Foto cedidaJeremy Humphries, nuevo responsable de Inversiones Cuantitativas de Mediolanum International Funds.. Mediolanum International Funds nombra a Jeremy Humphries responsable de Inversiones Cuantitativas
Mediolanum International Funds Limited (MIFL) ha anunciado el nombramiento de Jeremy Humphries para el cargo de responsable de Inversiones Cuantitativas. Ubicado en Dublín, Jeremy dependerá directamente de Brian O’Reilly, director de Estrategia de Mercado de la entidad.
Según explican desde la firma, Humphries será el responsable de diseñar y gestionar nuevas estrategias cuantitativas, al tiempo que garantizará que la investigación y el análisis cuantitativo de la firma se integren en toda la gama de productos de MIFL, ampliando su filosofía de inversión. Se trata de un puesto de nueva creación con el que MIFL busca expandir sus capacidades internas de gestión de renta variable y planea ampliar el equipo cuantitativo a medio plazo.
“Estamos encantados con la incorporación de Jeremy. Se une a nosotros en un momento importante para nuestra actividad, en el que buscamos añadir estrategias cuantitativas a nuestras capacidades internas de gestión de activos junto con nuestros equipos de gestión activa de renta variable y renta fija. Jeremy cuenta con una larga trayectoria en firmas de inversión altamente cualificadas y nos ayudará a aprovechar los activos que gestionamos internamente, lo cual es una prioridad estratégica para el negocio”, ha señalado Brian O’Reilly, responsable de Estrategia de Mercado de MIFL.
Jeremy Humphries cuenta con más de quince años de experiencia en la industria de la gestión de activos. Recientemente ha trabajado para Davy Global Fund Management en Dublín como gestor de carteras. Previamente, Jeremy formó del equipo de Productos de Renta Variable Cuantitativa de Schroders en Londres durante cinco años, gestionando 45.000 millones de dólares a través de varias estrategias – incluyendo value, quality, ESG, mercados emergentes y estrategias de renta variable con reparto de dividendos.
Por su parte, Jeremy Humphries, responsable de Inversiones Cuantitativas de MIFL, ha declarado: “»Estoy muy contento de unirme a MIFL para dirigir el equipo de Inversión Cuantitativa. La firma está creciendo rápidamente, ha realizado importantes fichajes, y cuenta con la infraestructura y las capacidades tecnológicas más avanzadas del mercado. La ambición de MIFL es inigualable y estoy deseando seguir construyendo sobre el éxito que Brian y el equipo de inversiones han logrado hasta la fecha».
Según indican, MIFL tiene previsto incorporar a más profesionales de renta variable en su estrategia de inversión cuantitativa. Si bien la gestora continúa manteniendo asociaciones con gestoras best-in-class de renta variable a través de su enfoque multigestión, la firma quiere complementar esta estrategia mediante el desarrollo de sus competencias internas con el objetivo de que al menos un tercio de los activos bajo gestión esté bajo gestión interna.
Foto cedidaJohn William Olsen, gestor del fondo M&G (Lux) Positive Impact.. John William Olsen: “Hay un viento de cola a largo plazo para las soluciones medioambientales y sociales”
Para John William Olsen, gestor del fondo M&G (Lux) Positive Impact, todas las inversiones tienen un impacto sobre las personas y el entorno. Ahora que el inversor es consciente de ello, considera que las gestoras tienen una gran oportunidad para impulsar la ISR. En esta entrevista, el gestor analiza cómo están afrontando este reto y cómo se concreta en la estrategia que gestiona.
¿Por qué cree que la inversión de impacto se ha convertido en una forma sencilla para que los inversores inviertan de forma sostenible?
La inversión de impacto implica establecer objetivos de impacto junto con objetivos de rentabilidad financiera, y cuantificar y medir estos a lo largo del periodo de inversión. Definir el impacto que se desea (o no) y construir una cartera para cumplir los objetivos permite a los inversores buscar tanto la rentabilidad financiera como alinear el capital con objetivos más amplios. De este modo, los clientes pueden poner su dinero a trabajar con un propósito.
Normalmente cuando se piensa en fondos de impacto lo relacionamos con fondos de renta variable. ¿Por qué parece ser un tipo de estrategia que encaja mejor en esta clase de activos? ¿Hay espacio para una mayor presencia de la renta fija y activos alternativos en los fondos de impacto?
Todas las partes de la cadena de inversión tienen un papel que desempeñar en lo que respecta a la inversión de impacto: desde el capital catalizador, como la financiación combinada, hasta los activos privados y, a continuación, el capital cotizado y el crédito. Algunos gestores de activos, como M&G, pueden jugar en toda esa esfera, con un enfoque de financiación de impacto de principio a fin.
La inversión de impacto está creciendo rápidamente. Las últimas encuestas de la Global Impact Investing Network estiman que el tamaño del mercado es de 715.000 millones de dólares, con un 36% del capital de impacto invertido en deuda privada y un 16% en capital privado. Aunque la mayoría de los activos de impacto se encuentran en estas dos clases de activos, la inversión de impacto en el capital público, los activos reales y la deuda pública está en aumento. Pero tanto si se trata de inversiones en activos privados en fase inicial como de inversiones públicas cotizadas, hay algunos principios cruciales para la inversión de impacto que todos los inversores deberían respetar: intencionalidad, adicionalidad, materialidad, y medibilidad.
En este sentido, ¿qué es lo más relevante?
Toda inversión de impacto debe realizarse con el propósito de obtener resultados positivos que apoyen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. La inversión debe contribuir positivamente a la resolución de un reto, invirtiendo en empresas que aporten algo nuevo, innovador y adicional para abordar ese reto. También es fundamental analizar cómo la inversión repercute materialmente en el resultado que se pretende generar. Y, por último, pero no menos importante, la medición es crucial.
En el contexto actual, y de cara a 2022, ¿qué papel pueden jugar y qué lugar van a ocupar las estrategias de impacto en la cartera de los inversores? ¿Por qué?
Queda mucho camino por recorrer en la orientación hacia una sociedad más sostenible y equitativa pero, aunque hay obstáculos e incertidumbres, hay una sensación palpable de esperanza mientras seguimos saliendo de la crisis del COVID-19. Los próximos nueve años dependen de si los líderes políticos, las empresas y los inversores pueden ayudar a impulsar el cambio para recuperarse de una manera resistente y equitativa, rediseñando el futuro y haciendo todo lo posible para alcanzar la fecha límite de la ONU para 2030. Una población cada vez más comprometida de ciudadanos preocupados también tiene un papel fundamental a la hora de adoptar un cambio de comportamiento y hacer que estos otros actores rindan cuentas. El mundo se ha comprometido a «reconstruir mejor» y debemos cumplir esa promesa. Creemos que las estrategias de inversión que abordan estos retos no harán más que ganar en importancia.
Tomando como referencia el fondo M&G – M&G (Lux) Positive Impact, vemos que invierte en unas seis áreas: ¿Por qué han elegido estas áreas?
El fondo adopta el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas e invierte en empresas centradas en seis áreas clave, que se corresponden con los ODS. Estas son: acción climática; soluciones medioambientales; economía circular; mejor salud, salvar vidas; mejor trabajo y educación; e inclusión social. Los ODS proporcionan un marco sólido y exceptuado para determinar las áreas de impacto material, y ayudan a enmarcar la medición de cómo se están logrando esos impactos positivos. Se calcula que, para 2030, la aportación de capital a los ODS podría suponer una oportunidad de inversión de 12 billones de dólares.
¿Cómo es el proceso de elección de los valores de estas áreas?
