Los términos utilizados en la denominación de los fondos de inversión juegan un papel crucial en las decisiones de inversión de los clientes. Si las inversiones no coinciden con sus estrategias, el cliente puede no sentirse satisfecho y, en el caso de inversiones sostenibles, podría haber riesgo de greenwashing.
El greenwashing se entiende como aquellas prácticas de mercado, sean intencionadas o no, por las que el perfil de sostenibilidad de una entidad y las características y objetivos de un instrumento financiero o producto bancario divulgados públicamente no reflejan adecuadamente los riesgos e impactos de sostenibilidad asociados a la entidad, el instrumento financiero o el producto bancario.
Para lanzar un fondo de inversión hay que cumplir con la normativa vigente como es el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles ( SFDR). Este Reglamento no constituye un sistema de etiquetado de fondos según sus características de sostenibilidad, sino que establece normas sobre la transparencia que se debe aplicar. Se identificó así desde el principio, la necesidad de establecer una clasificación que refleje adecuadamente el etiquetado comercial y denominación de productos sostenibles conforme a sus características de sostenibilidad.
En este sentido la ESMA, publicó en agosto de 2024 las Directrices sobre las denominaciones de fondos que utilicen el término ASG (Ambiental, Social o Gobernanza) o términos relacionados con la sostenibilidad, con el objetivo de especificar las circunstancias en las que los nombres de los fondos que utilizan términos relacionados con ASG o la sostenibilidad son injustos, poco claros o engañosos. Estas directrices, dirigidas a los gestores de fondos, proporcionan unas recomendaciones sobre el uso de este tipo de términos en los nombres de éstos, exigiendo, entre otros, que al menos el 80 % de la cartera de un fondo se ajuste a los objetivos de sostenibilidad; sin embargo, lo que se considera «sostenible» está determinado por regulaciones más amplias. La ESMA identificó que 6.490 fondos UCITS y fondos de inversión alternativos se verían afectados por la nueva normativa.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) notificó la ESMA su cumplimiento en octubre de 2024. A partir de noviembre todos los fondos nuevos deberían cumplirlas y para los existentes se cerraría el plazo el 21 de mayo de 2025.
En general, las gestoras de fondos han optado predominantemente por una solución táctica, eliminar los términos ASG en lugar de adaptar las políticas de inversión a los nuevos requisitos como busca el regulador. Esto podría tener implicaciones a futuro. Como ha comentado recientemente Geoffroy Marcassoli ( partner y ESG audit leader de PwC Luxembourg) en un artículo publicado el pasado 8 de abril en Citywire “los gestores de activos que consideran la designación de fondos ESG como un mero ejercicio de etiquetado, en lugar de una decisión estratégica para alinear el fondo con la normativa de sostenibilidad, pronto se verán en apuros para desenvolverse en una red regulatoria cada vez más estricta”.
El grupo BBVA tiene una Norma para el etiquetado comercial y denominación de productos sostenibles para asegurar que los clientes reciben información sobre los productos y servicios transparente, clara y responsable. La Norma tiene como objetivo definir los criterios y pautas para identificar y nombrar comercialmente un producto como sostenible, tanto en su etiquetado como en su presentación al público.
Cumplir con la normativa europea no ha sido tarea fácil desde el inicio. Además de las dificultades para mantener o incluir los términos relacionados con ASG, las gestoras también encuentran dificultades para poder aumentar el nivel de transparencia sobre el tipo de inversiones sostenibles (medioambiental y/o social). Esto es debido a la estrategia de inversión del fondo (directa o indirecta) que limita el acceso a la información publicada sobre las emisiones subyacentes y la incertidumbre que hay a priori sobre las estrategias de inversión que seguirán algunos emisores.
Por último, con motivo de la finalización del plazo para el cumplimiento de las directrices, la ESMA impartió un webinar el 24 de abril para presentar su informe “Nombres de los fondos: cambios relacionados con ASG y su impacto en los flujos de inversión” publicado el pasado 10 de abril (ESMA TRV Risk Analysis). En él se destaca la importancia del nombre de los fondos y se recogen las tendencias en los últimos años de inclusión de los términos ASG, observando un aumento significativo de fondos con términos relacionados con ASG en sus nombres. Explora la transición hacia una terminología ASG más estandarizada, con términos como «ASG» cada vez más comunes en los nombres de los fondos en los últimos años. Finalmente, evalúa el efecto de los cambios de nombres relacionados con ASG en las nuevas suscripciones. En el análisis se observó que en el primer año la incorporación de los términos “ASG” incrementaron un 9% las entradas; el término “A” es el de mayor impacto, un 16% y la inclusión de los términos “S”, “G” o cualquier otro término relacionado con la sostenibilidad tuvo un efecto mínimo o nulo.
En este contexto, el grupo BBVA ha reforzado su compromiso con la transparencia, trabajando para ofrecer al cliente una comunicación clara, sencilla y honesta, que no solo cumpla con la normativa, sino que también construya una relación basada en la confianza y el entendimiento real de sus inversiones sostenibles.
Análisis realizado por Asunción Sebastiá, Compliance Senior manager en BBVA Asset Management.