En el mes de agosto, los ingresos arancelarios alcanzaron un nuevo récord mensual en Estados Unidos de 30.000 millones de dólares, aumentando casi un 300% respecto al mismo mes del año pasado. Sin embargo, fueron opacados por la cifra de déficit fiscal, que fue de 345.000 millones de dólares mensuales. Analistas consultados por Funds Society coincidieron en que el déficit seguirá aumentando. Es uno de los temas que más preocupa a los inversores.
A falta de un mes para que finalice el año fiscal 2025, el déficit del año hasta la fecha aumentó 76.000 millones de dólares, o un 4%, hasta los 1,973 billones de dólares. La cifra solo fue superada en 2020 y 2021, años de gastos extraordinarios para el Gobierno Federal, que tuvo que hacer frente a la crisis del coronavirus.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) proyecta que los déficits entre 2025 y 2034 sumarán unos 21,1 billones de dólares si las leyes fiscales y de gasto actuales se mantienen básicamente sin cambios.
La agencia afirmó que el ratio deuda/PIB alcanzaría el 107% durante el año fiscal 2029, superando el máximo alcanzado en la década de 1940, y seguiría aumentando hasta alcanzar el 156% en 2055. Se prevé que este ratio sea del 100% para el año fiscal 2025.
Hay consenso en el mercado. No habrá una rápida corrección del déficit. Por el contrario: se espera que siga elevado durante los próximos años, en parte por los compromisos de gasto obligatorios (pensiones, salud, interés de la deuda) que seguirán aumentando.
Preocupación clave
Larry Adam, CIO de Raymond James, indicó hace unos días en un webinar que la deuda de EE.UU. sigue siendo una “preocupación clave” para los mercados, especialmente en el tramo largo de la curva de rendimientos.
Aunque los rendimientos se mantienen relativamente estables en comparación global, los temores fiscales, la inflación y la independencia de la Reserva Federal generan presión sobre los bonos a largo plazo, explicó.
A pesar de la emisión récord de deuda y los aumentos de precios impulsados por aranceles, no se espera un aumento sostenido en los rendimientos del Tesoro, aunque sí episodios de volatilidad. La curva de rendimientos podría seguir empinándose si la Fed recorta tasas, pero el margen de apreciación de capital es limitado, agregó.
“Si bien la mejora (en el último Monthly Treasury Statement) es bienvenida, no cambia nuestra evaluación del frágil cuadro fiscal”, señaló a Funds Society Tomás Villa, Head International Strategist de la firma argentina ConoSur Investments.
“El nivel de déficit es muy elevado y, de hecho, la mejora que estamos viendo se beneficia de un período de transición en el que se empiezan a percibir los ingresos de los aranceles, pero aún no se siente la pérdida de recursos fiscales asociados al Big Beautiful Bill”, añadió.
Si bien el último dato muestra una mejora en el resultado fiscal estadounidense -que anualizado se modera al 6% del PIB- “el avance del gasto no afloja. Salud (incluimos Medicare), seguridad social e intereses de la deuda, que son las tres grandes líneas del gasto y juntas representan cerca de dos tercios del total de las erogaciones, figuran entre las partidas de mayor aumento en el año”, explicó Villa.
Por este motivo, en ConoSur Investments imaginan “un déficit ampliándose nuevamente a partir del año que viene y sosteniéndose elevado, dado el mix de ingresos y gastos vigente”.
De cara al futuro, la administración de Trump ha reforzado la narrativa de usar aranceles como herramienta de corrección del déficit, con medidas ya implementadas en sectores estratégicos como el acero, aluminio y en bienes de consumo chinos, apuntó, por su parte, Felipe Mendoza, analista de mercados financieros de ATFX LATAM.
Sin embargo, el déficit comercial tendería a persistir elevado, opinó. “La verdadera corrección solo ocurriría si los aranceles vinieran acompañados de un fuerte repunte en la producción y competitividad nacional, algo que requiere tiempo, inversión y políticas industriales complementarias”, desglosó.
En este contexto, en Raymond James creen que es un buen momento para seguir aprovechando las tasas altas actuales, especialmente en bonos corporativos de grado de inversión (BBB o superiores), posicionando los portafolios con bonos individuales de forma activa y estratégica.
Estos bonos, considera la firma, ofrecen seguridad del capital y un rendimiento conocido si se mantienen hasta vencimiento. Aunque sus precios pueden fluctuar con el mercado, un portafolio personalizado de bonos individuales cumple su objetivo: devolver el capital en los plazos establecidos y generar ingresos por cupones.