La riqueza media por adulto continuará creciendo durante los próximos cinco años, con Estados Unidos como principal motor de esta expansión, seguido por la región de China, América Latina y Oceanía, según el UBS Global Wealth Report 2025. Europa y el Sudeste Asiático experimentarán un crecimiento sólido aunque más moderado, mientras que Oriente Medio y África se mantendrán estables o con ligeras alzas.
Según el último informe de entidad, se prevé que la riqueza total personal muestre un comportamiento especialmente dinámico, con un incremento anual cercano al 5 % en Norteamérica y aproximadamente la mitad de ese ritmo en Oriente Medio y África. El impulso provendrá principalmente del alza en los precios de los activos y de la creación de valor asociada a la innovación tecnológica en un entorno de transformación estructural.
En este contexto, se estima que para 2029 habrá más de cinco millones de nuevos millonarios en todo el mundo. Esta tendencia se reflejará en la mayoría de los 56 mercados analizados, sin distinción entre economías desarrolladas o emergentes, grandes o pequeñas, dinámicas o estancadas.

Uno de los hallazgos más llamativos del estudio es que la evolución de la riqueza no siempre avanza en paralelo al crecimiento económico. En ocasiones lo supera ampliamente; en otras, queda rezagada. Incluso dentro de regiones con buen desempeño macroeconómico, pueden identificarse zonas donde la acumulación de patrimonio es débil o estancada.
A esto se suma que los precios de los activos no siguen necesariamente la misma trayectoria que el PIB, y que el sector privado, donde se concentra la riqueza individual, no se mueve al mismo ritmo que el sector público, especialmente relevante en economías donde este último tiene un peso considerable.
Otro factor clave a futuro será la movilidad individual de la riqueza, impulsada por las transferencias intergeneracionales. En este sentido, no sólo importan el tamaño de la población o la economía: algunos países pequeños podrían superar en volumen de transferencias a naciones mucho más grandes, incluso cuando las proyecciones demográficas sugerirían lo contrario.
UBS concluye que, si bien estos escenarios están sujetos a múltiples factores y podrían evolucionar de distintas maneras, las señales iniciales de crecimiento ya observadas constituyen una base sólida para reflexionar sobre el rumbo que tomará la riqueza global en los próximos años.



