Históricamente, los fondos monetarios han sido uno de los lugares de referencia para “aparcar” el dinero durante fases de fuerte corrección de mercado. Pero, ¿se ha cumplido la tendencia esta vez, tras las caídas de abril? Nathalie Coffre, responsable de soluciones de renta fija a corto plazo de Amundi, aporta contexto sobre una tendencia más amplia, al considerar el movimiento del dinero desde los meses anteriores a que el BCE empezara a recortar los tipos de interés. Así, Coffre empezó a ver flujos de entrada hacia los fondos de bonos de ultracorto plazo de la casa desde abril del año pasado, particularmente al Amundi Enhanced Ultra Short Term Bond Select, que puede invertir en papel de hasta cinco años de duración (el Amundi Ultra Short Term Bond Responsible puede invertir en bonos con una duración modificada máxima de 3 años). “Muchos de los clientes que empezaron a tener una nueva asignación estaban totalmente fuera de nuestras soluciones de liquidez, se habían ido a monetarios; hablo particularmente de los distribuidores a terceros”, explica; así, el patrimonio del fondo pasó de 1.400 a 2.500 millones de euros en un año.
La experta añade que los fondos monetarios de Amundi experimentaron fuertes flujos de entrada en el primer semestre de 2024, e importantes reembolsos en la segunda mitad: “Se trataba más de una necesidad de efectivo por parte de los clientes, particularmente empresas. No rotaron el dinero desde monetarios a activos más arriesgados”.
Desde el comienzo de 2025, los fondos de Amundi con 6 y 12 meses de duración han estado recibiendo entradas de dinero, incluso desde comienzos de abril. “Los inversores ven nuestros fondos de ultracorta duración como un colchón de liquidez. Además, clientes como distribuidores a terceros o inversores institucionales pueden aceptar un poco de volatilidad, y quieren asignar parte de sus activos en fondos que tengan una duración modificada, que están expuestos a la evolución de los tipos de interés, no intentan solo exprimir la prima del crédito. Es algo que no nos esperábamos”, resume la experta.
¿Hacia dónde podrían moverse los flujos en lo que queda de año?
El exceso de liquidez en el sistema europeo todavía es muy elevado, hay una gran cantidad de dinero en fondos monetarios, pero no estoy segura de que toda esta liquidez sea reasignada a activos de mayor riesgo.
Lo que ha sostenido al mercado de crédito hasta ahora son los flujos. Si comparamos los flujos de entrada hacia fondos de renta fija con el mercado de crédito privado, había un desequilibrio, las suscripciones superaban al número de nuevas emisiones. Es decir, hay poca oferta nueva llegando al mercado, por lo que los flujos han estado manteniendo las primas sobre el crédito. Ahora que se ha producido una revisión de precios, pienso que los flujos seguirán prestando apoyo.
¿Cuáles son los riesgos en este contexto?
Esta crisis es distinta de otras, en el sentido de que no se está “comiendo” al mercado financiero. Es difícil evaluar el impacto no solo de los aranceles, sino de la situación de EE.UU. y de los cambios globales que tendremos que afrontar, que impactarán sobre las empresas y, de manera muy importante, sobre la deuda de los EE.UU., que supone ahora un 124% de su PIB. No es sostenible, y menos con los tipos tan altos. La deuda estadounidense siempre ha sido vista como un activo refugio, por lo que no estoy segura de qué querrán hacer los inversores.
Tiene una experiencia de más de 30 años operando en el mercado. ¿Ha visto alguna vez una situación similar en los mercados?
Empecé a trabajar como gestora de carteras en 1991. He atravesado diferentes crisis financieras; en 2008 aprendimos que ser demasiado grande para caer no significa nada. En 2011, no se podía confiar en la deuda soberana ni en la financiera. La crisis del COVID fue una crisis de liquidez que fue resuelta gracias a los bancos centrales, hablando en general. Pero esta no es una crisis financiera, es una crisis económica que tendrá algo de impacto sobre las finanzas, en la que va a ser muy difícil que los bancos centrales aporten la solución.
