El dólar estadounidense está viviendo su año más débil en más de una década. Hasta septiembre de 2025, el índice del dólar, que mide su valor frente a otras monedas importantes, cayó cerca del 10%. Es decir, la divisa retrocedió incluso más frente al euro, el franco suizo y el yen, y bajó un 5,6% frente a los principales mercados emergentes. Así lo revela el Informe de Perspectivas Globales 2026 de Morningstar, elaborado por Hong Cheng, Mike Coop y Michael Malseed.
Según los analistas de Morningstar, esta debilidad responde a una combinación de factores estructurales y cíclicos. Entre ellos destacan las preocupaciones fiscales, con un aumento sostenido de la deuda y el impacto del llamado “Big Beautiful Bill”, así como una menor confianza en el crecimiento de la economía estadounidense frente a otras regiones. Además, la incertidumbre política, que afecta la percepción sobre la independencia de la Fed y las decisiones comerciales del país, también ha influido en la confianza de los inversores. Los cambios en los flujos globales de capital y una mayor cobertura de activos en dólares han añadido presión a la moneda.
A pesar de estas caídas, los expertos subrayan que no se trata de un colapso estructural. «El dólar sigue siendo la moneda dominante de reserva y liquidación internacional y conserva su atractivo como refugio seguro en momentos de tensión. De hecho, solo nueve de las 34 principales monedas de mercados desarrollados y emergentes analizadas están actualmente más sobrevaloradas que el dólar, lo que indica que sigue teniendo un valor relevante para los inversores», explican.

Para quienes invierten desde EE. UU., Morningstar recomienda aprovechar esta fase para aumentar la exposición a mercados internacionales. «Esto no solo permite diversificar la cartera, sino que también ofrece la posibilidad de beneficiarse de la apreciación de otras monedas frente al dólar. Para los inversores fuera de EE. UU., mantener exposición al dólar sigue siendo relevante, especialmente en carteras con un alto peso en acciones estadounidenses. La gestión de la cobertura de divisas puede ayudar a estabilizar los rendimientos, aunque los costos de esta estrategia varían: son casi nulos en Reino Unido, alrededor del 4 % anual en Japón o Suiza y positivos en países con tasas de interés elevadas, como Sudáfrica», sostiene el documento.
Por último, los analistas coinciden en que la debilidad observada en 2025 marca un punto de inflexión en el largo ciclo de fortaleza del dólar, pero no su declive estructural. Para los inversores, esta fase representa una oportunidad para reforzar la diversificación global y considerar un papel cada vez más relevante de otras monedas y regiones en los rendimientos futuros. La recomendación general es mantener un enfoque equilibrado, combinando la exposición al dólar con inversiones internacionales, para optimizar la relación riesgo-rendimiento de las carteras.



