la descarbonización se debe invertir en empresas que tengan un compromiso con la transición energética. Si se tiene únicamente en cuenta la intensidad de la huella de carbono, el ratio de emisiones de carbono generadas por ingresos, una empresa como Iberdrola duplica las emisiones recomendadas por el mercado. Pero esta métrica no está teniendo en cuenta los 10.000 millones de dólares anuales que Iberdrola está invirtiendo anualmente en energía renovable, no sólo en España, sino en Reino Unido, México, Brasil y Polonia. La eléctrica está impulsando la transición en todo el mundo, pero no puede cerrar sus centrales eléctricas que siguen generando energía con combustibles fósiles de golpe, sino que debe hacerlo de forma progresiva. Por eso, a pesar de que su intensidad de carbono es elevada, en Ninety One se sienten perfectamente cómodos manteniendo la posición en su cartera.  

En la estrategia Global Environment de Ninety One no se centran tanto en la intensidad de carbono como en empresas con una menor intensidad de carbono que sus pares comparables. El equipo gestor examina empresas dentro del universo de renta variable global para encontrar aquellas empresas que tienen el potencial de descarbonizar y que están en sectores que realmente están ayudando a impulsar la transición hacia un mundo con menos emisiones de carbono.

Asimismo, los gestores de Ninety One trabajan de forma conjunta con el Carbon Disclosure Project, que es un proyecto que abarca la mayor base de datos sin ánimo de lucro del mundo sobre informes de carbono, para encontrar empresas dentro de los sectores vinculados a la transición energética que han reducido las emisiones de carbono, con productos y servicios que emiten menos carbono que sus pares comparables y que, por lo tanto, están invirtiendo para ayudar a impulsar la transición.

Por eso, no sólo se fijan en el sector eléctrico, también se enfocan en las empresas automovilísticas y observan si los vehículos que producen tienen menores emisiones que la media o si están creando nuevos vehículos para descarbonizar el transporte. También tienen su foco en las empresas que son proveedoras de soluciones para edificios ecológicos y en fábricas que sean más eficientes en comparación con la tecnología. Además, dentro del sector agrícola, apuestan por aquellas empresas que contribuyen a impulsar alternativas al consumo de carne de vacuno y cordero con menores emisiones de carbono y que ayudan a producir alimentos más sostenibles.

Hace dos décadas, el universo de la descarbonización se limitaba a paneles solares y biocombustibles. Ahora, se está pensando en alimentos alternativos para animales, por ejemplo, recientemente se ha comenzado administrar al ganado vacuno pastillas de ajo para reducir sus emisiones de metano. Esta medida se percibe como una cuestión provisional, puesto que es muy difícil que se pueda sostener un mundo que consuma la misma cantidad de alimentos.

La transición hacia la descarbonización es especialmente compleja porque la correlación entre las emisiones de carbono y el PIB es superior al 90%. Se debe romper por completo la forma en la que funciona la economía mundial y rehacerla nuevamente. Existe un alto riesgo en la transición hacia modelos de negocio que emitan menos carbón, pero también existe un alto potencial en las oportunidades de transición.

En muchos sentidos, la transición energética es mucho más disruptiva que la revolución en la industria tecnológica, porque tiene que cambiar la forma en la que funciona la economía. Las empresas que descubren cómo hacerlo tienen un enorme potencial para impulsar los rendimientos en las carteras de inversión.

COP26: un encuentro decisivo para acelerar la reducción de las emisiones

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Fredrika Carlsson Glasgow COP26
Pixabay CC0 Public DomainFredrika Carlsson. Fredrika Carlsson

La COP26 brinda a los gobiernos una oportunidad perentoria para dar un fuerte impulso a la transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono y encontrar formas mejores y más rápidas de mitigar el impacto del ser humano sobre el clima y la naturaleza. Concretamente, constituye una oportunidad para acelerar lo que sabemos que funciona: infraestructuras renovables, poner precio a las emisiones de carbono, regulaciones específicas para cada sector y normas de ámbito mundial.

También es una oportunidad para avanzar con decisión en lo que necesitamos que funcione: almacenamiento barato y escalable para los días sin producción de energías renovables, el hidrógeno como alternativa para el transporte pesado y la industria, y convencer a los consumidores para que cambien su forma de comprar, comer, conducir, invertir sus ahorros y calentar su casa.

Es necesario poner precio a las emisiones de carbono para alcanzar la neutralidad y llegar aún más lejos

Resulta difícil cuantificar qué coste tiene el dióxido de carbono para el planeta. Así pues, fijar un precio para el carbono que sea homogéneo en todo el mundo es un primer paso crucial que ayudará a integrar la descarbonización en la toma de decisiones de los políticos, las empresas, los inversores y los consumidores. De hecho, sin este sistema de «el que contamina, paga», será imposible reducir rápidamente las emisiones de carbono del mundo, y más aún superar la neutralidad para tener un saldo de carbono negativo. Por sí sola, la neutralidad en emisiones no impedirá que sigan subiendo los niveles absolutos de carbono, pese a que hoy en día se considera la forma más pragmática de limitar el calentamiento a 1,5 grados.

Más de 40 países ya han puesto precio de alguna forma a las emisiones de carbono. El régimen de comercio de emisiones (ETS) de la Unión Europea (UE), con sus 16 años de existencia, se amplió en 2021 junto con los impuestos al carbono en función de cada sector, mientras que el Reino Unido lanzó su propio sistema este año. China también ha lanzado un ETS, pese a seguir invirtiendo en nuevos proyectos de carbón. Algunos estados de EE.UU., como California y Washington, han puesto en marcha sistemas de limitación y comercio. Estos ejemplos son alentadores, pero será necesaria una mayor coordinación internacional —respaldada por las grandes potencias— para que los precios del carbono tengan un impacto real sobre las emisiones.

