Como la segunda reserva de gas y la cuarta de petróleo no convencional a nivel mundial, Vaca Muerta es crucial para la economía argentina. Y existe un consenso tácito entre oficialismo y oposición sobre la importancia de su desarrollo, lo que tiene como resultado algo casi inédito en el país: la continuidad de políticas públicas que incentivan fuertes inversiones en esa zona geográfica, a pesar de la profunda grieta política que divide a la Argentina en dos mitades casi irreconciliables.
Gracias a la producción de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, el país sudamericano pudo volver a ser exportador neto de energía en 2024.
A principios de los años 2000, la falta de reglas claras junto a una política de tarifas congeladas de servicios, provocaron desinversión en el sector, lo que convirtió a la Argentina en importadora de energía, principalmente, de gas.
En el primer semestre de 2025, el país registró el mayor superávit comercial energético de los últimos 35 años: 3.761 millones de dólares, a partir de un crecimiento del 10,8% de las exportaciones y la reducción del 23,6% de las importaciones de energía, según datos oficiales. A pesar del contexto internacional -con una bajada importante en el precio del petróleo-, la balanza comercial energética argentina creció un 53% frente al mismo periodo de 2024.
Al exportar energía, el país suma divisas internacionales a las que ya genera la cadena agroindustrial argentina mediante sus exportaciones, lo que podría traducirse en más empleo y en estabilidad económica a largo plazo para una nación que tiene crisis económicas de manera recurrente.
Según el estudio “El Campo Argentino en Números” de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), las exportaciones agroalimentarias y agroindustriales aportan 6 de cada 10 dólares de las exportaciones totales del país.
Del total de dólares aportados, el 62% lo explican las manufacturas de origen agropecuario, el 37% los productos primarios y solo el 1% de insumos y maquinaria. Durante el primer semestre de 2025, las exportaciones de productos agroindustriales de Argentina sumaron 23.290 millones de dólares.
Hay consenso en que Vaca Muerta podría generar exportaciones por 30.000 millones de dólares al año 2030, superando la cifra que aportan al día de hoy las exportaciones del campo argentino
Vaca Muerta: ¿solo una promesa para el inversor?
A pesar de las buenas cifras, Vaca Muerta sigue siendo solo una promesa para los inversores en activos argentinos relacionados a la energía, aseguran fuentes del mercado.
Luis Requesens, analista CIIA y Managing Partner de Andes Wealth Management, firma de gestión de inversiones con clientes de alto patrimonio, no ve al sector “muy apetecible” en estos momentos, por la coyuntura de precio del petróleo, lo que hace que las compañías “estén más centradas en la estructura de costos”. En Vaca Muerta “es muy linda la idea, pero en la coyuntura no es muy rentable”, indica.
“El escenario hacia adelante es brillante, pero hoy es puro desembolso”, se explaya. Entonces, “nosotros preferimos cosas muchísimo más cercanas en el tiempo”, explica. En concreto, desde Andes WM miran hacia Europa, donde hay “un boom de inversiones en energía renovable para evitar la dependencia del petróleo y del gas que viene de Rusia”.
Porque “acá, en Argentina, hay que lidiar con una estructura de impuestos, con una estructura de otros costos, con tasas de interés más altas, y los de acá compiten con el mismo shale oil y shale gas de Estados Unidos. Entonces, es linda la idea, pero como mínimo, se ve lejana”, dispara.
Desde Delphos Investment, Leonardo Chialva coincide en el diagnóstico: “Vaca Muerta es todo un rompecabezas con piezas que todavía faltan. Ahora mismo atraviesa una meseta: no hay por donde sacar el petróleo”, dice en relación con las nuevas inversiones que se necesitan y las que se están llevando adelante. “Y Vaca Muerta es muy sensible al precio internacional del petróleo, es decir, que lo que engloba no deja de ser un commodity, que cayó un 30% este año y en los balances, las empresas demuestran que están empezando a machtear su inversión con su flujo de caja”, concluye.
Por su lado, el académico especializado en energía Roberto Carnicier piensa que a largo plazo “la tendencia de crecimiento no va a cambiar. Apostar y seguir desarrollando Vaca Muerta es imprescindible para destrabar nuestra historia”.
Para los inversores el yacimiento todavía es una promesa lejana: el contexto internacional de los precios de las materias primas no ayuda
El potencial exportador de Vaca Muerta
“A pesar de adversidades externas e internas, Vaca Muerta logró mostrar un crecimiento sostenido, pasando de ser una promesa a inicios de la década pasada, a una clara y robusta realidad en el presente, básicamente, por la calidad geológica de reservorio ‘world class’ que le ha permitido situarse entre los más importantes del mundo”, señala la consultora PwC en su informe “Vaca Muerta: el futuro de Argentina”, de abril de 2025.
