El giro en las tendencias estructurales, desplazando el momento positivo desde EE.UU. hacia otras regiones, ha sido una de las narrativas que están dominando este 2025. Los inversores profesionales consideran que la agresiva política comercial resta visibilidad a EE.UU. y que la entrada en vigor de la “Big, beautiful Bill” no tendrá el impacto positivo de la magnitud que anticipa la nueva administración. Además, la sobrevaloración de algunas partes del mercado estadounidense también está alentando a una revisión de los activos en cartera. En Funds Society hemos preguntado a una serie de de gestoras internacionales, y su reacción ha sido unánime: es la hora de buscar más exposición a los mercados europeos y a Japón.
La hora de Europa
“Europa continúa siendo una región atractiva para los inversores, tanto en renta variable como en renta fija, gracias a unos fundamentos sólidos y unas valoraciones que resultan especialmente atractivas en comparación con otros mercados desarrollados” resume William Davies, director global de inversiones de Columbia Threadneedle Investments. Davies considera que el entorno de desinflación y el ciclo de bajadas de tipos de interés del BCE “ha favorecido el apetito inversor”, e indica que sectores como tecnología, salud, consumo básico y lujo “siguen mostrando resiliencia y potencial a largo plazo”.
Para Davies, la gestión activa será clave para navegar este entorno, entendida como la capacidad para “identificar compañías europeas bien posicionadas estructuralmente”. “El mercado europeo ha demostrado una notable capacidad de adaptación y sigue ofreciendo múltiples palancas de valor para los inversores que buscan exposición diversificada con criterios de calidad y valoración razonables”, insiste.
Desde Capital Group, Mario González, responsable para Iberia, US Offshore y Latam, explica que también son “relativamente optimistas” con Europa, concretamente respecto al estímulo fiscal de Alemania y sus beneficios para el resto del continente: “Podríamos ver un ciclo industrial más fuerte en los próximos tres años”.
González también constata la creciente necesidad de autosuficiencia en la región: “Es probable que el hecho de que Europa se centre en apoyar su economía frente a lo que consideran una política estadounidense adversa tenga ramificaciones positivas para muchas empresas”.
En cuanto a ideas de inversión, González apunta a los bancos comerciales europeos: “Se han vuelto más rentables y han acumulado importantes reservas de capital, y están preparados para beneficiarse del gasto público”. También apunta a oportunidades de inversión en empresas relacionadas con la defensa, los materiales de construcción y las infraestructuras.
Finalmente, desde Capital Group se fijan en el atractivo de valores del sector asegurador, telecomunicaciones y proveedores de servicios públicos, por considerar que albergan empresas atractivas que “se consideran valores resistentes que pagan dividendos con una exposición arancelaria mínima”.
“En Europa, se espera que el aumento del gasto en defensa impulse a los valores industriales, mientras que Japón se está beneficiando de las reformas de gobierno corporativo y de los indicios de que el estancamiento económico a largo plazo está llegando a su fin”, destaca Sabrina Denis, estratega sénior de carteras en Janus Henderson.
Denis destaca las valoraciones atractivas de ambas regiones frente a la renta variable estadounidense, así como su exposición a una mayor variedad de sectores que el mercado estadounidense, dominado por la tecnología. Dicho esto, la experta matiza que “los inversores deberían mostrarse oportunistas con la renta variable no estadounidense, pero selectivos”.
Así, desde Janus Henderson coinciden en encontrar oportunidades en empresas europeas de defensa o industriales con potencial para beneficiarse del aumento del gasto público. Denis también señala el buen posicionamiento de los bancos europeos: “Han pasado años acumulando reservas de capital que ahora están devolviendo a los accionistas en forma de dividendos y recompras de acciones”. Añade como otro punto positivo la mejora de las perspectivas de desregulación del sector bancario “gracias a la campaña desreguladora en Estados Unidos, lo que podría impulsar aún más la rentabilidad”.
En cambio, desde Janus Henderson desaconsejan la exposición a empresas con cadenas de suministro largas, como los fabricantes de automóviles, por considerar que “se enfrentan a un abanico más amplio de resultados derivados de los aranceles”. La estratega propone como alternativa que los inversores se fijen en empresas con modelos de negocio basados en suscripciones: “Tienen una exposición mínima a las políticas comerciales y, por lo tanto, podrían mostrarse más resistentes en el entorno actual”.