Los precios del carbono deben subir, a pesar de la inflación

Con un precio de alrededor de 3 dólares por tonelada, el precio internacional del carbono sigue siendo demasiado bajo para instigar un cambio y tiene que subir. Eso parece cada vez más probable. El FMI espera que los precios internacionales alcancen los 100 dólares por tonelada en 2030 (lo que podría ser incluso una estimación conservadora si la inflación se mantiene en niveles elevados) (1). En mayo, el precio del carbono en la UE alcanzó un récord de 50 dólares por tonelada en previsión de los impuestos al carbono, un 50% más que a comienzos de 2021, y desde entonces ha seguido subiendo, dado que el bloque trata de incorporar más sectores a sus marcos de precios del carbono (2).

Damos la bienvenida a estas subidas, hasta cierto punto. Si se producen de forma demasiado rápida y acusada, crearán presiones inflacionistas que podrían dañar la confianza en la transición energética. La reducción de las inversiones en combustibles fósiles también provocará presiones en los precios hasta que las energías limpias tengan más peso en el mix, algo que ya estamos viendo con el aumento de los precios del gas. Sin embargo, los costes de explotación en sectores como los suministros públicos están descendiendo espectacularmente a medida que se construyen nuevos activos renovables. Y los beneficios sociales y económicos de un mundo más limpio con menos contaminación atmosférica, menos vertidos de petroleros y mayor seguridad energética (con un menor riesgo de colas en las gasolineras) son obvios.

Muchas empresas ya cuentan con un mecanismo interno para el carbono y la última encuesta a analistas de Fidelity reveló que estos esperan que un tercio de las empresas que cubren adapten sus modelos de negocio durante los próximos tres años en previsión de un precio futuro del carbono. Tres cuartas partes de los analistas del sector energético de Fidelity creen que los precios del carbono serían la política más eficaz para ayudar a las empresas de sus sectores a alcanzar las cero emisiones netas.

Este liderazgo de las empresas debería dar a los gobiernos la confianza de que la COP26 es el sitio adecuado para diseñar un sistema internacional para las emisiones de carbono (3). Otras áreas en las que es vital alcanzar un acuerdo son el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles y los incentivos a la electricidad de fuentes renovables, sobre todo en los mercados en desarrollo; e invertir en tecnologías vitales que todavía no se pueden desplegar plenamente, como las baterías y el hidrógeno.

Las tecnologías de la información tienen un papel protagonista en la transición. Pueden ayudar a la red a gestionar las cargas variables usando algoritmos. Pueden ayudar a los gobiernos, empresas y hogares a medir su huella de carbono, reduciéndola lo máximo posible y compensando lo que no se puede eliminar. Pueden mejorar la verificación de los datos y crear nuevos mercados de carbono. Pero no pueden resolverlo todo.

Se necesitan políticas coordinadas

Muchos sectores necesitarán intervenciones de las autoridades para llegar a las cero emisiones netas. Los inversores como Fidelity International pueden, y así lo hacen, dialogar activamente con las empresas en torno a la transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono. Tenemos objetivos de cero emisiones netas, invertimos en soluciones contra el cambio climático y estamos trabajando para reducir las emisiones dentro de nuestras carteras sin escurrir el bulto. Sin embargo, al final se necesitarán políticas coordinadas de las autoridades para hacer la transición con rapidez y escala, ya sea a través de legislación, incentivos, gasto público o una combinación de las tres.

Los mercados voluntarios para comerciar con carbono son un comienzo, pero los inversores necesitan reglas universales para medir las emisiones, así como una contabilidad climática y unos estándares de inversión reconocidos en todo el mundo, sobre todo para los bonos verdes. Los enfoques regionales no funcionarán, sobre todo en países donde existe una menor voluntad política para hacer la transición. Como decíamos, la COP26 brinda una oportunidad para hacer que este enfoque global sea una realidad.

Incorporar los precios del carbono a las carteras creará una hoja de ruta para otras materias primas «gratuitas», como el agua y la biodiversidad. Aunque esto podría tener un efecto inflacionista a corto y medio plazo, los costes para la vida y los medios de subsistencia derivados de la inacción serán infinitamente más caros. La década de 2020 será un periodo decisivo en el que la humanidad o bien actuará para preservar el planeta o bien se arriesga a sellar un destino muy diferente. La COP26 es una oportunidad para asegurarnos de que optamos por lo primero.

 

Tribuna de Andrew McCaferry, CIO global del área de gestión de activos de Fidelity International.

 

Anotaciones:

(1) Fuente: Bloomberg Green: Carbon Market Outlook: Bank of England Sees Prices Tripling With Push on Climate, Bloomberg; FMI: A Proposal to Scale Up Global Carbon Pricing, Blog del FMI

(2) Fuente: EU carbon price hits record €50 per tonne on route to climate target, EURACTIV.com

(3) Nota: Las negociaciones del artículo 6 (del Acuerdo de París) propician una oportunidad para crear un código mundial para los mercados de carbono

 

Nota: Este artículo se publicó originalmente en Business Times el 30 de octubre de 2021

 

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AXA IM renombra sus fondos más enfocados en ESG para simplificar su gama sostenible

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AXA IM
Foto cedidaHans Stoter, director global de AXA IM Core.. Hans Stoter, director global de AXA IM Core

AXA Investment Managers (AXA IM) ha anunciado el cambio de nombre de sus fondos más centrados en ESG. Según ha explicado la gestora, incluirá la palabra ACT en el nombre oficial de cada fondo, para simplificar su gama para los distribuidores e inversores finales.

Con esta decisión logra que la denominación ACT identifique los fondos que cumplen objetivos de sostenibilidad en torno a cuestiones como el cambio climático, la desigualdad o el capital social, con el fin de lograr los mejores resultados posibles relacionados con los criterios ESG y los ODS de Naciones Unidas. «La incorporación del nombre común ACT proporciona una clara identificación, facilitando la comparación de los diferentes productos a nivel de integración ESG», concluyen desde AXA IM.