En cuanto a la construcción de la cartera, la selección comienza con un universo global de más de 4.000 valores, que se examinan inicialmente en función de criterios de liquidez mínima y de capitalización bursátil, y se excluyen las empresas que no son capaces de producir impactos positivos demostrables en la sociedad. A partir de este grupo de valores restante, el equipo selecciona una lista de vigilancia de unas 150 empresas con impacto que pueden comprarse si el momento y el precio son adecuados. Estas empresas se analizan según el “enfoque III» del equipo, que examina el caso de inversión, la intencionalidad y el impacto de una empresa para evaluar su idoneidad para el fondo. Como parte de este análisis, se puntúa a las empresas en función de estas credenciales III, y se requiere que los resultados sean superiores a la media para ser considerados dentro de la lista de vigilancia, así como el acuerdo consensuado de los méritos de una empresa por parte de todo el equipo de Positive Impact
Entiendo que las áreas en las que invierte el fondo tendrán en común que son megatendencias o, al menos, parte del crecimiento secular. ¿Qué perspectivas tienen sobre ellas?
Creemos que hay un viento de cola a largo plazo para las soluciones medioambientales y sociales. En el aspecto social, la pandemia ha puesto de relieve una serie de retos de desarrollo y ha puesto de relieve la necesidad de intensificar los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En cuanto al medio ambiente, hemos asistido a un aumento de la atención prestada a la consecución de un nivel cero de emisiones y a un incremento de los «acuerdos verdes» en todo el mundo. Creemos que las empresas que ofrecen soluciones que ayudan a abordar los mayores retos sociales del mundo están bien posicionadas para las futuras décadas de crecimiento.
Siguiendo con este fondo como ejemplo, ¿cómo medís el impacto del fondo? ¿Muestra interés por esta información el inversor?
La «mensurabilidad» es uno de los principios centrales de la inversión de impacto y una característica clave para nuestros clientes; también es uno de los aspectos más desafiantes en el fondo. Esto es especialmente cierto para los inversores de impacto en los mercados de valores públicos, donde el impacto tiende a ser menos directo que en los mercados privados, por lo que la medición puede ser menos clara.
Nos centramos en el impacto concreto de cada empresa, evaluando cómo sus actividades empresariales se ajustan a los retos específicos de impacto social que hemos identificado como necesitados de inversión y susceptibles de ser invertidos por los inversores de capital público. Ponemos a prueba el propósito o la declaración de la misión de la empresa, preguntando: ¿El impacto positivo forma parte realmente del ADN de la empresa y es una parte demostrable de su estrategia corporativa? ¿O se trata sólo de buenas relaciones públicas? Evaluamos si las acciones de la empresa demuestran una clara alineación con ese propósito, y sopesamos los impactos positivos frente a los negativos, en particular excluyendo cualquier empresa cuyas actividades representen un impacto abrumadoramente negativo que contrarreste cualquier impacto positivo que pueda producir.
Comenzamos con una evaluación cualitativa de la actividad de una empresa: ¿Qué está haciendo para abordar un reto de impacto concreto y qué parte de su actividad está alineada con ese reto? Aunque esta evaluación es cualitativa, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas han proporcionado un marco más cuantitativo para los inversores, y nosotros relacionamos la actividad de cada empresa con estos objetivos. Es importante que utilicemos los 169 objetivos subyacentes para dar un mayor enfoque a este análisis.
Por último, ¿cuáles son los principales cambios que han hecho en el fondo en este último año?
Más allá de nuestro enfoque inicial III, hemos empezado a examinar los impactos de nuestras empresas a través de la lente desarrollada por el Proyecto de Gestión del Impacto (IMP), un foro para la creación de un consenso mundial sobre cómo medir y gestionar los impactos (el proyecto se convirtió en la Plataforma de Gestión del Impacto de mayor alcance este año). Esta lente se denomina «cinco dimensiones del impacto», y creemos que encaja perfectamente con nuestro propio marco III, y proporciona un medio adicional para comprender el alcance del impacto generado por nuestras empresas participadas.
¿Cómo se está preparando el fondo de cara a 2022?
Hemos orientado aún más la cartera hacia las empresas “infraatendidas» y «subatendidas», para ayudar a garantizar que los impactos que se producen son realmente adicionales y materiales, al tiempo que dirigimos la cartera hacia las empresas «C», según el sistema de clasificación «ABC» de IMP+ACT: las inversiones «A» actúan para evitar daños; las «B» benefician a las partes interesadas; y las «C» contribuyen a las soluciones. Esperamos que este cambio continúe el próximo año y los siguientes.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cuánto tiempo durará el juego de la espera de los bancos centrales?
Nicolas Forest, responsable mundial de Renta fija de Candriam, y Céline Deroux, responsable senior de Estrategia de Renta Fija de Bonos Mundiales de la gestora, se cuestionan si son compatibles los objetivos de los bancos centrales con la estabilidad financiera en un entorno de mayor inflación.
En su opinión, tras los recientes cambios estratégicos en las políticas monetarias y las audaces respuestas para combatir la pandemia, las autoridades también están equilibrando las desigualdades derivadas de la política de flexibilización cuantitativa y su papel en la lucha contra el cambio climático. “La inflación mundial sigue siendo elevada debido a los cuellos de botella en la cadena de suministro y a la escasez de mano de obra. Dado que las presiones sobre los precios no cesan, los mercados de renta fija se han tornado más restrictivos y ya han puesto a prueba la capacidad de reacción de los bancos centrales de los países desarrollados. En concreto, Australia eliminó el límite de rendimiento que aplicaba sobre los bonos a tres años”, señalan.
Para comprender el mercado, Forest y Deroux recuerdan que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos tiene un doble mandato: esto es, la estabilidad de los precios y el pleno empleo. Hace un año, la Fed también adoptó un objetivo de inflación media flexible del 2% (FAIT, por sus siglas en inglés), que debe concordar con un mercado laboral plenamente participativo. Por tanto, la Fed puede aceptar un exceso de inflación mientras no se haya alcanzado el pleno empleo.
“En sus últimos comunicados, la institución ha reconocido que la inflación está por encima de su objetivo del 2%, pero ha calificado el exceso como transitorio, con un nivel más cercano al 2,2 % a finales de 2022. Mientras la economía estadounidense prosigue su recuperación, el banco central ha anunciado una política de normalización que consiste en reducir sus compras de activos por valor de 120.000 millones de dólares mensuales en 15 000 millones de dólares en noviembre y diciembre, con el objetivo de interrumpir las compras de bonos hacia finales del segundo trimestre de 2022. Según el gráfico de puntos (dot plot) del FOMC, las subidas de tipos deberían llegar cuando finalice el Tapering, ya que la economía estadounidense aún está lejos del pleno empleo (la participación de la población activa no ha repuntado, en parte debido a los programas de jubilación anticipada)”, resumen sobre cuál es la situación actual.
Ahora bien, ¿cuál es el resultado? Para los expertos de Candriam, tras el aumento del 6,2% interanual de los precios al consumo en noviembre, los inversores parecen ahora estar descontando aumentos de los tipos de interés por parte de la Fed antes y de forma más agresiva de lo que la institución está comunicando actualmente. “Nuestra opinión es que la Fed podría proceder a dos subidas de tipos durante el segundo semestre de 2022. Aún queda por ver cómo gestionará la Fed su balance, actualmente con una envergadura excesiva. La reducción activa de su balance podría tener lugar antes, durante o después de las primeras subidas de tipos. Por el momento, este tema no se ha abordado, pero sin duda formará parte de las futuras decisiones en materia de política monetaria, ya que podría complementar el arsenal de la Fed en su camino hacia la normalización”, afirman ambos.
El BCE: objetivo de inflación simétrica y factores climáticos
Si miramos a Europa, explican que el Banco Central Europeo (BCE) ha adoptado un objetivo de inflación simétrica y ha reforzado sus directrices a futuro. Además, la institución incluirá factores climáticos en su evaluación de la política monetaria. El BCE espera una inflación superior a corto plazo, que disminuirá durante 2022 antes de caer por debajo del objetivo del 2% en 2023. En cuanto a las compras de activos, el Programa PEPP, por valor de 1875 millones de euros, se mantendrá a un ritmo más lento y finalizará en marzo de 2022. A esto le seguirá un programa de compras de activos más flexible.
“Al igual que en EE.UU., las expectativas de un aumento del IPC europeo en torno al 4% han dado lugar a especulaciones sobre una posible subida de tipos en 2022. Esta opción ha sido ampliamente descartada por Christine Lagarde durante el último comunicado sobre decisiones de política monetaria del BCE”, añaden.
