Las pequeñas y medianas compañías europeas ofrecen innovación global y valoraciones atractivas, aunque siguen estando poco invertidas e infravaloradas.
La renta variable europea está viviendo un momento de recuperación. En lo que va de año, el MSCI Europe acumula un 15%, situándose por delante del S&P 500 estadounidense, que en el mismo periodo registra solo un 6% (datos a 31 de octubre de 2025, en términos de EUR). Los flujos de inversión también han empezado a girar hacia Europa, aunque este cambio aún se encuentra en una fase inicial. Las carteras globales siguen fuertemente sesgadas hacia Estados Unidos, con un MSCI World que mantiene un peso cercano al 72% en acciones norteamericanas, uno de los niveles más altos de su historia.
Sin embargo, con Europa liderando los rendimientos de forma consistente durante el año, la necesidad de una asignación más equilibrada resulta cada vez más evidente. Incluso algunos responsables políticos estadounidenses reconocen el fin de la llamada “excepcionalidad americana”, y el secretario de Estado Marco Rubio calificó el periodo de dominio indiscutible de EE. UU. como “una anomalía”. Los inversores que continúan mirando el mundo únicamente desde una perspectiva estadounidense corren el riesgo de pasar por alto lo que ocurre al otro lado del Atlántico: Europa está resurgiendo con un nuevo impulso, mayor apoyo político y valoraciones claramente más atractivas.
Las valoraciones siguen importando
En un contexto en el que los titulares diarios suelen centrarse en los últimos avances relacionados con la IA o la llegada de la singularidad tecnológica, las valoraciones casi nunca son el centro de atención. Sin embargo, nuestro director de Renta Variable Europea, Hywel Franklin, recuerda que suelen ser determinantes para los retornos a largo plazo.
“La mayoría de los inversores se fijan en empresas que han sido grandes casos de éxito, porque tienen una historia fascinante que contar. Pero lo que realmente marca la diferencia en el rendimiento es cuánto pagas por la inversión. Con Europa cotizando con un fuerte descuento frente a EE. UU. en múltiplos de beneficios, el margen de seguridad es hoy considerablemente mayor en este lado del Atlántico”.
Los mercados también han superado el punto álgido de incertidumbre en torno a los aranceles. El abanico de posibles escenarios se ha estrechado, proporcionando a las empresas más claridad para planificar e invertir. Franklin destaca que esta estabilización, combinada con una confianza en la recuperación y unas políticas más previsibles, podría convertirse en un viento de cola para una amplia gama de sectores europeos, no solo para los más mediáticos como el de defensa.
La ventaja del enfoque contracorriente
La próxima fase del ciclo podría beneficiar a los inversores dispuestos a adoptar una visión contraria. En algunas áreas del mercado estadounidense, las valoraciones han alcanzado múltiplos superiores a 20 veces sus beneficios, lo que limita el potencial de crecimiento. “La diversificación y la selección serán claves para navegar esta nueva etapa”, afirma Franklin.
A menudo, las mejores oportunidades están a simple vista. Las compañías europeas de pequeña y mediana capitalización combinan innovación de primer nivel, balances sólidos y un entorno macroeconómico más favorable. Tras una década de dominio estadounidense, apostar por Europa podría volver a ser la decisión más acertada.
Tribuna de opinión escrita por Elena Villalba, Directora general de Mirabaud Asset Management para Iberia y Latam
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Por Alicia Miguel Serrano