No habrá recesión: los escenarios más probables que contempla el grupo Mirabaud de cara a los próximos meses –y que sirven de base para su asset allocation- son los de reflación y estanflación, con probabilidades de un 40%. Su economista jefe, Valentin Bissat, lo descarta con detalle en una reciente entrevista con Funds Society, basándose en su visión de desaceleración económica en EE.UU., pero en un entorno en el que el país seguirá creciendo: “Vemos desaceleración en la economía estadounidense pero no recesión, a pesar del impacto de los aranceles: el primer impacto negativo de los mismos está en los precios de los bienes de consumo, pero es poco probable que la inflación suba fuerte -máximo un 3,5%- y creemos que rápidamente volverá al objetivo, así que será un impacto “corto”. El impacto más negativo de los aranceles lo vemos en el sentimiento pues las encuestas reflejan caídas bastante dramáticas pero ahora esperamos que la confianza suba de nuevo y eso será un apoyo. Lo que importa en EE.UU. es que el sentimiento hacia el gasto y consumo permanece sólido y para ello necesita un sólido mercado laboral y crecimiento en los salarios. Una recesión no es posible mientras una economía siga creando empleo”, explicaba el experto.
A pesar de un entorno en el que el dólar sigue cayendo, se habla de “desdolarización” de las carteras y las tires de los bonos del Tesoro siguen escalando, el economista jefe no cree que EE.UU. pierda su estatus. En su opinión, el dólar seguirá siendo la principal divisa del mundo y no perderá su estatus a nivel internacional puesto que “no hay alternativas: el mercado del euro no es tan líquido como el del dólar” mientras descarta el yuan al no ser una economía del todo abierta. Alternativas como el oro o las criptodivisas también quedan al margen, “no son suficientes para reemplazar al dólar”, teniendo además en cuenta que muchas establecoins (entorno al 90%) tienen el dólar como respaldo. Bissat reconoce que la tendencia de depreciación del dólar continuará, en un entorno el que la Fed podría empezar a reducir tipos, pero eso no cambiará la forma en que perciben a EE.UU.
Tampoco se muestra preocupado por el aumento de las tires en los Treasuries, en un entorno en el que persisten las ventas de China –en los últimos 12 meses habría vendido de media 12.000 millones de dólares- y también de Japón –con los tipos al alza, los inversores reasignan su dinero a la deuda del país-, mientras los inversores europeos seguirán siendo compradores netos de deuda pública estadounidense. “No estamos preocupados sobre la capacidad del Gobierno de seguir vendiendo deuda, la cuestión es a qué precio: 4,5% es un tipo alto pero lo importante es la velocidad del incremento, pues si sube rápido a niveles en torno al 5% será negativo para la renta variable y para el país”. A pesar de esos niveles, el gestor cree que “es demasiado pronto para añadir duración a las carteras –de hecho, muchos inversores la están reduciendo al no querer tomar riesgo en la parte larga de la curva porque aún hay muchas incertidumbres relacionadas con tema fiscal en el país y el déficit público el próximo año, en torno al 7%.- Una vez tengamos claridad sobre estas cuestiones será el momento de incrementar duración en la cartera de EE.UU. para capturar estas interesantes yields, máxime cuando para finales de año y 2026 tendremos recortes de tipos de la Fed, no debemos perder la oportunidad”.
En este contexto, en renta fija infraponderan duración en EE.UU., sobreponderan Europa y están ligeramente sobreponderados en crédito IG en ambas regiones, mientras se mantienen neutrales en high yield, donde los spreads están más ajustados y llaman a la prudencia.
Según Bissat, tras no mover ficha ahora en junio, la Fed podría dar el paso en septiembre, si bien reconoce que sigue dependiendo de los datos y que solo cuando vea riesgos en el crecimiento o deterioro del mercado laboral, empezará con los recortes a pesar de la alta inflación. “Para finales de año, si la inflación se desacelera –y ese es nuestro escenario- y el crecimiento se mantiene en entornos del 1%, podría empezar a bajar tipos, lo que apoyaría a los activos de riesgo. Estimamos cuatro recortes hasta finales de 2026, de 1,5 puntos en total, hasta dejar los tipos cerca del 3%”, explica. Por su parte, el BCE podría seguir cortando tipos hasta dejarlos en el 1,75% o 1,5% a finales de este año, dependiendo del escenario inflacionista.