En este contexto, Forest y Deroux destacan que los mercados emergentes se desmarcan de los desarrollados: “Este enfoque paciente de los bancos centrales de los países desarrollados contrasta de forma notoria con las recientes acciones de los bancos centrales de los países emergentes. Por ejemplo, Brasil ha subido los tipos 575 puntos básicos (pb) desde principios de 2021, especialmente mediante una subida de 150 pb en octubre, su mayor movimiento en una sola reunión de los últimos 20 años”.
Por un lado, advierte de que los bancos centrales de los países desarrollados corren el riesgo de quedar rezagados, en cuyo caso podrían tener que actuar de forma agresiva si las expectativas de inflación se desanclan. Según su análisis, “la inflación representa ahora el principal motivo de preocupación para las empresas, mientras que los consumidores sufren los efectos de la subida de precios”. A lo cual añaden: “También hay que vigilar muy de cerca las presiones salariales, ya que podrían generar un bucle que podría convertir la inflación a corto plazo en una característica más permanente. Por otro lado, una respuesta agresiva a una inflación (potencialmente) transitoria podría poner en peligro la recuperación económica y precipitar una ralentización brusca en un contexto de aumento del endeudamiento tanto público como de los consumidores a escala mundial”.
En conclusión, los expertos de Candriam insisten en que los factores que impulsan la subida de los precios —en particular, los cuellos de botella en la cadena de suministro— deberían persistir durante un par de meses, mientras el envite del sector energético añade incertidumbre a la trayectoria del crecimiento. “En este contexto, la nueva capacidad de reacción de los bancos centrales se pondrá rápidamente a prueba. Únicamente el tiempo dirá si su paciencia se ha visto recompensada con un crecimiento resiliente y estabilidad financiera”, concluyen.
Pixabay CC0 Public Domain. Generali Global Infrastructure roza los 6.000 millones de euros en compromisos de inversores institucionales
Generali Global Infrastructure, gestora especializada en deuda de infraestructuras, ha anunciado uno de sus principales hitos desde su fundación en 2018: haber alcanzado casi los 6.000 millones de euros en compromisos de inversores institucionales. Con sede en París, la gestora centra su oferta en estrategias y soluciones de inversión innovadoras en los sectores de la transición energética, la movilidad verde, la transición digital y las infraestructuras sociales.
Un ejemplo de su propuesta de valor es, por ejemplo en 2020, el lanzamiento de dos fondos temáticos con compartimentos separados de deuda y de capital, para apoyar la recuperación europea invirtiendo principalmente en los ámbitos de la energía y la transición digital. El objetivo es alcanzar los 1.500 millones de euros de capital, con 700 millones de euros ya recaudados y parcialmente invertidos.
Además, la gestora deficiente su apuesta por la recuperación de las economías europeas. “Generali Global Infrastructure se diferencia por sus estrategias de inversión que, a través de una rigurosa selección de activos, pretende ofrecer una rentabilidad estable y predecible. Desde su creación, el equipo ha atraído cerca de 6.000 millones de euros de compromisos de capital y ha desplegado una cartera de unos 50 activos en Europa y Norteamérica. La fuerte capacidad de originación y el amplio alcance de las inversiones de Generali Global Infrastructure han sido claves para construir carteras resistentes y asegurar rendimientos atractivos para los inversores”, destacan desde la firma.
Actualmente, gestiona cerca de una docena de fondos, incluido un fondo de deuda de infraestructuras senior con un patrimonio de más de 2.000 millones de euros en junio de 2021. Este fondo ya está invertido en más del 75%, logrando un alto nivel de diversificación en los principales mercados europeos y en sectores clave como las telecomunicaciones, las energías renovables, la movilidad verde y los servicios públicos.
“Generali Global Infrastructure es ahora uno de los gestores de activos de deuda de infraestructuras más activos de Europa. Con un equipo fuertemente comprometido con la inversión responsable, nos centramos en la creación de valor a través de infraestructuras básicas y esenciales, acelerando así la transformación sostenible de nuestras economías y sociedades. Estamos especialmente orgullosos de la confianza depositada en nosotros por los inversores y de nuestra pertenencia a la plataforma de empresas de gestión de activos Generali Investments. Con el apoyo de planes de inversión europeos y estrategias de inversión adaptadas e innovadoras, estamos seguros y decididos a continuar el crecimiento activo de nuestra empresa”, ha destacado Philippe Benaroya, socio fundador y consejero delegado de Generali Global Infrastructure.
Pixabay CC0 Public Domain. Los inversores en activos reales deben descarbonizar sus carteras para garantizar su futuro
Desde Aviva Investors opinan que la transformación del entorno construido es fundamental para descarbonizar nuestra economía. Las emisiones de carbono de los edificios y las infraestructuras son responsables del 60% de las emisiones a nivel mundial, según datos de 2019 del Departamento de Empresa, Energía y Estrategia Industrial del Gobierno británico.
Según el UK Green Building Council, en el Reino Unido el 80% de los edificios existentes en 2050 ya habrán sido construidosy en todo el mundo en desarrollo los edificios y las infraestructuras se duplicarán en 2060 (este último dato equivale a añadir una ciudad como Nueva York cada mes). En opinión de Aviva Investors, por tanto, es necesario «un cambio radical en la forma de construir y renovar los edificios, los transportes y los sistemas de servicios públicos que utilizamos a diario».
De hecho, el Institute for Government advirtió recientemente que el Reino Unido aún no ha comprendido la magnitud de la tarea. Señaló al respecto: “El cumplimiento de este compromiso es un reto más difícil que responder a la crisis del coronavirus o poner en práctica el Brexit, y requerirá transformaciones en todos los sectores de la economía británica, una inversión sostenida durante tres décadas y cambios sustanciales en la vida de todos”, cita la gestora.
Transformación radical, riesgos y reajuste del capital
Desde la firma opinan que alcanzar la neutralidad en carbono es un desafío extremo que no se logrará sin una transformación radical del comportamiento social y de la economía. En el caso de los inversores en activos reales, dicha situación implica una amplia electrificación del transporte y la calefacción, una rápida adopción del hidrógeno y el desarrollo de tecnologías asequibles de captura y almacenamiento de carbono.
Mark Versey, consejero delegado de Aviva Investors, no se hace ilusiones sobre los cambios necesarios ni sobre el “papel vital que deben desempeñar los inversores para impulsar el cambio en los principales problemas de la sociedad”, especialmente en lo que respecta al cambio climático.
Darryl Murphy, director general de infraestructuras de Aviva Investors, desea que haya más intervención estatal. “Me complace ver que hemos llegado a un punto en el que el Gobierno ha sido más prescriptivo sobre el tipo de tecnologías con las que quiere contar”, afirma.
Aunque algunos pueden considerar que esta idea es controvertida, alegando que los gobiernos no deberían poder elegir a los ganadores, desde la gestora opinan que no hay tiempo que perder. “No vamos a conseguirlo limitándonos a dejar que las cosas evolucionen. Necesitamos mucha más planificación, un esfuerzo más centrado”, añade Murphy.
Ed Dixon, responsable de ESG para activos reales de Aviva Investors, está de acuerdo en que el Gobierno juega un papel importante y quiere ver un mejor uso de los activos ya disponibles. “Un rascacielos de la ciudad de Londres puede derribarse y sustituirse por uno nuevo, aunque se encuentre en un estado apto para su uso y pueda reformarse. No hay ninguna disposición en la política o la normativa actual que lo impida; de hecho, la estructura del IVA favorece ‘lo nuevo’. No podemos seguir demoliendo edificios de 20 años para reconstruirlos simplemente porque queremos algo diferente”, explica.
Los inversores en activos inmobiliarios están acostumbrados a invertir a largo plazo, por lo que estos futuros cambios son relevantes en la actualidad. El impacto en las carteras podría producirse antes de lo que la mayoría prevé, por lo que es imprescindible que se establezcan mecanismos detallados y sólidos de transición a la neutralidad en carbono para proteger sus inversiones, según Aviva Investors.
