En el marco de la celebración de los 40 años de la puesta en marcha de la directiva UCITS en Europa, Cecabank ha reunido a la industria nacional para repasar los hitos que han dado forma al sector actual y hacia dónde camina ahora. En este sentido, palabras como armonización, apertura, regulación, transparencia, acceso a nuevos activos, asesoramiento, arquitectura abierta, tecnología y nuevos perfiles de inversores han reflejado las ideas que las gestoras nacionales han compartido.
La directiva UCITS, aprobada en 1985 tras casi una década de negociaciones, sentó las bases para la creación de una industria sólida y armonizada en Europa. Hoy, los fondos UCITS superan los 15 billones de euros en activos gestionados -23 billones si se incluyen los fondos alternativos- y se han consolidado como una marca global sinónimo de transparencia, seguridad y prosperidad, tanto para inversores minoristas como institucionales. España, pionera en la armonización legislativa, aprobó en 1984 la primera Ley de Instituciones de Inversión Colectiva inspirada en esta normativa, anticipándose incluso a su entrada en vigor.
Durante estas cuatro décadas, la Directiva se ha modificado en más de veinte ocasiones, adaptándose a los cambios regulatorios y tecnológicos, y la industria española ha evolucionado hasta convertirse en un pilar del ahorro financiero de las familias.
“Miramos al pasado para reconocer nuestros orígenes, pero sobre todo analizamos el presente e imaginamos el futuro. Un futuro en el que Cecabank, como líder ibérico en depositaría, con más de 300.000 millones de euros depositados de medio centenar de gestoras, seguirá acompañando a la industria con rigor, innovación y compromiso, consolidando los fondos de inversión como un puerto seguro para el ahorro y la inversión”, ha destacado Ainhoa Jáuregui, consejera delegada de Cecabank.
El negocio de las gestoras
La conclusión de este viaje de cuatro décadas es que la industria española se encuentra en un punto de fortaleza, dinamismo y madurez, marcado por la fuerte evolución de la regulación. “En consecuencia, hemos vivido una importante profesionalización de todos los que intervienen en esta industria; muestra de ello es que los departamentos de riesgos y cumplimiento han experimentado un importante crecimiento y ganado relevancia en las organizaciones. En mi opinión, el mayor cambio que se ha producido tiene que ver con la introducción y desarrollo de la sostenibilidad”, reconoce Jesús Pinilla, director de Administración y Medios de Kutxabank Gestión.
A esta profesionalización, Ramón Cardil, director Corporativo de Operaciones de Trea AM, añade también la gran sofisticación de los productos y también del negocio de las gestoras. En su opinión, esto ha llevado a un entorno de alta competitividad, donde, según la visión de Cardil, las firmas se están orientando hacia la especialización, la calidad y el tamaño. “Vemos una clara tendencia de las gestoras hacia la especialización, para lo cual las compañías se están apalancando en sus productos y en su sofisticación. Además, hablamos de una industria de calidad soportada por una normativa restrictiva, que implica formación para nuestros profesionales, enfocada en la protección del inversor. Y, en tercer lugar, nos hemos configurado con modelos de negocio donde la escala es muy relevante, ya que las barreras de entrada y de mantenimiento son muy altas. Esta escalabilidad es necesaria para buscar la eficiencia”, explica Cardil.
Para Miguel López, director de Negocio de Ibercaja Gestión, estos años han demostrado que la industria tiene un gran dinamismo y capacidad de innovar y evolucionar. “Este dinamismo lo hemos visto tanto a nivel regulatorio; por ejemplo, con MiFID II pusimos el foco en la transparencia para, unos meses después, luego poner el objetivo en la sostenibilidad. Pero también dinamismo en la propia industria, ya que hemos vivido una consolidación muy fuerte y en 25 años, nuestros competidores han cambiado radicalmente”, matiza López.
