El dólar estadounidense reanudó su depreciación después de que el presidente Donald Trump anunciara que planea duplicar los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio del 25% al 50%. Esta decisión intensifica la guerra comercial y se produce apenas horas después de que Trump acusara a China de violar un acuerdo con EE.UU. para reducir mutuamente los aranceles y las restricciones comerciales sobre minerales críticos.
Las perspectivas a largo plazo para el dólar estadounidense se han deteriorado. Es posible que, en una etapa posterior, la formulación de políticas adopte medidas más drásticas para reducir los desequilibrios, como sugiere el artículo de Stephen Miran “Guía del usuario para la reestructuración del sistema de comercio global”. Estas podrían incluir canjes forzosos de deuda o confiscación de capital, lo que afectaría los derechos de propiedad y socavaría gravemente la función de refugio seguro de los activos estadounidenses.
Sin embargo, riesgos mayores provienen de la política fiscal, con las iniciativas de Trump prometiendo prolongar los recortes temporales de impuestos de su primer mandato y recortar aún más los impuestos corporativos, en un contexto de un déficit presupuestario abismal. Un posible escrutinio de las inversiones en activos estadounidenses, reduciendo las entradas, en particular en deuda pública estadounidense, dado el doble déficit, constituye el argumento más concreto para el debilitamiento del dólar estadounidense.
La volatilidad relacionada con las políticas probablemente seguirá siendo una característica del dólar estadounidense a corto plazo. Nuestro nuevo pronóstico para el dólar estadounidense a 12 meses, de 1,24 dólares por euro, apunta a un posible debilitamiento del dólar a largo plazo, que podría materializarse solo después del horizonte de pronóstico.
Nuestra postura negativa sobre el dólar estadounidense respalda nuestra visión positiva sobre el oro. El oro está subiendo a medida que el aumento de las tensiones geopolíticas y comerciales ha revitalizado la demanda de activos refugio. Además de reflejar la tensión comercial, los precios del lingote subieron después de que el conflicto entre Rusia y Ucrania se intensificara el fin de semana pasado.
Más allá de los riesgos geopolíticos, las tensiones comerciales y el aumento de la probabilidad de recesión, el mercado del oro ha centrado su atención últimamente en la sostenibilidad de las finanzas públicas o, dicho de otro modo, en la insostenibilidad de la deuda pública en los distintos países. El ejemplo más destacado es el debate sobre la condición del dólar y los bonos del Tesoro estadounidense como activos refugio.
Si bien no deseamos minimizar la posible importancia a largo plazo de la sostenibilidad de la deuda del oro, no la consideramos un factor impulsor del mercado a corto plazo. Mantenemos nuestra visión establecida de que los bancos centrales diversifiquen sus inversiones, dejando de lado el dólar y optando por el oro, y de que quienes buscan refugio vuelvan al mercado del oro en medio de la incertidumbre económica y política imperante.
Los retrocesos a corto plazo, reflejo del optimismo y la menor atención que se presta al mercado del oro, deberían considerarse oportunidades de compra a largo plazo.
Columna de opinión de Julius Baer