¿Deberían aumentar su apetito por el riesgo para impulsar los cambios necesarios? Los analistas de la firma opinan que no se puede alcanzar la neutralidad en carbono sin una rápida redistribución del capital, lo que significa que los inversores deben aceptar este reto para evitar implicaciones mucho más perjudiciales de los efectos de la crisis climática.
«Lamentablemente, mucha gente no sabe cómo realizar los cambios necesarios, aunque existan tecnologías de eficacia demostrada. Sin embargo, el valor de las propiedades que no puedan alcanzar la neutralidad en carbono sin realizar mejoras significativas se reducirá», agregan.
Construcción de un futuro sostenible
Esta circunstancia cambia la dinámica de la demanda de los clientes. Daniel McHugh, director general de inversiones en activos reales de Aviva Investors, es muy consciente de ello. “Como inversor comprometido, actuar y contribuir a la transición hacia un mundo bajo en carbono y resistente al cambio climático no solo es coherente con nuestros valores, sino que encaja a la perfección con las expectativas actuales de nuestros clientes”, afirma.
Por ello, la firma asegura haber situado la sostenibilidad en el núcleo de su actividad de activos reales. «Tras haber establecido nuestro objetivo de neutralidad en carbono en toda nuestra plataforma de activos reales de 47.300 millones de libras esterlinas para 2040, también nos hemos comprometido a integrarlo a través de múltiples etapas del proceso de inversión: desde la creación de activos hasta la gestión de estos y la participación continua de las partes interesadas», aclaran.
A fin de garantizar el cumplimiento de estos compromisos mediante acciones cuantificables, la iniciativa de Aviva se apoya en cinco objetivos intermedios explícitos a corto plazo que esperamos cumplir en los próximos cuatro años, de aquí a 2025:
Inversión de 2.500 millones de libras esterlinas en edificios e infraestructuras con bajas emisiones de carbono y de energías renovables.
Aumento de la capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono hasta 1,5 gigavatios.
Generación de 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos centrados en la transición climática.
Creación de, al menos, el 50 % de las nuevas estrategias agrupadas con etiquetas sostenibles o de impacto.
Reducción de la intensidad de carbono de los inmuebles en un 30 % y la intensidad energética en un 10 %.
Aviva Investors reconoce que la electrificación masiva del transporte y la calefacción es necesaria para satisfacer la creciente necesidad de energía de la sociedad, y por ello la gestora ha invertido «más de 5.000 millones de libras esterlinas desde 2015 en activos verdes, incluyendo energía solar, eólica, centros de energía y ferrocarril eléctrico». Esto equivale a 730 MW de capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono en 2020, suficiente para abastecer a un millón de hogares. En 2020, la firma estableció un nuevo objetivo de alcanzar 1,5 GW en 2025 y asegura haber alcanzado ya «más de 900 MW gracias a nuevas inversiones en energía eólica terrestre y marina».
Desde las cubiertas en el sector inmobiliario hasta la inversión directa en energías renovables en el ámbito de las infraestructuras y la financiación de proyectos energéticos a gran escala a través de la deuda privada, la gestora afirma estar contribuyendo con su experiencia a la transición de la economía hacia la baja emisión de carbono, al tiempo que ofrece rentabilidades ajustadas al riesgo en sectores en crecimiento.
«El compromiso que asumimos en 2020 de generar 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos sostenibles centrados en la transición climática para 2025 también debería contribuir a acelerar la transición social. La consecución de este objetivo avanza a buen ritmo y ya hemos generado más de 600 millones de libras esterlinas en tan solo siete meses. Los prestatarios suelen recibir un incentivo financiero de cerca de 20 puntos básicos; es decir, 200.000 libras esterlinas por un préstamo de 100 millones de libras», remachan.
En relación con los préstamos centrados en la transición, Dixon afirma: “Nuestro nuevo marco propio está diseñado para abordar específicamente la transición climática de los edificios, que es un área de creciente atención en el mercado inmobiliario”.
Los prestatarios están adoptando una serie de medidas acordadas para reducir las emisiones de los activos para los que se garantiza la financiación, entre las que se incluyen «la instalación de paneles solares fotovoltaicos, la reducción de la demanda de energía mediante una iluminación y unas instalaciones más eficientes, y la obtención de certificaciones de edificios ecológicos«, explican desde la gestora británica.
En última instancia, los préstamos sostenibles ayudan a reducir la huella de carbono de las inversiones de los clientes, mejoran la estabilidad financiera del prestatario subyacente y reducen los riesgos de transición climática a largo plazo asociados al sector inmobiliario, añaden.
«Al margen de nuestros propios esfuerzos, una correcta realización aportará muchos beneficios. La colaboración y el aprendizaje de las prácticas recomendadas del sector serán fundamentales. La reglamentación y la demanda de los clientes nos impulsan en la dirección correcta, pero además deberíamos dejarnos llevar por la certeza de que construir un futuro más sostenible es, simplemente, lo correcto», reza la política empresarial de la firma.
Como dice Oliver Rix, socio de energía, servicios públicos y recursos de Baringa: “La calidad de vida debería ser mucho mayor. Como profesionales, tendemos a hablar en términos hipotéticos y comparamos los riesgos y los costes. Esos enfoques resultan necesarios. No obstante, también tenemos que entender lo que significa para la gente y hablar de ello. Se trata de mejorar la calidad del aire, reducir la contaminación acústica, utilizar la tierra de forma más sostenible, realizar una buena gestión de los recursos agrícolas y mejorar la biodiversidad”.
Foto cedida. La banca privada se prepara para un futuro digital, especializado, de pago y con la sostenibilidad como bandera
La banca privada del futuro, que según sus protagonistas se está construyendo ahora, va a estar caracteriza por una mayor concentración y especialización dentro del sector, una alta digitalización, una importante presión regulatoria y una búsqueda de rentabilidades atractivas en un nuevo entorno de mercado. La implicación que tienen estos factores para el modelo de negocio de las entidades y las oportunidades que generan fueron algunos de los temas que se abordaron en el encuentro de banca privada organizado recientemente por iKN Spain.
El punto de partida son estos factores, donde ninguno es más importante que el otro, a los que las entidades están dando una respuesta común: poner al cliente en el centro de su modelo de negocio. También coinciden en que el sector ha salido reforzado de esta pandemia. “Considero que la industria está en un momento maduro, con clientes más cualificados y que comienzan a entender productos más complejos. Además, con MiFID II, el cliente comienza a pagar y, gracias a la pandemia, le da más valor a la transparencia. Eso sí, es un cliente más exigente con los productos y servicios que recibe porque, justamente, está pagando. Para darles respuesta y poder hacer frente a esa presión en los márgenes que todo esto conlleva, la tecnología jugará un papel muy relevante”, indicó Juan Espel, director general comercial de A&G Banca Privada, al inicio del primer papel del día sobre las perspectivas de negocio de esta industria para 2022.
Su preparación para el futuro parte de las tendencias que hemos visto durante los últimos años. “El proceso de concentración dentro de la industria continuará, y tenemos ejemplos recientes como la operación de Singular Bank y UBS. Seguimos viendo reducción en los márgenes, así que tenemos que ofrecer un valor añadido en nuestro servicio y en nuestra oferta, además de ganar volumen”, añadió José María Ferrer, director de Banca Privada y Wealth de Renta 4 Banco.
Por eso, a la hora de hablar de M&A, Espel reconoce que “las operaciones tienen que tener sentido”. Ante lo que José de Alarcón, director de Negocio de Andbank España, afirmó: “Todos peleamos por crecer de forma orgánica porque el crecimiento inorgánico es algo que no todas las entidades se pueden permitir, además de que tiene muchas más aristas. Un punto importante es que tiene que haber cordura en los precios que se le ponen a estas operaciones. Por ejemplo, las firmas aseguradoras están entrando con fuerza y lo están haciendo a precios altos, y eso distorsiona”.
