Aprovechando la pausa arancelaria marcada por la Administración Trump, las firmas de inversión evalúan el escenario actual y ajustan sus perspectivas e ideas de inversión. En términos generales, las gestoras siguen esperando una ralentización del crecimiento económico mundial. Es decir, aunque sea a menor ritmo, siguen hablando de crecimiento. También coinciden en que la guerra comercial y su impacto son uno de los principales riesgos, mientras que la geopolítica es, directamente, impredecible.
“Las grandes oscilaciones del comercio neto y los inventarios distorsionaron el crecimiento del PIB en el primer trimestre. Pero, con la demanda interna subyacente prácticamente sin cambios, esperamos un crecimiento del PIB del 1,7% en 2025, con un cierto repunte hasta el 2,4% en 2026 a medida que la Administración estadounidense ofrezca cierto estímulo fiscal. Es probable que el aumento de los aranceles eleve la inflación por encima del 3% tanto este año como el próximo, lo que mantendrá a la Fed a la espera a lo largo de 2025. Pero creemos que la desaparición de las presiones inflacionistas y un cambio de liderazgo en la Fed acabarán despejando el camino para recortes de 50 puntos básicos hasta el 4% en 2026”, señala el equipo de Economistas de Schroders.
Según la visión de Sebastian Paris Horvitz, director de análisis en LBP AM, accionista mayoritario de LFDE, desde principios de año, los datos económicos, que siguen siendo relativamente sólidos, distan mucho de reflejar el nerviosismo creado por los anuncios de la nueva administración estadounidense. La estrategia estadounidense se ha traducido en un aumento histórico de los aranceles. “Con una media del 17%, están muy por debajo de los anunciados el 2 de abril, pero incluso a este nivel, supondrán más inflación y menos crecimiento en EE.UU. El crecimiento en el resto del mundo también se resentirá. Hoy en día, estos efectos apenas son visibles y se concretarán dentro de unos meses”, reconoce Paris.
Sin embargo, apunta que eso no parece tener un reflejo claro en los mercados en este momento, en particular en los activos de mayor riesgo. “De hecho, la distancia entre el momento actual y el momento en que se dejen sentir estos efectos no es fácil de evaluar. Quizá por eso seguimos siendo un poco optimistas. En consecuencia, aunque mantenemos una postura prudente, debemos ser muy ágiles en nuestra estrategia de asignación de activos y selección de valores”, comenta.
¿Hacía una estanflación?
Pilar Arroyo y Ana Gil, directoras de Inversión de Renta Fija de M&G Investments, coinciden con esta perspectiva de crecimientos bajos, pero positivos, “al menos hasta 2026”. En su opinión, “tras las últimas noticias, la posibilidad de recesión en EE.UU. está un poco más fuera de la ecuación, y la expectativa ahora es que presente una tasa de crecimiento del 1% más una inflación por encima del 3%. Sí podría hablarse de estanflación, pero lo cierto es que el entorno sigue siendo muy cambiante y tenemos poca visibilidad como para afirmarlo de forma rotunda”.
De la estanflación también habla PIMCO. “La Fed se encuentra en una posición difícil, ante la posibilidad de una estanflación. Y los aranceles podrían acelerar aún más la inflación por encima del objetivo de la Fed, e incluso si se alcanzan acuerdos comerciales duraderos, es probable que la inflación se mantenga elevada durante más tiempo. Al mismo tiempo, estas políticas comerciales pueden lastrar el crecimiento”, afirma Dan Ivascyn, director de Inversiones (CIO) de PIMCO.
En este sentido, desde PIMCO esperan que la Fed busque una mayor claridad sobre los aranceles y otras políticas de la Administración Trump. “Creemos que es probable que la Fed se muestre paciente en la medida en que los mercados sigan funcionando de forma ordenada, y que los responsables de la Fed sean muy cautelosos a la hora de dar la impresión de que están proporcionando un estímulo más directo a la economía en un momento en que la inflación se sitúa por encima de los objetivos del banco central. Dicho esto, un fuerte descenso de los datos económicos, especialmente si el desempleo aumenta de forma significativa, podría llevar a la Fed a recortar los tipos de forma más agresiva en la segunda mitad de 2025”, señala Ivascyn.
El fin del excepcionalismo estadounidense
La mayoría de las gestoras coinciden en que la narrativa del “excepcionalismo estadounidense” está empezando a sufrir presiones. Según explican desde Plenisfer Investments, parte de Generali Investments, desde 2022, e incluso más claramente desde principios de 2025, hemos visto cómo varios factores ponían en entredicho este modelo. “La actual Administración estadounidense ha puesto en tela de juicio elementos clave del orden mundial, desde el comercio hasta los aranceles y la política exterior, y parece estar virando hacia una postura más replegada sobre sí misma. Al mismo tiempo, los gigantes tecnológicos estadounidenses, especialmente en IA, se enfrentan a una mayor competencia, sobre todo de China. También hemos visto cambios en la política económica de otros países como, por ejemplo, Alemania”, argumenta Giordano Lombardo, cofundador, CEO y Co-CIO de Plenisfer Investments.
