Pixabay CC0 Public Domain. La inversión sostenible no es cosa de jóvenes: el porcentaje de inversores por encima de los 55 años se duplica
En los últimos cinco años la situación de la inversión con criterios ESG ha cambiado drásticamente. Las finanzas sostenibles han llegado a todas las áreas y la banca privada no se ha quedado atrás, tal y como han asegurado Ángel Borrego, Head of Discretionary Portfolio Management y Head of SRI & Impact Investing en BNP Paribas Wealth Management, y Álvaro Soldevilla, responsable de Gestión Discrecional de Carteras en Deutsche Bank, en un evento de Banca Privada de iKN Spain celebrado recientemente en Madrid.
Respondiendo a la pregunta de quién está empujando más la inversión sostenible, si el cliente o la entidad, los expertos consideran que va muy en paralelo. Respecto al cliente, consideran que la inversión sostenible es algo que está pasando de ser un segmento muy orientado al inversor profesional a que el cliente minorista represente más del 30% de la inversión sostenible.
Además, perciben un cambio, ya que hace años se pensaba que los millennials tenían más interés en estas inversiones, pero han visto que ha habido un cambio cultural importante en la inversión. De hecho, el porcentaje de inversores sostenibles por encima de los 55 años se ha duplicado y el porcentaje es más o menos homogéneo en todos los tramos de edad.
Según destacan, la “E” (medio ambiente) ha sido la principal protagonista, también porque la regulación ha cogido ese camino. Se considera que el primero de los problemas y el más urgente es el cambio climático y la necesidad de generar una economía más sostenible. El siguiente paso sería desarrollar una taxonomía para la parte social y de gobernanza, pero, según señalan los expertos, se está dejando para el final porque es la parte más complicada.
La oferta
A pesar de ello, en sus empresas sí que tienen en consideración estos dos pilares y admiten que hay que saber diferenciar sectores, habiendo algunos más relacionados con criterios medioambientales o sociales, aunque destacan que la gobernanza es más transversal. Sin embargo, alertan de que, a pesar de que la integración de políticas medioambientales y sociales alcanza más de la mitad de las gestoras españolas, en la gama de producto no se llega al 10% los fondos gestionados dentro del artículo 7,8 y 9 mientras que en el extranjero se llega a un 40%.
Con todo ello, los expertos ven que existe más tracción y que la inversión sostenible no es algo nicho en la banca privada. Sobre todo, destacan el desarrollo de la inversión temática y la inversión en megatendencias, las cuales suelen tener relación directa con los criterios ESG. Además, agradecen el esfuerzo que se ha dado a nivel regulatorio, el cual ha dotado a la industria de un cuadro más armonizado y se puede hablar de la integración de los criterios ESG en la toma de decisiones.
En cuanto al nuevo reglamento, los expertos lo ven como un pilar más para el desarrollo de este tipo de inversión y señalan que tendrá también una labor didáctica. Según explican, el reglamento busca sacar dinero de inversiones que no cumplan objetivos medioambientales, algo que implica ver las inversiones con otro punto de vista diferente.
Asimismo, alertan de que el reglamento es complejo e implica mucho trabajo en poco tiempo, con cambios y retrasos. Según admiten, habla de conceptos que son difíciles de comprender y exigen bastante formación tanto de la parte de las entidades como de los clientes.
El sector de la gestión de patrimonios no deja de evolucionar y Capgemini ha elaborado un informe en el que destaca las 10 tendencias clave que marcarán la industria en 2022, explorando los principales patrones de negocio que se espera que den forma al ecosistema de los servicios financieros. La preparación para el traspaso de riqueza, la búsqueda de consolidación, el resurgimiento de los family offices, la inversión en activos digitales, la ciberseguridad como prioridad, la transformación digital, el asesoramiento híbrido, el desarrollo de estrategias de medición de la inversión sostenible, el análisis del comportamiento o las finanzas integradas son algunas de estas claves.
Tendencia 1: prepararse para el traspaso de riqueza
Las empresas estratégicas de gestión de patrimonios estarán preparadas para aprovechar las grandes oportunidades de traspaso de riqueza. El traspaso intergeneracional de riqueza más importante de la historia –de los Baby Boomers a la Generación X, los millennials y la Generación Z– está comenzando y para ello, la formación es fundamental.
Las empresas de gestión de patrimonios deben mejorar la formación de los consultores para ofrecer un asesoramiento financiero eficaz a los clientes más jóvenes y, al invertir en el conocimiento de estos nuevos clientes obtendrán mejores beneficios de rendimiento.
Tendencia 2: explorando la consolidación
Las gestoras de patrimonios exploran la consolidación entre unidades de negocio y otras empresas para obtener una ventaja estratégica. La elección de un modelo de negocio unificado se ha popularizado en el sector para ofrecer servicios hiperpersonalizados y obtener una posición estratégica en un mercado cada vez más competitivo.
A medida que la adquisición de clientes se hace más difícil, las consolidaciones proporcionan a las empresas el acceso a nuevos segmentos de clientes, o incluso la oportunidad de construir relaciones más profundas con los habituales.
Tendencia 3: el resurgimiento del family office
Las oficinas familiares resurgen mundialmente. El modelo de family office se ha hecho progresivamente más común en la última década ante la inminente gran transferencia de activos y la creciente demanda de personalización del inversor.
Se estima que el crecimiento de este modelo siga en auge y, ante la posibilidad de una supervisión reglamentaria, los family offices deberán evolucionar hacia un enfoque integral de servicios financieros construido sobre una plataforma de gobernanza corporativa y familiar.
Tendencia 4: activos digitales
La planificación de una estrategia de inversión en activos digitales es cada vez más importante. A medida que los activos y monedas digitales presentan nuevas oportunidades para los inversores y empresas de gestión de patrimonios, la creación de una estrategia de inversión adecuada se está convirtiendo en algo esencial.
Proporcionar ofertas para invertir en activos digitales será fundamental para que las empresas de gestión de patrimonios satisfagan la demanda de los clientes, especialmente de los inversores más jóvenes y conocedores de la tecnología. Además, estos activos permitirán a los clientes realizar inversiones que antes eran inasequibles, como los bienes inmuebles y el capital privado, al permitir la propiedad fraccional.
Tendencia 5: ciberseguridad
La ciberseguridad se convierte en una prioridad para las empresas de gestión de patrimonios. A medida que se amplía la capacidad de recopilación de datos de los usuarios para respaldar la transformación digital acelerada y los servicios hiperpersonalizados, tener una infraestructura de ciberseguridad sólida se convierte en esencial.
