Ben Oldman es el fondo de crédito alternativo que ha cerrado más operaciones de financiación de situaciones especiales en el último año. ¿Cuál es el secreto de este éxito? Realmente no es una cuestión de magia, sino de tesón, constancia y búsqueda de elementos que diferencien a esta firma española de otros competidores en su mismo espacio. Por ejemplo, uno de los elementos diferenciales es su política de alinearse para proveer soluciones con los mismos deudores, convirtiéndose en un socio confiable para los prestatarios, lo que hace que muchos repitan. Desde la firma también destacan la rapidez en la ejecución: “Somos muy rápidos rechazando operaciones si no nos encajan. Si nos encajan, sabemos muy bien lo que queremos y transaccionamos muy rápido. Somos una solución muy eficiente sobre todo en situaciones complejas«.
Ben Oldman fue fundado por Isaac Benzaquen (ex Babcock & Brown, ex Morgan Stanley) en 2013, con un capital inicial de 15 millones de euros y un equipo muy reducido. Inicialmente partía con un formato hedge fund, para cubrir los mercados más líquidos de crédito, bonos y préstamos cotizados. En los dos primeros años pasaron de 15 a unos 200 millones bajo gestión, y conforme evolucionaron las condiciones macroeconómicas la firma fue migrando su negocio hacia la deuda privada, donde busca oportunidades en el middle market (tickets de financiación entre 10 y 50 millones de euros) y opera principalmente en tres segmentos: situaciones especiales, asset backed lending y financiación de proyectos de energías renovables, con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) como inversor ancla en este caso.
Hoy, Ben Oldman cuenta con un equipo compuesto por 20 personas que se reparten entre Madrid, Londres, París, Italia y Luxemburgo y gestiona 800 millones de euros, con el objetivo puesto en alcanzar la cifra de 1.000 millones. “Tenemos una visión nicho. No queremos crecer por encima de los 1.000 millones. Nos enfocamos en performance más que en Asset Under Management”, aclara su CEO.
Benzaquen participó recientemente en el evento Altment 360º, organizado por Altment en alianza con Funds Society, donde ofreció una actualización sobre las perspectivas de negocio de la firma.
¿Cuál es la situación actual para el mercado de situaciones especiales en España?
En el mercado de situaciones especiales el mid market está muy poco cubierto, básicamente porque a las gestoras que les ha ido bien han crecido a forma exponencial; los grandes fondos ignoran este mercado, porque gestionan demasiado capital. Por tanto, estamos muy activos porque hace falta financiación en situaciones especiales y en distressed debt. Ahora mismo no se me ocurren muchos nombres que puedan competir contra nosotros. En España, prácticamente nadie, aunque en Europa sí hay. Cabe aclarar que nosotros nos enfocamos en situaciones complejas: el activo subyacente es bueno, y si no tuviera una situación compleja alrededor, entonces sería financiable por un banco a un coste de capital de mercado de euribor más 2-3%. Nosotros estamos financiando en situaciones especiales ahora mismo entre un 15 y 20%, obteniendo retornos de private equity.
¿Cuál es, en más detalle, el acercamiento de Ben Oldman a la inversión?
Nuestra tesis es que un buen activo con una situación compleja nos hace tener una rentabilidad mucho mayor gracias a esa situación compleja, que sabemos controlar y estructurar. Por ejemplo, hicimos la operación del Hotel Miguel Ángel, con una rentabilidad del 30%; si el activo no hubiera estado en situación distressed, se hubiera financiado por un banco a EUR + 2%. Ese es el arbitraje que buscamos, buenos activos con una situación compleja: proveemos de capital, rescatamos al activo o a la compañía, le damos ese periodo de transición que necesita para salir de la situación especial y, una vez se ha estabilizado o reestructurado la deuda, salimos. Nuestros inversores están obteniendo una rentabilidad superior con un producto de direct lending tradicional.
¿Podría un cambio en el entorno macroeconómico generar más oportunidades de negocio para Ben Oldman en el corto a medio plazo? En otras palabras, ¿prevéis la llegada de una recesión?
Nosotros vivimos cómodos en las recesiones. Tenemos dos productos: Situaciones Especiales y Asset Backed Lending, que es préstamo puente performing; se trata del direct lending más tradicional con un activo como colateral. En la parte de préstamos puentes, solemos hacer mucho volumen cuando hay optimismo, aunque todo depende del deudor; es un capital muy transitorio. En cambio, cuando hay pesimismo nos aparecen más oportunidades en situaciones especiales. Aquí podemos hacer desde primario a secundario, es decir, que podemos originar un préstamo o podemos comprar un préstamo con descuento a un banco o a un fondo que quiera salir de la posición.
En los próximos doce meses, vemos mucho pipeline en la parte de situaciones especiales. Obviamente la banca va a cerrar un poco el grifo, porque la macro no es clara y es complicado tener visibilidad sobre los aranceles. Cabe recordar que, cuando los mercados de capitales corrigen, no se transmite automáticamente al mercado privado, hay un retraso, por lo que tardará en reflejarse.
Y sí, también pensamos que puede haber una recesión. Pero es la recesión menos preocupante que he visto en mi carrera profesional. A nosotros nos preocupan las recesiones que son sistémicas y esta no lo es, depende en gran medida de la administración Trump, y creemos que en el medio plazo Estados Unidos no quiere una recesión descontrolada. No es una crisis sistémica. No existe un riesgo inmanejable, como se percibía en la crisis de 2008 o en el estallido del Coronavirus.
Han participado en varias operaciones dentro del sector de infraestructuras. ¿Cómo les ha llevado su proceso de inversión a esta área del mercado?
Es importante decir que somos agnósticos en cuanto a sectores; nos centramos donde están las oportunidades. Para nosotros es muy relevante entender cuál es la refinanciación de nuestro préstamo. Hemos entrado en sectores donde en los últimos años ha habido una tendencia de liquidez, son en estos sectores donde nos sentimos cómodos cerrando operaciones de financiación transitoria.
En infraestructuras hemos sido bastante activos porque es un sector que nos gusta; el activo subyacente es líquido. La contraparte suele ser un sponsor sofisticado, porque son compañías grandes y tienen activos relevantes detrás, y porque el entorno en el que hemos estado viviendo hasta la actualidad, tienen flujos de caja relativamente predecibles y han sido muy financiables.
En situaciones especiales, vivimos en un contexto donde la mayoría de las compañías de mid-market están cortas de capital por falta de acceso a los mercados de capitales e incluso a la financiación bancaria. Por lo tanto, hemos encontrado oportunidades desde ángulos un poco diferentes.
En renovables, hemos visto una oportunidad de mercado, dado que la banca no participa en todas las fases del proceso, y porque hay una necesidad de capital transitorio desde que el proyecto ya tiene la licencia hasta la terminación de la construcción. Es un activo bueno que una vez construido genera caja, pero nadie quiere tomar el riesgo de financiar el periodo de la construcción. La volatilidad del precio de la energía tampoco ayuda, pero nosotros nos sentimos cómodos porque son activos que generan una vida operativa que supera los 20 años.