La semana acaba despejando una gran incógnita. No nos referimos a quién es el nuevo Papa de la Iglesia Católica, sino a cómo va a evolucionar el contexto global después del Liberation Day y la política arancelaria de la Adnimistración Trump. Según explican los expertos, el acuerdo comercial alcanzado entre Reino Unido y EE.UU. demuestra que los aranceles son una estrategia de negociación. Este es el primer acuerdo que se ha alcanzado, pero se estima que el resto de los países seguirán este mismo camino: negociar.
Mirabaud Wealth Management destaca en su último informe, “el presidente Donald Trump y el primer ministro británico, Keir Starmer, han anunciado un nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos y Reino Unido, lo que supone el primer gran acuerdo desde la imposición de aranceles globales”.
El hecho de que asistamos al cierre de un primer acuerdo, da un poco de estabilidad y, en cierta medida, resta un poco de incertidumbre al mercado. Muestra de ello es que los principales índices estadounidenses terminaron anoche al alza después de que el presidente Donald Trump anunciara un acuerdo comercial con Reino Unido e insinuara posibles recortes arancelarios con China. Además, el mandatario estadounidense calentó los ánimos al volver a decir a los estadounidenses: «Será mejor que salgáis a comprar acciones ahora».
“La Administración estadounidense necesita acuerdos que atenúen el impacto de los aranceles y proyecten una imagen de victoria en la guerra comercial. Sin embargo, consideramos que esta marcha atrás podría ser más cosmética que real, siendo poco probable que se produzca una reversión total”, añade Banca March en su análisis diario.
Para Benjamin Melman, CIO global Edmond de Rothschild AM, no hay que olvidar que la redacción de un tratado comercial lleva al menos 18 meses, por lo que considera improbable que el gobierno de Trump vaya a concluir las conversaciones comerciales con sus 14 principales socios en sólo tres meses, y mucho menos con todos los demás. “Además, aunque según las últimas noticias las conversaciones con China se han reanudado, siguen en punto muerto. Con China optando por una demostración de fuerza, finalizar las principales cuestiones comerciales antes del 4 de julio parece un objetivo muy elevado”, señala.
En segundo lugar, destaca que hay parte del daño que ya está hecho tras la aplicación de un nuevo límite del 10% a los aranceles, el shock provocado por la incertidumbre y la pérdida de confianza alimentada por la incoherencia de los anuncios de la Administración.
“Algunas reacciones en cadena pueden estar ya en marcha – como la pausa en las inversiones y contrataciones- y los ejecutivos de las empresas no darán marcha atrás en función de la agenda política de la Administración. Las empresas tienen que tomar decisiones sobre una base sólida y no adaptarán necesariamente su toma de decisiones en función del tono de la última declaración. En un mundo tan interdependiente, no se pueden cambiar tan brutalmente las reglas del comercio o las de las alianzas políticas internacionales sin provocar impactos que sólo se harán plenamente patentes cuando surja una nueva forma de equilibrio más estable. Si la confianza se ha perdido en parte, puede que ya sea demasiado tarde. Tanto más cuanto que nadie puede saber si los aranceles en torno al 4 de julio serán sustancialmente inferiores a los anunciados anteriormente”, argumenta Melman.
En este sentido Felipe Villarroel, gestor de TwentyFour, considera que la no reacción del mercado a este acuerdo histórico significa que los precios actuales ya reflejan una reducción esperada de los aranceles, aunque no hasta el 0%, con una cifra final en torno al 10% o ligeramente superior en promedio, excluyendo a China. «Los mercados podrían anticipar que las negociaciones con China y la UE serán más difíciles, y por tanto las correcciones podrían ser limitadas si los titulares negativos se interpretan como parte del proceso negociador y no como un rechazo total. Por otro lado, y considerando que algunas clases de activos han vuelto a sus máximos del año, es poco probable que se produzcan repuntes significativos a partir de ahora si los aranceles terminan situándose en torno al 10%», explica Villarroel.