Por esto, deben implantar una estructura de confianza cero, que consiste en eliminar la confianza puesta en la red. Los principios de «nunca confíes y siempre verifica» protegen el entorno digital moderno aprovechando la segmentación de la red para evitar el movimiento, proporcionando siete niveles de prevenciones de amenazas y simplificando el control de acceso de los usuarios, explican en Capgemini.
Tendencia 6: transformación digital
El diseño centrado en las personas será fundamental para las estrategias de transformación digital de las gestoras. A medida que las empresas ponen su atención en la creciente transformación digital, orientan los diseños de sus productos e interfaces hacia el cliente y los asesores para garantizar una calidad de experiencia (CX) superior. Se estima que en 2022 y en adelante, este sector se enfrentará a la intensa competencia de los nuevos actores digitales y a la posible entrada de las BigTechs, dando lugar a un cambio donde la oferta de una CX digital superior se convierta en una apuesta de negocio.
Tendencia 7: asesoramiento híbrido
La oportunidad de un asesoramiento híbrido abrirá nuevas vías de ingresos. Para satisfacer las demandas de los clientes y captar el emergente mercado de los compradores masivos, es inevitable la transición a un enfoque de asesoramiento personalizado e híbrido. Estos nuevos modelos pueden hacer que la experiencia global de la gestión del patrimonio sea más fluida para los clientes, al tiempo que liberan el tiempo de los asesores para realizar tareas de mayor importancia. Sin embargo, las empresas tendrán que superar los retos, como el alto coste de adquisición y las limitaciones de los sistemas heredados.
Tendencia 8: medición de la inversión sostenible
A medida que evoluciona la inversión sostenible, la creación de capacidades para medir el impacto de la ESG es el próximo paso. Los grandes patrimonios exigen más información sobre la inversión sostenible y el impacto que tienen a nivel medioambiental, social y de gobernanza (ESG), por lo que es esencial que las empresas desarrollen las capacidades de medición necesarias. No obstante, deben evitar el greenwashing,como dar falsas impresiones o compartir información engañosa que sugiera que una empresa o sus productos son respetuosos con el medio ambiente y en verdad no lo sean.
Tendencia 9: análisis del comportamiento
Realizar análisis del comportamiento facilita la interacción entre empresas y clientes. Las grandes firmas están incorporando los análisis del comportamiento a sus modelos de negocio y a sus de las empresas. Las finanzas adaptadas al comportamiento son una tendencia que seguirá ganando impulso a medida que los asesores se preparen para hacer frente a la extrema volatilidad de los mercados.
Tendencia 10: finanzas integradas
La reciente aparición las finanzas integradas, que han llevado a cabo las fintechs, está cambiando la dinámica del sector y de sus profesionales.Para los operadores tradicionales, asociarse con estas empresas tecnológicas supone una oportunidad de aumentar los ingresos ampliando los distintos grupos de clientes que ya están siendo captados por los nuevos operadores digitales.
Pixabay CC0 Public DomainKuchihige Saboten. Kuchihige Saboten
Esta mañana hemos despertado con la impactante noticia de la invasión de Ucrania. Las inmediatas caídas generalizadas de las bolsas asiáticas se están replicando en las europeas, y en breve ocurrirá lo mismo con Wall Street.
No obstante, y pese al lógico nerviosismo que se ha apoderado de los mercados, desde Fidelity International nos recuerdan que los inversores deben mirar más allá de este ruido ensordecedor y no dejarse arrastrar por el mismo. Hay que mantener la cabeza fría para evitar dañar las carteras en el medio y largo plazo.
La volatilidad es algo normal dentro de la inversión a largo plazo
La volatilidad bursátil es una parte inevitable e indisociable de la inversión. Es el resultado de unas reacciones excesivas por parte de los inversores a los cambios económicos, políticos y empresariales. La mentalidad es clave: cuando los inversores están preparados desde comienzo para los episodios de volatilidad, hay mayores probabilidades de reaccionar racionalmente y de que se siga centrado en los objetivos a largo plazo.
Como advirtieron los famosos inversores Warren Buffet y Peter Lynch, a menos que un inversor sea capaz de controlar sus emociones y no dejarse arrastrar por el tono general del mercado, es mejor que evite la renta variable. En palabras de Buffet: «A menos que puedas ver cómo tus inversiones en acciones pierden un 50% sin caer en el pánico, no deberías invertir en bolsa». Por su parte, Lynch recuerda que «todo el mundo tiene la capacidad mental para ganar dinero en la bolsa, pero no todo el mundo tiene estómago. Las personas susceptibles de venderlo todo en un momento de pánico deberían evitar totalmente las acciones y los fondos de inversión».
Desde Fidelity recuerdan que invertir en los mercados financieros puede ser una empresa compleja, aunque lucrativa, que requiere sólidas habilidades de análisis, una mentalidad racional y cerebral, un horizonte a largo plazo y paciencia a partes iguales. «Los inversores que se preparan para las correcciones, o que intentan anticiparse a ellas, han perdido mucho más dinero que el que se ha perdido en las propias correcciones», señala Peter Lynch, en una de sus reflexiones más populares.
A largo plazo el riesgo suele tener recompensa
En el largo plazo, el riesgo bursátil suele obtener recompensa. En los últimos 10, 20, 50 y 95 años la rentabilidad de las acciones ha superado consistentemente a la de la deuda pública y la liquidez. Si un inversor hubiera comprado acciones por valor de 100 dólares en 1925, a finales de 2020 hubiera obtenido unos 54.892 dólares, frente a los 1.257 de la deuda pública o los 148 de la liquidez.
Además, después de cada corrección suelen surgir oportunidades de inversión, por lo que resulta fundamental no dejarse llevar por el sentimiento del mercado.
Es importante mantener la calma en las jornadas más volátiles, tratando de no salir y entrar en el mercado, pues perderse los mejores días del mercado puede afectar considerablemente las rentabilidades a largo plazo.
