Mientras que los valores tecnológicos siguen atrayendo el interés de los inversores, ha habido un sector que sigue registrando beneficios positivos pero es ignorado por los inversores: el sanitario. “Ha sido un sector que ya lleva varios años fuera de favor, pero esta situación se vio todavía más amplificada en los últimos doce meses”, explica el Dan Lyons, co gestor de la estrategia Global Life Sciences de Janus Henderson. Lyons indica que el sector está cotizando en el nivel más bajo de los últimos 25 años.
Funds Society se sentó con Lyons en octubre de 2024 para hablar de las previsiones que manejaban en ese momento, cuando aún faltaba un mes para las elecciones presidenciales en EE.UU. Desde el pasado noviembre, el gestor admite que las preocupaciones en torno a la regulación y los precios de los medicamentos han lastrado una “parte sustancial” del sector, a lo que se deben añadir los anuncios de aranceles como una capa adicional de complejidad para este tipo de compañías, muchas de ellas con negocios multinacionales. Todo esto ha provocado flujos de salida desde este sector, presionando a las valoraciones. “Podríamos llamarlo una tormenta perfecta de negatividad para nuestro sector”, concluye Lyons.
El gestor insiste en varios momentos de la conversación en que el enfoque principal en su proceso de análisis consiste en identificar a aquellas compañías que sean más innovadoras en el segmento de la salud, y después determinar si cotizan con valoraciones atractivas. Dentro del sector, generalmente son las biotecnológicas las que lideran la innovación: “Dos tercios de la cartera de proyectos de la industria vienen de biotecnológicas. El año pasado, más del 80% de los nuevos lanzamientos procedieron de la industria biotecnológica”, ejemplifica Lyons, para indicar que, por este motivo, la estrategia Global Life Sciences suele presentar una sobreponderación estructural en este segmento. El gestor anticipa más innovación para 2026, citando avances médicos en el tratamiento temprano de Alzheimer, enfermedades cardiovasculares y nuevas terapias en el tratamiento del cáncer de páncreas.
Cabe recordar, no obstante, que debido a la naturaleza más arriesgada de sus negocios también suelen ser las biotecnológicas las que más sufren en bolsa en momentos de incertidumbre. Esta vez ha vuelto a suceder: el sector se hundió un 50% entre noviembre de 2025 y abril de 2024, aunque posteriormente ha rebotado con fuerza. “Ha sido un entorno desafiante para nuestras carteras”, admite el gestor. No obstante, prefiere ver el vaso medio lleno, pues interpreta la recuperación del sector como la señal de que en el mercado está empezando a calar la creencia “de que quizá el entorno regulatorio no sea tan malo”.
¿Cómo ha rotado la cartera en 2025?
Está siendo un año de dos mitades. En el primer semestre, rotamos hacia compañías en una fase comercial más temprana y, hasta cierto punto, redujimos el entusiasmo en algunas compañías que operan en fases tempranas de desarrollo porque no estaban siendo realmente recompensadas por asumir ese riesgo.
A medida que nos adentramos en la segunda parte del año, estamos viendo que el mercado está más dispuesto a tomar riesgos. También se ha beneficiado del contexto de tipos de interés, con las primeras rebajas de tipos. Como resultado, ahora estamos incrementando lentamente otra vez la exposición a compañías en fase temprana de desarrollo. También estamos entusiasmados con compañías que se encuentran en la fase final de desarrollo y que tienen un acceso sólido al capital. Se trata de compañías que están desarrollando nuevos fármacos para el tratamiento de enfermedades raras, como Avidity o Dyne.
El año pasado se declaraba muy alcista en tratamientos contra la obesidad. ¿Mantiene esta postura?
Seguimos muy alcistas en cuanto al tamaño potencial de esta oportunidad de mercado. Pensamos que el mercado de la obesidad puede tener un tamaño de más de 150.000 millones de dólares. Hay margen suficiente para obtener una cuota de incluso el 10%.
Hemos visto que el liderazgo, particularmente de compañías como Eli Lilly, se está consolidando todavía más. El producto de nueva generación que lanzó el año pasado, ZepFound, se está llevando una cuota de tres cuartas partes de los nuevos pacientes, se ha convertido en la opción favorita para la gente que quiere empezar un tratamiento contra la obesidad. Y creemos que este mercado puede abrirse todavía más porque ahora tienen capacidad para lanzar el medicamento tanto en EE.UU. como en todo el mundo, haciéndolo más accesible.
El año pasado, Eli Lilly también obtuvo datos positivos en un análisis de fase 3 para un fármaco oral que se apalanca en el mismo mecanismo, llamado Orfoglipron. Por lo que, en el curso de 2026, habrá un nuevo lanzamiento para una opción oral que ayudará a dar acceso a una parte más amplia del mercado y a democratizarlo un poco, porque no será necesario tener que mantener la cadena de frío en el almacenamiento.