Al comentar el cambio de nombre de los fondos y estrategias, Hans Stoter, director global de AXA IM Core, ha declarado: «Tanto los clientes como los reguladores piden cada vez más transparencia y simplicidad a las gestoras de activos a la hora de ayudar a los inversores a entender cómo comparar los diferentes productos ESG. Creemos que una categorización más clara de nuestra oferta contribuirá a solucionar esto. En concreto, la aplicación de un nombre común a todos los productos que se encuadran en nuestra categoría ESG más estricta pretende ayudar a nuestros clientes a identificar fácilmente estos fondos y tener claros los criterios».

El cambio de nombre se producirá gradualmente, en distintas oleadas que ya comenzaron en agosto y septiembre de 2021. Actualmente, como parte de la primera oleada, siete fondos han sido rebautizados: AXA WF Framlington Human Capital pasa a ser AXA WF ACT Framlington Human Capital; AXA WF Framlington Social Progress pasa a ser AXA WF ACT Framlington Social Progress; AXA WF Multi Asset Optimal Impact pasa a ser AXA WF ACT Multi Asset Optimal Impact; AXA WF Global Green Bonds pasa a ser AXA WF ACT Global Green Bonds; AXA WF US High Yield Bonds Low Carbon pasa a ser AXA WF ACT US High Yield Bonds Low Carbon; AXA WF US Corporate Bonds pasa a ser AXA WF ACT US Corporate Bonds Low Carbon; y AXA WF Framlington Clean Economy pasa a ser AXA WF ACT Framlington Clean Economy.

Atravesando máximos

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Buena parte de los debates que se han producido en los mercados financieros en los últimos meses han tratado sobre máximos: de tasas de crecimiento económico, de tasas de infección por COVID-19 y (más recientemente) de tasas de inflación. Esto tiene mucho sentido. El crecimiento, la COVID-19 y la inflación son factores clave para la economía global y los mercados financieros, cuyo enfoque es prospectivo. Por tanto, el foco suele situarse en qué sucederá en el futuro —¿está mejorando o empeorando la situación?, ¿está mejorando o empeorando más rápido o más lentamente? —, más que en lo que está sucediendo ahora mismo.

Sin embargo, centrarse en la tercera (o incluso cuarta) derivada de una variable no siempre es útil. Por ejemplo, numerosos indicadores de confianza empresarial y económicos alcanzaron máximos en el segundo trimestre y han descendido desde entonces, si bien permanecen en niveles elevados en términos históricos. Creemos que estas series de datos son los indicadores más oportunos de las perspectivas para el crecimiento económico y, por ende, su descenso es una fuente de inquietud: el crecimiento se está ralentizando, por lo que es de esperar que la deuda pública evolucione adecuadamente y se produzcan oleadas de ventas de activos de riesgo.

Sin embargo, los mercados en realidad no han evolucionado de manera síncrona con los datos este año, muy probablemente por las extraordinarias circunstancias económicas que nos han rodeado: los índices de confianza subieron a máximos a comienzos de este año, pues se esperaba que las economías se recuperaran a gran velocidad tras los confinamientos.

Así fue y ahora el crecimiento ha comenzado a moderarse según la situación se aproxima a la normalidad. Sin embargo, esta moderación no significa necesariamente que la expansión económica haya finalizado; además, lo más probable es que el descenso de los índices de confianza no refleje los crecientes riesgos de recesión, como a menudo ha sido el caso en el pasado.

En resumen, centrarse demasiado en las variaciones de la tasa de crecimiento nos distrae del hecho de que esta se mantiene en un nivel saludable. Además, debido al estado muy poco habitual de la economía global, es poco probable que los índices de confianza puedan predecir —como solían hacer— cuándo el ciclo económico comienza a llegar a su fin. La clave que en ocasiones pasa desapercibida es que, en la mayoría de las economías desarrolladas, el crecimiento económico ha sido robusto y las perspectivas siguen siendo sólidas. Pensamos que esta situación brinda un entorno favorable para los activos de riesgo y supone que los bancos centrales pueden comenzar a retirar gradualmente el respaldo de emergencia que han brindado en respuesta a la pandemia.  

De manera similar, las curvas de las tasas de infección por el virus de la COVID-19 han sido el foco de muchos inversores —y de un ejército creciente de estadísticos epidemiólogos de salón—. El aumento de las infecciones ha sido motivo de preocupación para los inversores, así como para la humanidad. Sin embargo, el impacto económico del aumento de las infecciones se ha cambiado por el incremento de las tasas de vacunación, que ha alterado el vínculo entre las infecciones y las hospitalizaciones y los fallecimientos. Además del hecho de que las olas de infección han sido muy diferentes entre países, el impacto económico de estas también está siendo distinto, lo cual significa que el intento de desarrollar una tesis de inversión basada en las tasas de infección por el virus de la COVID-19 es cada vez más difícil.

El otro máximo que analizan los inversores es el de la inflación. A pesar de los datos muy elevados, no está claro si todavía nos encontramos en el punto álgido, ya que los datos de inflación continúan sorprendiendo al alza. Asimismo, incluso aunque ya hayamos superado el pico, numerosos economistas esperan ahora que los datos interanuales se mantengan en los niveles actuales durante otros 9 a 12 meses. En lugar de pronosticar un repunte brusco, el consenso apunta más a una meseta desde la cual solo descenderemos en la segunda mitad de 2022. El problema de la inflación no es tanto si hemos superado máximos, sino durante cuánto tiempo la inflación seguirá siendo elevada y si esta situación impulsará al alza las expectativas al respecto y obligará a los bancos centrales a actuar.    

El asunto es que, en estos tiempos extraños, es posible que el intento de determinar el punto de inflexión en diferentes tendencias no sea un ejercicio útil. Probablemente, sea mejor centrarse en cosas que podamos saber con más certeza: las perspectivas económicas siguen siendo positivas, la pandemia de COVID-19 sigue presentando riesgos a la baja y los elevados niveles de inflación parecen transitorios, aunque los inversores deberían estar atentos por si los bancos centrales empiezan a preocuparse en caso de que se mantengan estos datos durante demasiado tiempo. 