10 mensajes para recordar cuando la volatilidad golpea
Por último, desde Fidelity International quieren recordar a los inversores el siguiente decálogo de recomendaciones:
La volatilidad es parte normal de la inversión
Los inversores a largo plazo suelen verse recompensados porasumir riesgo de renta variable
Las correcciones del mercado pueden crear oportunidadesatractivas
Se debe evitar salir y entrar de las inversiones
Los beneficios derivados de las inversiones periódicas seacumulan
La diversificación de las inversiones ayuda a genera rentabilidades más homogéneas
Hacer hincapié en las rentas aumenta las rentabilidades totales
Invertir en valores de calidad da fruto a largo plazo
No hay que dejarse arrastrar por el tono general del mercado
La inversión activa puede ser una estrategia de éxito
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Pixabay CC0 Public Domain. Caída de acciones y bonos e índices en corrección: así arranca el frente de la guerra entre Rusia y Ucrania en los mercados
Lo que ayer tildamos de tensión geopolítica, esta madrugada se ha convertido en un conflicto real en Europa. Los expertos se apresuran a analizar este riesgo para calcular su alcance en términos económicos y de mercado, sin olvidar que la población civil es la principal víctima.
Las bolsas mundiales han arrancado la jornada con fuertes caídas después de que Vladimir Putin, presidente de Rusia, haya iniciado una invasión militar en Ucrania. En concreto el Dax alemán y el Ibex iniciaron marcando caídas en torno al 4%, mientras que los futuros del Eurostoxx50 lo hicieron un 4,7%. Por su parte, Wall Street registró ayer una caída del 2% en su índice S&P 500, desplomes que hoy podrían repetirse y extenderse a otros índices relevantes como el Nasdaq. «La vuelta a la cotización del mercado japonés, tras el festivo del día precedente, provoca caídas próximas al 2% en el Nikkei y del 1,3% en el Topix, con las compañías de componentes electrónicos liderando los descensos en este último índice. Caídas más importantes en el caso de China, de nuevo provocadas por la incertidumbre geopolítica y que son superiores al 3% en el caso del Hang Seng de Hong Kong y próximas al 2% para el CSI 300 continental», añaden los analistas de Banca March.
«El ataque de Rusia en Ucrania, aunque muy previsible desde hace semanas, ha tenido como efecto en el mercado un inmediato incremento de la aversión al riesgo, que se está traduciendo en un fuerte rally de la deuda pública que actúa como activo refugio, y en una también fuerte caída de las bolsas, que probablemente se muevan hacia soportes relevantes, en una primera instancia”, comenta Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía. Además, el precio del barril Brent ha superado los 100 dólares y los diferenciales de crédito se amplían con fuerza. Por ejemplo, el de la deuda investment grade europea está en 75 y el del high yield en 388; y la deuda pública y el oro suben al actuar como activo refugio.
Las divisas también se están resentido por causa de esta acción militar. El euro/dólar tocó nuevos mínimos tras la noticia del ataque de Rusia, mientras el choque de estanflación de Europa del Este activó a los bajistas en el mercado. Por su parte, el rublo ha tocado su punto más bajo desde 2016, y el comercio se ha detenido en Moscú.
“Desde el empeoramiento de las tensiones entre Rusia y Ucrania, el euro ha estado operando ligeramente a la baja, pero el cambio en la comunicación del BCE desde la reunión de febrero le ha servido de red de seguridad. Sin embargo, la incertidumbre en torno a la situación actual significa que los riesgos tienden a la baja para el euro, especialmente porque la invasión ha aumentado los temores en torno al suministro de gas de Europa”, explican los analistas de Monex Europe.
En opinión de Javier Molina, portavoz de la plataforma de inversión en multiactivos eToro en España, viendo la reacción de los mercados, el riesgo Ucrania no estaba descontado. “El precio del petróleo puede escalar hasta los 110 dólares, el oro va camino de los 2.000 dólares y la incertidumbre permanecerá en el corto plazo. Ajustar la ponderación de las carteras, aumentar algo el cash y mantener el perfil de riesgo correcto, clave en estos momentos”, señala Molina.
Corrección, refugios y oportunidades
Según su último análisis, los activos con mayor exposición a la crisis ucraniana, como los ubicados en países vecinos, están sufriendo el mayor impacto, ya que las monedas CE-4 han caído más de un 1,5 % esta mañana, mientras que el rublo ruso cotiza más de un 7% a la baja. “Los índices bursátiles en estos países están mostrando mayores caídas, mientras que los futuros del gas natural europeo han subido más de un 41% ante el temor de que Rusia responda a cualquier sanción generalizada con prohibiciones de exportación de sus productos básicos a la UE. Mientras Rusia continúa su invasión a gran escala en un intento de desmilitarizar a Ucrania, la atención del mercado se focalizará únicamente en la respuesta de Occidente”, apuntan.
En opinión de Ignacio Fuertes, socio y director de inversiones de Rentamarkets, en este entorno de incertidumbre, los activos refugio, como son bonos del tesoro, se ven beneficiados por la aversión al riesgo que inunda a la comunidad inversora. “Después de la revisión de los precios que hemos vivido estos últimos meses en la renta fija por el ajuste de expectativas inflacionistas de los propios bancos centrales, los largos plazos de la deuda gubernamental serán uno de los activos que destaquen, especialmente en aquellas referencias con mayor calidad como son el bono alemán, el americano, el holandés o el francés, aunque hay que matizar que los bonos españoles también están mostrando un buen comportamiento. También destacarán los bonos ligados a la inflación, que se verán además beneficiados por las tensiones en materias primas (tanto energéticas como agricultura)”, afirma.
El peor de los escenarios se ha cumplido y, en línea con la valoración de los analistas de Monex Europe, el reto de una Rusia más beligerante ha devuelto una mayor cohesión y “objeto social” a la OTAN, señalan desde Mutuactivos. Y advierte que “la contundencia y cohesión, o la falta de ambos, con la que responda Occidente puede marcar en el futuro la presión que China se atreva a ejercer con Taiwán”.
Según, Ignacio Dolz de Espejo, director de soluciones de inversión y producto de Mutuactivos, destaca la presión que seguirá existiendo sobre los precios de la energía, lo que impedirá que la inflación caiga tan rápido como se esperaba, la posibilidad de que los bancos centrales pierdan margen de maniobra en política monetaria y los gobiernos, en política fiscal. “La UE necesita disminuir su dependencia energética de Rusia y compaginar este proceso con la descarbonización de la transición energética será difícil y costoso”, añade Dolz de Espejo.
Por su parte, Leonardo Pellandini, estratega de renta variable en Julius Baer, explica que el sentimiento de preocupación está impulsando la dirección de los mercados, lo que, en su opinión, llevará a una gran venta hoy, dado el aumento de la aversión al riesgo, que hará que los inversores deshagan posiciones abarrotadas en los mercados de renta variable y roten hacia activos más seguros.
