En el ecosistema inversor y de los mercados financieros, los lazos entre España y Latinoamérica son cada vez más profundos. Prueba de ello es la celebración del 27º Foro Latibex, en Madrid, que dio buena muestra de una relación que fluye en ambos sentidos. «España es hoy el principal destino de la inversión de la región latinoamericana en Europa y el segundo destino extrarregional del capital iberoamericano, solo por detrás de Estados Unidos. Actualmente, 20 países iberoamericanos mantienen inversiones activas en territorio español, conformando una comunidad empresarial compuesta por más de 600 compañías que generan aproximadamente 44.000 empleos directos. Este ecosistema empresarial refuerza los vínculos económicos y culturales entre ambas regiones, consolidando a España como el principal puente de conexión entre Iberoamérica y Europa», decía Juan Flames, CEO de BME en la inauguración.
Y viceversa: las oportunidades de inversión en los distintos países latinoamericanos están sobre la mesa, algo que se puede aprovechar a través de los mercados de capitales y las infraestructuras de mercados privados. «Es esencial la participación de intermediarios financieros, gestores de fondos, autoridades y, sobre todo, inversores finales españoles. Debemos romper prejuicios y ayudar a que estos inversores europeos puedan percibir el valor de estas compañías y, en correspondencia, estas consigan impulsar su crecimiento con nueva financiación en nuestros mercados», decía el CEO de BME.
Y es que lo que está por venir el año próximo resulta prometedor, aunque los retos no pueden obviarse, por ejemplo en el plano político. México, Chile, Colombia, Argentina o Perú son algunos ejemplos hacia los que mirar, con oportunidades en sectores como las infraestructuras, el real estate, las finanzas, la minería, la energía o en sus mercados de deuda.
México: infraestructuras, real estate y finanzas
De cara a 2026, México se encuentra ante un panorama donde no se esperan grandes tensiones políticas internas, y con el Mundial de fútbol como potencial revulsivo inversor. «México es una economía globalizada cuyos flujos comerciales están altamente diversificados: exporta más del 80% hacia Estados Unidos, pero solo importa el 40% desde ese país; el resto proviene principalmente de China, Corea, Japón, Alemania, Taiwán, Vietnam, Canadá y Brasil», explicó José Segarra, presidente de CFA Society México. Uno de los focos actuales es el fuerte crecimiento de los autos eléctricos chinos, que ya representan 60% del mercado local y han reactivado la discusión sobre aumentos arancelarios debido a que las inversiones prometidas en fábricas en México no se han materializado. El textil es otro sector bajo análisis arancelario, pero incluso con medidas de este tipo, el impacto macro sería limitado: la inflación se mueve en torno al 4%–4,5% (con objetivo del 3% más/menos 1%), el crecimiento tendencial ronda el 1,5% y un déficit del 6% no genera presiones de deuda significativas.
«Las bases del país son demasiado fuertes como para que incluso una mala gestión las pueda tumbar», aseguró el experto. El Mundial, que se espera genere más de 3.000 millones de dólares de derrama económica, podría ayudar también. «El recorte del gasto en infraestructura abre espacio a asociaciones público-privadas («La falta de infraestructura pública derivará en proyectos privados y sectores como salud y educación se posicionan como espacios naturales para proveedores privados», dijo), y existe un potencial enorme en logística: todo el real estate de este tipo en México equivale apenas al 5% del existente en Dallas, lo que muestra la oportunidad en expansión inmobiliaria y consumo interno».
Al hablar de oportunidades concretas, Segarra se centró también en los servicios financieros: «México avanza en un proceso de formalización empresarial que abre un campo inmenso para empresas que ofrecen servicios B2B orientados a mejorar la gestión corporativa», añadió. En banca, jugadores como BBVA mantienen una rentabilidad sobresaliente, impulsados por una baja cultura financiera que mantiene amplios márgenes de crecimiento. «En el ámbito corporativo, la economía real ofrece más posibilidades que la renta variable, aún limitada en número de emisores», resumió el experto.
Chile: banca, minería y sector inmobiliario, con una macro ordenada
En Chile, el reciente resultado electoral estuvo dentro de lo previsto y trajo de la mano un alza moderada de la bolsa y una apreciación del peso. «El país se encamina a un gobierno de derechas tras un ciclo de casi 24 años de alternancia política que ha reforzado la cultura de contrapesos institucionales. El Ejecutivo deberá convivir con un Senado dividido y una Cámara de Diputados similar, lo que obligará a un diálogo constante para aprobar una legislación razonable», explicó Nicolás Álvarez, Partner y CFO de DeltaHedge en Chile. En su análisis, explicó que el nuevo Gobierno se encontrará una macro ordenada: el país mantiene un déficit estructural del 1%–2%, una deuda equivalente al 42% del PIB y un estricto marco de disciplina fiscal respaldado por la legislación, además de una buena gobernanza. El potencial de crecimiento se sitúa entre el 3% y el 3,5%, con iniciativas público-privadas que podrían elevar el techo al 4%.