Al poner el foco en la regulación, y en particular MiFID II, las entidades reconocen que les ha marcado las líneas por dónde debe evolucionar su negocio. Consideran que la presión regulatoria continuará en los próximos años y no solo en torno a las retrocesiones y retribuciones, si no en particular sobre la inversión sostenible. Para Alarcón, son pocos los que todavía se refieren a MiFID II sólo en clave de oportunidad. “Por el lado de los ingresos ha hecho mucho daño, y su implantación, al igual que ha ocurrido con la disrupción tecnológica, ha supuesto una importante inversión para las entidades. La industria ha ido hacia modelos de negocios más plenos, pero con una mayor contención de los costes. Esto nos ha hecho poner el foco en tres estrategias claras: minimizar el impacto de las gestiones administrativas y lograr ser más eficientes en nuestras tareas; priorizar y segmentar mucho, y mantener un discurso comercial muy homogéneo”, afirmó durante su intervención.
En esta adaptación de sus modelos de negocio, las entidades coinciden en que la gestión discrecional ha ganado un papel muy relevante. “Nos parece fundamental para preservar el patrimonio de nuestros clientes. Nos da la oportunidad de cumplir con MiFID II, en términos de transparencia de coste, y pone en valor la figura y la capacidad de nuestros banqueros”, señaló David Espeja, director de Banca Privada de Banca March.
Un punto de debate entre las entidades fue en qué medida se tenderá hacia la especialización. Por ejemplo, según Espeja será algo fundamental. “La especialización va a ser la base de la relación con los clientes. La interacción va a ser mixta, digital y presencial, pero será muy importante poder ofrecerle especialización y soluciones de inversión que se adaptan a los cambios de los clientes”, insistió. En cambio, para César Villacampa, jefe de la Unidad de Banca Privada de Ibercaja, el modelo de la banca privada que se ofrece desde la banca universal será ligeramente diferente: “Aquí no vamos a partir de la especialización, dado que tenemos modelos menos sofisticados, pero sí aprovecharemos a generar sinergias en términos de capacidades y producto. Las oficinas seguirán siendo un canal importante para llegar al cliente porque es la forma en que él se acerca a nosotros y ese punto de partida nos permite acompañarle desde una banca personal hacia una banca privada. En este sentido, el asesoramiento será un eje sobre el que pivotar”, explicó Villacampa.
Por último, tal y como comentó Alarcón, la tecnología es otro punto en común para las entidades. En opinión de Espeja, la pandemia ha sido un catalizador de toda la parte digital: “Todos teníamos dudas si íbamos a ser capaces de seguir funcionando cuando nos metieron en casa. Pero esta experiencia nos ha dado la opción de gestionar el negocio y las relaciones con los clientes de forma más eficiente, además de dar sentido a toda la propuesta tecnológica hacia la que ya llevábamos tiempo transitando toda la industria”.
Un mensaje para 2022
De cara al próximo año, su principal preocupación son los mercados y la búsqueda de rentabilidades. “Ante un evento de mercado, han aprendido a superarse y recuperarse con mayor rapidez, y eso ha cambiado la percepción del cliente. Antes había que insistir y tranquilizarle, ahora comprenden que su horizonte debe ser a largo plazo. Y esto es importante porque para el próximo año nos espera una mayor volatilidad. Respecto a la industria, deberemos estar atentos a las pistas que la regulación nos vaya dando, en especial hacia el marco de la ESG y la ISR, que van a desplegar todo su potencial los próximos años”, afirmó De Alarcón.
Junto a una mayor presencia de los factores ESG en las inversiones, las entidades consideran que otra tendencia para 2022 serán los activos menos tradicionales. “La gente está buscando ideas nuevas de inversión y se está introduciendo en activos menos tradicionales, y con algo más de riesgo y menos líquidos. Para hacer frente a esto deberemos contar con las mejores capacidades dentro de nuestras firmas, pero también tener muy en cuenta el perfil del cliente”, concluyó Ferrer.
Como gestores de renta variable que invierten con la mente puesta en los riesgos factoriales, hemos observado que algunos gestores activos se han enfrentado a serias dificultades en 2022. La razón fue que el mercado giró hacia un grupo más reducido de beneficiarios en medio de inmensos cambios en los precios de las materias primas, las condiciones económicas, la política gubernamental y las expectativas de los tipos de interés. No es de extrañar que la selección de valores se vea dificultada cuando el entorno macroeconómico provoca una menor diferenciación y un conjunto limitado de ganadores.
En lugar de recompensar los fundamentales sólidos en Value, Growth y Quality, hemos presenciadouna rotación de factores en los extremos, es decir, entre el deep value (relacionado con la subida de tipos), el crecimiento especulativo (relacionado con la desaceleración económica) y la beta más baja (relacionada con la guerra y la crisis de las materias primas). A largo plazo, Wellington Managment cree que los fundamentales acabarán imponiéndose, pero nuestro estudio sobre el comportamiento de los factores en los últimos dos años revela algunos aspectos importantes de cara a realizar las asignaciones:
Considerar las asignaciones defensivas para complementar el enfoque Growth y Value – El hecho de que nos encontremos en una nueva etapa de mercados volátiles y carentes de dirección no es necesariamente bueno o malo para la selección activa de valores o para los resultados. «Pero sí puede significar que se necesiten asignaciones defensivas específicas, ya que los perfiles de riesgo de las asignaciones Growth y Value cambian más a menudo y de forma más violenta, lo que dificulta el equilibrio del riesgo a lo largo del ciclo (algo que ya estamos viendo)», dicen los expertos de Wellington Managment.
Buscar sectores con mayores oportunidades para la selección de valores – Como el entorno de los tipos de interés y la inflación está cambiando, varias de las dinámicas Growth (persistencia) y Value (diferenciación de la calidad) pueden evolucionar o volver a los patrones anteriores a la gran crisis financiera global (o incluso a los de la época anterior a las puntocom): más volatilidad/menos sostenibilidad de los márgenes, más foco en los balances, más oportunidades para la selección de valores en todo el espectro de capitalización del mercado y más posibilidades de reversión a la media. «Cabe esperar que esto favorezca el análisis fundamental bottom-up y fomente la exposición a los segmentos de pequeña y mediana capitalización, al value y a los dividendos», apuntan desde Wellington Managment.
Tener en cuenta el desajuste del horizonte temporal al valorar la habilidad a la hora de seleccionar valores – A veces, la selección de valores se ve perjudicada cuando los gestores se centran en la inversión con una visión a largo plazo basada en la ejecución fundamental de las compañías y no directamente en el sentimiento macroeconómico actual. Este desajuste de horizontes temporales es el principal reto que plantea nuestro método de ánalisis de gestores y es aún más acusado cuando el mercado es hipersensible a los factores macroeconómicos a corto plazo, como ha ocurrido recientemente. «Sin embargo, estamos dispuestos a aceptar los retos de la selección de valores durante un periodo razonable si la cartera de un gestor se comporta como cabría esperar y existe un proceso sólido, dotado de recursos y replicable que sustente la selección de valores», destacan desde Wellington Managment.
Buscar estrategias de diversificación – Si tenemos en cuenta las dificultades típicas de la gestión activa, las asignaciones a estrategias de valor de gran capitalización, renta variable y baja beta pueden diversificarse si se produce un cambio de régimen en detrimento del crecimiento, elmomentum y la alta calidad.
Incrementar el uso de los test de estrés macro – «En nuestra opinión, en los próximos 10 años veremos una mayor diferenciación en los ciclos económicos y en la política macro a nivel mundial en comparación con los 10 años anteriores», comentan desde Wellington Managment. «La realización de un conjunto de test de estrés macro puede constituir una herramienta importante para determinar si los movimientos macroeconómicos a corto plazo, exógenos al proceso de asignación, tienen el potencial de perjudicar el cumplimiento de los objetivos de rentabilidad y riesgo a largo plazo», añaden.