Para el gestor, los mercados confían en que esto sea el principio del fin de la historia arancelaria. «Aunque esto podría ser cierto, el potencial alcista en términos de ganancias de capital en los activos de riesgo parece limitado dada la situación actual de las valoraciones. Para los inversores en renta fija esto no debería suponer un problema, ya que los rendimientos siguen siendo atractivos, pero seguimos siendo prudentes en nuestra asignación de activos, ya que los acuerdos más significativos —con China y la UE— aún no muestran avances. El resultado de estas negociaciones tendrá un impacto importante en las previsiones de inflación y crecimiento, y por tanto en las futuras decisiones de la Reserva Federal», argumenta.
¿Qué ha pactado el Reino Unido?
A falta de una publicación detallada, los analistas de Banca March explican que las condiciones no suponen un retroceso significativo respecto al arancel del 10% que ya se aplica. “Lo más destacado es la reducción de los aranceles a los vehículos, que pasan del 25% al 10%, con una cuota de 100.000 coches al año; la eliminación de los aranceles al acero y al aluminio —que representan apenas el 1% de las exportaciones británicas a EE. UU.—; el acceso recíproco al mercado de carne vacuna —los ganaderos británicos podrán exportar hasta 13.000 toneladas sin aranceles—, y la supresión de los aranceles sobre el etanol. A cambio, el Reino Unido se ha comprometido a adquirir aviones de Boeing por un valor de 10.000 millones de dólares, además de asumir otros compromisos menores”, explican.
Y añaden que dado que Estados Unidos mantiene un déficit comercial en bienes con Reino Unido de 11.857 millones de dólares y representa apenas el 2% de sus importaciones, “el acuerdo parece más una escenificación que una transformación sustancial de las relaciones comerciales entre ambos países, manteniéndose en gran medida el arancel mínimo universal del 10%. Trump, el negociador, insinuó que este es un acuerdo con condiciones preferenciales por tratarse de un país aliado, lo que añade presión sobre los demás países que aún continúan en la mesa de negociación”.
Desde Mirabaud Wealth Management destacan que el acuerdo también mejora el acceso de Estados Unidos a los mercados británicos de productos agrícolas como la carne de vacuno y el etanol, así como de productos químicos y maquinaria. “Aunque aún se están ultimando los detalles, este acuerdo se considera un paso importante en el fortalecimiento de los lazos económicos entre ambas naciones”, recuerdan.
Para Lale Akoner, analista Global de eToro, críticamente, este acuerdo sienta un precedente: “Trump recompensó a un socio cooperativo, sugiriendo que futuros acuerdos sectoriales -posiblemente con Europa, Japón y Corea-, podrían depender de concesiones similares. Los inversores deberían estar atentos a las oportunidades en la renta variable británica, sensible a las exportaciones, y en las multinacionales estadounidenses que se benefician del acceso recíproco. Se trata de diplomacia arancelaria por cuotas, y el modelo podría perdurar”.
China: la siguiente negociación
Tras el Reino Unido, este fin de semana le tocará el turno a China. En Suiza, se sentarán a negociar Estados Unidos y China, liderado por Scott Bessent, con la intención de reducir los draconianos aranceles del 145% al 60%. “Estas negociaciones se celebrarán en Suiza en presencia del viceprimer ministro chino y el director del Tesoro de EE. UU., aunque los dos presidentes no están involucrados directamente. Este hecho hace presagiar avances en la desescalada, aunque no se trata de discutir un gran acuerdo comercial duradero”, destaca Xavier Chapard, estratega de LBP AM, accionista mayoritario de La Financière de L’Échiquier (LFDE).
En opinión de Sophie Altermatt, economista de Julius Baer, el punto de partida de China para esta negociación no es del todo negativo. “Los datos comerciales de China de abril fueron mejores de lo esperado en medio de la escalada arancelaria con La Casa Blanca. Si bien las exportaciones chinas se mantuvieron, el impacto inicial de los aranceles es visible, con una disminución del 21% en las exportaciones al mercado estadounidense. Las conversaciones de este fin de semana en Suiza son un primer paso hacia la desescalada, que podría allanar el camino para las negociaciones. Aunque es probable que impliquen idas y venidas y que se tarde un tiempo antes de alcanzar un acuerdo”, apunta.