Estamos jugando a esta temática tanto con grandes compañías como Eli Lilly como con otras biotechs más pequeñas, como por ejemplo Medcera, que tenemos en cartera. Estaban en la fase temprana de desarrollo de un fármaco similar al de Eli Lilly y la adquirió Pfizer, que ahora desarrollará el resto de los ensayos.
La innovación es la brújula de su proceso de análisis. ¿Hacia dónde está apuntando en 2025?
Está siendo realmente un año de avances tremendos. Dentro de este entorno de incertidumbre, nos hemos centrado mucho en compañías que han recibido recientemente la aprobación a sus fármacos y que han sido capaces de hacerlos llegar a sus pacientes, a pesar de todo el ruido regulatorio. Muchas de estas compañías están teniendo lanzamientos espectaculares de nuevos fármacos. Un ejemplo sería Madrigal, una compañía que ha lanzado un fármaco llamado Rosdifra (también llamado MASH), para el tratamiento del hígado graso. Es el primer medicamento de este tipo, y ahora está en la trayectoria de convertirse en un fármaco superventas de miles de millones de dólares, porque muchos pacientes en EE.UU. tienen esta enfermedad, que es una de los principales detonantes de la necesidad de un trasplante de hígado. Si es posible tratar esta condición en una fase temprana y evitar el trasplante, esto proporciona un gran ahorro para el sistema de salud y obviamente mejores resultados para los pacientes.
Otro ejemplo sería Verona (VRNA), una biotech británica que ha desarrollado un nuevo tipo de medicación para la enfermedad EPOC, una terapia con nebulizador que está teniendo una gran aceptación en el mercado. Es un área nueva para cubrir una necesidad no satisfecha. Esta compañía acaba de ser adquirida por Merck por más de 10 millones de dólares. En el caso de Verona y Madrigal, estamos hablando de oportunidades de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares en el mercado.
Otro mercado nuevo que se está desarrollando es el de enfermedades autoinmunes, donde está operando Argenix, por ejemplo, que ya tiene un medicamento con un potencial de ingresos de 4.000 millones de dólares. Pero aquí estamos hablando de una escala diferente, sería como el NVIDIA del mercado sanitario.
Entonces, ¿anticipa más M&A en el mercado sanitario?
Sí, porque las grandes farmacéuticas necesitan ingresos adicionales y se están fijando en las biotechs para conseguirlos. Compañías como Pfizer o Bristol-Myers están perdiendo la exclusividad de sus patentes y viendo cómo caen sus ventas. Necesitan incorporar estos productos. Y, a lo largo de la industria, creemos que tienen una potencia de gasto en torno al billón de dólares, lo que les permite participar en muchas operaciones para construir sus carteras de producto.
Así, estamos viendo en nuestras carteras que hay más grandes farmacéuticas sintiéndose más cómodas con el entorno regulatorio y de precios, porque están empezando a usar su capital. Hemos visto que más de cinco de las compañías que tenemos en cartera han participado en operaciones en el segundo semestre.
¿Qué impacto puede tener la Big Beautifull Bill sobre el sector farmacéutico?
Venimos de varios años de expansión de la cobertura sanitaria, con más gente teniendo acceso a servicios sanitarios. Esta ley ha empezado un periodo de contracción, de pérdida de acceso a parte de esos servicios. Hay mucho que hacer en el Congreso para evitarlo, porque es tremendamente impopular retirar un beneficio del que ya disfrutaba la gente, pero en términos porcentuales, es una contracción relativamente pequeña y creo que es muy manejable.
Esa ley tiene algunos aspectos positivos que han ayudado al sector. Por ejemplo, para las compañías que desarrollan fármacos “huérfanos” para el tratamiento de enfermedades raras; antes, con la ley IRA los productores de estos fármacos afrontaban el riesgo de una contracción de precios en el futuro, y con la ley actual eso se ha corregido.
En el último año han decidido mantener algunas compañías aunque hayan lastrado a la estrategia. ¿Qué razonamiento hay detrás de esta decisión?
Cuando tienes compañías que están atravesando desafíos, como nos ha pasado con United Healtcare, siempre evaluamos si la valoración sigue siendo convincente, y si sigue presente ese elemento en su modelo de negocio que nos entusiasmó al inicio de la inversión. También tenemos que determinar si podrán volver a márgenes más normalizados. En el caso de United Healthcare, pensamos que el regreso del antiguo equipo directivo podrá arreglar la situación, y por eso no solo hemos mantenido, sino que hemos añadido un poco a la cartera.
También nos ha pasado con un nombre de nuestra cartera, una compañía que está desarrollando una vacuna para un mercado valorado en 7.000 millones de dólares que pensamos que será líder de mercado, pero por toda esa controversia en torno a las vacunas y a la postura anti vacunas de Rober F. Kennedy la valoración de la compañía está muy deprimida. Hemos mantenido nuestra inversión porque no creemos que ese mercado vaya a desaparecer.