La globalización y la integración financiera mundial están en riesgo, ante un contexto de tensiones geopolíticas y de cambios profundos en las cadenas de suministro. Kristina Hooper, Chief Market Strategist de Man Group, advierte de que estos factores podrían revertir décadas de convergencia económica que durante más de 200 años han unido mercados y países. “Nunca intentes producir en casa lo que te costará más producir que comprar”, apunta Hooper, recordando la célebre máxima de Adam Smith.
En este sentido, la experta señala que, si bien esta idea ha sostenido el comercio global, los recientes acontecimientos muestran que la era de integración podría estar llegando a su fin. En su opinión, entre los elementos que amenazan la globalización se encuentran la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China, la reestructuración de cadenas de suministro y la emergencia de bloques regionales que podrían fragmentar los mercados financieros. La semana pasada, la renuncia del primer ministro francés Bayrou y los rumores de un posible rescate del FMI, junto con una incursión rusa en Polonia, ilustran, según Hooper, la creciente volatilidad geopolítica.
A qué amenazas se enfrenta la globalización
La especialista explica que la exclusión de Rusia del sistema de pagos SWIFT tras su invasión de Ucrania demuestra cómo la infraestructura financiera puede convertirse en un arma geopolítica. Hooper agrega que iniciativas como el “Belt and Road” de China y el fortalecimiento de alianzas democráticas en Occidente podrían forzar a los países a alinearse políticamente más que económicamente, afectando los mercados globales.
Además, según Hooper, la estrategia arancelaria estadounidense rompe con normas tradicionales del comercio y puede impulsar la creación de alianzas regionales como el RCEP en Asia, que representa el 30% del PIB mundial. La especialista advierte que esta fragmentación se refleja también en la desdolarización gradual, donde monedas alternativas, el oro e incluso criptomonedas podrían ganar relevancia.
También, subraya que la reestructuración de las cadenas de suministro redefine la interconexión económica. Por ejemplo, Estados Unidos destina 280.000 millones de dólares para recuperar su industria de semiconductores, mientras la Unión Europea impulsa su autonomía tecnológica. Hooper explica que, de esta manera, los impactos económicos podrían volverse más locales: una escasez de semiconductores en Taiwán afectaría a Asia, pero no tanto a América del Norte. Además, la fragmentación tecnológica con 5G, semiconductores e inteligencia artificial genera estándares incompatibles entre regiones, algo que la experta compara con la necesidad de adaptadores eléctricos distintos en cada país.
Por último, señala que la coordinación monetaria que marcó la recuperación post-2008 ha terminado. «La Reserva Federal estadounidense ha seguido una política agresiva de aumento de tasas, mientras que el BCE y el Banco de Japón adoptan un enfoque más cauteloso. En paralelo, la especialista advierte sobre los altos niveles de deuda de países como Japón, Reino Unido, Francia y Estados Unidos, que podrían limitar su capacidad de estimular la economía frente a crisis futuras», afirma Hooper.
Implicaciones para los inversores
La analista de Man Group sostiene que, en este nuevo escenario, la diversificación tradicional de portafolios podría perder eficacia, y los inversores deberán priorizar la exposición geopolítica sobre las clases de activos. Hooper asegura que la oportunidad para los gestores activos reside en navegar estos bloques regionales, donde la correlación de los mercados estará más influida por alianzas políticas que por fundamentos económicos.
En resumen, según Hooper, la diversificación global deberá pensarse en términos de bloques geopolíticos, riesgos y retornos, adaptándose a un mundo cada vez más fragmentado e impredecible.



