El próximo 19 de octubre se cumple el tercer aniversario de la Ley Crea y Crece (Ley 18/2022), que abrió a los inversores minoristas la posibilidad de acceder al capital privado en España. La regulación ha servido de palanca para impulsar un mercado que ya estaba al alza y que, según las estimaciones de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), supera los 14 billones de dólares en todo el mundo.
En España, estos tres años han marcado un cambio de tendencia y los datos señalan que aún hay gran potencial en este segmento: más de un millón de minoristas estarían interesados en invertir, lo que se traduce en un mercado potencial que alcanzaría los 43.000 millones de euros, según el informe “Presente y futuro de la inversión minorista en Private Equity en España”, elaborado por Crescenta y EY.
Sin embargo, la apertura regulatoria que ha permitido la Ley Crea y Crece no se ha traducido inmediatamente en ofertas disponibles para los inversores minoristas. La industria del capital privado no ha experimentado la digitalización de la tradicional y continúa teniendo procesos muy analógicos que han dificultado la entrada del minorista. Esto, unido a la falta de formación en mercados privados, tanto del potencial inversor como de muchos profesionales del sector, han supuesto grandes retos para que la entrada del minorista fuese real.
Tres años después, vemos que más compañías se han sumado a la creación de vehículos que permiten la entrada al pequeño inversor a los mercados privados y que este, movido por la incertidumbre geopolítica y económica, así como por la búsqueda de rentabilidades más elevadas, se ha interesado por este tipo de fondos.
El acceso minorista al capital privado tan solo acaba de comenzar y tiene muchas oportunidades y desafíos por delante donde el producto de calidad, el acceso a formación y el acompañamiento serán imprescindibles para una verdadera democratización del activo.
Asimismo, consideramos que la ley Crea y Crece debe ser una ley dinámica que se adapte al entorno cambiante y permita que las entidades nacionales reguladas puedan ser competitivas. Cada vez hay más players europeos que, por ejemplo, tienen limitaciones de patrimonio o tickets más laxos, y España debería ser capaz de adaptarse a una tendencia que apunta a una mayor liberalización de la inversión en mercados privados.
Artículo escrito por Ramiro Iglesias, CEO de Crescenta.