Hablar de emprendimiento femenino no es una cuestión de equidad sino de una fuerza económica capaz de transformar el tejido social y generar riqueza sostenible en el tiempo. PwC calcula que el aumento de participación femenina en emprendimiento ya aporta 4.500 millones de dólares adicionales por país y año en la OCDE, proyectando 15.100 millones anuales extra hasta 2030.
¿Cómo impactará el rol de la mujer emprendedora en la generación de riqueza a medio y largo plazo? ¿En qué sectores hay mayor proporción de riqueza generada por mujeres? ¿Cuáles son las principales barreras que limitan el crecimiento de negocios liderados por mujeres? Todas estas cuestiones son claves para tomar el pulso al emprendimiento femenino como motor de riqueza generacional hoy, 19 de noviembre, día elegido por las Naciones Unidas para visibilizar el esfuerzo de las mujeres emprendedoras y concienciar sobre los obstáculos que afrontan.

A juicio de Beatriz Oreja, CFA, Private Equity Specialist en CA Indosuez Wealth Management (en la primera foto), “el emprendimiento femenino contribuye a una mayor estabilidad económica en las familias al haber una mayor fuente de ingresos y, por lo tanto, mayor resiliencia en entornos económicos de crisis. A nivel generacional, hemos logrado una sociedad en el que el rol de la mujer no está acotado ni penalizado en términos de coste laboral para las empresas”.
Por su parte, Alejandra Hernández, directora general de atl Capital (segunda foto), considera que “el emprendimiento permite que cada generación herede mayor autonomía económica, también enriquece la estructura productiva del país”.

Nos encontramos en un punto de inflexión, en una reconfiguración fundamental de quién crea riqueza y cómo se distribuye. Las empresas fundadas hoy por mujeres serán los conglomerados del mañana, los family offices del futuro y la base de la riqueza generacional de las próximas décadas.
Es así como Gabriela Orille, business angels reconocida por el universo de startups español y fundadora de MyInvestor (tercera foto), resalta que el papel de la mujer emprendedora en la generación de riqueza puede reflejarse en tres ámbitos:
- Para inversores, representa una oportunidad única, pues las startups lideradas por mujeres están infravaloradas e infrafinanciadas, aun cuando generan mejores retornos.
- Para gobiernos, son una palanca de crecimiento económico con retornos medibles.
- Para la sociedad, son la promesa de una economía más diversa, resiliente e innovadora.
El poder de los datos para visibilizar el emprendimiento femenino
La riqueza creada por mujeres crece más rápido que el promedio. McKinsey reporta en su artículo «La nueva cara de la riqueza: el auge de la mujer inversionista» que “entre 2018 y 2023, la riqueza financiera mundial aumentó un 43%, mientras que la cantidad de riqueza controlada por mujeres aumentó un 51%”.
En ese mismo informe se estima que en 2023 las mujeres controlaban aproximadamente 60 billones de dólares en activos bajo gestión. Además, proyectan que su participación seguirá creciendo: por ejemplo, en la UE alcanzarían entre el 40% y el 45% de los activos invertibles para 2030.
Las mujeres representan actualmente solo el 10% de los individuos con patrimonios superiores a 100 millones de dólares, según Deloitte. Sin embargo, ya gestionan el 15% de los family offices con ese nivel de riqueza, lo que indica que muchas administran fortunas creadas a través del emprendimiento propio o familiar.
Y una lluvia de cifras… La proporción de mujeres entre el segmento ultra-ricos (UHNWI) ha crecido en los últimos años, según un estudio de Julius Baer de 6,5% en 2010 a ~11% en 2023, matiza Hernández, quien además explica que el perfil dominante sigue siendo el de herederas o viudas con patrimonio consolidado.
En España, según BBVA Spark, Cataluña tiene 342 mujeres fundadoras, lo que representa el 30% del total de fundadoras del país, y Madrid 318 mujeres fundadoras (28%) que representan el pipeline de futuras empresarias ultra-ricas por mérito propio.
