Desde la crisis de la deuda soberana de 2008, los países se examinan cada vez más desde una perspectiva ASG y las agencias de calificación crediticia incluyen el riesgo de cambio climático en sus evaluaciones, pero para invertir en bonos de un país que sea sostenible hace falta algo más: el enfoque único y holístico de DPAM incorpora un modelo propio desde 2007 con cuyos indicadores la gestora selecciona aquellos países que se comprometen a garantizar plenamente la libertad de sus ciudadanos e invierten en su desarrollo personal y su bienestar.
El modelo, con el que analiza tanto los países de la OCDE como los emergentes, complementa las calificaciones crediticias tradicionales, añadiendo una visión de sostenibilidad a largo plazo que influye en la solvencia futura y la estabilidad económica de los países, con los valores democráticos y las libertades como punto central.
Según explican Julie Gossen y Lina Arrifi, especialistas en Inversión Responsable de DPAM, en 2024, los indicadores de gobernanza mundial siguieron deteriorándose a pesar del número récord de elecciones celebradas en todo el mundo.
El Índice de Democracia de The Economist Intelligence Unit registró su puntuación media más baja desde su creación en 2006. Este declive se repitió en el último informe «Libertad en el mundo» de Freedom House, que marcó su 19º año consecutivo de descenso de la libertad global. Las últimas cifras del Índice de Democracia muestran que sólo el 45% de la población mundial vivía bajo un régimen democrático, mientras que el 39% estaba gobernado por regímenes autoritarios y el 15% por sistemas híbridos. 83 países experimentaron un deterioro en sus puntuaciones de democracia, mientras que sólo 37 registraron mejoras marginales.
Además de estas cuestiones, el modelo analiza -entre otros- temas clave como la mortalidad materna como indicador del funcionamiento del sistema de salud, la educación preescolar, el acceso a la vivienda y sus costes, así como si un país ha firmado formalmente el Acuerdo de París y permanece en él.
Colombia y México mejoran, pero no suben en el ranking
En el ranking elaborado este año, la gestora destaca como países mejor posicionados de la OCDE a Islandia (77 puntos), Noruega (76), Luxemburgo (75), Dinamarca (75) y Suecia (74). Estos países estaban ya en el top 10 en 2024, pero destaca la subida de Islandia del cuarto al primer puesto y de Luxemburgo del séptimo al tercero. Por su parte, España mejora su puntuación (67) y sube del puesto 18 al 15 este año.
Completan los primeros diez puestos Finlandia, Suiza, Holanda, Austria y Reino Unido.
En el extremo opuesto se ubican Colombia (50), México (46) y Turquía (44), que pese a haber mejorado sus puntuaciones se mantienen en los últimos puestos de la lista de miembros de la OCDE.
Resulta llamativo asimismo el retroceso de Estados Unidos del número 26 al 34 en la lista, que lo mantiene fuera del universo de inversión elegible para la gestora. El país es superado tanto por Chile, en el puesto 28, como Costa Rica, en el 29.
El modelo tiene en cuenta asimismo aquellos países que no cuentan con un mercado de bonos líquido:


Los emergentes: retos de desigualdad
Complementario al informe de países OCDE, DPAM también evalúa la sostenibilidad estructural de 85 economías emergentes, integrando factores ambientales, sociales y ASG, en vista de que los mercados emergentes presentan alto potencial de crecimiento, pero enfrentan retos de desigualdad, gobernanza y vulnerabilidad ambiental.
Este ranking excluye a aquellos países no libres o regímenes autoritarios como Arabia Saudita, China, Rusia o Irán. Y otorga relevancia a la evolución positiva: países con mejoras sostenidas pueden escalar posiciones aunque partan de bajos niveles iniciales.
El modelo se apoya en cuatro pilares: transparencia y valores democráticos (un 33% de la calificación); educación e innovación (33%); población, salud y distribución de riqueza (17%) y medioambiente (17%).

Chile, República Checa y Uruguay lideran el ranking
Por su estabilidad institucional, políticas ambientales y educación, los líderes de la lista son Chile, República Checa y Uruguay, seguidos de Polonia, Corea del Sur y Costa Rica, mientras que entre los países del segundo y tercer cuartil destaca Argentina (al tope en la categoría y número 20 en la lista general) y se incluyen Colombia (puesto 26), México (30), Perú (31) y Ecuador (33).
Los países más rezagados comparten déficits democráticos y desigualdades estructurales. Con su modelo, DPAM quiere demostrar que la sostenibilidad es un indicador de resiliencia macroeconómica y solvencia crediticia futura. “El modelo ofrece un marco pionero, transparente y cuantitativo que vincula desarrollo humano, gobernanza y sostenibilidad financiera”, destacan desde la gestora.
Puede acceder a los informes completos en dpaminvestments.


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