En lo que respecta a nuestras opiniones sobre el mercado, mantenemos posiciones largas en activos de riesgo (crédito corporativo, RMBS de no agencias de mayor tir, mercados emergentes) debido a las perspectivas económicas positivas y los sólidos fundamentales y a pesar de que los diferenciales de crédito son estrechos en términos históricos. Creemos que las tires de la deuda pública subirán a medida que los bancos centrales atisben la retirada paulatina de los estímulos, aunque no prevemos una liquidación desordenada.

Gráfico 1: Rentabilidad de los activos desde comienzos de año

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Nota: rentabilidad en USD. Fuente: Bloomberg. Datos a 31 de agosto de 2021. Los índices se facilitan con fines meramente ilustrativos y no es su objetivo describir la rentabilidad de una inversión concreta. La rentabilidad pasada no es garantía de resultados futuros. Consulte el apartado Información importante que figura abajo para conocer las definiciones de los índices.

 

Gráfico 2: Variaciones mensuales de monedas frente al USD

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Nota: una variación positiva indica apreciación de la moneda con respecto al USD. Fuente: Bloomberg. Datos a 31 de agosto de 2021.

Gráfico 3: Variaciones mensuales considerables de las rentabilidades a 10 años y los diferenciales

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Fuente: Bloomberg, JPMorgan. Datos a 31 de agosto de 2021.

 

Perspectiva para la renta fija

Por una vez, agosto fue un mes relativamente tranquilo para los mercados, como se supone que debe ser. La renta variable siguió subiendo, los diferenciales de crédito se mantuvieron prácticamente sin cambios y las rentabilidades de la deuda pública de mercados desarrollados avanzaron moderadamente. La actitud optimista se mantuvo a pesar de algunas reuniones importantes de los bancos centrales —en particular, la reunión anual virtual de la Reserva Federal de Estados Unidos en Jackson Hole—, que los datos económicos fueran dispares o negativos y que las cifras de inflación continuaran sorprendiendo sustancialmente al alza. ¿Por qué los mercados se mostraron tan calmados?

En nuestra opinión, la razón principal es que, si bien los datos económicos se han moderado rápidamente, aún son acordes con fuertes niveles de crecimiento económico. En particular, son las encuestas económicas prospectivas las que se han moderado con fuerza. Sin embargo, todavía se encuentran en niveles conformes con una expansión económica saludable, si bien siempre se esperó cierta moderación, ya que anteriormente alcanzaron máximos históricos. El muy rápido ritmo de recuperación tras los confinamientos no se podía sostener para siempre y, en cierto modo, las tasas de crecimiento actuales más lentas reflejan simplemente hasta qué punto las economías ya han podido recuperarse.

El mismo panorama de crecimiento positivo se puede observar en los mercados de renta variable, donde los beneficios correspondientes al segundo trimestre generalmente superaron las expectativas, lo que proporciona una justificación fundamental para la sólida rentabilidad de la renta variable observada hasta la fecha. Los mercados de crédito se han visto respaldados por el desplome de las quiebras y, en la mayoría de los casos, los balances de las empresas y de los hogares se encuentran en las mejores condiciones en años —gracias a la generosidad mostrada por los gobiernos en respuesta a la crisis—. Además, los bancos centrales siguen comprometidos con mantener condiciones de liquidez expansivas.

Por supuesto, la historia no es de color rosa en todas partes, ya que la variante delta del virus de la COVID-19 está generando niveles crecientes de infección incluso en economías desarrolladas con altas tasas de vacunación. Es el caso agravado de Estados Unidos, donde el irregular programa de vacunación y las limitadas medidas de distanciamiento social hacen que el aumento de las infecciones esté causando otra ola de hospitalizaciones y muertes, lo que no está sucediendo en Europa, donde las tasas de vacunación ahora superan a las de Estados Unidos. La consecuencia para los mercados ha sido que la Reserva Federal modere su actitud restrictiva, pero no es el único banco central que ha relajado las medidas a causa de la pandemia; por ejemplo, el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda decidió no subir los tipos debido a los nuevos confinamientos derivados de los nuevos brotes de coronavirus.

Sin embargo, en general, los bancos centrales están considerando cómo y cuándo retirar las extraordinarias medidas de política que tomaron en respuesta a la COVID-19. La Reserva Federal discutió este extremo en su reunión de agosto y el Banco Central Europeo lo hará en su reunión de septiembre, por lo que básicamente no existe ningún banco central que no haya comenzado a retirar los estímulos o no hable sobre cómo lo hará. Aparte de algunas subidas muy modestas en las rentabilidades durante el último mes —y una cierta ampliación de los diferenciales de la deuda soberana europea—, estas circunstancias realmente no han inquietado a los mercados.

¿Por qué? Desde la perspectiva de los activos de riesgo (acciones, crédito, etc.), los mayores rendimientos responden a la mejora de los fundamentales macroeconómicos; si bien no son útiles por sí mismos, el impulso de un mejor contexto macroeconómico es más importante. En segundo lugar, los mercados ya se han anticipado a la normalización de la política de los bancos centrales, por lo que, en la medida en que estos no se muevan más rápido de lo que los inversores han descontado, las rentabilidades no deberían subir más. En tercer lugar, como se mencionó anteriormente, parece claro que los bancos centrales relajarán las medidas restrictivas si perciben algún riesgo para la economía, derivado de la COVID-19 o de otros eventos.

