Los activos refugio como el oro o el bitcoin ganan cada vez más atractivo frente a la depreciación del dinero fiat y la creciente desconfianza hacia las monedas tradicionales. Es una de las principales conclusiones destacadas por el economista Pablo Gil durante el evento ‘Invertir 2025, el futuro es ahora’, un encuentro organizado por el analista que reunió a expertos, inversores y divulgadores para reflexionar sobre el nuevo ciclo económico, las dinámicas geopolíticas emergentes, el auge tecnológico y las claves de inversión en un contexto de incertidumbre global.
La cita, conducida por la periodista económica Marta Isern, y a la que asistieron cerca de mil personas, ofreció un enfoque transversal de los grandes retos y oportunidades que marcan el año 2025: inflación persistente, tensiones geopolíticas, transformación digital, sostenibilidad y educación financiera.
Pablo Gil abrió el evento analizando el deterioro del modelo del crecimiento estadounidense, el impacto de los aranceles, la erosión del dinero fiat y el papel de la inteligencia artificial como catalizador económico. Durante su intervención, planteó preguntas de fondo, como si Europa puede superar a Estados Unidos en este ciclo, si estamos ante el fin de la globalización o cómo afectarán las CBDCs a la privacidad financiera, sobre las que lanzó una advertencia sobre los riesgos de las monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDCs), que a su juicio suponen una amenaza directa a la privacidad y a la estructura financiera conocida.
Destacó también los desequilibrios estructurales de la economía estadounidense: una deuda pública desbocada, un crecimiento cada vez más dependiente del crédito, y políticas fiscales poco sostenibles. “Hoy, la economía de Estados Unidos necesita endeudarse más que nunca para crecer cada vez menos. Este modelo, lejos de ser coyuntural, se arrastra desde los años 80 y, aunque ha alimentado el crecimiento de activos financieros, como la bolsa o el mercado inmobiliario, plantea serios riesgos a largo plazo. Es un modelo insostenible a largo”, destacó Gil.
En este contexto, Gil analizó los planes económicos de Donald Trump, incluyendo sus propuestas de financiar la deuda con aranceles generalizados y mantener impuestos bajos. A su juicio, estas medidas pueden suponer una “subida de impuestos encubierta”, generar presiones inflacionistas y debilitar el crecimiento económico. Además, contrapuso esta visión con la estrategia europea, más orientada al incremento del gasto público y el endeudamiento con fines sociales y ecológicos, dejando en el aire la pregunta de si la bolsa europea podría superar a la estadounidense en los próximos años.
Otro de los ejes centrales de su discurso fue la irrupción de la inteligencia artificial como catalizador económico y vector de transformación empresarial. Gil diferenció entre tres enfoques globales: el autoritario (China), el regulador (Europa) y el orientado a mercado (Estados Unidos). En este sentido, subrayó que las mayores oportunidades de inversión no están solo en quienes fabrican chips o desarrollan algoritmos, sino en las empresas tradicionales (bancos, aseguradoras, retailers) que sepan adoptar esta tecnología para mejorar su productividad.
Acabada la sesión inicial, la inversión inmobiliaria fue otro de los temas que más atención captó durante la jornada. En el debate, los ponentes coincidieron en que los precios seguirán subiendo por el fuerte desequilibrio entre oferta y demanda, además de que la vuelta a tipos bajos está reactivando el crédito, lo que presiona aún más la compra. No obstante, se descartó una burbuja como la de 2008. La conversación continuó con las nuevas fórmulas de inversión en el sector, poniendo sobre la mesa conceptos como coliving, rent-to-own, crowdlending y coinversión entre particulares.
Concretamente, se destacó al crowdlending a corto plazo (12-15 meses) como la opción más líquida y de menos riesgo frente al crowdfunding tradicional. Antes de concluir, se lanzó la pregunta de si hay una democratización inmobiliaria. La respuesta fue afirmativa, pero con matices. Para finalizar, se denunció el intervencionismo regulatorio y la falta de vivienda pública en España.