Entonces, ¿qué se podría esperar del BCE y de la Fed?
Estamos totalmente en línea con el consenso de mercado en lo que respecta al BCE. Pensamos que continuará reduciendo los tipos de interés. Y no hay razones para no hacerlo a un ritmo de un recorte por reunión. Definitivamente, la inflación ya no es un gran problema, particularmente si analizamos los precios de la energía y el petróleo. Si me hubieran hecho esta misma pregunta hace unas semanas, habría situado a la tasa terminal en el 2%. Pero la situación actual va a llevarla un poco más abajo.
Con la Reserva Federal es más difícil. La Fed está anticipando más inflación. En este contexto, para ellos es difícil bajar los tipos de interés. La actividad laboral es bastante buena, pero una gran parte de la creación de puestos de trabajo en 2023 se produjo en el seno de la administración, así que probablemente se deteriorará en los próximos meses o años. Creo que, si ya han anunciado que podrían reducir el endurecimiento cuantitativo (QT), la probabilidad de que reabran los estímulos cuantitativos (QE) es bastante elevada. La Fed mencionó en su última reunión que está lista para actuar, y si lo ha hecho no es solo para reducir los tipos.
El Tesoro de los EE.UU. tendrá que refinanciar el 31% de toda la deuda viva negociable en los próximos ocho meses. ¿Quién la comprará? Cabe añadir que estamos ante una crisis de deuda pública. Hablamos de la deuda estadounidense porque es la más importante, pero existe una gran cantidad de deuda pública a nivel mundial que no es sostenible. Lo podemos ver dentro de los países desarrollados, en los países de mayor tamaño, como Francia o Italia.
¿La divergencia monetaria entre bancos centrales añadirá volatilidad al entorno?
Añadirá volatilidad a la parte larga de la curva, no en el corto plazo. El tramo corto está guiado en gran medida por la política monetaria de los bancos centrales. Nuestra suposición es que, a medio plazo, la parte larga de la curva no podrá reducirse demasiado porque tendríamos una brecha enorme respecto a EE.UU. Así que ya veríamos también cuál sería la evolución de la divisa.
En el mercado de crédito, no anticipo una mala situación importante en los próximos meses o años. Se han ampliado los activos de riesgo de forma generalizada, incluso el diferencial swap en EE.UU., es increíble lo bajo que ha caído en el tramo de los 30 años. Los inversores prefieren prestar dinero a las instituciones financieras antes que a los EE.UU. Es una situación poco habitual.
¿Cómo están posicionando los fondos actualmente?
Ambos fondos siguen exactamente el mismo proceso de inversión, pero con presupuestos de riesgo diferentes: uno puede invertir en vencimientos hasta tres años y el otro, hasta cinco años.
Tras el Día de la Liberación, para intentar compensar el impacto que temíamos sobre el crédito, incrementamos la duración del fondo Enhanced y reducimos nuestra asignación a crédito de la misma manera en que hicimos cuando anticipábamos un impacto negativo durante las subidas de tipos. Por sectores, nuestra asignación es ligeramente superior al financiero que al industrial, porque existe una prima en el primero. Diría que hoy nuestro presupuesto de riesgo está asignado en un 80% a crédito y un 20% a duración en el Ultra Short Term y un 70/30 en el Enhanced.
También incrementamos la asignación a liquidez, que tratamos de mantener entre un 15% y un 20% para tener algo de pólvora seca para disparar tan pronto como volvamos a tener visibilidad.
Comunicación comercial para inversores profesionales patrocinada por Amundi. No asesoramiento ni recomendación. Invertir implica riesgos. Entrevista realizada el 23 de abril de 2025. Amundi Enhanced Ultra Short Term Bond Select: registrado en CNMV nº 1145; Amundi Ultra Short Term Bond Responsible: registrado en CNMV nº 1343. Fondos sin garantía de capital ni de rentabilidad. Consulte Folleto y KID y a su asesor financiero. Amundi Iberia SGIIC, SAU registro CNMV nº 31 www.amundi.es. Aspectos relacionados con sostenibilidad www.amundi.es/