¿Qué podría amenazar esta perspectiva positiva? Un riesgo obvio es la inflación, dadas las grandes sorpresas inflacionarias al alza que se han producido en todos los ámbitos este año, lo que podría representar una amenaza para los mandatos de estabilidad de precios de los bancos centrales. Hasta ahora, los bancos centrales se han mostrado muy optimistas sobre los datos, considerándolos resultado de perturbaciones transitorias y cuellos de botella presentes en la economía mundial. Esto debería solventarse con relativa rapidez y, en nuestra opinión, no justifican un endurecimiento de la política monetaria. Sin embargo, si parte del aumento de la inflación pasa a ser más permanente, generando expectativas de inflación más elevadas, podría haber razones para actuar. Así ha sido el caso cuando el aumento de los precios puede guardar relación con unos tipos de interés bajos derivados de la política monetaria, por ejemplo, el mercado de la vivienda y los costes de la vivienda.

¿Cómo afecta esto a nuestras opiniones sobre los mercados? En lo que respecta a la deuda pública, esperamos que las tires aumenten con el tiempo, pero no de manera pronunciada, siempre que la retirada de los estímulos se realice paulatinamente. Esperamos que los bonos del Tesoro estadounidense se mantengan dentro de un rango delimitado en los próximos meses con un sesgo hacia tipos más altos desde los niveles actuales. Nos encontramos sobreponderados de forma moderada en crédito con grado de inversión: los diferenciales son ajustados, pero los fundamentales son buenos, por lo que es mejor obtener cierto carry adicional que perderlo.1 

Estamos más sobreponderados en high yield, aunque con una posición todavía media, favoreciendo los bonos con una calificación de B frente a los bonos que cuentan con una calificación de BB; una vez más, los diferenciales son estrechos en términos históricos, pero los fundamentales son atractivos y los precios más altos de las materias primas también deberían ser favorables. Consideramos que los RMBS de no agencia son particularmente atractivos desde una perspectiva de rentabilidad ajustada por el riesgo, pero estamos infraponderados en MBS de agencia por las exigentes valoraciones y la reducción paulatina de las compras de la Reserva Federal. Estamos sobreponderados en mercados emergentes, pues nos posicionamos largos en una gama idiosincrática de valores, en lugar de invertir en esta clase de activos en conjunto.  

Tipos y monedas de mercados desarrollados

ANÁLISIS MENSUAL

Los mercados desarrollados estuvieron más tranquilos según se acercaba el final del verano. Sin embargo, las infecciones por la variante delta del virus de la COVID-19 continuaron cobrando impulso, lo que, junto con las continuas preocupaciones sobre la inflación y las perspectivas de crecimiento, generó incertidumbre en los mercados. Las tires fueron más elevadas en general en los diferentes mercados desarrollados.

PERSPECTIVA

La segunda mitad de 2021 marca la siguiente fase del ciclo económico impulsado por una pandemia que ha superado el pico inicial de crecimiento, inflación y respaldo vía políticas fiscal y monetaria. Aún se espera que las medidas de los bancos centrales sean un impulsor dominante para la evolución de los activos, aunque la recuperación de la economía hasta ahora justifica que los responsables de política estén considerando la forma de reducir las medidas de apoyo de emergencia sin amenazar la recuperación económica.

Aunque no esperamos oleadas de ventas masivas en los mercados de deuda pública, consideramos que el riesgo está orientado hacia una subida de tires, ya que los mercados descuentan una senda de normalización de la política monetaria. Esperamos que la inflación siga siendo alta durante algún tiempo y que este repunte sea transitorio en términos generales, aunque existe el riesgo de que se torne más persistente.

Consideramos que las monedas del G10 están cerca de sus valores razonables a medio plazo.  El dólar estadounidense ya no se beneficia de unos datos económicos notablemente mejores de lo esperado en comparación con otras economías del G10 —y la Reserva Federal quizá se encuentra a la mitad de su enfoque acomodaticio—, salvo en los casos del BCE y el Banco de Japón, que presentan un sesgo más expansivo.

Tipos y monedas de mercados emergentes                    

ANÁLISIS MENSUAL

Las rentabilidades de la deuda de mercados emergentes fueron positivas en agosto. La deuda soberana denominada en monedas fuertes obtuvo rentabilidades positivas, impulsada principalmente por la contracción de los diferenciales. El crédito de mercados emergentes también avanzó, superando en rentabilidad el high yield al grado de inversión. Los bonos en moneda local registraron rentabilidades positivas debido a la fortaleza de las monedas de los mercados emergentes frente al dólar estadounidense.2 Por sectores, las compañías inmobiliarias, de metales y minería y de transporte lideraron el mercado, mientras que las diversificadas, de consumo e industriales registraron rentabilidades relativas negativas.

PERSPECTIVA

El simposio de Jackson Hole que se celebró el mes pasado y que resultó en una posición menos restrictiva de lo esperado de la Reserva Federal puede brindar apoyo a los mercados emergentes en las próximas semanas, además de los factores ya existentes, como las valoraciones relativamente atractivas de los activos de estos mercados, los altos precios de las materias primas y la mejora en curso del proceso de vacunación en la esfera emergente. Los riesgos a medio plazo para nuestra opinión optimista sobre los activos de mercados emergentes, además de los contratiempos ocasionados por la pandemia de COVID-19, incluyen un retraso en la transición hacia la consolidación fiscal, que podría elevar las primas de riesgo de estos países, así como riesgos geopolíticos crecientes que podrían afectar a la percepción del mercado.

Crédito

ANÁLISIS MENSUAL

Los diferenciales de crédito se ampliaron ligeramente en Europa y Estados Unidos durante el mes. La fortaleza del mercado de renta variable y la menor volatilidad respaldaron en general a los mercados de crédito.3

PERSPECTIVA

Seguimos siendo fundamentalmente optimistas en materia de crédito y, aunque las valoraciones son exigentes, prevemos que los diferenciales se consolidarán en estos niveles. Probablemente, las condiciones financieras seguirán siendo favorables, lo que respaldará que continúen el repunte de la actividad económica y las bajas tasas de impago corporativo. Esperamos que las compañías mantengan los beneficios mediante enfoques conservadores hacia los balances mientras permanezca elevada la incertidumbre macroeconómica global. Por último, persistirá probablemente la demanda de crédito en general, ya que los activos libres de riesgo ofrecen rentabilidades reales y absolutas negativas, mientras que el exceso de liquidez busca segmentos donde invertirse.

