La sostenibilidad ha dejado de ser una opción complementaria para convertirse en una parte esencial en las decisiones de inversión. Así lo afirma Jordi Castany, analista de inversiones en Norz Patrimonia, quien subraya que los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) se han consolidado como un factor determinante no solo para mitigar riesgos, sino para generar valor económico y humano.
“La incorporación de criterios ESG ya no es una tendencia aislada, sino una transformación estructural del mercado”, asegura Castany. “Las empresas que priorizan la eficiencia, la transparencia y el compromiso social están demostrando ser más resilientes y, en muchos casos, más rentables que sus competidoras”.
Según el analista de Norz Patrimonia, los efectos del cambio climático, las crecientes desigualdades sociales y el endurecimiento de las exigencias regulatorias han empujado a los inversores a mirar más allá del rendimiento financiero inmediato. Hoy, la sostenibilidad es percibida como una palanca de valor a largo plazo.
Rentabilidad y responsabilidad: una combinación ganadora
Diversos estudios y comportamientos de mercado han demostrado que las compañías con un sólido compromiso ESG, como Microsoft o Schneider Electric, han superado en rendimiento a los índices tradicionales. “La rentabilidad y la sostenibilidad no son conceptos enfrentados. Al contrario, cuando se aplican correctamente, se potencian mutuamente”, destaca Castany.
En este sentido, el equipo de Norz Patrimonia apunta que la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial también jugará un papel fundamental en la mejora de procesos, toma de decisiones y optimización de recursos, ayudando a fortalecer las buenas prácticas de gobernanza.
¿Cómo puede el inversor patrimonialista aprovechar esta tendencia?
Desde Norz Patrimonia destacan que una de las formas más accesibles para canalizar inversiones sostenibles es a través de fondos de inversión y ETFs clasificados bajo el reglamento europeo SFDR. Este marco distingue entre productos con diferentes grados de compromiso ESG: artículo 6, sin objetivos sostenibles; artículo 8, que promueven prácticas responsables; y artículo 9, que persiguen explícitamente metas de sostenibilidad. “Esta clasificación simplifica el trabajo del inversor y aporta transparencia sobre el impacto real de sus inversiones”, señala Castany. “Además, permite seleccionar entre una gran variedad de fondos pasivos que replican índices ESG, o fondos activos que analizan y seleccionan las compañías de forma individual”, asegura el analista de la firma catalana.
La sostenibilidad también ha llegado con fuerza a la renta fija, con el auge de los bonos verdes y sociales, instrumentos destinados a financiar proyectos que impulsan la transición energética o tienen un claro impacto social positivo.
Sostenibilidad como eje de creación de valor
En opinión de Norz Patrimonia, dejar de incorporar criterios ESG en las estrategias de inversión supone ignorar una realidad que está redefiniendo el panorama financiero global. “La inversión responsable ya no es solo una elección ética; es una decisión estratégica”, concluye Castany. “En un contexto donde la rentabilidad se alinea cada vez más con la sostenibilidad, los activos comprometidos con el largo plazo serán los que mejor desempeño ofrezcan”, puntualiza el asesor.