Complacencia es una de las palabras que hemos escuchado a los gestores y expertos de las firmas de inversión para describir el mercado durante los últimos meses. Mientras las bolsas, en especial el S&P 500, se mantienen en máximos, los expertos dan menos peso a esa idea de que los mercados están en un momento “complaciente” ante los dos movimientos bruscos que se han producido durante esta última semana.
En cambio, las dos palabras que parecen que siguen vigentes para explicar el mercado actual son resiliencia y volatilidad. “El panorama global refleja una confluencia de factores que mantienen a los mercados en una frágil estabilidad. En EE.UU., la fortaleza corporativa contrasta con la incertidumbre política y comercial, mientras que en Europa la presión regulatoria y la dependencia energética siguen siendo riesgos latentes. Asia muestra resiliencia gracias a expectativas de estímulos y acuerdos comerciales, aunque Japón enfrenta el reto de equilibrar política monetaria y fiscal en un entorno de tarifas externas”, apunta Felipe Mendoza, analista de mercados ATFX LATAM.
Ajuste del oro
Lo más sonado esta semana ha sido la fuerte corrección que ha sufrido el oro (del 5%), después de alcanzar máximos en octubre rozando los 4.400 dólares la onza. Según los expertos, esta semana la fortaleza del dólar presionó a los metales preciosos, provocando una de las caídas más pronunciadas en años para el oro y la plata, en un contexto en el que los inversores decidieron asegurar beneficios tras la racha alcista.
“Desde el punto de vista técnico, el oro rompió zonas clave de soporte intradía, lo que aceleró las ventas algorítmicas y profundizó la caída. Sin embargo, el contexto de fondo sigue siendo sólido. Los bancos centrales mantienen un ritmo estable de compras, y la demanda física en Asia continúa fuerte, especialmente en China e India. Estos factores siguen funcionando como amortiguadores estructurales frente a los movimientos especulativos de corto plazo”, añaden desde ATFX LATAM.
Para Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, la reciente corrección se debe a una toma de beneficios generalizada, provocada por una combinación de factores. “Aunque los próximos días probablemente estén marcados por la volatilidad, creemos que los fundamentales que respaldan una nueva subida del precio del oro se mantienen sólidos a medio y largo plazo. La incertidumbre geopolítica continúa siendo muy elevada y además, el oro sigue estando infraponderado en las carteras; por ello, esperamos que inversores que anteriormente se mantenían alejados del metal, continúen recurriendo a este activo e incrementen sus posiciones. Por último, el creciente interés de los emisores de stablecoins y un aumento de salidas de inversiones en criptoactivos representan factores adicionales de impulso al alza para el oro”, comenta Wewel.
Por último, Simon Jäger, gestor en el equipo multiactivo de Flossbach von Storch, añade un motivo más que explica lo sucedido: “Debido a los conflictos geopolíticos en curso, los bancos centrales de China y Rusia, en particular, han aumentado de forma masiva sus reservas de oro en los últimos años. Creemos que esta tendencia probablemente continuará. Como resultado, este año el oro ha sustituido al dólar estadounidense (o a los bonos del Tesoro de EE.UU.) como la mayor inversión dentro de las reservas de divisas de los bancos centrales de todo el mundo”.
Tropiezo en crédito
El otro protagonista ha sido el crédito estadounidense. Todo comenzó la semana pasada, cuando los bancos regionales estadounidenses se vieron sometidos a presión, ya que varias entidades crediticias registraron amortizaciones de préstamos vinculados a un fondo de inversión inmobiliaria (REIT) en quiebra.
Según explica Axel Botte, jefe de estrategias de mercado en Ostrum AM (afiliada de Natixis IM), Tricolor (prestamista de automóviles subprime) y First Brands (empresa de autopartes apalancadas) se han convertido en las primeras víctimas de los retrasos acumulados en los pagos de los préstamos para la compra de automóviles y del fuerte aumento de los aranceles sobre las piezas de automóvil.
“Dos bancos regionales informan ahora de que han sido víctimas de un fraude relacionado con préstamos a fondos de crédito expuestos de forma desfavorable a títulos respaldados por hipotecas comerciales. La opacidad de los fondos de crédito privados ha sido una fuente reconocida de riesgo durante varios años. Es difícil evaluar los riesgos sistémicos asociados a sus actividades, pero una vez que aparece una cucaracha, es probable que haya muchas más escondidas. Aunque el campo minado del crédito puede seguir contenido, las publicaciones de los principales bancos regionales no suscitan alarma por el momento; sin embargo, la calidad del crédito seguirá siendo un punto central. El anuncio de la Fed de detener su política de reducción del balance sugiere que Jerome Powell está especialmente atento a las condiciones de liquidez”, argumenta.
