En un entorno financiero donde la estabilidad es un bien preciado, las compañías de seguros destacan por su capacidad de ofrecer seguridad tanto a sus clientes como a sus inversores. ¿Qué hace a estas entidades tan seguras y cómo han logrado mantener su relevancia a lo largo de los años?
El propósito de negocio de una compañía de seguros es ofrecer protección financiera contra posibles pérdidas accidentales y reducir la incertidumbre financiera para sus clientes. Podríamos categorizar las aseguradoras en dos grandes ramos, Vida y No Vida. El primero, es el más predominante en los mercados cotizados de acciones y deuda. Además, este ramo es el que tiene más similitudes con el sector bancario ya que el principal factor de riesgo es el de tipos de interés. En el caso de compañías de no vida, su presencia en mercados es más limitada debido a que a que la mayor parte de ellas son mutualidades, la propiedad y el gobierno de la compañía es de los asegurados.
La industria aseguradora está altamente regulada tanto a nivel nacional como supranacional. En Europa, la implementación de Solvencia II hace diez años ha mejorado la eficiencia del régimen regulatorio mediante un enfoque basado en el riesgo.
En los últimos 30 años, solo el 0.1% (una de cada 1000) ha quebrado cada año. En el caso de los bancos, esta tasa es mayor, media de 2,8%, pero sobre todo mucho más volátil. Tenemos en la memoria reciente la gran crisis financiera de 2008 o el último ejemplo en 2022 con la quiebra de varios bancos americanos.
Quebrar, para una aseguradora, no siempre significa que la compañía haya incumplido sus deudas ya que, al ser un sector altamente regulado, la mayoría de las aseguradoras que han enfrentado dificultades han sido absorbidas por otras compañías en procesos de fusión y adquisición, lo que ha ayudado a mantener la estabilidad del sector.
En los dos casos más recientes en Europa, sus dificultades han venido por la concentración en seguros de ahorro (Eurovita) y por utilizar un modelo bancario para dar negocio a la aseguradora (DSB Bank). Así, en 2023, Eurovita, aseguradora italiana especializada en seguros de vida, tuvo que ser rescatada después de que un amplio grupo de ahorradores quisieran cambiar su plan a otra firma que ofrecía mejores condiciones. Ante la salida de liquidez, la compañía tuvo que vender bonos a pérdidas, quedándose en una situación de insolvencia con grandes paralelismos con el colapso de Silicon Valley.
La solución pasó por una inyección de capital de 25 aseguradoras y la transferencia de los clientes de Eurovita a estas entidades. En el caso de DSB Bank, la estrategia de la entidad era ofrecer hipotecas a tipos muy bajos, pero obligando a contratar seguros asociados que era donde realmente ganaba dinero. Esta práctica era bastante común entre sus competidores y la compañía fue multada con 200.000 euros, cifra muy asumible para seguir con su modelo de negocio. Sin embargo, no contaba con que, en octubre de 2009, en un programa de televisión de máxima audiencia, un tertuliano sugiriese a sus espectadores sacar su dinero del banco. Al día siguiente, salieron más de 1.000 millones de euros y el banco tuvo que ser intervenido.
Las principales ventajas de las compañías aseguradoras y, que las diferencian de los bancos son dos, la primera es lo que se llama el ciclo de producción invertido: los asegurados pagan sus primas al inicio del año para cubrir riesgos durante los siguientes 12 meses. En promedio, los pagos de siniestros ocurren a mitad de año, pero puede tardar desde un mes hasta 20 años, dependiendo del tipo de seguro. Esto significa que las aseguradoras siempre tienen flujos de caja positivos y los invierten de forma más o menos exitosa.
El caso de éxito más extremo es el de Berkshire Hathaway. En palabras de Warrent Buffett, lo único que pide a su negocio es que genere caja sin coste. El exceso de capital es tan elevado, que le permite invertir sus beneficios en activos de mucha más duración y riesgo como es el caso de la renta variable y su retorno anual desde 1965 hasta 2024 ha sido del 19,9%.
La segunda ventaja es que sus “pasivos son pegajosos”: la salida de pasivos en una aseguradora está basada en reglas estadísticas y actuariales y no en decisiones discrecionales. Un seguro se recibe cuando se produce el riesgo asegurado (accidente de coche, gotera en la casa, decesos, invalidez…). En un banco, los depositantes pueden retirar su dinero cuando quieran. El caso más parecido en una aseguradora se da en los seguros de ahorro, pero el tomador suele acudir al rescate de su póliza una vez lo ha hecho ya en el banco.
En 2022, las compañías aprobaron con nota el mayor test des stress de la historia. Después de años de represión financiera, con tipos de interés incluso negativos, tuvimos repuntes superiores al 4%. El incentivo para los ahorradores de retirar su póliza de seguros era máximo ya que podrían rentabilizar ahora sus inversiones a tipos mayores. El impacto negativo se lo quedaba la aseguradora en su cuenta de resultados ya que tenía que vender a tipos de mercado los activos comprados con TIRes cercanas al cero. A pesar de ello, solo conocemos el caso de Eurovita en 2023 y, ¿saben por qué? porque la regulación es tan estricta que exige a las compañías a que tengan suficiente capital como para poder reembolsar el 40% de sus obligaciones y poder seguir operando. En este episodio, el mayor de la historia, el reembolso fue del 7%.
Por todo ello, las compañías aseguradoras han demostrado ser un pilar de estabilidad y seguridad. Su sólida regulación y modelo de negocio único las mantienen solventes en todos los momentos del ciclo económico.
Tribuna de Pedro Pablo García García y Sergio Herrera Vellisca, miembros del Comité Asset Owners de CFA Society Spain.