Entre las opciones de inversión, habló de oportunidades a corto plazo en un sector bancario rezagado y con potencial para crecer, así como del despertar del sector inmobiliario y de la construcción, mientras el ciclo minero se fortalece con los precios de commodities como el cobre y el litio. Sin olvidar las finanzas: «La implementación de un marco moderno de open finance abre la puerta a nuevos servicios tecnológicos, con usuarios dueños de sus datos y empresas capaces de negociar condiciones financieras en su nombre», indicó. A largo plazo, la disipación de la polarización política y la reforma de pensiones —que administra unos 200.000 millones de dólares, equivalentes al 65% del PIB, y que podría ascender a 700.000 millones, que podrán invertir en la economía chilena— son factores a favor, junto con la restitución de las reservas de los fondos soberanos y el banco central. «En Chile se está armando una base sólida, el país está recuperando holgura», añadió.
Colombia: energía o educación en capital privado y deuda en mercados cotizados, «oportunidad total»
También Colombia presenta un horizonte favorable de cara a 2026, donde «la oportunidad es total». Las mejoras en la política energética, el control del gasto y la recompra de deuda externa con descuento han permitido cerrar la brecha de riesgo frente a países de calificación similar y reducir el spread frente a Brasil. La incógnita más relevante continúa siendo Venezuela: las tres olas migratorias han integrado talento y dinamismo, pero la evolución política del país vecino seguirá condicionando. «Si la inflación se modera y los aumentos del salario mínimo —cercanos al 20%— convergen con un ciclo de baja de tasas, sectores como infraestructuras, construcción y energía podrían reactivarse. Aunque la transición energética gana espacio, Colombia no puede abandonar su producción petrolera», indicó Nicolás Henao, vicepresidente de Neuberger Berman. A esto se suman oportunidades en capital privado en ámbitos como educación, digitalización y servicios financieros, donde la penetración y la resiliencia bancaria han sorprendido. El potencial está a la vista, incluso sin grandes cambios de agenda, defendió.
Colombia, además, continúa mostrando dinamismo en turismo y servicios gracias a su ubicación estratégica entre océanos. Aunque el acceso a sus mercados de capitales no está muy desarrollado y la integración con las bolsas de Perú y Chile avanza con lentitud, la deuda soberana ya muestra compresión de spreads y varios casos corporativos apuntan a buenas rentabilidades futuras. Un sector para aprovechar oportunidades vía mercado de capitales es el financiero, que vive un proceso de transformación ligado a la reforma de las pensiones y al desarrollo de los fondos mutuos, que ampliarán el acceso a los mercados de capitales.
En Perú, Mario Velásquez, vicepresidente de CFA Society Perú, y director ejecutivo de JP Morgan en el país, habló de las oportunidades en dólares, pues es un mercado «bimoneda». Su estabilidad institucional y monetaria se refleja en la apreciación acumulada del sol —un 8% en lo que va del milenio—.
Argentina: energía, minería, finanzas y deuda corporativa con peso político de fondo
A diferencia de los países desarrollados donde la macroeconomía pesa más que la política, en Argentina el 80% del ciclo responde a factores políticos y puede considerarse que el ciclo actual ya empezó con Macri en 2015. «Aquella etapa terminó de manera desordenada por el gradualismo fiscal y un shock monetario, fue seguida por un ciclo interrumpido durante la pandemia y culminó con una inflación mensual de dos dígitos bajo el gobierno de Alberto Fernández. En medio de ese deterioro y de una profunda transferencia de riqueza, emergió Milei con un programa pragmático que sorprendió al mercado por su agresiva consolidación fiscal, su rápida vuelta al equilibrio y un reordenamiento macro que muchos dudaban que la sociedad estuviera dispuesta a tolerar», indicó Mariano Fiorito, Country Head Argentina y Uruguay de Schroders. Los recientes acontecimientos confirmaron un apoyo más amplio del esperado y pavimentaron el nuevo ciclo, con el apoyo de EE.UU. Junto con los avances estructurales, entre ellos el impulso de Vaca Muerta y la mayor visibilidad sobre la capacidad de pago gracias al swap de dólares, el país ingresa en una etapa que podría traducirse en una caída sostenida de la inflación y un regreso pleno a los mercados internacionales, describía el experto.
Con todo, los desafíos persisten. «El país deberá demostrar que puede sostener la estabilidad fiscal, controlar la inflación y acumular reservas sin caer en sobrerreacciones que perjudiquen el proceso. La confianza del mercado global será clave para financiar sectores de capital intensivo como la minería o Vaca Muerta». Las reformas estructurales, especialmente la laboral, serán determinantes para reducir una informalidad superior al 50% y para dinamizar la creación de empleo. «En paralelo, hay oportunidades en energía, minería, tecnología y capital humano, donde Argentina podría posicionarse como hub regional», dijo.
Profundizando en las oportunidades, indicó que la inversión extranjera directa negativa empieza a revertirse, especialmente en energía y minería. «Vaca Muerta podría generar hacia 2030 un aporte comparable al del agro; la minería, que comparte potencial con Chile, ofrece una oportunidad excepcional», añadió. En el plano financiero, el país está a las puertas de una revolución: «Mercado Libre transformó los pagos, la relación crédito/PIB es apenas del 17%, prácticamente no existe mercado hipotecario y actores como Revolut y el propio Mercado Libre avanzan hacia la obtención de licencias bancarias. El agro seguirá siendo un pilar, pero el futuro se construirá sobre energía, minería y servicios financieros, ahí está todo por hacer», indicó. Por otra parte, la deuda corporativa se presenta como un activo especialmente atractivo, con retornos del 8% al 10% en dólares, compañías disciplinadas: «La relación riesgo-retorno es equilibrada y merece la pena mirar», apostilló.