Productos titulizados

ANÁLISIS MENSUAL

Agosto fue un mes tranquilo en general, con una desaceleración de las emisiones nuevas en comparación con el segundo trimestre y el ritmo de principios del verano, además de una actividad de negociación mínima en el mercado secundario.4 La volatilidad de los tipos de interés cedió durante el mes y estos se mantuvieron, en gran medida, en intervalos delimitados, aunque la curva se pronunció. Los diferenciales de los MBS de agencia se ampliaron en agosto, las compras de estos activos por los bancos se han desacelerado y los rumores acerca de la retirada gradual de las compras de esta clase de activos por parte de la Reserva Federal siguieron afectando al mercado. Los diferenciales de los RMBS de no agencia apenas variaron. Los diferenciales de los ABS estadounidenses se contrajeron ligeramente de nuevo , mientras que los diferenciales de los CMBS estadounidenses en esencia no cambiaron. En Europa, la actividad en los segmentos de RMBS, CMBS y ABS fue escasa, ya que los volúmenes de emisiones nuevas y la negociación en el mercado secundario se mantuvieron muy bajos. Los diferenciales de los activos titulizados europeos apenas variaron durante el mes.

PERSPECTIVA

Creemos que el mercado titulizado ofrece una combinación única de baja duración, atractivas rentabilidades y sólidos fundamentales crediticios. Mantenemos el optimismo con respecto al crédito titulizado y seguimos ligeramente sobreponderados en crédito en nuestras carteras. Seguimos siendo prudentes con respecto al riesgo de tipos de interés y continuamos gestionando las carteras con una duración relativamente corta.

 

Columna de Michael Kushma, CIO del equipo de Renta Fija Global, y Jim Caron, portfolio manager y director de Global Macro Strategies en el equipo de Renta Fija Global en Morgan Stanley Investment Management.

 

Anotaciones:

1 Índice Bloomberg US Corporate. Datos a 31 de agosto de 2021.

2 Fuente: índice JPM EMBI Global Diversified a 31 de agosto de 2021.

3 Fuente: Bloomberg, a 31 de agosto de 2021.

4 Fuente: Bloomberg, a 31 de agosto de 2021.

Los puntos de vista y las opiniones que se expresan corresponden a los del equipo de gestión de carteras a septiembre de 2021 y pueden cambiar en función de las condiciones del mercado, económicas y de otro tipo. La rentabilidad pasada no es indicativa de resultados futuros.

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Aumento de las rentabilidades: ¿repunte puntual de septiembre o tendencia sostenida?

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Pixabay CC0 Public DomainChris Liverani. Chris Liverani

En las últimas semanas, hemos asistido a ventas masivas de los rendimientos de los bonos soberanos, pues el aumento de la inflación ha puesto a prueba la paciencia de los bancos centrales. Tras el rally observado en julio, cuando el rendimiento de EE. UU. a 10 años cayó a alrededor del 1,2%, consideramos que los rendimientos de la deuda pública de los mercados core se encontraban en el extremo inferior de su rango de valor razonable y el riesgo tendía a una subida de los rendimientos a medida que nos acercamos al final del año. El movimiento ha sido más de rápido de lo esperado por la fase de reuniones de septiembre de los bancos centrales. Los rendimientos de los bonos han subido en las curvas de tipos de la deuda soberana y han salido de sus rangos anteriores en algunos vencimientos en EE. UU. (2 y 5 años) y en el Reino Unido (2, 5 y 10 años), lo que ha acelerado el movimiento.

La reunión de septiembre de la Fed endurece el tono…

La reunión de septiembre de la Reserva Federal estadounidense (Fed) trajo consigo una nueva serie de previsiones económicas, con una revisión al alza de los pronósticos de inflación para este año y el que viene, y un sesgo más duro en el gráfico de puntos. La mitad de los miembros con derecho a voto del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) esperan ahora una única subida de los tipos a finales del año que viene y el tipo objetivo de los fondos de la Fed podría subir hasta el 1,0% a finales de 2023 (véase el gráfico 1).

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El presidente Powell también se mostró ciertamente confiando en que la reducción gradual de compras de bonos del Tesoro de EE. UU. y valores respaldados por hipotecas (MBS) podría concluir a mediados del año que viene. Sin embargo, dejó claro que «el calendario y el ritmo de la próxima reducción de compras de activos no ofrecerá ninguna indicación directa sobre cuándo subirán los tipos». Por tanto, pasará tiempo entre el fin del tapering y la primera subida de tipos, pero está claro que el equilibrio de riesgos ha cambiado y hay bastante incertidumbre sobre cuánto durarán los factores pasajeros de la inflación.

… Al día siguiente, el Banco de Inglaterra endurece aún más el tono

La reunión del Banco de Inglaterra celebrada un día después de la de la Fed se endureció el tono del mensaje. Los rendimientos de la deuda pública británica llevaban subiendo desde agosto, pero los tramos cortos de la curva de tipos en particular se movieron para descontar un ciclo de subidas más contundente. El banco central afirmó que las razones para endurecer la política monetaria del Reino Unido van en aumento: cada vez había más evidencias de indicadores de costes y precios globales y nacionales de que las presiones inflacionistas probablemente perdurarán; la inflación real podría superar el 4% a corto plazo y, con la política actual, era probable que se mantuviese por encima del objetivo del 2% a medio plazo. Como resultado, el mercado refleja ahora* que el tipo bancario (tipo básico del Banco de Inglaterra) alcanzará el 0,5% a mediados de 2022, con una nueva subida hasta el 0,75% a mediados de 2023, seguido de un mantenimiento y una próxima subida al 1,0% prevista para el fin de la década.

