La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha publicado la Nota de Estabilidad Financiera con los datos del cierre del primer semestre del año. El indicador del nivel de estrés de los mercados españoles inició el año en zona de riesgo bajo, pero se ha visto afectado por la incertidumbre relacionada con los anuncios de la Administración de EE.UU. en materia arancelaria y, posteriormente, por el conflicto entre Israel e Irán. Como consecuencia de ello ha registrado dos repuntes transitorios: el primero, en abril, hasta situarse en un nivel de 0,44, y el segundo, en junio, hasta un nivel de 0,35. Ambos niveles se corresponden con un riesgo medio. El último dato disponible sitúa el indicador en 0,29, con lo que se mantiene en zona de riesgo medio.
En general se produjeron aumentos significativos en los indicadores de volatilidad de los diferentes segmentos, así como en aquellos que representan caídas de precios. También se constató un aumento de la correlación del sistema, hasta niveles elevados, un hecho que es relativamente habitual en momentos de crisis o de turbulencias en los mercados.
En relación con las fuentes de riesgo más importantes, los riesgos geopolíticos permanecen en niveles muy altos y ya han dado lugar a un episodio de turbulencias en los mercados financieros internacionales en el mes de abril. Aunque el sistema financiero ha mostrado, por el momento, bastante resiliencia, es preciso tener en cuenta que estos episodios podrían suceder de nuevo y perjudicar tanto a aquellas compañías y/o sectores para los que se percibe una cierta sobrevaloración o estén directamente afectados, como a los inversores con exposición a ellos. Otras fuentes de riesgo tienen que ver con los riesgos operacionales (véase el apagón del 28 de abril como ejemplo de ello) y, en general, con los riesgos asociados a las nuevas tecnologías.
En relación con la evolución de los mercados de valores, se destaca en el ámbito de la renta variable las notables revalorizaciones del primer semestre, destacando el Ibex 35 (20,7%) entre todos los índices europeos. También destaca el dinamismo de las admisiones a negociación en SMN como BME ScaleUp, Portfolio Stock Exchange y BME Growth. En los mercados de renta fija se da cuenta de una cierta normalización de la curva de tipos y de la recuperación de las emisiones de activos de renta fija en los mercados domésticos. En materia de gestión de activos e inversores lo más reseñable es el nuevo aumento de la participación de los inversores minoristas en el mercado de renta variable (específicamente en acciones del Ibex 35), hasta situarse en el 10,5% de las operaciones de compra y el 15,2% de las de venta.
Finalmente, la evaluación de los principales riesgos financieros insiste en la relevancia del riesgo de mercado en determinados activos y/o sectores de renta variable, sobre todo en los mercados estadounidenses, así como en la importancia creciente del riesgo de contagio. En el ámbito de la intermediación financiera no bancaria (IFNB), la evaluación de los riesgos de desajustes de liquidez y de apalancamiento continúan sin apuntar la existencia de vulnerabilidades relevantes. Por otra parte, también se observa un aumento de la correlación del comportamiento de los principales criptoactivos con los instrumentos financieros tradicionales, especialmente con la renta variable. Este hecho, junto con la mayor interconexión entre ambos sectores y los elevados niveles de capitalización alcanzados, genera un potencial mayor de afección de los criptoactivos a la estabilidad financiera.