El gobierno argentino tuvo que pagar un precio de oro –un 29,5%- en su primera emisión internacional de deuda de la era del presidente Javier Milei, pero de todos modos logró colocar los 1.000 millones de dólares del bono Bonte 2030 (título de deuda denominado en dólares pero que paga en pesos) con una demanda superior a la oferta.
Esta es la primera emisión de bonos en moneda local bajo ley argentina dirigida a inversores extranjeros en siete años. La emisión registró una fuerte demanda, con propuestas por valor de 1.694 millones de dólares de 146 inversores.
El mercado especulaba con una salida en torno al 22%
La emisión cumplió el objetivo que se daban las autoridades argentinas: aumentar las reservas sin intervenir el tipo de cambio, que actualmente fluctúa entre dos bandas. Pero el Bonte 2030 salió caro: el mercado especulaba con una salida en torno al 22% y al final fue muy superior.
“En Argentina, si te remontas a lo que pasó en el 2017 y 2018, el gobierno de entonces (administración de Mauricio Macri) emitió unos 4.000 millones de dólares en bonos parecidos al Bonte y los tenedores de esos bonos que se los quedaron hasta el final perdieron todo el capital porque hubo una devaluación del peso de casi 100%. Entonces es lógico que los inversores pidan un premio siendo la primera emisión relevante en el mercado, siendo en moneda local y en un periodo largo”, explica Juan Salerno, partner y jefe de inversiones para Argentina de Vinci Compass.
Banco Mariva hace un análisis similar: “El rendimiento del 29,5 % con el que se emitió el bono superó las expectativas del mercado y, a primera vista, puede parecer excesivo. Sin embargo, existen varias interpretaciones: el rendimiento incluye una prima de riesgo inicial que el gobierno debe pagar para restablecer el acceso al mercado; Otra perspectiva (apoyada por el gobierno) es que la tasa del 29,5 % está alineada tanto con la curva de rendimiento del dólar (alrededor del 12 %) como con la curva CER (rendimientos reales en torno al 10 %)”.
Desde Buda Partners, Paula Bujía explica que «la demanda se orientó a rendimientos reales más cercanos al 10%, muy por encima del 5% que algunos operadores locales consideraban razonable y en línea con lo que actualmente rinden los bonos que ajustan por CER (inflación). La inclusión de una cláusula de rescate anticipado (“put”) a los dos años también cumple esa función de reducir riesgo. Tampoco es un aspecto menor la percepción de que el tipo de cambio oficial está apreciado: es probable que, de haber estado el peso más cerca a la parte alta de la banda (1300-1400), la tasa requerida por los inversores hubiera sido menor»
Los analistas de Adcap Grupo Financiero comentaron que la tasa fue idéntica a la de una letra del tesoro en pesos a un año (una Lecap): “Al igual que en otras licitaciones, el gobierno ofreció cierta prima, aunque en este caso fue considerable. La tasa de corte se fijó en 29,5% nominal (31,7% efectiva anual), prácticamente idéntica a la tasa de la Lecap a un año”.
Una emisión positiva para aumentar las reservas
Un reciente informe de Cohen Aliados Financieros señala que el FMI exige, en el marco de su acuerdo del pasado mes de abril, que el BCRA ubique sus reservas netas en – 2.746 millones de dólares para junio de este año y que el stock sea positivo para finales de 2025.
Y en este contexto Juan Salerno, de Vinci Compass, explica que esta emisión es positiva si se tiene en cuenta el objetivo del gobierno de cumplir con las demandas de reservas que tiene con el FMI porque “los bonos en moneda local se contabilizan al 100% como reservas netas y este bono está suscrito en dólares, con lo cual son dólares que entran directamente a las reservas. Y eso tiene otro contexto y es que el gobierno no quiere comprar dólares dentro de las bandas (de flotación cambiaria), entonces, la única manera de acercarse al cumplimiento de la meta de reservas es recurrir al endeudamiento externo”.
Para los analistas, el otro punto positivo es que te abre la puerta a otras emisiones parecidas. La información sobre las 146 entidades que compraron el Bonte 2030 no es pública pero el mercado piensa que se trata de fondos de riesgo internacionales.
Salerno explica que actualmente, a nivel internacional, Vinci Compass no tiene bonos argentinos en pesos pero sí los tiene en dólares, tanto soberanos como corporativos y de algunas provincias. A nivel local, la firma sí que participa en el mercado argentino en pesos.
“La emisión de Bonte es un primer paso porque todavía quedan controles cambiarios en Argentina (para este caso hubo excepciones) y necesitamos todavía mayor previsibilidad. Pensamos que va a ser exitoso porque esta tasa va a atraer a muchos inversores. Ahora es importante ver cómo se comporta el mercado secundario, en este caso también creo que será exitoso si el gobierno mantiene su objetivo de controlar la inflación”, dice el experto de Vinci Compass.
Paula Bujía, de Buda Partners, también aporta una nota alentadora: «Yendo al lado positivo y con el antecedente de los BOTES emitidos en 2016, que debutaron con tasas elevadas, pero luego comprimieron significativamente a medida que mejoraban las condiciones macroeconómicas, esta nueva colocación puede tener la misma suerte. Si Argentina avanza con la normalización de la economía y comienza a acumular reservas el Bonte 2030 podría seguir una trayectoria similar de compresión de spreads y abrir camino a otras emisiones menos onerosas para el gobierno. Pero es importante decir que no alcanza con emitir deuda: también será necesario acumular reservas para contentar al mercado»