La evolución de las redes de distribución
No solo el modelo de negocio de las gestoras ha evolucionado al calor de la directiva UCITS y del resto de la regulación europea, las redes de distribución, que son las que más cerca están del inversor y de los productos que demandan, han experimentado un notable cambio. “Aún recuerdo todo lo que teníamos que estudiar hace 30 años para poder explicar a un inversor algo tan básico como qué era un fondo de inversión. La llegada de los UCITS supuso una apertura a nuevos productos de inversión que, poco a poco, se fueron volviendo más sofisticados. Además, vivimos el fuerte cambio cultural de abrirnos a fondos de terceros y a la arquitectura abierta, ampliando de nuevo el abanico de posibilidades para los inversores. La evolución nos ha llevado a que deje de tener valor el qué, es decir, qué fondo o qué vehículo, para que el valor esté en el para qué, es decir, a estar más orientados en el asesoramiento”, ha afirmado Laura Comas, directora de Desarrollo y Transformación de Caixabank Wealth Management.
En opinión de Emilio Mejía, consejero delegado de Unicaja Asset Management, las redes de distribución han vivido cambios significativos a consecuencia de los cambios regulatorios, pero el principal cambio ha sido esa reorientación del producto al asesoramiento. “Coincido en que hemos pasado de un enfoque de producto a un enfoque de cliente, todo ello sustentado por la regulación. Ahora bien, creo que la velocidad de los cambios de los próximos cuatro años será mucho mayor que la experimentada los últimos 40”, ha señalado.
Esta evolución en el enfoque de las redes de distribución ha tenido su reflejo en cómo ha cambiado la cartera de los inversores. Ignacio Izquierdo, Regional Manager Iberia de Allfunds, ha recordado como el punto de partida hace cuatro décadas eran los depósitos y la renta fija, con algunas acciones concretas. “La irrupción de los UCITS revolucionó esto y cambió las carteras de los inversores ofreciendo productos con liquidez, dando acceso a la diversificación, y cambiando el paradigma de las carteras que tenían esos clientes. Además, la Directiva sirvió para armonizar, es decir, para crear un concepto de mercado europeo. Hoy me llama la atención la falta de esa armonización en los productos alternativos. La falta de un mercado de capitales europeos hace que todo esté fragmentado. Puede que los ELTIFs se acaben convirtiendo en una estructura como son los UCITS ahora, pero aún no estamos en eso; por lo que estamos perdiendo mucha eficiencia, es ineficiente para el inversor final”, ha destacado Izquierdo.
Según la visión de Comas, en el entorno actual, las redes de distribución están demostrando que tienen un valor añadido en el asesoramiento que ofrecen, ya que se ha convertido en un factor fundamental para acceder a los productos de inversión. “Para el inversor sigue siendo complejo elegir los productos de inversión; esto no es como entrar a un supermercado, básicamente porque a veces el inversor no sabe qué quiere o qué es lo que necesita para cumplir con sus objetivos. Poder ofrecer ese asesoramiento, puntual o recurrente, y que se responda a un pago explícito aporta una primera capa de valor al inversor por encima del propio producto. Ahora bien, a veces el regulador hace complejo llevar ese asesoramiento a algunos modelos de negocio como, por ejemplo, las plataformas. Creemos que el regulador también tiene que colaborar en ese paso del ahorrador a inversor, y ayudar a que el inversor vea más allá del fondo y busque el asesoramiento”, ha defendido durante su participación en el evento.
40 años también para el inversor
Si los UCITS supusieron un cambio en el modelo de negocio de las gestoras y del valor de las redes de distribución, la industria coincide en que, sin duda, el inversor fue el gran beneficiado de su consolidación. “Hace 40 años, las carteras eran super sencillas y centradas en depósitos; ahora vamos camino de reducir su presencia y que el peso de los fondos de inversión sea mucho mayor”, ha matizado Izquierdo.
Según la experiencia del CEO de Unicaja AM, el inversor sigue siendo conservador. “Creo que ese carácter conservador se explica principalmente con tres factores: las redes comerciales, que aportan esa confianza y seguridad -lo que explicaría que los bancos sigan representando dos tercios de la comercialización de los vehículos de inversión-; la concepción que se tiene de la vivienda como activo de más valor frente a la cultura inversora de otros países; y el horizonte de inversión que tiene el inversor”, ha afirmado Mejía.