Evaluar a los gestores teniendo en cuenta el dilema de la gestión activa – Si los gestores activos intentan controlar la concentración del índice asignando las ponderaciones del índice de referencia a grandes nombres, corren el riesgo de ser etiquetados como «seguidores del índice de referencia» cuando su participación activa caiga en picado. En igualdad de condiciones, observamos que los gestores activos tienden a sobreponderar de forma significativa un mayor número de valores «con tendencia alcista» en lugar de utilizar el mismo capital para sobreponderar moderadamente un valor de mega capitalización. «Creemos que este sesgo puede generar mayor alfa a largo plazo, pero también provoca un mayor carácter cíclico en los resultados activos. La clave reside en cómo un gestor equilibra esta disyuntiva, un factor importante a la hora de evaluar las asignaciones de los gestores activos», terminan.
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Más de 1.200 profesionales de la industria financiera se examinan estos días en las últimas convocatorias del año para la obtención de la certificación EFPA ESG Advisor, creada este mismo año, a la luz de la creciente importancia que está adquiriendo en el ámbito de las inversiones las cuestiones relacionadas con la ESG.
La cuarta, quinta, sexta y séptima convocatoria de estos exámenes se celebran durante los días 9, 10, 13 y 14 de diciembre, respectivamente, en formato telemático. Hasta la fecha, EFPA España ya ha certificado a más de 300 profesionales en el ámbito de las finanzas sostenibles, por lo que está última convocatoria refleja el interés creciente de los asesores financieros y entidades por apostar por EFPA como partner de formación en este ámbito.
La certificación EFPA ESG Advisor, que ofrece una visión integral en el ámbito de la sostenibilidad financiera, tiene el reconocimiento y validez de carácter europeo de EFPA y está concebida y planteada para asesores y planificadores financieros que quieran acreditar conocimientos sólidos en esta materia y adquirir las competencias imprescindibles exigibles en el entorno financiero enfocado crecientemente a la sostenibilidad. Su obtención no solo garantiza el cumplimiento de las futuras expectativas regulatorias, sino que va más allá de los requisitos formales. El temario abarca las tendencias más destacadas dentro del ESG, con el objetivo de formar a los profesionales para generar e impulsar un impacto de sostenibilidad financiera.
Santiago Satrústegui, presidente de EFPA España, indica que “la sostenibilidad ya no se limita a una simple tendencia de inversión, sino que se ha convertido en un pilar fundamental para la industria financiera. En los próximos años, la formación en este ámbito será uno de los principales inputs con los que trabajará el sector financiero para impulsar la creación de valor para todos los stakeholders de las compañías y para ofrecer a los clientes una perspectiva completa antes de tomar decisiones de inversión”.
Pixabay CC0 Public DomainAdrian Sulyok. Adrian Sulyok
A lo largo del último año, los mercados bursátiles han contado con numerosos catalizadores que los han impulsado al alza. Primero, un importante estímulo monetario y fiscal a consumidores y empresas para paliar los efectos del confinamiento. Muchas empresas han demostrado una impresionante capacidad de adaptación al nuevo entorno, incluso con la transición de sus modelos de negocio físicos a otros digitales y virtuales.
Con los viajes y la hostelería cerrados, muchos consumidores sustituyeron su “gasto en experiencias” por “gasto en cosas”, lo que impulsó el crecimiento de los beneficios en áreas insospechadas. La mejora de la demanda ha estado acompañada de un férreo control de los costes por las empresas, lo que se ha traducido en un nivel de apalancamiento operativo impresionante y un crecimiento de los beneficios en general fuerte de todo el mercado. A todo esto hay que añadir un entorno de expectativas de que los tipos de interés se mantendrán más bajos durante más tiempo.
No obstante, las un día altamente eficientes cadenas de suministro mundiales no lo fueron tanto confrontadas con bruscos repuntes de la demanda, serios cuellos de botella en el transporte y el cierre de fábricas provocado por la escasez de mano de obra debido a las medidas contra el COVID-19. Estas fricciones han llevado a su vez a cierta inflación, a un ajuste al alza de las expectativas de tipos de interés y a dudas sobre la capacidad de las empresas para producir los volúmenes esperados a los costes presupuestados. Si a este cóctel se le añaden las inquietudes sobre el apalancamiento en el sector de la promoción inmobiliaria en China y el incierto rumbo de los anuncios de políticas públicas allí, un trimestre de rentabilidades bursátiles mundiales planas resulta completamente comprensible.
Como inversores en renta variable, nos fascinan estas dinámicas a nivel macro, micro y del mercado bursátil y las seguimos con interés. Pero como inversores enfocados en la sostenibilidad, lo que capta aún más nuestra atención es la sucesión actual de acontecimientos, que nos proporcionan una guía para entender mejor la transición en curso hacia una economía global más sostenible.
Cambio climático, en la teoría y en la práctica
Hubo serias advertencias procedentes de dos ámbitos muy diferenciados: la publicación del sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), y los tangibles y dramáticos efectos del cambio climático que presenciamos sobre la cadena alimentaria global. Uno de los hallazgos más contundentes del informe IPCC fue que, incluso asumiendo el escenario de reducción de emisiones más ambicioso, se estima en menos del 50% la probabilidad de mantenerse por debajo del objetivo de calentamiento de 1,5 grados establecido en el Acuerdo de París. Es más, el “presupuesto “para este escenario solo permite mantener el ritmo actual de emisiones industriales durante otros quince años.
Las pruebas del peligro del cambio climático también quedaron de manifiesto en los numerosos estragos para la agricultura a nivel global: dañinas heladas en Brasil, devastadoras inundaciones en China y Alemania, y sequías e incendios descontrolados en los campos de EE. UU. y de Canadá. El daño para las cosechas y la consiguiente escasez de alimentos y drásticas subidas de los precios fueron otra señal de que el peaje del cambio climático para la economía y las sociedades está sucediendo ya, no es una cuestión de un futuro lejano.
Avances alentadores para una economía global sostenible
Como contrapunto a la gravedad de la situación, cabe citar algunos hechos alentadores. Entre ellos, los anuncios de política de alto nivel, como el Fit for 55 de la Unión Europea (UE), un programa de legislación específica dirigida a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% hasta 2030. O el plan energético anunciado por el gobierno japonés para reducir el peso de los combustibles fósiles en el mix de generación de electricidad del país desde el 75% en 2020 hasta el 41% en 2030. O también algunas soluciones innovadoras que están desarrollando las empresas que seguimos para afrontar estos problemas, ya sea en forma de tecnologías patentadas para la captura del carbono durante el proceso de fabricación de cemento (uno de los mayores emisores industriales) o de prototipos de aeronaves eléctricas para rutas de corto alcance. Tanto las políticas como la innovación siguen impulsándonos hacia un futuro más sostenible, lo cual es sin duda alentador.
Estamos muy pendientes de la COP26, la cumbre que se celebrará en Glasgow con la participación de líderes de más de 190 países y en la que durante doce días se debatirán medidas para frenar el cambio climático. El año pasado, los gobiernos más influyentes del mundo firmaron una serie de compromisos ambiciosos para luchar contra el cambio climático, y esperamos que en la COP26 dichos compromisos se amplíen y vengan acompañados de planes de actuación. Contener el calentamiento a 1,5°C tiene una importancia fundamental y esperamos ver nuevos acuerdos sobre la hoja de ruta para alcanzar dicha meta.
Las cuestiones más pertinentes que nos estamos planteando
El trimestre nos ha dejado múltiples cuestiones sobre las que reflexionar. Si nos encaminamos hacia un periodo de inflación más persistente, ¿obligará esto a una mayor eficiencia para hacer más con menos? Nosotros así lo creemos, y en este sentido, la eficiencia sigue siendo uno de nuestros diez temas de impacto positivo. A un periodo tan prolongado de calma relativa en los mercados bursátiles mundiales debería seguirle normalmente un periodo de mayor volatilidad, por lo que esperamos nuevas oscilaciones conforme la economía global digiera las perturbaciones en las cadenas de suministro y las empresas lidien con las presiones inflacionistas. No obstante, siempre hay que tener en cuenta que unos precios más altos contienen la semilla de su propia destrucción, pues incentivan a las empresas a invertir en eficiencia o en sustitución de factores. A la larga, vemos un entorno inflacionista como algo positivo para el crecimiento de aquellas empresas con modelos de negocio resistentes que tengan un impacto positivo en el medioambiente y la sociedad.