“El impacto en los beneficios empresariales del S&P 500 y del Stoxx 600 es limitado, ya que los componentes de sus índices sólo obtienen una parte marginal de sus ingresos en Rusia y Ucrania. En lo que respecta a la renta variable rusa, que ya ha sufrido una importante caída desde principios de año (-18% a lo largo del año en el índice MOEX de Rusia), una nueva venta en el mercado bursátil local, teniendo en cuenta el escenario de la guerra, podría llevar a un rendimiento aún más bajo, del orden del 15% al 20%, en nuestra opinión”, señala Pellandini.
El experto destaca que “mientras que la economía de EE.UU. puede considerarse presumiblemente protegida de un impacto negativo en la economía de Rusia, que representa sólo el 1,3% del PIB mundial, dado que el país es más independiente también hacia el espacio energético, la eurozona podría ver consecuencias diferentes”. Rusia representa, aproximadamente, el 10% de la producción mundial de petróleo y el 41% de las importaciones europeas de gas: dependiendo de la severidad de las sanciones impuestas, veremos diferentes resultados en los mercados de valores europeos.
Movimientos políticos, consecuencias económicas
Todos los análisis de las últimas semanas indicaban que el primer paso que dará Occidente será la aprobación de sanciones económicas para Rusia. Sobre ellas Stephanie Kennedy, analista de economía en Julius Baer, explica que, hasta ahora, las sanciones occidentales en respuesta a las últimas agresiones han sido relativamente suaves. Sin embargo, afirma que, a diferencia de conflictos anteriores, se ha producido una respuesta concertada y más rápida.
“Si Rusia no retrocede, se impondrán más medidas, un escenario que ahora parece bastante probable. Por lo tanto, es probable que el aumento de las tensiones entre Occidente y Rusia, junto con nuevas sanciones y la flexión de los músculos, mantengan una alta presión sobre el rublo en los próximos meses. A más largo plazo, esperamos que los acontecimientos políticos vuelvan a quedar en un segundo plano, pero los vientos en contra derivados de la bajada de los precios de la energía deberían convertirse en una fuerza motriz”, afirma Kennedy.
Por ahora, la Unión Europea ha preparado y anunciado una batería de sanciones con el objetivo de «limitar la capacidad» de la economía rusa para reducir su impulso militar. Sin entrar en detalles, Ursula Gertrud von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha indicado que estas sanciones están orientadas a limitar el acceso de Rusia a los mercados financieros y se centrarán en sectores clave como, por ejemplo, el tecnológico.
En opinión de Gregor Hirt, Global CIO Multi Asset de Allianz Global Investors, esta situación pone al BCE en una situación difícil respecto a las decisiones de política monetaria que tiene sobre la mesa. “Las cifras de inflación ya están en niveles récord, lo que había llevado a los mercados a especular con una subida de los tipos de interés este año. Sin embargo, un aumento de los precios de las materias primas es, de hecho, un impuesto sobre la producción y el consumo que afectaría negativamente al crecimiento. Así pues, aunque las tasas de inflación podrían seguir subiendo, el BCE podría adoptar una postura más bajista por el momento. En general, el aumento de los precios de las materias primas se traducirá en un menor crecimiento mundial y Europa será probablemente la región más afectada”, comenta Hirt.
Gestión de la incertidumbre y la volatilidad
Mientras el mundo y los mercados digieren este nuevo conflicto militar, desde Fidelity invitan a los inversores a “mirar más allá del ruido” y no dejarse arrastrar por él. “La volatilidad bursátil es una parte inevitable e indisociable de la inversión y es el resultado de las reacciones (excesivas) de los inversores a los cambios económicos, políticos y empresariales. La mentalidad es clave: cuando estamos preparados desde el comienzo para los episodios de volatilidad, tenemos más probabilidades de reaccionar racionalmente y seguir centrados en nuestros objetivos a largo plazo”, recuerdan desde Fidelity.
Para Johanna Kyrklund, directora de inversiones de Schroders, las crisis anteriores han demostrado que lo que más odian los mercados es la incertidumbre y por eso insiste en que mantener la «cabeza fría» es importante. «Ahora que Rusia ha invadido Ucrania, nos hemos acercado un poco más al pico de incertidumbre y al terreno de las malas noticias reales. Tras el estallido del conflicto, los inversores ya pueden descontar con más facilidad el impacto de las noticias en los precios de los activos, incluso si las consecuencias son negativas», explica Kyrklund.
En su opinión, ahora la principal fuente de incertidumbre es cómo reaccionarán los ucranianos y las potencias occidentales. «Se supone que la respuesta será el endurecimiento de las sanciones. Pero también está la cuestión de si en algún momento Occidente estará dispuesto a intervenir militarmente. Así que no creemos que hayamos alcanzado todavía el pico de incertidumbre. En este momento, no recomendaríamos intentar predecir cuándo el mercado va a tocar suelo, al menos hasta que veamos qué pasa tras el fin de semana», añade.
Pixabay CC0 Public Domain. En los últimos 122 años, la renta variable mundial ha proporcionado una rentabilidad real anualizada del 5,3%
La renta variable es la clase de activo que mejor se ha comportado a largo plazo, también durante los ciclos de inflación y de subida de tipos. En concreto, en los últimos 122 años, la renta variable mundial ha proporcionado una rentabilidad real anualizada en dólares del 5,3%, frente al 2,0% de la renta fija y el 0,7% de las letras, según los datos que arroja la última edición del informe Credit Suisse Global Investment Returns Yearbook.
La publicación, que analiza las principales categorías de activos en 35 países* usando una serie histórica de datos desde 1900, invita a los inversores y gestores a realizar una revisión histórica de los últimos 122 años para abordar con perspectiva los vientos de cambios que soplan en los mercados financieros, entre ellos la inflación.
“Una conclusión sencilla es que los rendimientos se deterioran para ambas clases de activos a medida que aumenta la inflación. Esto no sorprenderá a los inversores en renta fija, pero es un firme recordatorio de que la renta variable no es la cobertura de la inflación descrita a menudo”, advierte Axel P. Lehmann, Chairman of the Board of Directors de Credit Suisse Group AG.