El Banco de Inglaterra reforzó sus comentarios sobre la separación entre la expansión cuantitativa y las subidas de tipos al afirmar que los tipos serán la principal herramienta política y que puede empezar a subirlos incluso antes del fin de dicha expansión. Al desvincular la expansión cuantitativa y el tipo bancario, cuesta más utilizar el tipo bancario para gestionar el ciclo, lo que resultará en un balance más reducido (de compras de activos) a largo plazo. También confirmó que, en primer lugar, dejaría que los Gilts lleguen al vencimiento, en lugar de dedicarse a la venta activa de posiciones, que solo tendría lugar después de que alcanzarse el tipo bancario del 1,0%.

A pesar de las expectativas de subida de los tipos, la libra esterlina no ha logrado subir, ya que la economía británica podría encontrarse en un entorno de estanflación1. El Banco de Inglaterra tiene que empezar a endurecer su política con un crecimiento más débil y un shock de inflación en la oferta, como hemos visto en las espectaculares subidas de los puntos de equilibrio de inflación esta semana (actualmente por encima del 4% en los swaps de índices de precios al por menor a 10 años, véase el gráfico 2).

* 1 de octubre de 2021

JHI

 

El cálculo de los riesgos para los bancos centrales está muy equilibrado

Al igual que los bancos centrales, esperamos que muchos de los factores que impulsan la inflación al alza en la actualidad remitan con el tiempo; somos conscientes de que los desafíos de la cadena de suministro, en particular, han durado más de lo que habíamos previsto inicialmente. Con la previsión de que los precios continúen altos durante el invierno y en 2022, el cálculo de los riesgos para los bancos centrales está muy equilibrado. Por un lado, es probable que los precios altos actúen como un lastre para el crecimiento económico y, por tanto, deberían disminuir a medida que la demanda se equipare con la oferta limitada, o que la oferta acabe por recuperarse. Por otro lado, los periodos prolongados de precios altos suponen un riesgo de desanclaje de las expectativas de inflación, lo que puede dar lugar a un entorno inflacionista más persistente.

Los responsables de los bancos centrales suelen ser prudentes, pero es evidente que el contexto actual les ha llevado a endurecer su actitud y los mercados de renta fija están revalorizándose para reflejar este cambio.

 

Tribuna de Andrew Mulliner, director de estrategias agregadas globales y cogestor de las estrategias Global Multi-Sector Fixed Income, Global Total Return Bond y Global ex UK Government Bond en Janus Henderson Investors.

 

 

Glosario:  

1 Estanflación: situación relativamente poco frecuente en la que el aumento de la inflación coincide con un crecimiento económico débil.

 

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Las emisiones netas cero son un objetivo para el 24% de las principales gestoras de activos

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Foto cedida. nnip

Casi una cuarta parte de las principales gestoras de activos ha fijado objetivos de neutralidad climática para sus inversiones y se prevén metas más ambiciosas coincidiendo con la conferencia sobre clima COP26, según un estudio de NN Investment Partners (NN IP).

El análisis realizado con procesamiento del lenguaje natural (PLN) a más de 10.000 publicaciones sobre inversión responsable muestra cómo el clima se ha impuesto en la agenda de las 500 mayores gestoras de activos del mundo, con el doble de publicaciones sobre inversión responsable y 150.000 párrafos que tratan temas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). 

«Los gestores de activos tienen grandes expectativas sobre los resultados de la conferencia sobre el cambio climático de Glasgow», comenta Sebastiaan Reinders, Head of Investment Science en NN IP. «Los 150.000 párrafos contienen opiniones diversas, pero optimistas, sobre los resultados reales esperados de la COP26. El estudio muestra que los inversores profesionales esperan que esta vez se alcancen acuerdos coordinados, significativos y aplicables en materia de política climática».

Objetivos climáticos ambiciosos

Las gestoras mencionaron las emisiones de CO2 en el 33% de sus publicaciones relacionadas con ESG este año, en comparación con el 6% de 2016. Se centran sobre todo en establecer objetivos a medio plazo para que la proporción de sus inversiones se gestione de acuerdo con una política de emisiones netas cero. A menudo mencionan 2025 y 2030 como fechas límite. La mayoría afirma que está trabajando en objetivos más detallados de emisiones netas cero para sus inversiones.

La combinación de los objetivos climáticos y los planes de recuperación post-COVID se cita a menudo como una oportunidad para «reconstruir mejor». También esperan un marco mejorado de asistencia financiera y técnica para ayudar a los países de renta baja a contribuir a los objetivos climáticos.

Según el análisis de las publicaciones, creen que tanto las propias gestoras como los países tendrán que explicar más detalladamente cómo planean alcanzar la neutralidad de carbono. Las hojas de ruta por sector o industria con objetivos claros (provisionales) son formas citadas habitualmente para lograrlo.

Crecimiento de los activos «verdes»

Las publicaciones sobre inversión responsable muestran un amplio consenso sobre el crecimiento de los valores verdes. El aumento de la oferta puede hacer bajar el precio de los valores similares existentes, como los bonos verdes y las acciones de impacto. Sin embargo, las gestoras esperan que la nueva oferta sea absorbida por el aumento de la demanda global a medida que aumenta la atención sobre el cambio climático.

NN IP prevé actualmente que la emisión de bonos verdes se dispare un 25% en 2022, hasta alcanzar unos 500.000 millones de euros, y el total podría ser incluso mayor en función de la rapidez con que la UE busque emitir más bonos verdes. También se estima que la emisión de  bonos sociales y bonos de sostenibilidad experimente un aumento significativo el próximo año.

Publicaciones relacionadas con ESG en las webs de las gestoras
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Fuente: Encuesta de NN IP sobre más de 10.000 publicaciones de gestoras de activos relacionadas con ESG.

La COP 26 acelera el cambio

Como miembro de la Net Zero Asset Managers Initiative (NZAM), NN IP se compromete a apoyar el objetivo de emisiones netas cero de gases de efecto invernadero (GEI) para 2050, en línea con los esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1,5°C.

