La economía estadounidense es importante, pero no es la única en un enfoque global. En opinión de Scott DiMaggio, Head Fixed Income de AllianceBernstein, los inversores deberían sentirse cómodos con la evolución de las expectativas políticas y las turbulencias a corto plazo, y posicionar sus carteras para aprovechar las oportunidades que surjan de los periodos de mayor volatilidad.
“Por encima de todo, se deben mantener atentos a las tendencias generales, como la desaceleración del crecimiento económico, los atractivos yields iniciales y la demanda acumulada. A nuestro juicio, se trata de un entorno favorable para los inversores en bonos. Y creemos que las condiciones actuales pueden resultar prósperas para aquellos de ellos dispuestos a aprovecharlo”, señala DiMaggio.
Según su visión, los inversores que globalizan sus carteras de bonos hoy en día aumentan la exposición a políticas que favorecen el crecimiento. “Esto se debe a que muchos bancos centrales de todo el mundo han comenzado a recortar sus tipos oficiales este año, priorizando el crecimiento por encima de los esfuerzos de contener la inflación hasta los objetivos a largo plazo. El Banco Central Europeo ha aplicado ocho recortes en 2025, recortando su tipo oficial hasta el 2,15%. Eso supone más de 200 puntos básicos por debajo del tipo oficial de los fondos federales de EE.UU.”, añade.
Seis estrategias para mantenerse alerta
En este contexto, DiMaggio propone seis estrategias para posicionar las carteras de renta fija:
- Gestionar la duración. El experto reconoce que predecir la dirección de los yields de los bonos a corto plazo resulta difícil, por eso su atención sigue centrada en el medio plazo y cree que es ahí donde deben centrarse también los inversores. “Históricamente los yields han descendido cuando los bancos centrales han flexibilizado sus políticas. Por lo tanto, en nuestra opinión, es probable que los bonos experimenten un aumento de precios a medida que caigan los yields en los próximos dos o tres años en la mayoría de las regiones”, defiende. Además, espera que los bonos, que han retomado recientemente su papel tradicional como refugio en tiempos de incertidumbre, mantengan esa función. “Dicho de otro modo, probablemente la duración mantendrá una correlación negativa con la renta variable, en nuestra opinión, y creemos que debería formar parte de la asignación general de activos”, añade.
- Tener una perspectiva global. DiMaggio considera que cuando las políticas monetarias divergen, las oportunidades idiosincráticas aumentan en todo el mundo y las potenciales ventajas que ofrece la diversificación entre los diferentes tipos de interés y ciclos económicos se intensifican.
- Concentración en el crédito de calidad. En este entorno incierto, el crédito ha demostrado más resiliencia que las acciones. Los diferenciales de los segmentos investment grade y high yield se ampliaron inicialmente tras el anuncio de los aranceles en abril, pero después se han estrechado. Según su visión, las condiciones actuales exigen una cuidadosa selección de valores. “Creemos que tiene sentido infraponderar los sectores cíclicos, las empresas con calificación CCC —que representan la mayor parte de los impagos— y la deuda titulizada con calificaciones más bajas, ya que son los más vulnerables en una ralentización económica. Una combinación de sectores de mayor rendimiento en todo el espectro de calificaciones —incluidos bonos de empresa, deuda de mercados emergentes y activos titulizados—ofrece mayor diversificación”, afirma.
- Adoptar una postura equilibrada. “Creemos que tanto la deuda pública como los sectores de crédito tienen cabida actualmente en las carteras. Entre las estrategias más efectivas se encuentran aquellas que combinan deuda pública y otros activos sensibles a los tipos de interés con activos de deuda corporativa orientados al crecimiento en una única estrategia gestionada de forma dinámica”, argumenta.
- Asociarse con un enfoque sistemático. Según su experiencia, los enfoques de inversión sistemáticos en renta fija de gestión activa pueden ayudar a los inversores a aprovechar esas oportunidades. “Las estrategias sistemáticas se basan en una serie de factores predictivos, como el momentum, que no se capturan eficazmente con la inversión tradicional. Dado que los enfoques sistemáticos dependen de diferentes factores, creemos que sus rentabilidades complementan a las estrategias activas tradicionales. Además, estas estrategias son impasibles: no se ven influidas por los titulares que inciden en las emociones de los inversores”, explica DiMaggio.
Protegerse frente a la inflación. Por último, el Head Fixed Income de AllianceBernstein considera que los inversores deberían plantearse incrementar sus asignaciones a estrategias de inflación. “Esta idea se basa en el riesgo de que la inflación aumente súbitamente en el futuro, en sus efectos corrosivos y en la asequibilidad de la protección explícita contra ella”, concluye.