Inversión en bolsa
La jornada continuó con una mesa redonda sobre inversión en bolsa y economía, en la que participaron Daniel Lacalle y Juan Ramón Rallo, moderados por el propio Pablo Gil. La mesa abordó los desafíos del entorno actual: política monetaria, inflación, deuda y oportunidades sectoriales. También se discutió la hegemonía del dólar, los aranceles, el papel de Europa como alternativa de inversión y estrategias defensivas frente a la inflación (oro, bitcoin, ETFs).
En lo que inversión y mercados se refiere, Gil afirmó que la bolsa americana supera a la europea, pese a la deuda; Lacalle recomendó invertir en activos de riesgo cuando hay pesimismo excesivo; y Rallo advirtió de que el gasto público puede estimular a corto plazo, pero debe ser sostenible. A modo de conclusión, se destacó que Estados Unidos está manejando mejor de lo esperado el entorno económico, pese a los riesgos, que la confianza en los mercados y en la deuda permanece sólida, pero hay tensiones latentes y que el entorno sigue siendo volátil y requiere prudencia a largo plazo.
La innovación y la inteligencia artificial fueron también protagonistas durante el evento, poniéndose de manifiesto cómo hemos pasado del deep learning al boom de la IA generativa, con modelos como GPT que aprenden lenguaje humano y actúan como cerebros artificiales. Algunos de los puntos más destacados fueron: la adaptación cultural, ya que muchos sectores (ventas, atención al cliente, formación) todavía confían más en humanos que en agentes IA; la identificación de retos éticos y la necesidad de combinar regulación, educación y responsabilidad de las empresas; el concepto de singularidad tecnológica; o cómo se entrenan modelos para anticipar recesiones, burbujas, tendencias bursátiles o replicar estrategias de Warren Buffett. La conclusión final fue que la IA no es el fin del trabajo humano, sino un catalizador de cambio.
El encuentro continuó con una mesa redonda sobre criptomonedas y blockchain, con la participación de Jorge Soriano, CEO de Criptan, y Jesús Pérez, fundador de Crypto Plaza. La sesión abordó los fundamentos del ecosistema cripto, su evolución, oportunidades de inversión y riesgos actuales, con un enfoque educativo y desmitificador. Ambos ponentes coincidieron en que 2025 marca un punto de inflexión en la adopción estructural de los activos digitales por parte de inversores, empresas y reguladores.
Entre los sectores con más tracción real se destacaron los pagos globales y stablecoins (la principal vía de adopción masiva), la financiación descentralizada (DeFi), el gaming, redes sociales y propiedad digital y el arte y la música digital. A modo de conclusión, destacaron que las cripto ya no son una moda ni una burbuja, sino una infraestructura emergente que transformará pagos, ahorro, inversión y propiedad digital y que los inversores deben informarse, ser prudentes y considerar su exposición estratégica como parte de una cartera moderna y diversificada.
Por su parte, Ignacio Marqués, de AFI, y Eduardo Armenteros, de TaxDown, hablaron sobre fiscalidad para inversores. Abordaron los errores más comunes del inversor minorista ante Hacienda, las diferencias fiscales entre activos (acciones, cripto, real estate) y el nuevo marco europeo. Se insistió en la necesidad de planificación, cumplimiento legal y herramientas digitales para optimizar la rentabilidad neta.
La última mesa redonda de la jornada se centró en la Inteligencia Artificial en Finanzas, con los ponentes Carlos Santana, divulgador; Julio Merelo, CEO de Wavext Technologies; Anas Andaloussi, CEO de Udia. Los ponentes hablaron sobre el impacto de la IA en el análisis de riesgo, la toma de decisiones y la automatización de tareas. Se abordaron retos éticos, el papel de la regulación europea y el futuro del empleo digital.
Pablo Gil cerró la jornada con una reflexión sobre el verdadero propósito de invertir: “Invertir no es solo ganar dinero. Es construir seguridad, libertad y sentido”.