Mo Elmi, gestor senior de carteras de deuda de mercados emergentes en Federated Hermes, se mantiene constructivo respecto a la deuda de mercados emergentes, principalmente gracias a sus atractivas rentabilidades. En su opinión, los diversos focos de tensión geopolítica que se han producido este año, como el Día de la Liberación, las tensiones en Oriente Medio, Rusia-Ucrania y el breve conflicto entre India y Pakistán, no han provocado episodios prolongados de volatilidad en esta clase de activo. En esta entrevista, el gestor nos ha explicado dónde están las principales oportunidades de inversión y cómo capturarlas.
En el último año, la deuda emergente ha resultado muy atractiva para los inversores que buscan diversificar sus carteras de renta fija. ¿Sigue siendo este un activo atractivo? ¿Qué ha pasado con todos estos flujos?
A pesar de las ajustadas valoraciones de los diferenciales en el crédito emergente en divisa fuerte, la respuesta corta es sí: la deuda de mercados emergentes es un buen diversificador y una clase de activo atractiva por sí misma. En los últimos años, muchos inversores se han adherido a la tesis del “excepcionalismo estadounidense” y han acabado con una exposición desproporcionadamente alta a EE.UU., tanto en renta variable como en renta fija. Desde la perspectiva de la renta fija, la deuda emergente permite a los inversores acceder a una clase de activos con rentabilidades relativamente altas y menor correlación con los mercados de riesgo estadounidenses. Estos flujos, procedentes tanto de asignadores principales como de inversores “crossover”, han impulsado una mayor emisión por parte de emisores soberanos, cuasi soberanos y corporativos que buscan acceder a los mercados de capitales de deuda, así como una mejor liquidez y comportamiento en el mercado secundario.
En el entorno actual, ¿qué atractivo ofrece para las carteras de los inversores? ¿Qué papel desempeña en sus carteras?
Los diferenciales de crédito se han reducido hasta mínimos históricos y algunos inversores consideran que la deuda emergente es una estrategia orientada a la generación de ingresos dentro de la cartera global de renta fija del cliente. Sin embargo, creemos que una cartera gestionada activamente y construida mediante una rigurosa selección de valores, con cierta exposición a mercados frontera o high yield emergente, ofrece a los clientes una propuesta de rentabilidad total con oportunidades de apreciación de capital y un componente de ingresos elevado.
Dentro del universo de mercados emergentes, ¿qué regiones encuentran actualmente más atractivas y por qué?
Como se ha mencionado, nos gustan varios créditos soberanos de frontera que están en una trayectoria de mejora: países como Sri Lanka, Zambia y Nigeria. En el segmento de beta media, nos gustan los créditos soberanos que ofrecen valor desde una perspectiva interregional y de calificación. En este segmento, los créditos con rating BBB-/BB+, como Colombia y Rumanía, ofrecen un valor convincente.
¿Qué tipo de estrategia considera más adecuada para aprovechar estas oportunidades?
Una cartera que combine un número selecto de nombres emergentes principales de beta media con emisores de frontera puede ofrecer a los inversores oportunidades de rentabilidad total en la clase de activos de mercados emergentes.
La volatilidad del dólar ha sido un factor clave en los flujos hacia los mercados emergentes. ¿Cómo influye este factor en su estrategia de asignación de activos?
En lo que va de año, el dólar ha perdido un 10 % de su valor, lo que ha sido positivo para los mercados emergentes. Esta debilidad no solo ha facilitado las entradas en los mercados locales emergentes, sino que un dólar más débil reduce los costes de servicio de la deuda para los emisores soberanos y corporativos en divisa fuerte, lo que ha animado a que aumenten las emisiones tanto corporativas como soberanas.
¿Qué les diría a los inversores que siguen siendo reacios a aumentar su exposición a la renta fija de mercados emergentes? ¿Qué mitos o percepciones cree que deberían revisarse?
Uno de los mitos más persistentes es que la deuda emergente es una clase de activo arriesgada y muy volátil. Aunque reconocemos que los mercados emergentes están expuestos a episodios de volatilidad y a riesgos derivados de titulares, la visión a largo plazo es mucho más benigna. Las tasas históricas de impago y los valores de recuperación en los mercados emergentes son comparables a los de sus homólogos de mercados desarrollados. Por ello, creemos que el riesgo en mercados emergentes está mal valorado, lo que crea una oportunidad para que los inversores aprovechen esta dislocación.