Como parte de este compromiso, a finales de este año el 37% (110.000 millones de euros) de sus activos totales estarán gestionados de modo de que logren la neutralidad de emisiones en 2050 o antes, anunció la gestora. El alcance incluye carteras de renta variable, renta fija corporativa y bonos soberanos.

Para la cartera de inversiones corporativas, NN IP se ha fijado un objetivo de referencia de reducción del 25% de las emisiones de CO2 para 2025 y del 45% para 2030¹. «En un futuro próximo pretendemos aumentar aún más nuestro alcance mediante el desarrollo de nuevos productos que permitan a los inversores invertir en productos alineados con el Acuerdo de París y apoyar a nuestros clientes en sus ambiciones climáticas», señaló Adrie Heinsbroek, director de sostenibilidad de NN IP.

«Creemos que tenemos un papel clave en la financiación de la transición hacia una economía de emisiones netas cero, en la que nos esforzamos por lograr un impacto y reducir las emisiones en el mundo real. No hay una única solución para contribuir a la consecución de los objetivos establecidos por el Acuerdo de París», añadió.

«Ponemos el capital a trabajar para acelerar la transición hacia una economía baja en carbono y nos comprometemos con las empresas y los emisores soberanos sobre la importancia de gestionar los riesgos relacionados con el clima y tomar medidas para la transición hacia una economía baja en carbono –subrayó-. De este modo, podemos impulsar un cambio real».

Estrategias para la transformación

NN IP pretende alcanzar estos objetivos de referencia a través de un enfoque bottom-up de alineación corporativa con el Acuerdo de París, en el que se centran en el impacto en el mundo real de las empresas. Las carteras corporativas harán la transición hacia el objetivo global de cero emisiones netas para 2050 mediante la descarbonización de los activos y el aumento de la inversión en soluciones climáticas. La filosofía de active ownership desempeña un papel integral en esta estrategia.

Para las carteras soberanas se ha desarrollado una estrategia que adopta el enfoque establecido en la hoja de ruta del Grupo de Inversores Institucionales sobre Cambio Climático (IIGCC, por sus siglas en inglés) para alinear sus portfolios con el Acuerdo de París.

Los bonos soberanos se califican según una metodología de puntuación climática, que consiste en un conjunto de indicadores actuales y futuros relacionados con el clima. En el caso de las nuevas inversiones o de las reinversiones, se da preferencia a la asignación a los emisores con mejores resultados en materia de clima y/o a los bonos verdes que cumplan los requisitos.

Notas
1. Referencia: emisiones de 2019

Gabino Tuero se une a Harrington Cooper como responsable de ventas para el sur de Europa y Latinoamérica

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Foto cedida. gabino

Harrington Cooper, especialista en distribución de fondos transfronterizos por valor de 6.000 millones de dólares, ha ampliado su presencia en Europa con la incorporación del profesional de ventas institucionales Gabino Tuero. Con más de dos décadas de experiencia en el sector de los servicios financieros, Tuero se incorpora como responsable de ventas para el sur de Europa y Latinoamérica y se encarga de ampliar el alcance de Harrington Cooper en estas regiones clave para los clientes.

Procedente de ARC Ratings, Tuero cuenta con una amplia experiencia en el desarrollo de negocio dentro de grupos de gestión de activos, incluyendo Credit Suisse, Aviva Investors y Fidelity International.

Harrington Cooper es una empresa de captación de activos transfronterizos que facilita la expansión global de los gestores de activos. Desde la fundación en 2006, han recaudado más de 6.000 millones de dólares de activos en más de 20 estrategias de inversión altamente diferenciadas. Su equipo mantiene relaciones sólidas y duraderas con algunos de los inversores institucionales y mayoristas más importantes del Reino Unido y la República de Irlanda, Europa continental y Japón.

«Desde su creación hace 15 años, Harrington Cooper se ha convertido en un líder en la distribución de fondos transfronterizos. Me entusiasma la perspectiva de aumentar nuestra presencia en el sur de Europa y más allá, y llevar las propuestas diferenciadas que ofrecen nuestros innovadores socios de gestión de activos -incluyendo las estrategias de Snyder, SPARX y Boston Common- a un público más amplio. Estoy deseando trabajar con el experimentado equipo de Harrington Cooper mientras la empresa se embarca en la siguiente fase de su crecimiento», comenta Tuero.

Predominio de la gestión activa y sostenible

Tuero espera un mayor predominio de los gestores activos en los próximos años, sobre todo porque es probable que los mercados presenten una mayor volatilidad de la que los inversores se han acostumbrado en la última década.

Tuero destaca a los socios de Harrington Cooper, Snyder Capital y SPARX Asset Management, como probables beneficiarios de esta tendencia. Snyder Capital es una boutique de renta variable estadounidense con sede en San Francisco y propiedad de los empleados, que se escindió de Natixis en 2015. Aunque el equipo de Snyder se adhiere a una filosofía alineada con el valor, su enfoque altamente concentrado ha sido capaz de superar al mercado estadounidense en general durante la última década, en lo que ha sido un entorno dominante para las estrategias de estilo de crecimiento.

En cuanto a SPARX Asset Management, fue fundada por Shuhei Abe, antiguo asesor de renta variable japonesa del Quantum Fund de George Soros, y se convirtió en la primera empresa independiente de gestión de activos en cotizar en bolsa en Japón hace dos décadas. Su filosofía centrada en el enfoque ascendente trata de identificar las oportunidades de precio erróneo en el mercado de renta variable japonés, en continua evolución.

Además, Tuero espera una demanda continuada de los clientes de gestores de activos que demuestren su liderazgo en la inversión sostenible. En este sentido, Tuero cita al socio de Harrington Cooper, Boston Common Asset Management, como un gestor que probablemente atraerá cada vez más a los inversores europeos en los próximos años. Dedicada a la búsqueda de rentabilidad financiera y cambio social, Boston Common fue fundada por Geeta Aiyer, anterior miembro de la junta directiva del UN PRI, en 2003.