Más diversificación en renta variable europea, oro y hedge funds
En este entorno, Mirabaud ha movido su asignación de activos. Frente a la anterior sobreponderación en renta variable estadounidense, ha reducido su exposición para centrarse en inversiones estratégicas en el país, puesto que “en los próximos cinco años, este activo ofrecerá menores retornos que otros mercados desarrollados, principalmente debido a las altas valoraciones”. Aún sobreponderan tecnológicas estadounidenses, y asuntos ligados a la inteligencia artificial, un tema que les gusta y en el que continuarán invertidos, pero incrementando la diversificación, comprando renta variable europea, small y midcaps –“Europa está más en un ciclo temprano de recuperación mientras EE.UU. está en la fase de final de ciclo”-, y también en países como Suiza. Con todo, explica que este movimiento de flujos se está llevando a cabo principalmente por inversores europeos sobreponderados en EE.UU., que vuelven a Europa.
Sobre los mercados emergentes, Bissat se muestra negativo aún con China, puesto que no han visto recuperación en el mercado inmobiliario, ni suficientes medidas gubernamentales para apoyar la actividad económica, añadiendo además los altos niveles de deuda, tanto pública como privada. Pero, en general, están estudiando incrementar la exposición a acciones emergentes, mercados que suelen captar flujos cuando el dólar se debilita y los tipos bajan, de forma que será una dinámica para construir futuras posiciones en cartera.
En general, en un entorno más volátil, desde principios de año también han aumentado la exposición al oro hasta el 5% en las carteras, “el lugar para jugar la debilidad del dólar”, y apoyado también por las compras de los bancos centrales”; en la cartera suiza, han aumento su exposición a activos como el real estate (vía REITs); y, sobre todo, han incrementado sus posiciones en hedge funds, hasta un 10% –como ejemplo, cuentan con un fondo de fondos que capta el 75% de las subidas del mercado y solo un 45% de las caídas-. Y es que este tipo de alternativos suponen una interesante vía de diversificación, algo que no era el caso hace cinco años, con los bancos centrales comprando toda la deuda del mercado, mientras ahora la gestión activa y las coberturas sí aportan valor.
Sobre los activos privados también se muestra constructivo: Mirabaud cuenta con dos mandatos, el tradicional (en mercados como renta variable, deuda o alternativos líquidos) y otro llamado «Signature”, en el que tienen hasta un 15% en activos privados. Dentro de este segmento, actualmente invierten en deuda privada (a través de un vehículo fondo de fondos que invierte en unos 10 gestores), una manera de generar rentabilidad y con menos exposición al ciclo económico; y cuentan con un fondo de fondos de private equity de bouyouts, además de algunas inversiones directas. Sobre este último fondo, tiene ahora formato evergreen, después de que el grupo cambiara su estructura a principios de año. “No veo el private equity como una forma de reducir la volatilidad porque es fruto de la menor frecuencia de valoración de sus activos, sino como una forma de tener acceso a un amplio universo de compañías. Además, muchas se mantienen privadas por periodos de tiempo más largos y, cuando empiezan a cotizar, ya ha sido creado mucho valor, de forma que, cuanto antes puedas tener acceso, antes podrás participar en esa creación de valor”, explicó, comparando esas oportunidades con las que implica invertir en small y midcaps en Europa.
Apuestas temáticas
En general, Mirabaud realiza su asset allocation regional vía temática y sectores, a través de un comité sectorial que estudia las oportunidades y otorga diferentes pesos. Actualmente sobreponderan tecnología, servicios de comunicación y financieras en EE.UU., y financieras, industriales y utilities en Europa. También juegan algunas narrativas y temáticas, de forma que un 25% de su asignación a renta variable está invertido en temáticas, en concreto en cuatro: “envejecimiento feliz”, en ideas relacionadas con la salud, el turismo…; tecnologías disruptivas –ideas relacionadas con la IA pero a través de compañías más pequeñas, en lugar de las más grandes y sonadas-; cambio climático –movilidad, etc-; y temáticas oportunistas. “Jugamos temas como tecnología china a principios de año, financieras en EE.UU. y Europa, o midcaps en EE.UU., dependiendo del entorno”, pone Bissat como ejemplos.
Sobre criptoactivos, el banco privado no tiene exposición a bitcoin, aunque se muestra abierto a asesorar a sus clientes si éstos muestran interés en la inversión, estudiando su evolución y sus patrones, pero no los ofrece de forma activa. “El activo presenta mucha volatilidad y está muy correlacionado con los activos de riesgo, no aporta diversificación. Con todo, puede beneficiarse de medidas legales que apoyen su uso o de riesgos en los datos de déficit o deuda públicos”, matiza.