Según su análisis, la renta variable ha superado a los bonos, las letras y la inflación en los 35 mercados. “Desde 1900, la renta variable mundial ha superado a las letras en un 4,6% anual y a los bonos en un 3,2% anual”, matiza en sus conclusiones. Además, en perspectiva, los autores estiman que la prima de riesgo de la renta variable se situará en torno al 3,5%, un poco por debajo de la cifra histórica del 4,6%. “Con una prima del 3,5%, los inversores en renta variable seguirían esperando duplicar su dinero en relación con las letras del Estado a corto plazo en 20 años”, añaden.
Desde una perspectiva geográfica, desde 1900, EE.UU. ha sido el mercado de valores con mejor rendimiento, con una rentabilidad real anualizada del 6,7%, además su participación en la renta variable mundial se ha cuadruplicado hasta alcanzar un asombroso 60%. Otra de las conclusiones que arroja el informe es que, históricamente, la diversificación entre acciones, países y activos ha mejorado en gran medida la relación entre rentabilidad y riesgo.
El impacto de la inflación y las rentabilidades
Sobre el papel de la inflación, los responsables del estudio destacan que “ha sido una fuerza importante a lo largo del siglo XX y es evidente que debemos ajustar los rendimientos de las inversiones a los cambios en el poder adquisitivo”, apuntan. Según muestra el documento en sus conclusiones, en Estados Unidos, la inflación anualizada fue del 2,9%, frente al 3,6% del Reino Unido. “Gracias al poder de la capitalización, esta diferencia aparentemente pequeña significó que, mientras los precios de consumo estadounidenses se multiplicaron por 33, los del Reino Unido se multiplicaron por 73. Los precios no subieron de forma constante durante los 122 años y todos los países experimentaron una deflación en algún momento de la década de 1920 y principios de la de 1930. En Estados Unidos, los precios al consumo cayeron casi un tercio en los años posteriores a 1920 y no recuperaron su nivel de 1920 hasta 1947”, explican.
Las conclusiones de este anuario confirman que los bonos sufren durante la inflación, pero la alta inflación también perjudica a la renta variable y permite argumentar que la renta variable no cubre la inflación: los rendimientos reales de las acciones están correlacionados negativamente con la inflación. Sin embargo, matizan que, a pesar de ello, y como reflejo de la prima de riesgo de la renta variable, las acciones han batido la inflación.
“En el gráfico inferior, comparamos los rendimientos de la renta variable y de la renta fija con la inflación en el mismo año para toda la gama de 21 países de los que tenemos un historial completo de 122 años. Excluimos los años hiperinflacionarios de 1922-23 para Alemania y 1921-22 para Austria. De las 2.558 observaciones de años de países, identificamos aquellas con el 5% de tasas de inflación más bajas (es decir, con una deflación muy marcada), el siguiente 15% más bajo (que tuvo una deflación limitada o precios estables), el siguiente 15% (que tuvo una inflación de hasta el 1,6%) y el siguiente 15%; estos cuatro grupos representan la mitad de nuestras observaciones, todas las cuales experimentaron una inflación del 2,7% o menos”, recoge el documento.
Subida de tipos: otra preocupación a corto plazo
Según reconocen los autores, la otra gran preocupación es el endurecimiento de la política monetaria y las subidas de los tipos de interés. “Periódicamente, a lo largo de la historia, ha habido momentos en los que la inflación se ha disparado, como ocurrió el año pasado. En la mayoría de los países, los bancos centrales se encargan de controlarla. Los bancos centrales están revisando su postura tras años de política monetaria flexible y su apoyo especial a la pandemia. Varios países ya han subido los tipos en 2021, como el Reino Unido, Corea del Sur, Brasil, Sudáfrica, Rusia y Nueva Zelanda. La Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón están reduciendo sus ayudas de emergencia. Sin embargo, todas las miradas están puestas en la Fed, ya que sus subidas de tipos de interés no solo afectan a EE.UU., sino a todo el mundo. Actualmente, se esperan entre cinco y siete subidas de tipos en 2021”, explican.
En ese sentido, el documento destaca que a lo largo del último siglo, los rendimientos de los activos de EE.UU. y del Reino Unido han sido bajos durante los periodos de subidas de tipos. En este contexto, las acciones estadounidenses tuvieron una rentabilidad real anualizada del 3% durante los periodos de subida de tipos, frente al 9,7% durante las caídas. En cambio, los bonos estadounidenses obtuvieron una rentabilidad real anualizada del 0,2% durante los periodos de subida de tipos, frente al 3,7% durante las caídas. Por su parte, el Reino Unido imitó la experiencia de Estados Unidos en los ciclos de subida de tipos de interés.
Teniendo en cuenta los datos del anuario, que representaban más del 95% del mercado mundial, la conclusión es que, durante los ciclos de subida, ha sido difícil identificar los activos que se han comportado bien. “Los rendimientos del sector, las primas de los factores y los rendimientos de los activos reales han sido menores cuando los tipos suben”, indica en sus conclusiones.
El poder de la diversificación
Ante este contexto, los autores del informe -los profesores Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton- han puesto el foco en el poder que tiene la diversificación, y que ha tenido históricamente, en términos de valores, países y clases de activo.
Su principal conclusión es que la diversificación reduce el riesgo, de modo que los inversores pueden obtener la misma rentabilidad con un riesgo menor, o una mayor rentabilidad con el mismo riesgo. Y refutan las afirmaciones de que entre 10 y 20 valores pueden garantizar una gran diversificación.
“El entorno actual de mayor volatilidad y rotación de sectores/factores es potencialmente más prometedor para los inversores activos. Pero para generar alfa se requiere una verdadera habilidad y una mayor exposición al riesgo”, apuntan en las conclusiones y añade: “La globalización ha facilitado la inversión internacional y, en los últimos 50 años, la inversión global generó una relación recompensa/riesgo más alta que la inversión nacional en la mayoría de los países”.
El análisis de los datos históricos muestra algunas excepciones. Por ejemplo, en EE.UU., durante los últimos 50 años los inversores habrían estado mejor invirtiendo en el país. “Esto reflejó una excelente rentabilidad y una menor volatilidad del mercado bursátil estadounidense”, explican. En perspectiva, los autores aconsejan a todos los inversores, incluidos los de EE.UU., que inviertan globalmente porque así se reducirá el riesgo de la cartera y aumentará los ratios de sharpe. Pero los autores advierten que no hay garantías.
Respecto a los inversores de mercados pequeños y emergentes reconocen que “tienen más que ganar con la diversificación global que los de los mercados desarrollados”, lo cual no significa que por ello dejan de comprar en mercados emergentes.