Para Lombardo, estos acontecimientos sugieren un cambio estructural en la economía mundial: “El modelo que se basaba en el consumidor estadounidense como principal motor de crecimiento, mientras países como China y Alemania se centraban en las exportaciones, está evolucionando. Estamos entrando en un nuevo régimen, definido por la regionalización, la expansión a escala y un relativo retroceso del liderazgo estadounidense”.
Además, considera que este fin del excepcionalismo estadounidense está poniendo en entredicho el dominio del dólar estadounidense. “Los inversores se enfrentan ahora a un entorno macroeconómico muy diferente al de las últimas dos o tres décadas. En los últimos años, la tendencia dominante ha sido una fuerte preferencia por la exposición estadounidense, tanto en los mercados líquidos como en los privados, gracias a los buenos resultados, la relajación de la política monetaria y los agresivos estímulos económicos”, comenta.
El peso de la política comercial
En opinión de Paul Kim, gestor de carteras en TwentyFour AM (boutique Vontobel), en retrospectiva, continúa el debate general sobre si los aranceles representan un ajuste “puntual” al alza de los precios que puede ser “transitorio”. Además, Kim reconoce que hay distintas opiniones sobre lo que significarán los aranceles para el panorama del crecimiento.
“A principios de este mes, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, transmitió un enfoque de ‘esperar y ver’ con respecto a las perspectivas macroeconómicas y la política monetaria, e hizo hincapié en una postura ‘dependiente de los datos’ que esperamos que siga tomando forma a medida que se vayan conociendo los datos concretos sobre los aranceles. Reconocemos que aún es pronto y que la incertidumbre es elevada. Desde el punto de vista del posicionamiento, seguimos preparados para una amplia gama de resultados y escenarios variables mientras navegamos por el camino que nos queda por recorrer. Nos inclinamos por carteras equilibradas de renta fija con un sesgo alcista que proporcione un buen nivel de ingresos sin asumir riesgos excesivos en esta coyuntura. Por suerte para los que buscan ingresos, los rendimientos siguen siendo muy atractivos”, argumenta el gestor de TwentyFour.
Posibles riesgos
A la hora de hablar de riesgos, la incertidumbre sobre la política económica estadounidense es uno de ellos. Según los economistas de Schroders, la hipótesis arancelaria presenta claramente grandes riesgos, tanto al alza como a la baja. “Creemos que cada aumento del 10% en los tipos arancelarios generales de EE.UU. añade alrededor de 1% a la inflación y reduce el PIB en 0,5%”, indican.
También reconocen que hay que vigilar la dinámica de la deuda soberana, ya que cualquier intento de Trump de ofrecer un gran estímulo fiscal podría provocar un repunte de los rendimientos del Tesoro, perjudicando la actividad nacional y extendiendo el contagio a otros soberanos débiles, especialmente en Europa. Una visión que comparten desde la gestora estadounidense Muzinich & Co: “El tiempo sigue estando del lado del Estado. Creemos que la reciente rebaja de la calificación crediticia a AA debe considerarse como una alerta temprana y no como una señal de crisis inminente. EE.UU. sigue siendo solvente en todos los escenarios, salvo en los más extremos, que se dan una vez en un siglo. Sin embargo, es imperativo que el Gobierno presente un frente unido. La complacencia fiscal, o peor aún, la excesiva generosidad, podría erosionar rápidamente la confianza de los inversores”.
Además, desde Muzinich & Co recuerdan que como emisor de la moneda de reserva mundial, Estados Unidos desempeña un papel central en la fijación del tipo de interés mundial sin riesgo. Por ello reconocen que, a medida que aumentan las primas de riesgo, el efecto contagio empieza a hacerse más evidente, con los principales mercados mundiales reflejando los movimientos de los precios de los activos estadounidenses. “Para quienes consideren cuál es el mayor riesgo de cola negativo, una aceleración de la espiral de la deuda estadounidense debería encabezar la lista”, matizan.
Para el director de Análisis de LBP AM, obviamente, la política económica estadounidense desempeñará un papel muy importante a la hora de disipar o amplificar las incertidumbres. “En cuanto a la política presupuestaria, mientras se debate actualmente en la Cámara de Representantes, el déficit seguirá siendo elevado y la deuda de la administración pública estadounidense seguirá aumentando. Los ingresos por aranceles contribuirán algo a reducir el déficit. Es probable que las autoridades monetarias sean más pacientes de lo que se prevé y retrasen una mayor relajación monetaria. Varios miembros de la Reserva Federal han hecho comentarios en este sentido en los últimos días. Estas incertidumbres sobre la política económica podrían mantener los tipos a largo plazo en niveles elevados a corto plazo”, concluye Kim.