Al hablar de deporte, lo primero que nos viene a la mente es la emoción de la competición, el esfuerzo físico y la pasión del juego. Lo que no siempre vemos es lo que hay detrás: el continuo interés de las firmas de capital privado en esta industria, que en 2024 alcanzó unas ventas de 521.000 millones de dólares y crece a una tasa promedio del 8% anual.
No hay deporte que escape al respaldo financiero de este tipo de firmas. Las noticias más recientes confirman la tendencia: los grandes actores del sector buscan posicionarse en el capital deportivo a través de clubes, ligas, patrocinios e incluso la propia infraestructura. Pero, ¿qué es realmente lo que impulsa este creciente interés y cuáles son sus principales riesgos?
Empezando por el atractivo de este tipo de activo, se observa que ofrece una forma de monetización global. Estos clubes no son solo marcas locales, sino activos con audiencias en todo el mundo. Al igual que en otros sectores, las grandes firmas buscan activos con potencial de revalorización, y en el mundo deportivo no es raro encontrar clubes con una gestión deficiente. Sin embargo, uno de los principios más atractivos de esta industria es la diversificación de ingresos: derechos de televisión, patrocinios y merchandising, entre otros. Esto reduce significativamente el riesgo de depender de una única fuente de facturación.
En la industria del deporte, a diferencia de otros sectores, todavía existe un claro atraso en digitalización: solo el 30% de las compañías utilizan herramientas tecnológicas para personalizar sus campañas de marketing. Esta brecha, especialmente si se compara con el 92% del sector retail, no solo evidencia un desafío, sino también una enorme oportunidad de inversión para quienes apuesten por acelerar la transformación digital en este mercado.
Las vías de inversión en la industria deportiva pueden agruparse en cuatro grandes ramas:
Compra de clubes: un ejemplo es la gestora estadounidense de capital riesgo Apollo Global Management, que actualmente negocia la adquisición de una participación relevante en el Atlético de Madrid mediante una ampliación de capital.
Inversión en ligas: destaca el caso de CVC, firma de capital riesgo que tomó participación en LaLiga española de fútbol. Una operación histórica (y polémica) por la cesión de ciertos derechos de los clubes, cerrada con una valoración de 24.250 millones de euros.
Derecho de imagen: como la apuesta de Liberty Media en la Fórmula 1. Con una inversión de 8.000 millones de dólares, se convirtió en la empresa matriz de la competición, impulsando iniciativas de contenido como la serie de Netflix Drive to Survive y expandiendo la marca hacia nuevos mercados. Esta operación es considerada una de las más rentables en la historia reciente del deporte.
Infraestructura deportiva: un ejemplo es la entrada de capital japonés en LaLiga a través del Valencia CF, operación que ha permitido al club estructurar y proyectar el desarrollo de sus activos e instalaciones.
Más allá de los grandes fondos de capital privado, resulta imposible no mencionar a uno de los gigantes de la industria: Endeavor Group. Esta compañía estadounidense cotizada, con una capitalización bursátil de 11.800 millones de dólares, sigue expandiendo su negocio de forma imparable. Organiza torneos como el Open de Miami y el Open de Madrid de tenis, y al mismo tiempo es propietaria de World Wrestling Entertainment (WWE) y Ultimate Fighting Championship (UFC), competiciones que suman más de 700 millones de fanáticos y 228 millones de seguidores en redes sociales.
Ahora bien, como en cualquier ámbito de inversión, la entrada del capital privado en el deporte trae consigo tensiones específicas, especialmente en la compra de clubes y ligas. Los fondos priorizan la optimización de retornos a corto plazo, mientras que clubes y federaciones persiguen objetivos de desarrollo sostenible, integridad competitiva y protección de los jugadores. Este choque de horizontes constituye uno de los grandes desafíos en la gestión del deporte profesional.
En definitiva, son operaciones con un enorme atractivo, pero que solo alcanzan su verdadero potencial cuando logran equilibrar dos fuerzas en tensión: pasión, competencia y mérito deportivo vs. rentabilidad, control y reducción de riesgos.
Tribuna de Jaime Martín-Borregón, departamento de inversiones de Portocolom AV.