En último lugar, Denis menciona a las empresas chinas de Internet, de las que indica que “cotizan con algunas de las valoraciones más bajas que hemos visto” y afirma que tendrían potencial de revalorización “si los estímulos fiscales impulsan el consumo interno (lo que impulsaría el gasto en publicidad online) y se mantiene el apoyo gubernamental a la tecnología avanzada”.
El retorno de Japón
Japón ha sido el otro mercado bursátil desarrollado que también ha atraído la atención de los inversores. Como explican desde Wellington Management los estrategas Andrew Heiskell y Nicolas Wylenzek, son varias las dinámicas favorables de las que se está beneficiando la renta variable nipona: mayor inversión nacional, activismo accionarial, incrementos salariales, transición hacia la automatización y la eficiencia, aumento de los dividendos y las recompras y una inflación estructuralmente más alta. “Si bien esto genera oportunidades cada vez más atractivas en renta variable japonesa, conviene destacar que las reformas fiscales y las medidas de política económica benefician sobre todo a compañías nacionales de pequeña y mediana capitalización”, aclaran ambos expertos.
Desde Columbia Threadneedle, William Davies puntualiza que Japón ofrece oportunidades “para los inversores a largo plazo”, gracias a la combinación de fundamentales sólidos, beneficios empresariales al alza, repunte de la actividad de fusiones y adquisiciones y el ya citado incremento de la recompra de acciones.
El experto afirma que “la transformación estructural del país hacia un modelo económico enfocado en la rentabilidad y la eficiencia del capital está consolidando una base sólida para el crecimiento sostenido”, de ahí que, aunque la desaceleración del crecimiento global suponga un riesgo, “esta situación ha contribuido a generar valoraciones más atractivas, especialmente en términos de precio/valor contable”.
En conjunto, concluye Davies, se trata de un entorno propicio “para una inversión selectiva en compañías de calidad con potencial estructural”.
¿Qué hacemos con la asignación a EE.UU.?
Pese al mayor interés por acciones europeas y niponas, no son pocas las gestoras que piden pragmatismo para abordar el mercado estadounidense. En palabras de Martin Moryson, economista jefe de DWS, “no conviene dar por descartado a Estados Unidos, sobre todo por el dominio de sus empresas tecnológicas”. La postura del experto es que “no se trata de si nos gusta o no la política estadounidense, sino de si los beneficios empresariales están creciendo. Y, por ahora, en EE. UU. siguen creciendo a buen ritmo”.
Desde Allianz Global Investors indican que “muchos de los factores que han convertido a EE. UU. en un entorno empresarial excepcional permanecen intactos”, como la elevada rentabilidad de las empresas estadounidenses, su liderazgo en inteligencia artificial (IA) o una demografía favorable. Dicho esto, consideran que “la actual ponderación de EE. UU. en los índices mundiales podría estar sobrevalorada”.
Para los expertos de la gestora, “la prima de las acciones estadounidenses puede estar justificada solo en los sectores que presentan mejores rentabilidades”, por lo que recomiendan tener un enfoque selectivo y centrarse en tendencias como la tecnología y ciertos sectores industriales, y reducir exposición a sectores estadounidenses cuya prima no está justificada frente a otros mercados.
Desde Federated Hermes Charlotte Daughtrey, Directora de Inversiones para US SMID, mantiene que “la agenda proeconomía y procrecimiento de la administración Trump apoyará a las empresas estadounidenses y, en particular, a los valores estadounidenses de pequeña y mediana capitalización, que son la columna vertebral de la economía estadounidense”.
De hecho, considerando que los ingresos de empresas medianas y pequeñas están más orientadas al mercado nacional que las grandes capitalizadas (70-80% frente al 50%), Daughtrey considera que la “Big Beautiful Bill” las podría beneficiar “desproporcionadamente”. “Las empresas de pequeña y mediana capitalización pagan casi la totalidad del impuesto de sociedades de EE.UU., por lo que cualquier reducción del tipo impositivo tendría un impacto directo”, explica. La experta también considera que la relajación prevista de los requisitos reglamentarios también beneficiaría a este conjunto de empresas, al reducir su carga e incrementar las fusiones y adquisiciones.
Si a esto se suma la flexibilidad de la Reserva Federal para recortar los tipos, y que EE.UU. alberga a numerosas empresas innovadoras y líderes del mercado, la experta considera que, a medida que se vaya comprendiendo mejor el contexto político, no sólo small y midcaps estadounidenses se verán favorecidas, sino que se pondrá de relieve que “el excepcionalismo de EE.UU. está lejos de haber terminado”.