Emprendimiento en los sectores económicos
Si hablamos de sectores con mayor proporción de riqueza generada por mujeres, contrario a lo que muchos asumen, las emprendedoras no se concentran principalmente en tecnología, fintech o lujo. Según el informe de Deloitte Global & TiE 2024, el 24% emprende en salud y farmacia, el 17% en educación, el 16% en retail y servicios, solo un 13% en tecnología digital.
En ello coincide Oreja, pues “los sectores en los que hay mayor proporción de riqueza generada por mujeres son sanidad y educación”. En el ámbito de tecnología y finanzas todavía hay una mayor predominancia masculina, especialmente en los altos cargos, aunque es cierto que esto está evolucionando.
Hernández subraya al respecto que la presencia femenina es, claramente minoritaria, en el sector financiero. “No deja de sorprenderme, especialmente en segmentos como la banca privada, donde la empatía con el cliente y la creación de vínculos cercanos son esenciales, competencias que en general suelen atribuirse más a las mujeres”.
En España, las emprendedoras tienen un bagaje universitario muy diverso: 34% estudiaron ingeniería, 32% ciencias sociales y 20% ciencias de la salud. Sin embargo, persiste una brecha tecnológica significativa: solo el 9% de las empresas lideradas por mujeres operan en sectores tecnológicos d nivel medio-alto, comparado con el 16% de las lideradas por hombres.
Lo verdaderamente notable es la capacidad innovadora. Más del 30% de las empresas nuevas fundadas por mujeres introducen innovaciones en productos o procesos, casi duplicando la tasa de empresas establecidas. Esto demuestra que, aunque menos presentes en tecnología pura, las emprendedoras están revolucionando todos los sectores donde operan.
Además, la innovación se multiplica. Accenture demostró que las empresas con culturas que empoderan a las mujeres tienen seis veces más capacidad de innovación. El impacto de esta cultura en la innovación es 42 veces mayor que subir los salarios un 10%.
Superando barreras, las mujeres facturan
Cuando las mujeres emprenden, no sólo crean ingresos inmediatos, sino que tienden a reinvertir en educación, salud y bienestar de sus familias y comunidades. Esta lógica genera un círculo virtuoso que impacta directamente en la acumulación de capital humano y, por ende, en la riqueza generacional.
Sin embargo, aún existen barreras estructurales que limitan el crecimiento de negocios liderados por mujeres. La más crítica es el acceso a financiación. En segundo lugar, sesgos de género. Durante la pandemia, las empresas lideradas por mujeres tuvieron el doble de probabilidad de ser rechazadas en solicitudes de préstamos bancarios, explica Orille, quien matiza “el problema va más allá del dinero. Solo el 33% de las mujeres cree tener las capacidades necesarias para emprender, frente al 50% de los hombres. El 45% teme al fracaso, comparado con el 35% masculino”. Por último, Oreja apunta la dificultad para la conciliación trabajo / familia.
“El emprendimiento femenino transforma de un modo silente la economía global. No hablamos de herencias o transferencias de riqueza, sino de mujeres que construyen empresas desde cero y generan patrimonio nuevo que antes no existía”, reflexiona Orille.
Impulsar el emprendimiento femenino no debe entenderse como una política de nicho, sino como una estrategia económica de alto retorno. Países y regiones que han fortalecido programas de capacitación, crédito inclusivo y liderazgo femenino muestran un incremento significativo en productividad y diversificación económica. McKinsey en su estudio Power of Parity señala que cerrar las brechas de género en emprendimiento añadiría 12 billones de dólares al PIB mundial para 2025. Cada mujer que emprende con recursos y apoyo adecuados se convierte en una generadora de empleo, de nuevas cadenas de valor y de innovación social.
Tribuna de Cristina Murgas Aguilar, periodista y Managing Partner de Bonsái Consultores.





