El comienzo del mandato del presidente estadounidense ha estado plagado de turbulencias en el mercado e incertidumbre económica motivadas por una política arancelaria anunciada/rectificada/en negociación que, más allá del ruido mediático y de sus negativos efectos para la economía global, por ahora solo había logrado hacer caer las Bolsas y ampliar el déficit comercial de Estados Unidos, justo lo contrario de lo pretendido.
Todo ello, sumado a su postura de excesiva cercanía y llena de contradicciones con el ruso Vladimir Putin y al acercamiento/alejamiento de Elon Musk y de Silicon Valley en general, ha hundido su popularidad en su país a niveles nunca vistos tras los 100 primeros días en el cargo de un presidente. Esto había que cambiarlo.
La agenda va pasando páginas
Ya decía el presidente estadounidense la pasada semana que el pacto entre EEUU y Reino Unido sería “el primero de muchos” y, esta vez, al menos por ahora, está cumpliendo su palabra. De ahí que después de amenazas y “trilerismo” diverso, EEUU y China llegaran a un acuerdo arancelario: reducir los aranceles sobre los productos chinos del 145 % al 30 % durante 90 días para facilitar las negociaciones. Por su parte, China redujo sus aranceles sobre los productos estadounidenses del 125 % al 10 %.
El acuerdo, siendo por ahora tan solo una tregua táctica, ya que persisten las diferencias estructurales, fue significativamente más positivo de lo que se esperaba.
Los mercados se dispararon con la noticia reflejando ganancias generalizadas apoyadas también en la favorable temporada de resultados y el hecho de que buena parte de los datos macroeconómicos se hayan mantenido sólidos. Entre ellos, es llamativa la moderación de la inflación en abril, hasta el 2,3% interanual, mostrando así el menor incremento de este índice desde febrero de 2021. La excepción son los indicadores de confianza (empresarial y del consumidor), siempre retrasados, a los que todavía no les han influido las buenas noticias.
A pesar de una visión más positiva de la economía americana con respecto al final de marzo/principios de abril, el dólar, después de cierta recuperación, se ha mantenido relativamente débil. En la base de esta debilidad están una mayor probabilidad de ver antes una bajada de tipos por parte de la Fed gracias al mencionado buen comportamiento de los precios y, por supuesto, las presiones de Trump hacia Powell, que van a continuar.
En estos momentos, el riesgo de recesión, aunque sigue siendo mayor que a principios de año, es significativamente menor que hace unas semanas gracias al acuerdo entre EEUU y China. La reanudación del comercio, la menor incertidumbre global y unas condiciones de mercado más estables implican que el daño de la guerra comercial será menor de lo previsto. En todo caso, no podemos olvidar que, en balance, todos los aranceles van a aumentar lo que con el tiempo perjudicará el crecimiento y aumentará la inflación.
Con todo, el acuerdo entre EEUU y China también significa que es mucho menos probable que Trump implemente políticas comerciales tan agresivas y disruptivas como se preveía hace unas semanas. También se esperan acuerdos comerciales con Japón, Corea del Sur, India y, en última instancia, con la UE, contemplando como ha sucedido con el Reino Unido, aranceles sectoriales en lugar de genéricos, que son más negativos pues lastran el comercio de todo tipo de productos.
La gira árabe
Trump ha emprendido un viaje, el primero internacional del nuevo mandato, por varios países árabes y hasta ahora muestra un saldo bastante positivo:
- En Catar anunció un acuerdo de 200.000 millones de dólares para la compra de 160 aviones del fabricante estadounidense Boeing. Además, antes de su viaje, Trump anunció su intención de aceptar el regalo de un avión de Catar para su uso como Air Force One, que es lo que más ha distraído a políticos y medios de comunicación estadounidenses causando un revuelo importante sin saber siquiera la mayoría de ellos dónde se encontraba el emirato. Así es América.
- Trump ha aprovechado para reunirse con el nuevo líder sirio -que lideró el derrocamiento del régimen de Asad- y anunciar su intención de levantar las sanciones contra Siria, en línea con el acercamiento hecho hace unos días por el francés Macron.
- Además, se han firmado varios acuerdos económicos y de defensa con Arabia Saudí profundizando en las relaciones comerciales bilaterales: multimillonaria inversión del reino saudí de 600.000 millones de dólares que se puede ampliar a un billón de dólares en los próximos meses, provocando que las acciones de muchas compañías ligadas a la IA se dispararan. Por su parte, EEUU se ha comprometido, entre otras cosas, a vender armas al país árabe. Cada uno a lo suyo.
Subyacen en todo lo anterior los intereses del lobby israelí (los saudíes impulsaron en su día los Acuerdos de Abraham con Israel para conseguir la estabilidad en la zona y una Siria que controle el extremismo islamista suma mucho a los israelíes) y, qué duda cabe, también los intereses de las grandes empresas armamentísticas, tecnológicas y financieras estadounidenses. De hecho, Trump estuvo acompañado en el viaje de varios líderes empresariales de EEUU: de Tesla, Elon Musk; OpenAI, Sam Altman; BlackRock, Larry Fink; y Blackstone, Stephen Schwarzman.
Excesos en las bolsas y caídas en los bonos
El optimismo ha vuelto y, aunque hay que reconocer que probablemente las negociaciones comerciales aumentan las deprimidas perspectivas de crecimiento plasmadas en las últimas previsiones del FMI, podríamos estar ante una sobrerreacción de los mercados de acciones y una excesiva penalización de los precios en el mercado de bonos. Veremos.
Artículo de Guillermo Santos Aramburo, socio de iCapital AF AV