La creciente fragmentación del orden mundial, acelerada por cambios en la política exterior de EE. UU. y las tensiones entre grandes potencias, ha llevado a Capital Group a redoblar esfuerzos en análisis geopolítico. En este contexto, el equipo Night Watch —formado por economistas, analistas políticos y gestores de inversión— propone una aproximación basada en escenarios que permita a los inversores anticiparse a un entorno cada vez más incierto.
Inspirado en La ronda de noche, la obra de Rembrandt que retrata a una milicia cívica vigilante en la penumbra, el equipo adopta ese mismo espíritu de anticipación estratégica: observar lo que otros no ven, detectar amenazas antes de que se materialicen. Su objetivo no es pronosticar acontecimientos concretos, sino trazar posibles narrativas de futuro, estudiar sus implicaciones y preparar a los gestores para una toma de decisiones informada. Como explica Jared Franz, economista y director del equipo: “Nosotros no hacemos predicciones. Tratamos de identificar un conjunto de narrativas plausibles y conectarlas con sus consecuencias para la inversión”.
La metodología del equipo ha sido empleada en el pasado para analizar grandes disrupciones como la pandemia de COVID-19, crisis de deuda o conflictos bélicos. Su aportación consiste en detectar puntos de inflexión o escenarios extremos antes de que se materialicen, y evaluar su impacto potencial sobre los mercados.
Cuatro rutas posibles ante un orden fragmentado
La metodología de Night Watch parte de una realidad evidente: el viejo marco multilateral basado en la hegemonía de EE. UU. está perdiendo fuerza. El retorno de Donald Trump a la presidencia en 2024 ha supuesto un punto de inflexión, especialmente en materia comercial y de defensa. A partir de este nuevo contexto, el equipo plantea un marco que combina dos ejes: por un lado, la economía (entre cooperación y desvinculación), y por otro, la seguridad (entre diplomacia y confrontación). Los cuatro escenarios resultantes permiten observar cómo las combinaciones de estas variables pueden derivar en realidades geopolíticas muy distintas, con importantes consecuencias para la economía y la inversión.
Escenario 1: enfrentamiento comercial
Este escenario dibuja un mundo cada vez más cerrado, donde se endurecen los aranceles, las restricciones tecnológicas y las políticas industriales que buscan reducir la dependencia exterior. La competencia se recrudece, sobre todo en sectores estratégicos como la tecnología, y aunque las alianzas tradicionales siguen en pie, lo hacen bajo una tensión creciente.
Desde el punto de vista macroeconómico, el panorama podría desembocar en estanflación. Es decir, inflación persistente, bajo crecimiento y tipos de interés elevados. En ese contexto, el equipo de Capital Group espera que las compañías nacionales y sectores como defensa, automatización industrial y consumo discrecional ganen tracción, mientras que el comercio internacional y las compañías expuestas a cadenas de suministro globales podrían enfrentarse a dificultades.
Escenario 2: grandes acuerdos
En este escenario, desde la firma consideran que la diplomacia volvería al centro del tablero. Estados Unidos recuperaría un rol constructivo en el multilateralismo, las tensiones con China se desinflarían y las alianzas tradicionales, como la OTAN, se fortalecerían. Los acuerdos comerciales ayudarían a rebajar la presión, imponiéndose un enfoque más cooperativo y pragmático.
Los expertos de Capital Group señalan a este como el escenario más benigno para la economía global, con crecimiento sólido, inflación contenida y un dólar que mantiene el tipo. Esta situación favorecería a sectores con fuerte componente cíclico, como finanzas, consumo discrecional o infraestructuras, a costa de los valores más defensivos. La estabilidad macroeconómica y la contención de la inflación permitirían una reasignación del riesgo hacia activos más expuestos al crecimiento.
Escenario 3: regreso de las grandes potencias
Aquí se consolida una fragmentación del orden mundial que estaría basada en “esferas de influencia” reconocidas mutuamente, en las que se crearían bloques regionales con intereses geoestratégicos diferenciados. En este escenario, las potencias optan por contener los conflictos directos, pero refuerzan su control territorial y económico.
Los expertos comentan que este contexto recuerda a la lógica de los imperios coloniales, donde la competencia entre bloques no se traduce en enfrentamientos abiertos, pero sí en un entorno geopolítico estable en apariencia, aunque profundamente polarizado. Al mismo tiempo, anticipan que la inversión estratégica y el comercio interbloque sostendrían el crecimiento, ya que el auge de los bloques regionales y la competencia estratégica impulsaría el gasto en tecnologías de defensa, fabricación de drones, ciberindustria y semiconductores, mientras que los activos más sensibles al comercio global asumirían mayores riesgos por la fragmentación del sistema.
Escenario 4: nacionalismo asertivo
Es el escenario más disruptivo para Capital Group. El multilateralismo colapsa, las instituciones internacionales pierden relevancia y las grandes potencias optan por soluciones unilaterales. Esto podría implicar ocupaciones territoriales, conflictos regionales y una creciente militarización de las relaciones internacionales.
Desde el punto de vista económico, se trataría de un contexto marcadamente recesivo: bajo crecimiento, alta inflación, déficits fiscales persistentes y pérdida de confianza en el dólar, con una apreciación relativa del oro y otras divisas. Este escenario plantearía un contexto de estancamiento económico, en el que destacarían los sectores más defensivos: suministros públicos, oro, inmobiliario y valores refugio. El deterioro institucional y la pérdida de confianza en las divisas tradicionales fortalecerían la demanda de activos refugio como el oro o las materias primas, mientras que las compañías cíclicas y de consumo se verían penalizadas. El impacto sobre los mercados sería significativo, con un aumento de la volatilidad y una menor visibilidad a largo plazo.
Una brújula en la oscuridad
El análisis del equipo Night Watch no pretende ofrecer respuestas cerradas, sino marcos de reflexión que permitan tomar decisiones en tiempo real. La tesis común entre sus analistas es que ya no se puede confiar en las estructuras heredadas del pasado.
Dane Mott, analista contable del equipo, cree que cada vez se cuestionará más la influencia de EE.UU., que aumentará la dispersión del poder y que las relaciones se basarán en el beneficio mutuo. Jared Franz, por su parte, reconoce una inclinación al proteccionismo en EE. UU., pero destaca: “La Unión Europea, Japón y la India mantienen su compromiso con marcos abiertos en materia de comercio y seguridad”. Otros analistas, como Tryggvi Gudmundsson, anticipan un enfoque defensivo por parte de Rusia, mientras que Matt Miller prevé que China avance hacia “una mayor autosuficiencia sin cortar los vínculos globales”.
Para el equipo de Capital Group, este análisis detallado ayuda a construir una hoja de ruta sectorial que complemente la visión macro. En un entorno cada vez más determinado por la política, entender cómo se redistribuye el riesgo en el mapa global será clave para anticiparse a las disrupciones y posicionarse ante las oportunidades.