“Un alto ejecutivo de un importante banco estadounidense advirtió que detectar ‘una cucaracha’ suele ser señal de que hay más, lo que refleja la preocupación de que los impagos aislados puedan presagiar una ola más amplia de quiebras. Para empeorar las cosas, los tipos del mercado de financiación mayorista han subido por encima de los niveles habituales, lo que históricamente es un signo de escasez de reservas en el sistema bancario”, añade Benoit Anne, Senior Managing Director y responsable del Grupo de Información de Mercados de MFS Investment Management, sobre lo ocurrido.
La experta de MFS IM llama a la calma y explica que, según su equipo de Información de Mercados, no hay motivo para que cunda el pánico. “Para empezar, las recientes declaraciones del presidente de la Fed, Jerome Powell, apuntan a una revisión de la contracción cuantitativa en las próximas reuniones del FOMC. Esto debería aliviar la presión a la baja sobre las reservas bancarias. En cuanto a los recientes impagos, nuestro equipo de inversión considera que se trata de casos aislados, relativamente pequeños y sin relación entre sí, lo que reduce la probabilidad de que se produzca un evento crediticio sistémico. De hecho, los mercados más amplios, incluidos los valores respaldados por activos (ABS) y las obligaciones de préstamos colateralizadas (CLO), no han mostrado aumentos significativos en los diferenciales relacionados con estos episodios. En general, cabe destacar que estas alteraciones continuadas podrían provocar distorsiones, lo que supondría una oportunidad para que los gestores activos invirtieran capital a valoraciones atractivas”, argumenta Anne.
¿Fin de ciclo de crédito privado?
La visión de Lale Akoner, la analista global de Mercados de eToro, va más allá y apunta: “Consideramos los eventos crediticios de octubre como explosiones idiosincrásicas, no como fracturas sistémicas. Ambas compañías operaban en segmentos estrechos y de alto riesgo del mercado: préstamos subprime con un alto nivel de apalancamiento. Las pérdidas fueron reales, pero concentradas. Críticamente, la mayoría de los bancos regionales mostraron una exposición limitada o totalmente reservada, sin indicios de un deterioro crediticio generalizado. Esto representó una llamada de atención sobre el riesgo crediticio estratificado, pero en nuestra opinión, no una repetición de lo ocurrido en SVB ni en 2008. Dicho esto, la opacidad de las estructuras de financiación, el creciente uso de los intereses PIK y las interrelaciones entre fondos requieren un seguimiento más estrecho hasta 2026. La buena noticia es que nos encontramos en un entorno de tipos de interés a la baja, y no en un ciclo de ajuste”.
En esta lectura más amplia del mercado de crédito privado, Francesco Castelli, Head of Fixed Income y Gestor del fondo Euro Bond, integrado en Banor sicav, cree que los mercados de Crédito se están acercando a un punto de inflexión en el ciclo crediticio y considera que “los mercados de Crédito Privado se están comportando como las Telecomunicaciones en 2000 o los Bancos en 2007: fueron los detonantes de fuertes crisis en el ciclo crediticio”.
Según su interpretación, los mercados de crédito privado han crecido exponencialmente en los últimos años dadas las altas rentabilidades que aportaban, pese a que al no cotizar, no valoran el precio de mercado diariamente. En su opinión, ello hace más difícil detectar si atraviesan fases de estrés, aunque hay señales tangibles que pueden dar la voz de alarma.
“La principal señal de alarma es el comportamiento de los Business Development Companies (BDCs), vehículos cotizados que dan acceso al préstamo privado, que han entrado en terreno bajista tras años de fuertes subidas. Un brusco giro que refleja la creciente preocupación de los inversores respecto a si los altos dividendos continuarán, ya que los flujos de caja de los prestatarios se deterioran y aumentan los impagos. El repentino impago de 10.000 millones de dólares de First Brands ha alimentado las preocupaciones de los inversores, y puede ser un posible detonante para una reevaluación más amplia del mercado. Esta situación, junto al persistente bajo rendimiento de los bonos con calificación crediticia CCC, frente a los high yield de mayor calidad en los últimos seis meses, transmite con claridad un mensaje: los inversores están empezando a discriminar cada vez más por la calidad crediticia”, concluye el gestor.