A nivel gas no convencional, solamente China supera al país en cuanto a recursos, mientras que en petróleo no convencional, Argentina se ubica detrás de Rusia, Estados Unidos y China. A nivel país, la restricción externa, o la falta de divisas internacionales, es un límite recurrente al crecimiento de la economía, ya que genera cuellos de botellas productivos en una economía que tiene una demanda estructural de dólares también por la historia de inflación y las devaluaciones del peso argentino.
Buena parte de la deuda pública y privada argentina está nominada en dólares, y el Estado necesita dólares para pagar intereses y capital a organismos internacionales y bonistas. Si no los consigue mediante exportaciones, debe recurrir a endeudamiento nuevo o usar reservas del Banco Central, lo que alimenta el eterno circulo vicioso de la economía.
Con Vaca Muerta, se estima que el país podría duplicar la producción de crudo en los próximos años, para alcanzar el millón de barriles diarios, lo que generaría exportaciones por 18.000 millones de dólares anuales en 2026, con un superávit en la balanza energética de unos 12.500 millones de dólares.
En lo que respecta al gas, la Argentina podría autoabastecerse y constituir un recurso estratégico como parte de las transiciones energéticas para contribuir a descarbonizar las economías del mundo. El país podría convertirse en un exportador de gas a la región, especialmente a Chile y Brasil, y en un paso posterior, en exportador al mundo con una planta de gas natural licuado (GNL), como consta en la web de YPF, principal petrolera del país y mayor inversor en Vaca Muerta.
Argentina prevé un superávit de su balanza energética de 8.000 millones de dólares en 2025. “Antes de la construcción del gasoducto (Presidente Néstor Kirchner) el déficit era de 4.500 millones de dólares, ósea que hubo unos 11.000 millones de reversión”, apunta a Funds Society Daniel Gerold, dueño de G&G Energy Consultants y uno de los principales consultores de energía del país. Estimaciones privadas sitúan entre 5.000 y 6.000 millones de dólares de superávit para la balanza energética argentina de este año.
Roberto Carnicier, director del Área de Energía, Gas y Petróleo de la Universidad Austral, asegura que con los seis proyectos de barcos de licuefacción de GNL que está desarrollando Argentina en asociación con empresas locales e internacionales el país podría generar ingresos por más de 13.000 millones de dólares al año.
En suma, hay consenso en que Vaca Muerta podría generar exportaciones por 30.000 millones de dólares al año 2030, superando la cifra que aportan al día de hoy las exportaciones del campo argentino.
“En Argentina hay que lidiar con una estructura de impuestos, con una estructura de otros costos, con tasas de interés más altas, y los de acá compiten con el mismo shale oil y shale gas de Estados Unidos. Entonces, es linda la idea, pero como mínimo, se ve lejana”
Más y más inversiones
Carnicier subraya que en el desarrollo de Vaca Muerta es clave el rol de YPF y su actual CEO, Horacio Marín, quien trabajó anteriormente casi 36 años en Tecpetrol, subsidiaria del poderoso Grupo Techint, del empresario Paolo Rocca. El académico explica que Marín fomenta desde el primer día las asociaciones estratégicas con otras empresas que aportan tanto capacidad técnica como financiera.
En los últimos siete años, YPF se asoció con compañías internacionales, y desde que comenzaron los desarrollos en Vaca Muerta, junto a esos socios, invirtieron más de 11.000 millones de dólares.
En mayo de 2024 comenzó la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur con una inversión estimada de 2.500 millones de dólares, que permitirá transportar 500.000 barriles de petróleo por día, y la construcción de un puerto de aguas profundas en Río Negro. También están en ejecución los proyectos Duplicar y Triplicar de OldelVal (actual principal oleoducto de la cuenca), así como la ampliación del Gasoducto Néstor Kirchner, y la reversión del Gasoducto de TGN, que permitirá terminar de sustituir las importaciones de gas de Bolivia, llevar gas local a las provincias del norte, y abrir una vía de exportación a Brasil del gas de Vaca Muerta.
“Estas obras, que se estiman estarán operativas en 2025-28, serán de suma relevancia para concretar los planes de producción de la formación para fines de esta década. Pero la capacidad productiva de Vaca Muerta requerirá de más inversiones de infraestructura”, advierte el informe de PwC.
“En Vaca Muerta se dan dos categorías de inversión”, explica Daniel Gerold, desde G&G Energy Consultants. “Una es para aumentar la producción de petróleo y gas, y la otra tiene que ver con las obras de infraestructura, que implican unos 14.000 millones de dólares”, agrega.
Con todo, Vaca Muerta está expuesta por un lado al precio internacional del barril de petróleo, pero también “al panorama internacional de tasas de interés, que pueden poner en duda el financiamiento de proyectos. Pero, aunque su desarrollo se demore, Vaca Muerta va a seguir estando”, apunta Fernando Heredia, editor de Economía y Energía en Forbes y columnista de energía en CNN Radio.
Los incentivos a la inversión en Vaca Muerta logran lo imposible: que haya consenso entre oficialismo y oposición sobre la importancia de explotar esos recursos de manera estratégica