Por último, las conclusiones indican que la diversificación entre clases de activos también puede reducir el riesgo. “La correlación negativa entre las acciones y los bonos desde finales de la década de 1990 ha hecho que las acciones y los bonos sean una cobertura natural entre sí”, indica el documento en sus conclusiones.
Sin embargo, los autores no recomiendan confiar en la continuación de las correlaciones negativas entre acciones y bonos, y se recuerdan que las correlaciones tienden a aumentar en los mercados bajistas y en tiempos de crisis. Pero concluyen que, para los inversores a largo plazo, estos factores a corto plazo no deberían ser una gran preocupación.
“Aprender de la historia financiera y utilizarla para arrojar luz sobre los problemas a los que se enfrentan los inversores nunca ha sido tan importante. Mientras navegamos por la creciente inflación, y una inminente reevaluación de la política monetaria y fiscal mundial, nuestra investigación proporciona la evidencia para apuntalar la estrategia de inversión para el futuro”, concluye el profesor Paul Marsh, de la London Business School, y uno de los autores del anuario.
*Los mercados incluidos en el Anuario representaban más del 95% del mercado mundial de renta variable en 1900. Incluyendo los 12 nuevos mercados introducidos en las ediciones de 2021 y 2022, los 35 países del Anuario cubren ahora el 98,7% del universo invertible actual. Los nuevos países introducidos en 2022 son Argentina, Chile y Grecia. El Anuario también incluye índices compuestos para cada uno de los países del mundo, el mundo sin Estados Unidos, Europa, los mercados desarrollados y los mercados emergentes. Estos están en moneda común, tienen una historia completa de 122 años y hoy en día proporcionan una cobertura de prácticamente el 100% de la renta variable mundial.
Pixabay CC0 Public DomainChris Lawton. Chris Lawton
Los inversores son bastante conscientes de que el tamaño de los balances de los bancos centrales se ha disparado en la última década más o menos. Ahora bien, su tamaño en términos nominales, pese a ser enorme, carece de un contexto importante. A finales de 2021, el balance de la Reserva Federal estadounidense (Fed) era de 8,7 billones de dólares, mientras que el balance del Banco Central Europeo (BCE) ascendía a 8,5 billones de euros.
Si bien estos números parecen desorbitados, ¿qué porcentaje representan de sus respectivas economías? Esos números son aún más escalofriantes: el balance de la Fed equivale a más del 38% del producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos, mientras que el balance del BCE representa casi el 70% del PIB de la zona euro. A mi parecer, el crecimiento de esos balances refleja adecuadamente la escala de la represión financiera de los últimos años (a saber, el mantenimiento de los tipos de interés por debajo de la tasa de inflación y el abaratamiento del coste de la deuda pública) y las distorsiones resultantes.
Señales distorsionadas
Los precios de mercado de todos los bienes y servicios, desde acciones y bonos hasta tuercas y tornillos, cumplen una función específica: enviar importantes mensajes a inversores, fabricantes, consumidores e incluso reguladores. Por ejemplo, ¿debería acelerarse la producción o sustituirse un producto barato por otro más caro? Es fácil entender por qué las señales del mercado representan datos útiles para el proceso de toma de decisiones y asignación del capital de la economía mundial.
Ahora bien, cuando estas señales están distorsionadas y proporcionan falsos positivos (o negativos), tanto en la economía real como en los mercados financieros, es posible que se produzcan desequilibrios. Los clientes realizan pedidos excesivos, los proveedores producen en exceso, los inversores invierten en desmesura, etc. La única pregunta que cabe plantearse es: ¿en qué medida se exceden?
Por desgracia, a veces estos desequilibrios no pueden medirse con facilidad. Como Einstein afirmó: “Ni todo lo que cuenta puede ser cuantificado, ni todo lo que puede ser cuantificado cuenta”. Algo que es difícil de cuantificar son los años de represión financiera, los desequilibrios en aceleración, las ineficiencias y los riesgos que nosotros —o las autoridades políticas— no podemos detectar fácilmente. Puede que no los veamos claramente, pero no por eso dejan de existir.
En mi opinión, algunas ineficiencias están ocultas a plena vista. El coronavirus puede que tenga algo de culpa, aunque la escasez de bienes se debe en parte a una deficiente asignación de los recursos a lo largo de los diez últimos años. Durante el periodo de gran estancamiento que caracterizó el ciclo económico posterior a la crisis financiera mundial, las empresas se afanaron por maximizar el capital circulante e impulsar las rentabilidades de los accionistas mediante el alargamiento de las cadenas de suministro y la explotación de los procesos de gestión de existencias denominados “justo a tiempo”. Hoy en día, como resultado de la pandemia, estas tendencias se están invirtiendo, ya que las empresas sacrifican la eficiencia y toleran un menor nivel de capital circulante con el fin de poner productos en las estanterías a disposición de los clientes. Y después de décadas ejerciendo poder sobre la mano de obra, lo que ayudó a las compañías a lograr unos márgenes de beneficios récord en 2018, la balanza se ha inclinado hace poco a favor del trabajo. Tras años de inversiones insuficientes, el precio del capital humano está aumentando a un ritmo acelerado y las empresas poco pueden hacer en este sentido, lo que supone un problema importante, dado que los costes laborales representan el grueso de los gastos operativos de las compañías.
Puede que la pandemia fuera la llama que prendiera el fuego, pero la yesca era años de distorsiones de los precios y el comportamiento que alentaba.
Los negocios imitan a la naturaleza
Como profesionales financieros, aprendimos en la facultad que las rentabilidades presentan una distribución normal porque unas compañías fracasan y otras sobreviven. Como los árboles, ninguna empresa crece hasta el infinito. Aunque muchos negocios perduran durante décadas, la tasa de mortalidad es del 100%. No obstante, este ha sido menos el caso en los últimos años, debido a la supresión del riesgo. Los mercados se han visto propulsados al alza, en lugar de desplomarse, porque las autoridades políticas se han inmiscuido en el ecosistema.
En consecuencia, la selección de títulos apenas ha aportado valor. Cuando la rentabilidad sobre el capital abunda, la importancia del asesoramiento financiero desciende. Como se muestra en el siguiente gráfico, no debería sorprendernos cuánto terreno ha ganado la inversión pasiva en los últimos años, ya que, por naturaleza, los seres humanos extrapolan al futuro el pasado más reciente. Las rentabilidades históricas siguen determinando el comportamiento de muchos inversores.
