La acumulación anticipada de producción (frontloading) al inicio del año —realizada por las empresas ante la amenaza de nuevos aranceles— ya empieza a revertirse. Muchas de las actividades industriales que se habían adelantado dejarán de sostener el crecimiento. En paralelo, se prevé que los volúmenes comerciales se contraigan desde el tercer trimestre de 2025 hasta el primero de 2026, presionando adicionalmente al sector manufacturero, según señala un informe de Oxford Economics.
Desaceleración del crecimiento industrial para 2026
El impacto máximo de las tensiones comerciales desatadas por la política de Donald Trump aún no se ha materializado. Si bien los datos de la primera mitad de 2025 han sido relativamente sólidos, hacia fines del año y durante 2026 se espera una desaceleración más pronunciada en el crecimiento industrial.
Los analistas de Oxford Economics revisan al alza de sus expectativas para 2025: estiman un crecimiento del valor agregado industrial global de 2,7%, frente a pronósticos anteriores más conservadores. No obstante, anticipan que ese impulso inicial perderá fuerza en la segunda mitad del año. Para 2026 proyectan un crecimiento de solo 1,9%, lo que lo convertiría en el más débil desde la crisis financiera.
En el caso de los Estados Unidos, los costos más altos de insumos importados y la incertidumbre sobre política comercial y regulatoria aplicarán presión sobre la inversión y la producción durante los próximos meses. Sin embargo, algunas de las medidas del “One Big Beautiful Bill Act” (OBBBA) podrían mitigar ese efecto en 2026 y 2027. En particular, los incentivos fiscales para la producción de capital —y en especial para semiconductores— podrían favorecer la recuperación parcial del sector tecnológico.
Subsectores como los bienes de capital, maquinaria eléctrica y metales podrían verse especialmente afectados por los aranceles, mientras que la electrónica vinculada a la cadena de valor de la inteligencia artificial (IA) sería un punto de resistencia o incluso crecimiento.
El panorama en China y Europa
En China, la producción industrial ha sorprendido al alza durante la primera mitad de 2025, lo que llevó al ajuste al alza de sus proyecciones: ahora estiman un crecimiento del 5,5% en 2025 (vs el 3,7% previsto anteriormente) del y 2,9% para 2026. Aunque las exportaciones chinas hacia EE.UU. han caído, las ventas a otros mercados (específicamente Asia, América Latina, África) han compensado esa pérdida.
Sectores como vehículos, maquinaria y electrónicos muestran un desempeño fuerte fuera del mercado estadounidense. Además, China ha fortalecido su apuesta por la autosuficiencia en semiconductores, dando señales de que ampliará sustancialmente su capacidad en ese rubro en los próximos años.
En cuanto a Europa, el informe apunta que el nuevo acuerdo comercial con EE.UU. modifica la distribución sectorial de los aranceles: por ejemplo, los automóviles quedan sujetos a menores tasas, pero los fármacos pasan a tener un gravamen del 15%. Este cambio perjudica específicamente al sector farmacéutico europeo, que depende en buena medida del mercado estadounidense.
En conjunto, el pronóstico para la zona euro es modesto: crecimiento industrial de apenas del 0,2% en 2026, con cierta recuperación futura apoyada en la producción de equipo de defensa.
Cadenas de suministro ligadas a la IA: un punto luminoso
Una de las claves del informe es que las cadenas de suministro asociadas a la IA y la electrónica representan un punto luminoso en medio del panorama más apagado. Se menciona que las ventas globales de semiconductores crecieron casi un 20% interanual hasta junio, mientras que la construcción de centros de datos en EE. UU. aumentó cerca del 30% en julio.
Por ello, Oxford Economics revisa al alza sus estimaciones de producción electrónica para 2026, proyectando un crecimiento del 6%, e incluso más en componentes y placas.
Aunque estos sectores son vulnerables a fricciones comerciales e interrupciones globales, las exenciones y políticas selectivas podrían proteger a firmas clave del sector de ciertos aranceles amenazados.
El informe advierte que los riesgos son elevados: entre ellos, nuevas rondas de aranceles o guerras comerciales, incertidumbre regulatoria, y vulnerabilidades en las cadenas globales.