El segundo semestre de 2025 promete ser tan intenso como el primero. Los analistas esperan que se empiecen a ver los primeros efectos de la política arancelaria de Donald Trump (el “veredicto aduanero”) y una nueva variable llega a los mercados: las consecuencias de la aprobación de la “Gran y Hermosa» ley fiscal en Estados Unidos.
Con las dos cámaras legislativas bajo presión y en tiempo récord, Trump logró la aprobación de un documento de más de 800 páginas que, entre otros, aumenta el techo de la deuda a 5 billones de dólares. Y lo hizo con mayorías simples y sin tener que negociar con los demócratas (evitando la temida parálisis institucional) porque puede hacerlo, ya que cabe recordar que su victoria electoral le dio el control del Congreso por primera vez en años.
En el camino, surgieron novedades con la decisión de Elon Musk de lanzar un nuevo partido como respuesta a una ley que, asegura, llevará al país a la quiebra.
La lista de medidas de la ley es larga, pero cabe destacar que se mantiene la rebaja fiscal para los altos patrimonios que el republicano aprobó en su pasada administración (desde 2017) y que expiraba este año. El nuevo presupuesto aumenta las partidas para la lucha contra la inmigración y recorta los sistemas de salud y la ayuda social.
Impulso al crecimiento o colapso fiscal: la economía tradicional a prueba
Con Trump celebrando una gran victoria y una nueva ola de crecimiento económico para Estados Unidos, la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que el paquete fiscal añadirá 3,3 billones de dólares al déficit en 10 años.
Tanto los recortes de impuestos como los aumentos de partidas tendrán que financiarse con deuda. La economía tradicional predice que el endeudamiento impulsará los tipos de interés al alza, neutralizando los beneficios de unos tipos impositivos más bajos.
Pero, según el Wall Street Journal, el presidente estadounidense tiene una respuesta para eso: romper el vínculo entre el déficit presupuestario y las tasas de interés. Por ello, en las últimas semanas, ha intensificado sus exigencias al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que reduzca los tipos, o que ceda el paso a alguien que lo haga.
En una nota sobre el déficit fiscal estadounidense, la gestora DWS señala que, según la teoría, una vez que los tipos de interés superan el crecimiento económico, la deuda federal crece más rápido que la economía, a menos que se compense con un superávit primario sostenido.
“Esto subraya los riesgos de que la evolución de la deuda estadounidense pueda volverse dinámicamente inestable”, argumenta Christian Scherrmann, economista para EE.UU. de DWS: “El análisis de Wharton identifica un umbral crítico de deuda en relación con el PIB de aproximadamente el 200% y sugiere que, en las condiciones políticas y macroeconómicas recientes, Estados Unidos tiene un margen estimado de 20 años para aplicar medidas de corrección, si las condiciones del mercado siguen siendo favorables en el conjunto”.
Aranceles y una nueva semana clave para los mercados de divisas
La frenética agenda de Trump continúa esta semana con toda su teatralidad: el miércoles 9 de julio finaliza la pausa de 90 días en los aranceles recíprocos de EE.UU. y a partir de esa fecha las tasas más elevadas podrían aplicarse a todos los países sin acuerdo comercial.
Esto sucede cuando el mercado todavía no termina de calibrar los efectos de la nueva política comercial de Washington para los flujos mundiales, provocando una aversión general al riesgo de los inversores. Y con ello, errores muy costosos para las carteras de inversión, como lo señalaba el propio de CEO de Julius Baer, Yves Bonzon:
“El primer semestre de 2025 quedará como uno de los períodos más complicados para navegar en los mercados. En resumen, estuvimos bien posicionados hasta el 8 de abril, fecha desde la cual cubrimos el riesgo equivocado en el margen: nos protegimos del riesgo de la renta variable estadounidense en lugar del riesgo cambiario de la moneda estadounidense”.
Efectivamente, 2025 ha sido el peor inicio del año para el dólar desde 1973: “En el frente del dólar parece que el daño ya está hecho, pero aún nos cuesta encontrar inversionistas alcistas en el billete verde. Esto proporciona un terreno fértil para violentos repuntes de contratendencia a corto plazo y estamos preparados para aprovechar cualquier reforzamiento temporal del dólar para reducir aún más nuestra exposición”, indicó Bonzon.