El oro no para de subir. Fue uno de los activos con mejor rendimiento en las carteras el año pasado y este ejercicio sigue en esa misma línea, con nuevos récords incluidos. Y todo apunta a que esta tendencia va a continuar. Históricamente, el segundo semestre suele ser favorable para la cotización del oro. Desde 1971, los rendimientos medios en esta parte del año han superado a los del primer semestre, lo que refuerza las perspectivas alcistas que describen los analistas, sustentadas en factores fundamentales.
Chris Mahoney, gestor de inversiones de Oro y plata de Jupiter AM, lo tiene claro en sus perspectivas para el metal precioso: “uno de los factores determinantes será, sin duda, la actividad de los bancos centrales”. El experto explica que las compras oficiales tienden a intensificarse en la segunda mitad del año, y menciona una encuesta reciente del Consejo Mundial del Oro, que desvela que el 43% de las entidades monetarias tiene intención de aumentar sus reservas en los próximos meses.
Aunque no descarta una corrección moderada -especialmente considerando que el oro no ha registrado una caída superior al 10% en más de dos años-, considera que el soporte estructural sigue siendo firme.
Otro de los factores que Mahoney considera que podría influir con mayor peso en el precio del oro es el ciclo económico estadounidense. “Hay señales crecientes de que la economía de Estados Unidos se encuentra en una fase avanzada del ciclo, lo que podría llevar a la Reserva Federal a relajar su política monetaria antes de lo previsto. Esta expectativa, de concretarse, actuaría como catalizador adicional para el oro”, asegura.
En paralelo, la situación geopolítica sigue siendo un vector clave. La reciente tregua comercial entre Estados Unidos y China podría deteriorarse, con efectos negativos sobre la economía global y presiones adicionales sobre la política de tipos de interés, según el experto de Jupiter AM, que cree que “una reactivación de tensiones favorecería previsiblemente al oro como activo refugio”.
Tampoco pasa por alto el contexto político estadounidense: el mandato del presidente de la Fed, Jerome Powell, concluye en menos de un año, y el presidente Donald Trump -que se ha declarado partidario de tipos de interés bajos- ha manifestado su intención de nominar a un sucesor alineado con esa visión. Por lo tanto, “cualquier anuncio al respecto podría alterar significativamente las expectativas de tipos e inflación, que son motores fundamentales para el comportamiento del oro”, concluye.
Una opinión similar mantienen en Bank of America. En la firma recuerdan que el oro subió hasta alcanzar un máximo histórico tras el Día de la Liberación, pero con posterioridad perdió esas ganancias. Para seguir al alza, el metal precioso necesitaba “un nuevo detonante” y el presupuesto estadounidense podría ser ese motor alcista, “especialmente si aumentan los déficits”.
El contexto macroeconómico incentiva una mayor diversificación de las reservas; los bancos centrales deberían asignar el 30% de sus reservas al oro. Los inversores minoristas también compran oro, y la continua incertidumbre macroeconómica y el aumento de los niveles de deuda mundial siguen siendo factores favorables.
En definitiva, las condiciones que han llevado a la reciente fortaleza del precio del oro parecen que van a persistir, según Bank of America: el déficit estructural de Estados Unidos; la presión inflacionista derivada de la desglobalización; las amenazas percibidas a la independencia del banco central estadounidense y las tensiones y la incertidumbre geopolíticas mundiales. Por eso, la firma ha mejorado su precio objetivo de largo plazo para el metal precioso un 25% hasta los 2.500 dólares (reales).
También comparte esta visión positiva con respecto al oro Ian Samson, gestor de fondos multiactivos en Fidelity International. El experto cree que los entornos alcistas para el oro “pueden prolongarse durante años” pues continúa proporcionando diversificación incluso cuando los bonos no lo hacen, mantiene un estatus privilegiado de “refugio seguro”, ofrece protección contra la inflación y políticas económicas laxas, y se beneficia de las tendencias estructurales.
Samson admite que con una base macro de desaceleración en Estados Unidos o incluso un entorno de estanflación en los próximos meses, sigue siendo positivos sobre las perspectivas para el oro. Aquí argumenta que la Reserva Federal está lista para bajar los tipos de interés, a pesar de que la inflación sigue rondando el 3% y los aranceles probablemente mantendrán los precios elevados.
Asimismo, el impacto de la política arancelaria y una oferta laboral en desaceleración también desencadenarán un entorno de crecimiento débil, a juicio del experto. Esta combinación debería impulsar el oro, que compite de tú a tú con un dólar en devaluación como refugio seguro y depósito de valor. “Nunca hemos visto esta escala de incertidumbre y cambio en torno a la política de aranceles, y los efectos aún están por disiparse. Además, el tamaño del déficit presupuestario de Estados Unidos genera preocupaciones sobre el debilitamiento monetario, lo que refuerza aún más el caso a largo plazo para el oro”.
Mientras tanto, la historia estructural para invertir en este metal precioso sigue siendo fuerte y numerosos países, incluyendo China, India o Turquía, están aumentando estructuralmente sus reservas de oro en un intento de diversificar la exposición lejos del dólar pues el oro es un diversificador sin el riesgo de crédito que conllevan las reservas de divisas.
Además, la oferta de oro se encuentra muy restringida, lo que significa que incluso un pequeño aumento en su porcentaje en las carteras podría mover la aguja: “por ejemplo, si los inversores extranjeros decidiesen mover una parte de los 57 billones de dólares que actualmente tienen en activos estadounidenses, el oro sería un más que probable destinatario”.
Por ahora, Samson admite estar “satisfecho” manteniendo oro en sus carteras multiactivos a través de una combinación de instrumentos pasivos que reflejan directamente el precio del oro y de una selección de acciones de mineras de oro.