¿La escasez de semiconductores en las cadenas de suministro, seguirá impulsando la demanda para los diseñadores y fabricantes de estos componentes cada vez más críticos, convirtiendo a este sector cíclico en un sector de crecimiento estructural? ¿La subida de los precios de las energías basadas en los combustibles fósiles seguirá siendo un catalizador para aumentar, no para reducir, la inversión en nuestro parque de energías renovables, tecnologías e infraestructuras conexas? Y el testimonio de una empleada de Facebook alertando de prácticas no deseables, ¿atraerá aún más atención hacia la cultura, misión y ética directiva de las empresas en cuyo accionariado invierten nuestros fondos de pensiones y los ahorradores a largo plazo? Creemos que la respuesta a todas estas preguntas es “sí”.
Una selección de lo más rentable
Uno de los temas dominantes en los mercados mundiales de renta variable este año ha sido el movimiento pendular entre el crecimiento secular y el recovery trade post-pandemia. Durante el primer semestre del 3T, muchas empresas expuestas a tendencias de crecimiento secular anunciaron unos sólidos resultados del 1S, y sectores como el de tecnología de la información (TI) o el de salud destacaron, sin embargo, las tornas empezaron a cambiar hacia finales de agosto a medida que la disrupción de las cadenas de suministro y los signos de una inflación más persistente precipitaron una rotación hacia segmentos más cíclicos del mercado. Debido a estos acontecimientos, los mercados mundiales de renta variable terminaron el trimestre sin grandes cambios, y los sectores más rentables acabaron siendo el financiero, el de energía y el de TI.
A nivel de las acciones, las tres principales impulsoras de la rentabilidad en el 3T fueron el desarrollador de software de gestión de proyectos Atlassian, el proveedor global de servicios de gestión de riesgos y seguros AON, y el fabricante de componentes para bicicletas Shimano.
Atlassian desarrolla software colaborativo de gestión de proyectos, fundamentalmente para desarrolladores de TI, y se ha convertido en el estándar de facto y una de las aplicaciones de mayor permanencia en su campo. Su misión consiste en liberar el poder de los equipos, siendo consciente al mismo tiempo del impacto de sus actividades sobre el planeta y la sociedad. La empresa publicó unos impresionantes resultados del cuarto trimestre en julio. Su transición a un modelo basado en la nube (cloud) ha fortalecido aún más la demanda, acelerando el desarrollo de nuevos productos y aumentando su adopción por los clientes. Por otro lado, la acción de AON se revalorizó después de que la oferta de adquisición lanzada sobre Willis Towers Watson fuera rescindida mutuamente con un mínimo impacto. AON también publicó unos sólidos resultados en julio, sustentados en una fuerte retención y unos robustos márgenes. Debido a la creciente relevancia de riesgos nuevos (y complejos) como el cambio climático y la amenaza cibernética, AON está posicionándose con éxito como un líder de mercado, y creemos que la mitigación de estos riesgos para sus clientes le reportará un significativo impacto positivo.
Shimano, por su parte, es un líder a nivel global de componentes para bicicletas, famoso por su artesanía de alta calidad. El fabricante publicó un sólido crecimiento de las ventas, al registrar un incremento de pedidos impulsados por la escasez de inventarios de bicicletas en las tiendas. Los cambios estructurales en el ocio y el transporte como parte del nuevo estilo de vida han hecho que la demanda global de bicicletas aumente desde el comienzo de la pandemia. Además de beneficiosos para un estilo de vida saludable, los productos de Shimano fomentan una forma de transporte medioambientalmente sostenible que está siendo apoyada en muchas zonas del mundo.
Los obstáculos en China afectan a la actividad
Entre los principales lastres para la rentabilidad durante el trimestre estuvieron el fabricante de láseres IPG Photonics, la empresa de tecnología financiera Linklogis y el proveedor de software de relación con clientes Zendesk. Aunque IPG Photonics (IPGP) publicó un sólido crecimiento de las ventas respecto al año anterior, su cotización cayó tras incumplir las estimaciones en agosto. La debilidad estuvo motivada por el discreto comportamiento de China, donde la actividad industrial se ha visto afectada por la escasez de suministro eléctrico, brotes de la variante Delta y una ralentización del sector inmobiliario. Nos sigue gustando IPGP por su tecnología láser energéticamente eficiente y con múltiples aplicaciones en procesos de fabricación industrial, tecnología médica y entretenimiento en el hogar.
Linklogis, empresa en cuya salida a Bolsa (IPO) invertimos en el primer semestre del año, ha tenido unos duros comienzos como compañía cotizada. La empresa utiliza la inteligencia artificial y la tecnología blockchain para abaratar el coste de los aprovisionamientos y la financiación del capital circulante de las pymes en China. Aplicando el blockchain a las facturas a cobrar frente a grandes empresas, pueden utilizar estos saldos como una forma de garantía para acceder a líneas de crédito bancario con menor coste, lo que supone un fuerte espaldarazo para la rentabilidad del sector de las pymes, clave en la creación de puestos de trabajo y el crecimiento de la renta en China.
Recientemente, la empresa ha experimentado obstáculos ya que uno de sus principales mercados finales es el sector inmobiliario, actualmente en el punto de mira del regulador dada la vulnerabilidad financiera de algunos importantes promotores. Por último, la acción de Zendesk retrocedió pese a anunciar un crecimiento de sus ventas de casi el 30% y una fuerte adopción por parte de los clientes. Zendesk ayuda a los clientes a configurar y gestionar el canal de atención al cliente, una pieza crucial para la construcción de mejores relaciones entre una organización y su clientela. Sus productos ofrecen a las organizaciones la flexibilidad para centrarse en la innovación y la productividad. A medida que prosigue la digitalización de la economía, Zendesk seguirá mejorando el valor de su propuesta.
Permanecer centrados en temas sostenibles a largo plazo
Nos mantenemos centrados en la digitalización, la electrificación y la decarbonización, tres tendencias que están convirtiéndose en motores clave de nuestra economía global y que continúan informando nuestras decisiones de inversión y construcción de cartera. Nuestro enfoque de inversión consiste en identificar empresas favorecidas por estos temas de sostenibilidad a largo plazo, y que están desempeñando un papel positivo en la transformación de la actual economía global hacia otra más sostenible. Dedicamos nuestro tiempo a buscar empresas caracterizadas por oportunidades de crecimiento interesantes, una cultura de innovación y resiliencia financiera probada.
Tribuna de Hamish Chamberlayne, director de renta variable sostenible global de Janus Henderson Investors.
Glosario de términos
Adquisición: operación corporativa por la que una empresa adquiere la totalidad o la mayor parte de las acciones de otra para hacerse con el control de esta última.
Cíclicas: las industrias cíclicas son sensibles a los ciclos económicos y tienden a comportarse mejor en épocas de prosperidad económica. En cambio, generan menores ingresos durante fases de contracción de la economía.
Política fiscal: política de un gobierno relacionada con la fijación de los tipos impositivos y los niveles de gastos. Es independiente de la política monetaria, que normalmente corre a cargo de un banco central.
Inflación: tasa a la que aumentan los precios de los bienes y servicios en una economía.
Apalancamiento: la cantidad de deuda empleada para financiar las actividades de una empresa.
Política monetaria: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria. Estímulo monetario es cuando el banco central aumenta la oferta monetaria y reduce los costos de endeudamiento.
Volatilidad: el ritmo y la medida en que sube o baja el precio de una cartera, un título o un índice de mercado.
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Los principales temas que se trataron durante la COP26 se centraron en que la comunidad internacional ayudará a diseñar y ofrecer un futuro más sostenible tanto para las personas como para el planeta. Pero, según explica Jared Cook, especialista de inversión en renta fija en AXA IM, mientras que las medidas que están tomando los países desarrollados han sido objeto de un gran escrutinio, podría decirse que se ha prestado menos atención al avance -y la financiación- de la sostenibilidad en los mercados emergentes.