Para López, un gran cambio en el inversor es que ahora busca asesoramiento, lo cual también encaja con el cambio que ha sufrido su cartera. “Los inversores quieren un buen asesoramiento que les permita aspirar a una buena rentabilidad y nuestra obligación como ‘fabricantes de productos’ es poner una gama de soluciones amplias y adaptadas a las necesidades de cualquier perfil. Tenemos que hacer esto desde un enfoque innovador, como ha demostrado la industria española con la gestión discrecional, y la apertura a nuevos activos. El entorno de mercado ha cambiado y las tradicionales carteras 60/40 parecen no estar ya vigentes. Nos toca volver a reinventarnos, una reinvención que tiene que pasar por una nueva interpretación de la diversificación. En el caso de estas carteras tradicionales, vemos cómo se está introduciendo un tercer pilar de rentabilidad, diversificación y descorrelación a través de activos alternativos, materiales preciosos o materias primas”, ha comentado el director de Negocio de Ibercaja Gestión.
Respecto a los inversores más jóvenes, Mega ha añadido que presentan una mayor demanda por la arquitectura abierta, por nuevos activos -entre ellos los activos digitales-, y también por los canales digitales. “Aunque está claro que el grueso de ese paso de ahorrador a inversor corresponde a un perfil de gente más mayor, ya que tiene un mayor patrimonio, esta generación más joven también se va a incorporar al ecosistema de la inversión y va a suponer un cambio relevante. Por suerte, contamos con una regulación robusta que nos permita realizar esos cambios a gran velocidad”, ha defendido.
Una mirada al futuro
A la hora de hablar del futuro de la industria, Rafael Valera, consejero delegado de Buy&Hold, defiende que habrá que aplicar el “sentido común”, primero para no perder competitividad y poder gestionar los riesgos que “están fuera del radar y de los manuales”. “La tecnología y la inteligencia artificial, todo ello basado en la tecnología blockchain, va a tener un impacto determinante en los modelos de negocio de esta industria porque se va a desintermediar mucho. Hay que tener en cuenta que los nuevos jugadores digitales que entren en el negocio, lo harán tirando el precio”, ha afirmado Valera.
En línea con esta disrupción tecnológica, Jesús Sánchez-Quiñones, consejero director general de Renta 4 Banco, ha señalado que el otro gran cambio para la industria llegará con la tokenización de los fondos de inversión: “Esto va a ser una revolución. Supondrá que los plazos se acortan en la inversión y que aparecerán nuevos riesgos. Esta tendencia se suele confundir con activos digitales tan significativos como el bitcoin, pero la revolución vendrá por la tecnología blockchain que está detrás”. Fuera del ámbito tecnológico, ha defendido que la otro gran salto para la industria sería “coger la oportunidad que está dando Europa para tener un vehículo con ventajas fiscales, que promuevan el ahorro año a año. Esto sería un espaldarazo tremendo para la industria española”.
En este futuro, las gestoras españolas consideran que el paso del ahorrador a inversor es una oportunidad de crecimiento, donde el asesoramiento tendrá un papel fundamental para movilizar todo ese ahorro. “El futuro pasa más por el servicio que por el producto. Estamos preparados para aportar valor al cliente del futuro, siendo conscientes de que buscará otros canales y que tendrá que afrontar otras realidades, como su longevidad, el alto coste de la vivienda o su incorporación más tarde al mercado laboral. Nuestro reto de los próximos años es ser capaces de aportarles valor y cumplir con sus necesidades financieras, y, en ese sentido, nos la vamos a jugar en la calidad del producto”, ha señalado López.
A esta reflexión, Cardil ha añadido un matiz, por no decir una petición: “Para este futuro, necesitamos que el regulador vaya a la velocidad que debe ir. Tienen un trabajo duro por delante, pero tienen que ser capaces de acompañar esa velocidad”.



