Los inversores internacionales salieron “muy lastimados” de Argentina en 2018, “están asustados con el péndulo” que demostró ser la política en los últimos años en el país sudamericano, y por eso, quieren ver “acumulación de reservas, cambios estructurales y que no los de vuelta el próximo gobierno” para estar más expuestos a la deuda local.
Ese fue el diagnóstico de Alejo Costa, Head of Economic Research & Strategy de la firma argentina Max Capital, en una entrevista con Funds Society en la que el experto hizo especial hincapié en el levantamiento de las restricciones cambiarias que aún pesan para los inversores corporativos e institucionales locales.
En Argentina, los inversores locales de bonos en dólares pasaron a ser más relevantes en los últimos años. En 2019, eran solo el 10%; ahora son más del 40%.
Según el economista, el fin definitivo de las restricciones cambiarias podría dar lugar a una rotación entre los tenedores de bonos desde inversores corporativos locales hacia inversores institucionales del exterior, con el agregado de la posibilidad que Argentina vuelva a los índices internacionales de acciones y moneda local, con la inyección de capitales que significaría para el país.
Toda la industria argentina de fondos de inversión está a la espera de que el gobierno de Javier Milei ejecute la segunda parte del programa de finalización del control de capitales. “Si bien el cepo para los individuos se levantó, siguen las restricciones para el sector corporativo, que en los últimos años acumuló una cantidad considerable de títulos, tanto en pesos como en moneda dura, y que no puede todavía acceder libremente al mercado del dólar: como persona jurídica, sigue estando sujeto a la restricción cruzada, que bloquea el acceso al mercado de cambios durante los 90 días previos y posteriores a la compra de dólares financieros en el mercado”, explicó Costa.
“Cuando se levante esa restricción, seguramente el capital va a rotar desde las compañías locales a los inversores externos y a inversores argentinos más grandes, con lo que la industria de fondos debería crecer y pasar a ser más parecida a la de México y Brasil”, comparó.
Nuevo régimen de cambios
El 14 de abril último, el gobierno argentino anunció el levantamiento del control de los tipos de cambio que regía de forma ininterrumpida desde el 1 de septiembre de 2019 y que generó distorsiones en la macroeconomía y en el mundo de las inversiones.
El país sudamericano tiene ahora un nuevo régimen de flotación cambiaria administrada, con una banda que oscila entre los 1.000 y los 1.400 pesos por dólar, con una ampliación mensual del 1%. Sin embargo, los controles no se flexibilizaron del todo para las personas jurídicas.
Costa, ex Head Strategist de BTG Pactual, indicó que fueron las empresas locales quienes financiaron el déficit durante la administración anterior de forma compulsiva y que cuando “se abran las puertas” al dólar, podrían poner un techo a los bonos argentinos, ya que muchos locales querrán desprenderse de esos activos. Una situación de ese tipo podría poner presión a las tasas y al rollover del Tesoro, generando algo de resistencia a la dinámica macroeconómica, que empuja hacia abajo tasas y spreads.
Los bonos van a subir, asegura el economista, pero el miedo al “péndulo” genera un piso para los spreads de 500-550 pbs.
“Es difícil saber dónde puede estabilizarse el precio del dólar cuando se levanten las restricciones al sector corporativo -señaló Costa-. El gobierno quiere desarmar ese andamiaje en un momento bueno, estimamos que será después de las elecciones de medio término (el próximo octubre)”.
Sin embargo, “el inversor externo salió de Argentina en 2018 muy lastimado. Si bien está comprando bonos, para posicionarse de forma más agresiva quiere que el país demuestre que puede acumular reservas, ya que es la única manera de garantizar el pago de la deuda”, aseguró.
Nueva emisión de deuda internacional en pesos
Costa mencionó también la posibilidad de que Argentina vuelva a los índices. En términos de renta variable, el país está en la categoría Standalone Market, lo que significa que no forma parte de los índices de mercados emergentes de MSCI por la persistencia en el control de capitales, que dificulta el acceso de los inversores internacionales al mercado.
En cuanto a la renta fija, el Gobierno de Javier Milei acaba de anunciar su regreso al mercado internacional de deuda, con la emisión de un bono en pesos por hasta 1.000 millones de dólares, con vencimiento el 30 de mayo de 2030. El último bono en pesos emitido por Argentina a nivel internacional fue el BOTE (Bonos de Tesoro), allá por 2017, cuando Luis Caputo era ministro de Finanzas de Mauricio Macri.
El instrumento que licitará ahora el gobierno, denominado en pesos pero suscripto en dólares, busca atraer inversores extranjeros interesados en la tasa en moneda local, en un contexto de estabilización económica y reducción del riesgo país.
Sin embargo, Costa advirtió que “los inversores internacionales están detrás de la evolución de las reservas porque son una muestra de la capacidad de pago de Argentina con el ahorro fiscal. Están satisfechos con el superávit fiscal, pero saben que faltan reformas profundas y que no será fácil realizarlas. Por eso, quieren ver una continuidad en las políticas de Estado que lleven adicionalmente los spreads a los 300 pbs”, señaló Alejo Costa.
“El gobierno de Milei tiene una alta convicción en lo que busca, y eso es muy positivo”, evaluó. Pero la economía necesita una transformación estructural que será difícil, y por eso, el resultado de las elecciones de medio término será crucial”, concluyó.