Por supuesto, todas las miradas están puestas en China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, responsable de alrededor del 30% de las emisiones mundiales de CO₂. En septiembre de 2020, el presidente de China, Xi Jinping, se comprometió a lograr la neutralidad en materia de carbono para 2060, lo que significa que las emisiones de carbono del país se compensarían financiando una cantidad equivalente de reducción de carbono en otros lugares.
China también ha anunciado recientemente planes para reducir su dependencia de los combustibles fósiles por debajo del 20% para 2060, una declaración ambiciosa dado que el año pasado el carbón representó casi el 60% del uso energético del país (1). En consonancia con estos objetivos, China es ahora el principal productor y exportador de tecnologías de energías renovables, lo que demuestra su firme compromiso con la sostenibilidad (2).
Fuera de China, otros mercados emergentes están dando grandes pasos en cuanto a políticas medioambientales. Por ejemplo, Brasil lleva casi 50 años añadiendo etanol a su combustible para reducir la dependencia de la gasolina, y en 2020 el consumo medio nacional de biocombustible fue de 0,72 barriles equivalentes de petróleo (boe, por sus siglas en inglés) por persona, considerablemente superior a la media mundial de 0,08 barriles equivalentes de petróleo por persona (3). Además, alrededor del 84% de la electricidad de Brasil proviene de fuentes renovables, una de las proporciones más altas a nivel mundial (4).
Por su parte, Costa Rica ha llevado a cabo un enorme programa de reforestación, aumentando la cobertura forestal hasta el 60% del país, frente al 40% de hace sólo 30 años (5). Con una abundancia de energía solar y eólica para aprovechar, Chile también tiene una amplia capacidad de energía renovable.
En 2020, el país se fijó el objetivo de convertirse en uno de los principales productores y exportadores de hidrógeno verde (hidrógeno producido a partir de energías renovables), una iniciativa clave para lograr el objetivo de reducir el consumo mundial de combustibles fósiles.
Otras regiones están menos avanzadas en sus políticas de sostenibilidad, siendo África un ejemplo en el que aún queda mucho por hacer. Sin embargo, esto también significa que hay enormes oportunidades para un impacto medioambiental positivo. El Programa Africano de Estímulo Verde, lanzado en 2021, está diseñado para apoyar la respuesta de recuperación del continente a los devastadores impactos socioeconómicos y ambientales de la pandemia del COVID-19 de una manera más verde y sostenible. Al mismo tiempo, dado que un gran porcentaje de la mano de obra de África está empleada en la agricultura, existe una importante necesidad de apoyo para mejorar la productividad agrícola, lo que a su vez podría conducir a una mayor seguridad alimentaria. Además, millones de personas en el continente siguen sin agua potable, otra área clave que debe ser abordada.
Crecimiento de los bonos verdes
El desarrollo del mercado de bonos verdes es una clara muestra del compromiso de los mercados emergentes con el cambio climático, ya que la deuda se emite con la intención de utilizar los ingresos para financiar proyectos sostenibles. En 2020, se emitieron unos 40.000 millones de dólares en bonos verdes en los mercados emergentes, lo que supone un aumento del 20% respecto al año anterior. Desde 2012, 43 países de mercados emergentes han emitido bonos verdes, lo que supone 226.000 millones de dólares de emisión total. Aunque el mercado de bonos verdes todavía constituye sólo el 5,5% del total del crédito de los mercados emergentes, se está expandiendo rápidamente, con 100.000 millones de dólares de emisión anual prevista para 2023 (6). China sigue siendo el mayor emisor de bonos verdes en los mercados emergentes, pero India, Chile y Brasil también han sido grandes impulsores de este mercado en crecimiento en los últimos años.
Siguen existiendo obstáculos
Sin embargo, los países con mercados emergentes todavía tienen que superar obstáculos para aplicar políticas sostenibles. Por ejemplo, muchos países en desarrollo carecen actualmente de la tecnología necesaria para adoptar las energías renovables y/o de la riqueza para desarrollarlas, mientras que las naciones más pobres tienen necesidades más básicas que atender. Además, dada la heterogeneidad de los mercados emergentes, es difícil aplicar un modelo único para todos. Por ejemplo, la orografía de Brasil dificulta la implantación de trenes eléctricos, mientras que la falta de infraestructuras en Colombia supone un reto para la adopción de tecnología sostenible.
Por un lado, los países de mercados emergentes son algunos de los mayores emisores de carbono, lo que refleja su rápido crecimiento económico reciente, a menudo combinado con fuentes de energía más baratas e intensivas en carbono. Pero, por otro lado, las emisiones de carbono per cápita son significativamente mayores en los mercados desarrollados, y la gran mayoría del presupuesto de carbono ha sido utilizado históricamente por las naciones desarrolladas, en particular la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos (7).
En AXA IM creen que la puesta en marcha de programas de descarbonización no debe ir en detrimento del futuro crecimiento económico de los países con mercados emergentes, y las naciones desarrolladas tienen la responsabilidad de ayudar a financiar la sostenibilidad en los mercados emergentes. Por ejemplo, pueden proporcionar ayuda financiera y tecnología para permitir una aplicación más rápida de las políticas medioambientales, reconociendo que será necesario un esfuerzo de colaboración para luchar contra el cambio climático. El acuerdo alcanzado en la COP26 para que Estados Unidos, la Unión Europea y otros países desarrollados ayuden a financiar la transición de Sudáfrica hacia el abandono del carbón es un paso positivo que podría servir de modelo para otros países y otros proyectos.
Las convicciones de AXA IM
Los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) son una consideración clave a la hora de dirigir el capital hacia los mercados emergentes. Las estrategias de deuda de mercados emergentes de la gestora se adhieren a las políticas de exclusión sectorial de AXA IM, lo que significa que no invierten, por ejemplo, en empresas que producen armas controvertidas, materias primas agrícolas como el aceite de palma.
Dentro de las estrategias de renta fija emergente también se aplica la política de Normas ESG de AXA IM, que también excluye ciertas áreas como el tabaco, así como la metodología de puntación ESG. El objetivo es que las estrategias de deuda de mercados emergentes tengan una puntuación ESG superior a la de su índice de referencia o a la de su universo, fomentando una inclinación hacia inversiones con una alta calidad ESG.
Durante los últimos 20 años, muchos países de mercados emergentes han sido considerados en gran medida como exportadores de materias primas, con economías construidas sobre sus reservas naturales de petróleo, gas y metales. Como tal, el sector energético ha representado normalmente una asignación significativa en las estrategias de deuda de mercados emergentes. Sin embargo, el equipo gestor de las estrategias de renta fija emergente ha ido reduciendo su exposición a estos activos en favor de otros sectores más orientados al consumo que en AXA IM creen que ofrecen una mayor sostenibilidad. También se han centrado en las oportunidades de energía renovables en América Latina y Asia.
Además, en AXA IM han tratado de reducir la huella de carbono de sus estrategias de deuda de mercados emergentes. Para ello, han reducido su exposición a sectores con altas emisiones de carbono, como los productores de acero y proteínas y las empresas de servicios públicos.
La gestora también ha reforzado su política de inversión en el sector del petróleo y el gas, con nuevas exclusiones para mitigar los impactos adversos de la industria sobre el medio ambiente. Dentro de las estrategias de renta fija de los mercados emergentes, han reducido la exposición a los productores de petróleo, en particular a los que son empresas estatales, que además de ser intensivos en carbono son potencialmente menos abiertos al compromiso.
En AXA IM creen que las cuestiones de desarrollo sostenible son una preocupación importante para los inversores en deuda de mercados emergentes. Al combinar los factores ASG con los criterios financieros tradicionales, pretenden no sólo crear estrategias de inversión más estables con una rentabilidad potencialmente superior a largo plazo, sino también ayudar a los países de mercados emergentes a desempeñar su papel en la financiación de un futuro más sostenible para el planeta.
Anotaciones:
(1) China reducirá el uso de combustibles fósiles por debajo del 20% en 2060 | China | The Guardian
(2) Diario de China, marzo de 2021
(3) BP Statistical Review of World Energy 2021
(4) Nuestro mundo en datos 2020
(5) Earth.org, octubre de 2021
(6) IFC 2020
(7) Citigroup, octubre de 2021
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