Sin embargo, estoy convencido de que lo opuesto también se cumple: cuando las rentabilidades escasean, la experiencia financiera será más valiosa y la inversión pasiva cederá su posición de liderazgo.
Una reducción impredecible
No trabajo para ningún banco central ni puedo prever cómo se reducirá el tamaño de unos balances valorados en varios billones de dólares. Pero algo es seguro: la situación actual es insostenible. Tan solo unas pocas semanas después del arranque del año, los bancos centrales así lo han dejado entrever. Y más importante aún, los mercados financieros descontarán las intervenciones de los bancos centrales antes de que se materialicen, conforme los inversores anticipan el futuro.
En consecuencia, los riesgos y los desequilibrios, tanto conocidos como desconocidos, saldrán a la luz. Si bien el futuro es incierto, y tal vez preocupante, nos entusiasma enormemente la posibilidad de que los profesionales financieros puedan demostrar su valía a medida que cambia el panorama monetario. Cuando lo haga, los activos financieros con visibles flujos de caja duraderos volverán a ser, en mi opinión, bienes escasos.
Tribuna de Robert M. Almeida, Jr, gestor de carteras y estratega de inversión global en MFS Investment Management.
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Foto cedidaAlberto Gordo, socio fundador de Protein Capital en Kick Off Punta del Este. Protein Capital continúa su internacionalización con el foco en Latinoamérica
Protein Capital, el primer hedge fund español especializado en criptomonedas, continúa su proceso de internacionalización con el objetivo de alcanzar los 30 millones de euros bajo gestión durante su primer año de operativa.
Para alcanzar este objetivo, la firma ha desembarcado con su fondo CryptoFund en Latinoamérica, donde actualmente está buscando partners de distribución principalmente en tres regiones: Uruguay, México y Chile. El fondo requiere una inversión mínima de 50.000 euros y solo invierte en las 20 monedas de mayor capitalización bursátil. Se constituyó con un capital inicial de 3 millones de euros en activos bajo gestión y cerró el ejercicio de 2021 con 23 millones de euros.
Según ha explicado Alberto Gordo, partner & CIO de Protein Capital, su interés por entrar en el mercado latinoamericano radica en que el conocimiento de las criptomonedas en estos mercados emergentes es casi universal (en torno al 97%) y su utilización está muy extendida tanto en términos de inversión como de transaccionalidad.
“A medida que la inversión minorista en criptodivisas se hace más accesible y aumentan los canales de compra, venta e intercambio, la confianza en las criptomonedas se va incrementando también, lo cual abre el camino para que los inversores institucionales se suban al carro de la criptoeconomía tal y como hemos visto en España y otros países”, ha indicado Gordo.
Según indica, un ejemplo de ello es el Salvador, que aprobó la utilización de bitcoin como una moneda de curso legal; o Colombia, el país latinoamericano con la red más extendida de cajeros automáticos que operan con criptomonedas, seguido por Puerto Rico y México.
Para acercar este vehículo de inversión, Protein Capital participa esta semana en la conferencia anual ‘Kick off Punta del Este’ organizada por LATAM ConsultUs en Uruguay, encuentro que congrega a los más destacados asesores financieros independientes de la región y a los proveedores de soluciones y productos más reconocidos y prestigiosos a nivel global como BlackRock, Natixis Investment Managers, Schroders, Morgan Stanley IM, Pictet AM, Robeco o Vontobel entre otros.
Protein Capital inició su proceso de internacionalización en noviembre del año pasado con la apertura de su primera oficina en Miami. Además, entre sus hitos destaca por ser la primera gestora de capital español especializada en criptoactivos en entrar a la plataforma AllFunds; es pionera en abrir una cuenta con SilverGate y ha sido rankeado entre los mejores gestores del mundo en criptoactivos por Pricewatherhouse.
Foto cedida. Neuberger Berman lanza un fondo de crédito asiático high yield con perfil sostenible
Neuberger Berman ha ampliado su gama de fondos de deuda de mercados emergentes con el lanzamiento del UCITS Neuberger Berman Sustainable Asia High Yield Fund, una estrategia domiciliada en Dublín que invierte en crédito asiático high yield con un fuerte perfil de sostenibilidad.
El fondo Neuberger Berman Sustainable Asia High Yield estará dirigido por los gestores Nish Popat, con sede en Londres, Sean Jutahkiti y Prashant Singh, ambos con sede en Singapur. Según matiza la gestora, estos profesionales también supervisan el fondo Asian Debt – Hard Currency Fund del grupo. Los gestores contarán con el apoyo del experimentado equipo de la región Asiática de Deuda Emergente de Neuberger Berman, que cuenta con 15 profesionales de la inversión con oficinas y representantes locales tanto en Singapur como en Shanghái.
Al crear la cartera Sustainable Asia High Yield, los gestores analizan los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), al tiempo que buscan identificar empresas que aprovechen la tecnología para ofrecer soluciones hacia un futuro con bajas emisiones de carbono, incluidos los líderes nacionales en energías renovables. En general, la cartera trata de conseguir una intensidad de carbono de un 30% inferior a la del universo de alto rendimiento asiático.
Desde la gestora explican que el equipo se comprometerá de forma proactiva con los emisores corporativos para fomentar la mejora de los perfiles ESG, mientras que el compromiso soberano se centra en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos. “Los emisores corporativos que se encuentran en el decil inferior de la clasificación ESG de Neuberger Berman se excluyen de la inversión, mientras que los emisores soberanos con perfiles ESG débiles también se omiten”, matizan.
A raíz de este lanzamiento, Nish Popat, uno de los gestores del fondo, ha destacado: “Asia constituye una parte importante y resistente de la economía mundial, y es ahora uno de los mayores mercados de bonos del mundo. Sin embargo, la inversión sostenible se detiene con demasiada frecuencia en la frontera con el mundo emergente. Creemos que los inversores en deuda emergente tienen un papel importante en la promoción de la sostenibilidad, ya que los países emergentes contienen alrededor del 80% de la población mundial, contribuyen hacia el 60% de su PIB y generan dos tercios de sus emisiones de carbono. Pasar por alto la sostenibilidad en los países emergentes ya no es sostenible. Asia alberga muchos líderes nacionales en energías renovables, que ocuparán una parte importante de la asignación del fondo”.
