La nueva legislación estadounidense —en particular la ley Genius aprobada en julio— está consolidando el papel de las stablecoins como método de pago en el futuro de las finanzas, una de las cinco megatendencias que creemos que potenciarán la rentabilidad. Desde BlackRock recuerdan que están vinculadas a las principales divisas, principalmente el dólar estadounidense, y podrían consolidar el dominio del billete verde en los mercados mundiales, si bien otros países están explorando alternativas.
En concreto, son tokens digitales vinculados a una moneda fiduciaria y respaldados por activos de reserva. Combinan la transferencia sin fricciones propia de las criptomonedas con la estabilidad percibida de una moneda tradicional. Aunque las stablecoins representan solo el 7% del universo cripto, su adopción ha crecido rápidamente desde 2020, alcanzando un volumen cercano a los 250.000 millones de dólares.
“Creemos que la mayor demanda de stablecoins tendrá escasa repercusión en los rendimientos de la deuda del Tesoro a corto plazo. Seguimos considerando que el bitcoin es un destacado catalizador de la rentabilidad”, argumenta BlackRock en su último informe. En este sentido, 2025 ha sido un año excepcional para el bitcoin, que ha subido un 25% en lo que va del año, mientras EE.UU. avanza en la aprobación de varias leyes clave destinadas a integrar los pagos y activos digitales en el sistema financiero tradicional —y convertir al país en la capital mundial de las criptomonedas.
Implicaciones de la Genius Act
El análisis que hace BlackRock, hay dos implicaciones principales de la *Genius Act para el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro. La primera que la ley define las stablecoins como un método de pago, no como un producto de inversión; prohíbe a los emisores pagar intereses; y restringe su emisión a bancos regulados a nivel federal, algunas entidades no bancarias registradas y empresas con licencia estatal.
“Esta regulación podría reforzar la dominancia del dólar, al facilitar un ecosistema digital tokenizado basado en el dólar para pagos internacionales. En mercados emergentes, esto podría ofrecer un acceso más fácil al dólar frente a monedas locales volátiles. Sin embargo, en economías avanzadas, la adopción podría verse limitada por la prohibición de pagos de intereses, pensada para evitar la competencia con los depósitos bancarios y proteger el sistema tradicional de crédito”, señalan.
En segundo lugar, consideran que la ley también establece qué activos pueden mantener los emisores de stablecoins como reservas: principalmente acuerdos de recompra (repos), fondos del mercado monetario y bonos del Tesoro estadounidense con vencimiento de 93 días o menos. “Los principales emisores —Tether y Circle— tienen juntos al menos 120.000 millones de dólares en letras del Tesoro, lo que representa solo un 2% del total de aproximadamente 6 billones en circulación. Esta demanda podría crecer a medida que lo haga el mercado de stablecoins e impulsar nuevas compras de bonos a corto plazo. Pero el impacto en los rendimientos probablemente será limitado”, matizan.
EE.UU. no es el único país en actuar. Hong Kong ha lanzado nuevas regulaciones para atraer innovación en stablecoins y Europa explora el euro digital, aunque su uso se limitaría para no afectar al sistema bancario. “Si otros países permiten stablecoins que paguen intereses, o impulsan monedas digitales de bancos centrales (CBDC), esto podría debilitar el rol del dólar en el comercio internacional. No obstante, EE. UU. podría responder permitiendo también intereses en stablecoins”, indica el informe.
Según los expertos, esta ola de adopción de activos digitales por parte de gobiernos —a través de marcos regulatorios y apoyo de la administración estadounidense— augura una mayor adopción futura lo que refuerza la tesis de inversión sobre bitcoin como un impulsor diferenciado de riesgo y rentabilidad en los portafolios. “A pesar de ello, las stablecoins aún representan una parte relativamente pequeña del universo cripto, y conforme evolucione este ecosistema, aún no está claro cómo competirán frente a otros activos digitales”, concluyen desde BlackRock.