Para los aproximadamente 50.000 ciudadanos estadounidenses que residen en España, gestionar sus finanzas puede convertirse en una tarea compleja. No es que España imponga deliberadamente obstáculos financieros a estos expatriados; simplemente, las reglas están diseñadas para adaptarse mejor a los residentes de la Unión Europea que se trasladan al país que a los estadounidenses que hacen lo mismo.
Paralelamente, para un estadounidense resulta más sencillo cumplir con la Hacienda estadounidense (IRS, por sus siglas en inglés) y con otras normativas de Estados Unidos si reside dentro del propio país que si vive como expatriado en el extranjero.
Si a esta situación le sumamos las diferencias culturales y lingüísticas, el resultado es una extensa lista de desafíos financieros para cualquier estadounidense que viva en España:
- Acceso a cuentas de inversión– a menudo limitado por regulaciones (por ejemplo, FATCA), y cuya apertura en España suele ser más compleja que en EE.UU.
- Normas fiscales– difieren en cada país y pueden generar dificultades en materia de declaración y cumplimiento.
- Opciones de inversión– están restringidas tanto por la normativa estadounidense (PFIC) como por la europea (MiFID).
- Planificación de jubilación y sucesiones– puede requerir múltiples plataformas y se ve aún más compleja por las normativas internacionales.
¿Dónde comenzar si se es planificador financiero, como es mi caso, y se desea asistir a estos expatriados estadounidenses? Considero que el punto de partida para un asesor transfronterizo no difiere del de cualquier otro planificador financiero: procurar obtener la mejor 1) formación, 2) educación y 3) experiencia posible.
La formación proporciona las reglas; la educación explica las razones que las sustentan; y la experiencia revela que, en la práctica, las personas tienden a no seguirlas estrictamente.
¿Por qué son tan relevantes estos tres pilares? Un ejemplo que lo ilustra bien: un manual puede explicarte qué es “el interés compuesto”; el profesor de finanzas puede enseñarte cómo calcularlo. Pero, la experiencia nace de comprender que es tu tarjeta de crédito la que realmente lo ha estado aplicando.
Lo que distingue a un asesor financiero transfronterizo es que, para comprender las particularidades de ambos países, el conocimiento debe provenir de los dos lados. En mi caso, esto significa adquirir experiencia tanto en España como en Estados Unidos. Cada país cuenta con su propio código tributario, sistema financiero, legislación sucesoria, entre otros elementos. Como asesores, debemos contar con una base educativa y técnica sólida en cada jurisdicción para poder comprender y aplicar correctamente la normativa.
Asimismo, los casos reales revelan con frecuencia cómo interactúan las reglas en la práctica – por ejemplo, un país puede considerar una cuenta como diferida en impuestos, mientras que el otro puede gravarla de inmediato. La teoría, por sí sola, resulta insuficiente si no se ha observado cómo se desarrollan estas situaciones en escenarios concretos.
Mi trayectoria profesional puede servir de ejemplo:
- Formación– Recientemente he obtenido la certificación Certified Financial Planner® en Estados Unidos. En España, estoy acreditado como European Financial Planner por la EFPA España desde 2021.
- Educación– He cursado un máster en ambos países: un MBA en Finanzas en EE. UU. y un Máster en Fiscalidad y Tributación en España.
- Experiencia– Durante veinte años trabajé en bancos de inversión en Wall Street y, en los últimos tres años, me he desempeñado como planificador financiero en BISSAN Wealth Management en España, asesorando a ciudadanos estadounidenses residentes en el país.
En suma, ello me permite asistir a clientes en dos monedas, cinco zonas horarias y con un repertorio de siglas financieras en dos idiomas que excede con creces lo que cualquier persona debería memorizar en toda una vida.
Artículo escrito por Peter Dougherty, planificador financiero en BISSAN Wealth Management.