Por su parte, Jose Cosio, director global de intermediarios (sin incluir a EE.UU.) de Neuberger Berman, también ha destacado que para reducir significativamente las emisiones de carbono a nivel mundial será necesaria una inversión específica en toda Asia para garantizar que se logre un progreso sustancial. “Esto requiere un enfoque más activo, comprometido y con visión de futuro que haga posible lograr una inversión sostenible genuina, al mismo tiempo que se satisfacen las necesidades de la región”, ha añadido.
Según Cosio, “con este objetivo, y aprovechando el éxito del fondo Neuberger Berman Asia Debt – Hard Currency Fund y nuestra consolidada trayectoria de inversión a largo plazo en bonos asiáticos, nos encontramos en un buen lugar para ofrecer a los clientes una exposición a valores sostenibles de mayor rendimiento procedentes de esta parte del mundo que crece rápidamente”.
Tras la primera publicación, «Revolución Proptech» presenta su segunda edición, una reflexión sobre la transformación e innovación en el mercado inmobiliario, escrita por Vicenç Hernández Reche, CEO de Tecnotramit y presidente de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Cataluña (AIC); Anna Puigdevall Sagrera, directora general de la AIC y de la Asociación API Nacional, y Gustavo A. López Pecho, COO de AIC y de Tecnopi.
El sector inmobiliario tiene un porvenir excitante. Pero este futuro requiere innovación y, en el necesario proceso de transformación, la palanca tecnológica es, y será, un impulso válido. Sin embargo, el verdadero eje central de la innovación es la capacidad de observación: al entorno, los clientes, los trabajadores, los proveedores e incluso a otros sectores. Tener la capacidad de ver no sólo lo que dicen, sino lo que hacen, para poder adelantarnos a unas necesidades que son más futuras que presentes.
Las empresas con un ADN disruptivo innovan con gran rapidez para ganar cuota de mercado y adelantarse a sus competidores, que siguen atrapados en modelos más convencionales y lentos. Muchas veces quienes no emprenden esta transformación creen que la disrupción es algo que sólo afecta a las empresas tecnológicas. Pero se equivocan. Todos los mercados se están viendo afectados por la celeridad del cambio, y en todos los ámbitos la tendencia es caminar hacia lo digital.
También ocurre en el sector inmobiliario, donde la irrupción digital no es reciente. Hace años que se utilizan servicios como Idealista, Airbnb u otros parecidos, pero algunas circunstancias, entre ellas la aparición del COVID-19, han acelerado el proceso de transformación del sector y alertado a sus profesionales: lo que parecía un cambio lento ha venido para quedarse. Es el proptech: la aplicación de tecnologías innovadoras a las necesidades del mercado inmobiliario.
«Quien dentro del tradicional mundo inmobiliario ignore esta revolución está condenado a la marginalidad. Pero quien siga las guías de este libro pionero, escrito por especialistas del sector, se encontrará en una posición inmejorable para automatizar procesos, ofrecer mejores soluciones, aportar valor añadido a los clientes y, en definitiva, diferenciarse y prosperar», señala la sinopsis del libro Revolución Proptech.
Llevamos tiempo escuchando que la renta variable está sobrevalorada, que los bancos centrales han creado una burbuja en, prácticamente, todas las clases de activos o que los tipos de interés cero están empujando a los inversores a asumir más riesgo del que deberían para conseguir sus objetivos de inversión. También es común la creencia de que ser gestor de activos era mucho más fácil cuando el bono del estado español ofrecía rentabilidades de doble dígito. Sin embargo, puede que todas estas afirmaciones no sean del todo ciertas.
Si existe algo seguro en esta vida, además de la muerte y los impuestos, es que todo es relativo, y especialmente si de lo que hablamos es de la selección de activos de inversión. Al comprar cualquier activo, siempre hay que hacer un ejercicio de comparación y contemplar las posibles alternativas, tanto de mayor como de menor riesgo.
Ante dos activos que tienen la misma rentabilidad, los inversores se decantarán por el más seguro, y por tanto se le asignará un valor mayor. De esta manera, el mercado de valores se convierte en una gigantesca lista que ordena de mayor a menor riesgo todas las alternativas disponibles a la hora de invertir. Y el primer activo de esa lista es el de menor riesgo, que no es otro que el bono del estado. No obstante, en la actualidad, esos bonos ofrecen una rentabilidad muy baja, lo que empuja al resto de activos a pagar menos también.
Llegados a este punto, la pregunta parece obligada: ¿está la renta variable sobrevalorada? En términos históricos quizá sí, pero en términos relativos, con gran parte de la renta fija ofreciendo rentabilidades negativas, no. ¿Hay una burbuja en todas las clases de activos? En términos históricos quizá sí, pero si ofrecer bonos del estado con rentabilidades distintas de cero no hace sostenible una deuda mundial cada vez mayor, habrá que acostumbrarse a la nueva normalidad. ¿Los tipos de interés cero están empujando a los inversores a asumir más riesgo del que deberían? En términos históricos quizá sí, pero ¿qué riesgo conlleva invertir en renta fija asegurando una pérdida de poder adquisitivo?
¿Nuestra profesión como gestores de activos era más fácil antes con los tipos altos? Quizá el negocio en si mismo sí era más sencillo, pero con los bonos del estado pagando tipos más elevados, la decisión entre estar en renta fija o renta variable era mucho más complicada que ahora. Cualquiera podría invertir el dinero de un cliente en un bono español al 5%, cobrar un 1% de comisión y ofrecer al cliente un 4% de rentabilidad. Hoy en día los profesionales de la inversión tenemos que conocer más en profundidad todas las alternativas posibles (y lejos del índice, que para eso ya están los ETFs), y sacar conclusiones en mitad de un inmenso océano de información. Eso hace más sencillo que se vea quiénes verdaderamente aportan valor, y quiénes ya no tienen cabida en el mercado.
Mientras sigamos con el sistema actual, la renta fija no es una opción atractiva salvo para períodos de inversión a corto plazo. El sistema tendrá que cambiar, pero vendrá de la mano de un movimiento político que, puede que ya haya comenzado, pero que todavía es sumamente incipiente. Mientras tanto, existe todo un universo de proyectos que, como gestores de activos, tenemos la obligación de conocer y por ello habrá que estar atentos para seleccionar las mejores alternativas de inversión a la medida de nuestros clientes. Pero teniendo siempre en cuenta que será en términos relativos.
Columna de Santiago Igual, asesor patrimonial en Portocolom AV.